miércoles, 7 de septiembre de 2011

Mar del Plata, día 9

Perder ante Uruguay era una opción que no estaba en la cabeza de nadie y finalmente se les vapuleó después de mucho faenar. La victoria dominicana plantó al equipo en las semifinales del Pre-Olímpico de Mar del Plata y deja por sentada la mejor actuación del país en este tipo de eventos. El paso fue aun mayor sabiendo que igualmente había que vencer el golpe anímico que resultó la privación del armador Edgar Sosa.

Hubo que trabajar para doblegar a los uruguayos que se sabían al borde del despeñadero. Jamás bajaron la guardia, mostraron por enésima vez esa garra charrúa que siempre está recóndita. El canasto de Manuel Fortuna justo antes del meridiano del juego valió estar presente allí, frente a un televisor o pegado a una radio.

Los orientales se fueron gananciosos en el primer cuarto (25-19) pero República Dominicana reaccionó y se marchó a los vestuarios (42-41) con la bomba de Fortuna. Al reanudarse las acciones los uruguayos se plantaron nuevamente y se mantuvieron en ritmo. El tramo final fue determinante, los dominicanos vieron como sus rivales se quedaban sin combustible y el marcador cerró con un 84-76. Posiblemente haya sido el partido más parejo de todos los vividos en el Islas Malvinas.

Dominicana sufrió armando el juego en los primeros instantes con Kelvin –El Pollito- Peña y Luis Flores, es difícil calzarse esos zapatos. Aunque después de las batallas todo el mundo es capitán, señalé hartas veces que a este tipo de competencias se asiste con tres armadores y ello podría dar al traste con todas las aspiraciones dominicanas. La misma Argentina confrontó problemas en el Pre-Mundial del 2005, Santo Domingo, por la lesión de Alejandro Ariel Montecchia.

La jornada también sirvió para separar a los finalistas de todo el resto que luchará por la quinta plaza. Argentina acumuló 10 tantos, Brasil, Puerto Rico y República Dominicana, 9 cada uno. Más atrás, Canadá, Venezuela y Uruguay suman 6 unidades cada uno; y Panamá sólo 5.

Hoy y mañana se peleará por dos objetivos claramente definidos. El primer grupo buscando evadir enfrentarse a los argentinos en la jornada del sábado y después matarse entre ellos a como de lugar, puesto que ese día 10, día de San Nicolás de Tolentino, presbítero; Santa Pulqueria de Constantinopla, laica; y día también de Sebastian Kimura y 51 compañeros beatos más, mártires en Japón; San Agabio de Novara, San Autberto de Avranches, obispos; San Eduardo Barlow, mártir y monje; el beato Jacobo Gagnot, mártir de la orden del Carmelo, San Nemesio de Alejandría, mártir; Beato Oglerio de Locedio, abad; San Teodardo de Spira, mártir y obispo; y San Salvio de Albi, obispo, será la fecha más importante de toda la justa. Los menos favorecidos libraran una batalla parecida, pero solo por una posición, el quinto, y asegurarse un espacio en el repechaje, como diría Simon Alfonso Pemberton, lucha que se decidirá en el espejo.

Brasil se sacó rápido a Panamá (90-65), arrasando desde el mismo inicio, mientras los del istmo se exhibieron desorientados, con escaso juego colectivo y acusando gran cantidad de balones perdidos. Marcelo Huertas se mostró indispensable en el manejo colectivo de su equipo y todos los brasileños anotaron en el choque.

Puerto Rico puso a pensar a Canadá sobre su futuro y la posibilidad de estar entre los que iran al repechaje del venidero año. Los boricuas se llevaron las palmas 79-74 y los del norte quedaron sumamente comprometidos. El equipo de Flor Meléndez perdió por lesión a Danny Santiago, pero Carlos Arroyo no permitió que sus huestes se desconcentraran y ayudó a que la defensa contraria fuera vapuleada.

