domingo, 16 de septiembre de 2012


LNB: mezcla de gimnasia con magnesia


Nunca ha sido de mi interés debatir lo relativo a la Liga Nacional de Baloncesto (LNB) o su predecesora la Liga Dominicana de Baloncesto (LIDOBA), considero que es otra distracción más de la actividad en el país. Una y otra versión ha pretendido venderse como el expectante futuro de los aros y las canastas en el territorio nacional y no ha resultado así.

Arribando a su tercera campaña, la LNB, como tal, arrastra un pesado fardo, casi masoquista, que no se hasta que punto sus accionistas estén dispuestos a soportar. Los veganos no resistieron la carga, los romanenses cambiaron de directivos y lo mismo se menciona de otras banderías. Hoy, más de una franquicia está en venta. A diciembre del 2011 se comentaba que las perdidas rondaban los 60 millones de pesos dominicanos (en ese momento, unos 1,578,950 dólares, moneda de los Estados Unidos de América).

Los interesados están buscando medidas para tratar de continuar con el espectáculo, pero aún no consiguen las fórmulas para mantenerlo. Por más dinero que se tenga, por más recursos agenciados en los organismos del estado (hay dueños de franquicias ligados muy estrechamente a la gestión de Leonel Fernández Reyna, que todo el mundo sindica como sumamente corrupta), no es cierto que se invertirá como barril sin fondo.

En el IV congreso de la Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL) los ejecutivos de la LNB llevaron una propuesta irónica, sarcástica, corrosiva, insultante: mantener tres refuerzos foráneos en cancha, permitir un jugador del área panamericana y agregar un nativizado por cada conjunto. Cinco invitados por equipo. La idea fue descartada y se le permitió mantener los tres extranjeros.

La fiebre no está en las sabanas, no se quiere buscar un termómetro para medirla, tomar un analgésico, un baño de agua helada y cambiar las vestimentas por algo más fresco.

Gústese o no, el baloncesto es en todas partes una estructura de clubes, con una base de sustentación que permite un relevo generacional. Cuéntese así el Real Madrid y el Barcelona de España, pero también el más modesto Canarias o el Unicaja de Málaga; el CSKA de Moscu, los equipos lituanos, griegos y turcos, el famoso Macabbi de Tel Aviv, los franceses y alemanes, el Olimpia de Milano, el Treviso, el Montepaschi de Siena, el Virtus de Roma; busque del Franca de Río de Janeiro, el Corinthians, el Uberlandia o el Limeira donde juega el dominicano Ronald Ramón, o el Atenas de Córdoba, el Estudiantes de Bahía Blanca, Peñarol de Mar del Plata. Es la norma en los cinco continentes.

¿Qué seguimos a la NBA?... perfecto, entonces asegúrese de tener más de 360 universidades de primera división, más otras tantas en segunda y tercera división, más la NIAA y otras denominaciones menores, que permiten mantener un relevo continuado de talento y figuras.

En casi una década, la LNB no ha producido una sola figura, ha dado trabajo a las ya existentes y no ha asistido a ninguna de las instituciones que han formado a los jugadores de los que sacan provecho. Ningún equipo puede presumir de haber contribuido al desarrollo de un, por ejemplo, Ulysse Adjagba (francés), o un croata Mislav Brzoja, o un Marius Grigonis de Lituania, o un turco Kartal Özmizrak, Mateusz Ponitka de Polonia o un Mario Saric de Croacia, que serán las figuras que posiblemente adornen en escenario mundialista en los próximos años. Si queremos estar más cerca, Argentina tiene a una camada grande: Gabriel Deck, Nicolás Lauria, Christian Velazquez, Rodrigo Haag, Nicolás Capello, Gonzalo Torres, Gonzalo Álvarez, Nicolás Zurschmitten, Álvaro Merlo o Christian Boudet; los canadienses cuenta ya mismo con Justin Jackson y Marial Shayk.

Si lo desea, cambie los apellidos por Rodríguez, Pérez, Hernández o Castillo. ¿Dónde quedan parados los nuestros?

¿Qué jugadores se están formando en el país para tomar la antorcha de Jack Michael Martínez, Eulis Báez, Amaury Filión, Alberto –Cebollita- Ozuna, Joel Ramírez o Manuel Fortuna?... ¿qué jugador dominicano en la LNB tiene proyección para salir a jugar al exterior?... ¿cuántos muchachos dominicanos se están preparando para mejorar sus condiciones atléticas y humanas?

Mientras no existan acuerdos con las organizaciones de base, la LNB tendrá un strike en su contra.

Tristemente, aunque suene a retama, el calendario del circuito tiene que ser modificado. O se corre en los primeros meses del año o se juega paralelamente con el béisbol invernal de República Dominicana. Todas las ligas del mundo se desarrollan a la par con otros deportes; España, Argentina, Francia, Brasil, Chile se juegan en las mismas fechas del futbol; la NBA corre junto a la NFL (National Football League) e invade el calendario de las ligas mayores.

¿Patrocinios?... públicos diferentes y hasta ahora, marcas diferentes. Gente diferente. ¿Qué somos pequeños para tantas cosas a la vez?... nadie ha probado nunca más allá de sus propias narices, de lo tangiblemente seguro, pero los espectáculos se están quedando sin concurrentes por falta de originalidad de los comerciadores. ¿Qué cantidad de publico arrastran los Leones o los Titanes?... suena asqueroso la cantidad de taquillas que se regalan en los programas de radio.

¿Cuál ha sido la merma de asistencia en los últimos años para Águilas Cibaeñas, Leones del Escogido o Gigantes del Nordeste?... amen de que la Liga de Béisbol Profesional esconde los números. La disminución de los fanáticos a los estadios es considerable.

