domingo, 25 de septiembre de 2011

Mar del Plata, día 24


El escándalo alrededor de la selección nacional de baloncesto pone de manifiesto que no existe un plan establecido para el desarrollo de la disciplina en el país. No ha florecido jamás, en menoscabo de la actividad y se manifiesta como nunca en las absurdas, incoherentes y no menos irrazonables declaraciones del ingeniero Frank Herasme post-Mar del Plata.

Señalé siempre que el arrendamiento era una soberbia estupidez, pero fue un regalo de los Santos Reyes que Herasme buscó por mucho tiempo. Hubo mucha gente que puso su granito de arena para a que esto pasara, gente que pensaba hacer su agosto; hubo quienes sacaron su tajada y otros quedaron con la cara larga.

Entregar el equipo por un torneo era más de lo mismo, ahora, colocar empachos y no sentarse a buscar alternativas sensatas será un golpe grave para el futuro de la actividad.

Herasme consiguió que Eduardo Najri y su grupo cubrieran las deudas que mantenía la Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL) con FIBA-Américas, y así llevar al quinteto hasta Mar del Plata. De no llegar a un consenso lo habrá utilizado de tonto útil, no sería el primero; ahora se destapa con que tiene 3 firmas más dispuestas a manejar el equipo nacional. Eso se llama chantajear, extorsionar, engañar, perjudicar.

Para el Centro-Basket 2010 el doctor Julio Hazim, cardiólogo que abandonó la profesión por los negocios, reciclado en productor de televisión, también hizo un aporte sustancioso a la causa de la FEDOMBAL y eso se ha callado.

No creo que Najri sea para nada inocente, ni candido, ni muchos menos un querubín bajado de los cielos. Detrás de él también están dos de los grupos económicos sólidos de Republica Dominicana: los Bonetti y los Vicini. Lo menos que puedo pensar es que una batería de abogados revisó todo el papeleo. Tampoco creo que alguien con su formación académica se deje nublar por aquellos que tiene a su alrededor que sólo saben arrastrarse, aunque lo disimula muy bien. El problema de todos esos salvaguardias, en Chile les llamarían guata-e-callo, es que tenían conocimiento que los negocios con Herasme nunca terminan satisfactoriamente.

Las hostilidades con Herasme no se cierran jamás, cada vez suma más borrascas. Nunca habla con la verdad. Aborrecimiento, antipatía, animadversión, desavenencia, desconfianza, son los sentimientos que termina generando. Herasme es solo parte de la degradación deportiva que sufre la nación dominicana.

Ni los más optimistas pensaron jamás que se iba a lograr un podio en Mar del Plata. El equipo de República Dominicana tiene graves fallas estructurales y esta vez no estaban ausentes. Que usted quiera verlas o no, es un acto de responsabilidad. Cada vez que se elige se toma un riesgo.

La historia recogerá que nos colgamos una medalla de bronce en una competencia continental y sin lugar a dudas, abrió un espacio interesante para empezar a hacer las cosas de manera diferente. El hecho radica en que no se quiere trabajar, se mantendrá el calamitoso estado donde nos desenvolvemos y se buscará a quien embaucar más adelante.

La intolerancia mostrada desde la FEDOMBAL y la candidez de Najri son incomprensibles. Ni siquiera la novela El niño perro de la australiana Eva Hornung podría servirnos para examinar esta relación; terminaríamos haciendo un retrato terrible de la crueldad de los hombres envueltos en este drama. Si nos volcamos a Antes de Adán de Jack London, las preguntas se repetirían.

Herasme nos está dibujando una fábula negrísima pero absolutamente inverosímil, que de paso y nos brinda un espejo impiadoso y exacto de las sociedades del deporte dominicano. Quizás existan momentos que harán falta miradas más adultas y cercanas al pueblo que reclama una mayor esperanza, pero ante tanta desfachatez el Comité Olímpico Dominicano (COD) se cubre los ojos.

Hemos caído en un juego donde lo que realmente interesa está al margen, que se ciega voluntariamente para negar la existencia de los que no le pertenecen.

La evaluación del trabajo de Najri no se ha realizado, pero hay que asistir a los Juegos Panamericanos de Guadalajara y lo que nos ha pintado es un soberbio desatino. Importar un nuevo dirigente para una competencia, sin conocimiento de nada y con un cuerpo de asistentes tan amplio como el mismo equipo nacional no tiene ninguna razón. Mucho más cuando ninguno tiene facilidad de expresión en el idioma del titular.

Entiendo que Najri y SouthGate deben de rendir un informe técnico de cómo se desarrollaron las actividades en la concentración, en los partidos de exhibición, en la competencia; recomendaciones a futuro; relación de ingresos y egresos. Ello mínimamente. Después, FEDOMBAL deberá hacer lo propio, pues se entiende que el ingeniero Herasme también fue a trabajar, a velar por los mejores intereses del baloncesto dominicano, realizar su informe, exponer sus puntos de vista. De no ser así, solo hizo turismo deportivo.

No me imagino a ningún miembro de la delegación dominicana en el Casino Central en el conjunto del Gran Hotel Provincial, donde estaba parte del grupo. ¿O si?

Tengo un amigo, en buena parte responsable de que Herasme esté en el cargo que ocupa, en el único que ha permanecido tanto tiempo, pues en todos los trabajos ha fracasado, que siempre me señala: “tiene tan escasa personalidad que repite y hace lo que le comenta el último que habló con el”. No hay que ir muy lejos para saber quien le está soplando cerca de las orejas.