Los canadienses que apenas habían tenido 15 horas para recuperarse después de lo que significó el partido frente los argentinos, salió a quemar las naves y con una arremetida de 20-5 igualaron las acciones a 67 puntos. Leo Rautins puso el pie en el acelerador y sus jugadores ofrecieron una impresionante muestra de crecimiento. En los minutos finales apareció un Arroyo que le devolvió toda la tranquilidad al batallón de Meléndez.

El parte médico sobre Santiago indica pequeño desgarro de la fascitis plantar con inserción en el calcáneo. La situación será manejada segundo a segundo pues el pívot es indispensable en el colectivo.

En el cierre, los anfitriones demolieron a triples la defensa zona 3-2 que les propuso Venezuela para dejar la pizarra con un definitivo 111-93. Entre Manu Ginóbili, Pablo Prigioni y Andrés Nocioni convirtieron 16 triples; el equipo de Lamas no se empeño a la defensa pero no dejó dudas.

Los albicelestes no pusieron en cancha a Fabricio Oberto ni a Paolo Quinteros (gastroenteritis), pero contaron con el respaldo emocional de Leo Gutiérrez que se hizo presente en el polideportivo.

Un arranque 11-2; siete corridos de Ginóbili, 18-7; y Vásquez, motor venezolano que estaba siendo anulado, corrió un parcial de 30-20. Después, 51 a 43, respaldada a vinotinto por Heissler Guillen, que generó dinámica y aportó en defensa. Al final de tercero, 79-72.

Para hoy Argentina espera a Brasil en el clásico de clásicos, en un choque que promete (a las 5:00 de la tarde hora dominicana) estar en plena caldera, no solo por la historia, también es el aniversario de aquel choque entre ambos contrincantes en los octavos de final del Mundial de Turquía (2010), y además en la banca verdeamarela está Rubén Magnano, argentino, cordobés para más señas, como director técnico.

Temprano (10:30 hora dominicana), Canadá volverá a jugar otra vez con menos de 24 horas de recuperación, esta vez frente a Uruguay. A la 1:00 de la tarde (siempre hora dominicana), Venezuela y Panamá se verán las caras.

Para los dominicanos llegó la fecha más esperado, el cara a cara cara con Puerto Rico. Pasión que se desborda y supera el terreno de juego a uno y otro lado del Canal de la Mona. Jornada de banderas con iguales colores pero matizada por la rivalidad que brinda la cercanía. Lucha de intereses deportivos que pretende ser llevada a otros planos, como asunto de vida o muerte, entre dos vecinos que han sabido apoyarse a lo largo de sus historias.

Del lado puertorriqueño toda una escuela que ha servido de faro y guía a todo el baloncesto continental y que hasta el repunte argentino de las últimas 2 décadas, resultaba el equipo más representativo de todo el continente. Del lado dominicano, toda la emotividad, toda la entrega, todo el deseo de demostrar lo que se tiene, con lo que se cuenta, lo que se espera, aunque falte lo básico.

Ambas enseñas cobijadas por el mismo cielo y sus playas bañadas por las mismas aguas, teniendo el mismo padre, el sol, que no es parte del cielo, se esconde entre ambas islas.

Puerto Rico siempre es un rival de sumo cuidado. Esta vez está Meléndez en la banca y cuyo debut como entrenador nacional se produjo en los Juegos Panamericanos de 1979, en esa ocasión le ofreció un recital a los dominicanos. Posterior a ese choque le brindó unas declaraciones a Iván Brea: “la diferencia no fue más abultada por todo el respeto que siento por los dominicanos”. Pero esta noche tendrá, el técnico boricua también deseará demostrarle algo más al presidente de la Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL), ingeniero Frank Herasme, que estará en las graderías.