Otra vez Héctor Báez, con sus díscolas ideas de cómo debe manejarse un equipo nacional, su animadversión por encaminar un programa formal y eficiente, su falta de interés en las categorías menores y sus salidas, rayando en lo estúpido, frente a la realidad del baloncesto que se está viviendo internacionalmente. Tengo un amigo que me repite: “las Naciones Unidas reconocen a 243 países. Los Estados Unidos pueden jugar el baloncesto como quieran, 241 países juegan el baloncesto de la misma forma y República Dominicana quiere jugar como los Estados Unidos”.


Si nadie ha sacado aún sus conclusiones en el país, el dirigente John Calipari, ese que hoy no sabemos si alguna vez volverá a sentarse en el banquillo de República Dominicana, ese que según palabras de Najri no recibió un solo centavo, no tardó en sacar las suyas: “fue una gran experiencia para mí. Entrené contra algunos de los mejores en el mundo”.

Añadió que ya está pensando en cómo va a incorporar lo que hizo con los dominicanos con su equipo colegial, eterno aspirante al título nacional, los Wildcats de la Universidad de Kentucky esta temporada. “El dribleo es más europeo que nada y la forma en que usan sus hombres altos es algo que nosotros podemos hacer”, comentó sobre los estilos de Argentina y Brasil. “Tenemos a Kyle Wiltjer y Anthony Davis, quienes podrían ser dos de nuestros mejores tiradores. Ahora podemos hacer algunos “pick-and-rolls” como estos europeos lo hacen. Fue bueno observar y aprender y tengo grandes ideas con las que regresar”.

Calipari dijo que usará más esos “pick-and-roll” con el jugador de primer año Marquise Teague. No lo quiso hacer con el guardia Derrick Rose en Memphis o con Tyreke Evans porque necesitaba que ellos hicieran jugadas. Lo mismo con un tirador sólido como Brandon Knight en Kentucky. Tampoco con John Wall, cuya velocidad era muy valiosa”.

Sobre el salario de Calipari le contestaré a Najri usando unas palabras de Plutarco: si está acostumbrado a que los que están a su alrededor piensen que el cerebro es un vaso para llenar, el mío es una lámpara para encender. ¡Por favor!

Báez escribió en el 2006 un programa para el desarrollo del baloncesto en República Dominicana, pésimamente redactado, y cinco años después no ha ejecutado una sola línea. Manteniéndose como el cómplice de todas las fechorías de Herasme, pero tan poco leal que es capaz de apuñalarlo por la espalda. Nos olvidamos ya de aquel: “someteré a la FEDOMBAL, que me debe años de trabajo”. Retrato de la sociedad esquizofrénica que se desarrolla en el Palacio de los Deportes.

Hay más piedad y más cariño entre los perros que entre las acciones emanadas de Herasme y Báez para con sus pares. Cada trazo de estas acciones nos muestra la barbarie contra el baloncesto puesta en practicas desde la misma FEDOMBAL, una sociedad quebrada y absurda.

Báez, al igual que Herasme, tiene una pésima convivencia con la información y peor aún cuando esa misma información desmiente los absolutismos sobre la que reposa su singular manera de influenciar sobre el presidente de FEDOMBAL. A más de uno le he escuchado decir, la complicidad entre ambos solo se explica porque Herasme mató a uno y el único que sabe donde lo enterró es Báez. Esa connivencia hace daño, en demasía y no es el traje con que queremos vestir al baloncesto dominicano.

Esa alianza debe venir por la admiración compartida por los códigos del corso. Ellos hubieran sido descritos por Maximilien Robespierre como “cocineros de la conspiración contra el baloncesto dominicano”. Ambos se disputarían ser los nuevos Joseph Fouché, nuevos duques de Otranto, los ministros de la Policía de Napoleón I, los que crearon el “gabinete negro” desde el que se acalló y persiguió a la prensa.

Hasta la fecha, en el transcurso del año, con posibles atrasos, FEDOMBAL ha recibido del Estado Dominicano la nada despreciable suma de 10.8 millones de pesos, firmó un acuerdo con la firma El Molino Deportivo para el reparto de 500 balones entre las asociaciones del país, ha recibido dinero por concepto de utilidades de las asociaciones del interior del país, y más allá de enviar dos equipos al exterior no ha hecho nada más.

El baloncesto dominicano no cuenta con verdades absolutas que se puedan defender; hay mucha hipertrofia y la ironía sale de las mismas oficinas de Herasme, que tristemente es muy burdo, con una administración que presume de ubicarse por encima del bien y del mal.

Terminaré con tres citas, al mejor estilo de Leo Corporán, editor de deportes del vespertino El Nacional:

El notable filósofo judío holandés Baruch Spinoza, hace más de tres siglos, ya enseñaba que en política “no hay que reír ni llorar, sino comprender”. Y decía también: “Si no quieres repetir el pasado, estúdialo”.

La ambición suele llevar a los hombres a ejecutar los menesteres mas viles: por eso para trepar se adopta la misma postura que para arrastrarse (Jonathan Swift).

Hay dos clases de hombres: los que viven hablando de las virtudes y los que se limitan a tenerlas (Antonio Machado).



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