Las de Meléndez son manos diestras en el manejo de su equipo, ha logrado que las individualidades estén al servicio del engranaje, convirtiendo al quinteto en protagonista del evento marplatense. Para esta noche no estará Santiago, su hombre más alto, lo que obligará a Manuel Narváez, Ricky Sánchez y Ángel Álamo estar más cerca de los canastos, que también agradecerán cualquier ayuda de sus compañeros de la posición 3. Allí será donde John  Calipari tratará de hacer daño.

La punta de Puerto Rico luce insuperable con Arroyo, José Juan Barea y Andrés Rodríguez para oxigenar, cambiar humores y controlar el minuto. Puerto Rico cuenta con una banca que puede accionar en cualquier momento, siempre está presta para la competencia y puede descifrar cualquier planteamiento contrario.

Siempre será un partido, entre dominicanos y boricuas, que superará cualquier pronostico, aunque hay una larga historia de números que terminan borrando los entusiasmos.

En partidos de Copa de las Américas, desde 1993, Puerto Rico supera a República Dominicana, 5 juegos por 1. En el 1993 (San Juan) no nos enfrentamos por la descalificación temprana de aquel equipo con Luis Felipe López, José –El Grillo- Vargas, Tito Horford, Máximo –Tepo- Tapia y tantas figuras más. En1995 (Neuquén), Puerto Rico salió ganando 82-75. En El Cilindro de Montevideo, en 1997, los boricuas se llevaron el triunfo, 88-85, con Okaris Lenderborgh teniendo en sus manos tres lances libres a 14 segundos del cierre y en ninguna ocasión tocó el aro. De regreso a San Juan en el 1999, Puerto Rico se llevó las palmas, 103-92. En el 2001, los dominicanos estuvimos ausentes.

En San Juan, 2003, Puerto Rico nos aventajó 94-61 con 22 unidades de Antonio –Purruco- Latimer. En Santo Domingo, 2005, una victoria de los locales, 89-86 con 26 puntos y 21 rebotes de Jack Martínez y el complemento de Luis Flores con 21 tantos, la respuesta contraria fue Christian Dalmau con 27. República Dominicana no estuvo en Las vegas en el 2007, pero nuevamente en San Juan, 2009, los boricuas con 5 hombres en cifras dobles se quedaron extasiados, 85-76, chiflando a un irreverente Charlie Villanueva.

En la inédita versión del Caribeño de Caguas en el 2007, dominicanos y boricuas lucharon por la medalla de oro, pero el triunfo fue de los locales.

En los torneos Centro-Basket desde el 2001 a la fecha, la historia se ha escrito también con un 5-1 a favor de lo puertorriqueños.

En el 2001, Puerto Rico obtuvo la medalla dorada y República Dominicana terminó en la quinta posición, en el encuentro entre ambos, los boricuas sacaron la mejor parte, 81-78. En México, en el 2003, hubo doble tanda, en la regular, Puerto Rico aplastó a los dominicanos, 96-60 con 24 tantos de Eddie Casiano, pero la victoria se repitió a favor de los borincanos en la lucha por la medalla de oro, 93-83 con 24 puntos de Larry Ayuso, 22 de Arroyo y la cara por los dominicanos la sacó Franklin Western con 23.

En el 2004, en el Palacio de los Deportes, Jack Martínez encestó 19 puntos y República Dominicana se subió a lo más alto del podio, 75-74, con un Ayuso imponente que se fue a las duchas con 26 unidades. En el 2006, en Panamá, no nos enfrentamos, los puertorriqueños quedaron en la tercera posición y los dominicanos en la quinta. En el 2008 en Cancún y Chetumal, México, 76-74 a favor de los boricuas con 30 de Barea, aunque Franklin Western ripostó con 25. En esa ocasión Puerto Rico terminó con el oro y los dominicanos con el bronce.

El último choque oficial fue en el Centro-Basket 2010, jornada de cierre y Puerto Rico cargó con el oro en la propia casa de los dominicanos, 89-80, con 23 tantos de Arroyo. Charlie Villanueva convirtió la friolera de 36 puntos.

Esa es la historia, y esta noche se correrá un nuevo capitulo.

Mientras todo el mundo se pinta sueños de colores, un servidor sigue viviendo sus ilusiones en blanco y negro. La verdad es muy distinta a la que se nos vende en las páginas de los diarios y en las pantallas de los televisores. Este mismo baloncesto que se pinta tan remozado sufre   cada día por no tener valores, carece de principios y sobretodo de sinceridad.

Cierto es que hemos conseguido nuestro mejor desempeño en una justa de este nivel, pero jamás estos resultados servirán para medir el verdadero ejercicio del baloncesto dominicano. Nuestra actividad se vende como las mujeres de ciertas localidades, exhibiéndose en las ventanas, con un rostro precioso, pero cuando usted se anima a salir con ellas, a alejarlas de esos tragaluces, sufre el desconsuelo de encontrarse con unos cuerpos que desentonan y unas piernas en extremo delgadas, que en mi campo se conocen como canillas.

Gracias a Eduardo Najri y su grupo, la FEDOMBAL ha manejado todos los recursos que le entrega el Gobierno Dominicano, sin obstáculos, quizás con algunas demoras, pero no ha realizado un solo evento, nada en ninguna de las categorías que deberían estar a su resguardo, nada de difusión, nada de desarrollo. Hemos vivido 8 meses de pura palabrería, de inacción, de holgazanería.

Una selección masculina viajó a Puerto Rico al sub-17 efectuado en Gurabo, cuatro jugadores llegaron sin sus respectivos pasaportes y por segunda ocasión consecutiva estaremos fuera el juvenil panamericano y por cuarta vez sucesiva estaremos ausentes de la justa continental por falta de diligencias de la FEDOMBAL; los hechos de Gurabo muestran que el ingeniero Herasme solo ha viajado a Nueva York en asuntos puramente turísticos, cargándole una agenda a la institución y por supuesto, disfrutando de una dieta agraciada.

Nada se habló de la ausencia del equipo masculino dominicano sub-15 al torneo de la especialidad en México, realizado en junio pasado. Aquí hay muchas complicidades que se esconden con amplios silencios.

Jamás se explicó las razones en que se le entregó el seleccionado femenino sub-17 a Pedro Leandro Rodríguez, y mucho menos, por que se le destituyó apenas regresó de Puerto Rico.

Quizás nunca sabremos por qué la delegación dominicana llegó un día tarde al Caribeño de damas efectuado en Bahamas, perdiendo un partido por no presentación y quedando eliminada del próximo ciclo olímpico. Se vendió la idea que era asunto de visado, se juró mil veces que era así, pero no se ha desmentido la especie de que habían hecho acuerdos con una aeronave, propiedad de relacionados con los manejadores del equipo, para el transporte y que el alquiler de la misma prevaleció sobre el interés nacional. Ello sin contar que los puestos técnicos y gerenciales se entregaron a último minuto.

Para terminar, el centro de la selección nacional, en décadas atrás, Julián –Bombo- McKelly sufrió una lesión similar a la ocurrida a Edgar Sosa. El jugador del Mauricio Báez es miembro del Salón de la Fama del Deporte de St. Francis College (Nueva York) desde el año 2004. El nativo de San Pedro de Macorís, convertido en profesional a tiempo completo, reside desde hace largos años en la ciudad de los rascacielos y es recordado por su impenetrable defensa área.

De toda esa plaga de grupos cibernéticos repartidos en las redes sociales me llamó la atención #ganemosporedgar. Las muestras de solidaridad con el jugador y con la propia selección nacional han sido abrumadoras, pero ese sentimiento, que se ha vivido desde siempre y que un infortunio acaba de consolidar, ha estado presente. El equipo nacional de baloncesto ha sabido conquistar la atención de la fanaticada, de propios y extraños pero nunca nos hemos constituido en un bloque monolítico para exigir que la realidad supere las expectativas.



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