Además, a la LNB la FEDOMBAL le entregó el extraordinario premio de representar al país en la Liga de las Américas (Copa de Clubes Campeones); el día que pretendamos hacer un trabajo significativo en ese evento tendremos necesariamente habrá que cambiar de fechas.

El verano es terreno de selecciones nacionales, la absoluta y las formativas, en ambas ramas. Bajo ciertos parámetros podría ser el escenario del baloncesto superior del Distrito Nacional.

Es el segundo strike en su contra.

De manera arbitraria la LNB ha pretendido traspolar aspectos de la pelota invernal dominicana que contravienen con los dictámenes de la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA), especialmente en el manejo de jugadores.

Por disposición del organismo máximo de la actividad lo único que ata a un jugador con un equipo es el contrato y nada más. Aquí hay un mamotreto llamado derecho de reserva que desapareció de la faz de la tierra hace años. Tanto para jugadores nativos como para refuerzos extranjeros.

Los equipos han pretendido hacerse amos y señores de los jugadores, sin haber invertido un solo centavo en su formación, practica extendida en el béisbol profesional dominicano.

Al menos, Leones de Santo Domingo (Eduardo Najri y José Miguel Bonetti), Titanes del Licey (Víctor Díaz Rua y Tancredo Aybar), Indios de San Francisco (Amílcar Romero) y Cocolos de San Pedro (José Mallen) también tienen intereses en la justa tradicional del deporte dominicano.

Foul por la línea de primera.

En la fase final de la LNB se efectuó un sorteo de jugadores importados de los equipos descalificados, lo que no es ninguna invención. Así los equipos de una región podrían adquirir los jugadores de la restante. Cañeros de La Romana y Titanes del Licey tenían derecho a escoger los refuerzos de los Reales de La Vega y los Huracanes de Puerto Plata. Mientras quienes habían actuado con Cocolos de San Pedro y Leones de Santo Domingo podían hacerlo con los Indios de San Francisco y los Metros de Santiago.

Este novedoso reforzamiento se empezó a utilizar hace más o menos un lustro en la Liga Venezolana de Béisbol Profesional y desde hace tres años fue adoptado por la Liga Dominicana de Béisbol Profesional. Pero la pelota no es el baloncesto; no todos los deportes son iguales. La comunicación no es la misma, las señas son diferentes, las tácticas más variadas.

No he visto que los Yankees de Nueva York, los Dodgers de Los Angeles o los Cardenales de San Luis se hayan reforzado después de concluir la temporada regular. Lo mismo pasa con los equipos de baloncesto antes mencionados. Ni siquiera en la Liga Venezolana de Baloncesto se usa este artificio.

Únicamente los Cañeros de La Romana declinaron inmiscuirse en este sorteo. Héctor Báez es el gerente del circuito que más clara tiene la idea de cómo debe accionar un equipo a este nivel. Lo demás es ruido y contaminación.

Esto es un absurdo que muestra que solo se busca espectáculo, la corredera en la cancha, los puntos en el marcador, pero nada más. Ningún equipo está dispuesto a asumir el sacrificio que le impone una competencia y desdice mucho de la capacidad de técnicos y gerentes.

Foul por la línea de tercera.

La LNB contemplo instaurar dos circuitos y por eliminatoria sacar el campeón. En el año 2011 se ocurrió la brillante idea de aumentar los partidos hasta 20, expandir el tiempo en el calendario para abarcar al menos 3 meses y cruzar los ganadores de ambos circuitos en la ronda de semifondo. Así el campeón del norte jugaría con el segundo del sur y viceversa. El único motivo, la trampa, era la apuesta de los equipos de la capital para terminar primero en ambas eliminatorias y así traer la final para la ciudad de Santo Domingo.

Más inversión, garantía de triunfos. El primer año de la LNB, los dos equipos de la capital quedaron fuera, en el 2011 colapsaron los Titanes y en este 2012 los Leones se fueron por el despeñadero, por segunda ocasión en tres años. Hasta el momento, la táctica no ha dado resultado. ¿Inversión mediatizada?... ¿capacidad gerencial?

En el breve espacio de tiempo que le queda a la LNB, a menos del masoquismo ya mencionado, la rivalidad es norte/sur y no pareja como se ha pretendido fabricar y donde las máximas instancias del circuito han demostrado su lenidad ante los designios de los dueños de los equipos de Santo Domingo.

El bate cortó la brisa; se lo llevaron. Tercer strike.

Para permanecer por mucho más tiempo en el ambiente deportivo, la única alternativa de la LNB es hacer un verdadero acto de contrición. De lo contrario, apuesto a una breve permanencia en el ámbito nacional.


viernes, 14 de septiembre de 2012


El valor de la memoria histórica:
Enciclopedia Total del Béisbol Invernal Dominicano



El dominicano tiene la particularidad de que sabe de todo, pero no lee ni escribe; nos hemos ganado esa deshonrosa distinción debido a innumerables vectores. En tiempos recientes en medio de luchas por la asignación por un mayor presupuesto para la educación, la cosa ha tomado un matiz que asusta, horripila y mete miedo de verdad. Ahí están los índices de desarrollo humano, que todos miramos de soslayo, pretendemos ignorar, pero la realidad nos golpea en el rostro. Editar es aun más difícil en el país de menos inversión en educación de todo el continente.

Las plumas nacionales de buen nivel, al día de hoy, se pueden contar con los dedos de una mano y sobran. Decía Georgilio Mella Chavier en sus cátedras en el Colegio De La Salle que los errores que pasan de autor en autor, de décadas en décadas y se convierten en verdades gracias al facilismo de la copia y a la escasa vocación para la investigación. El profesor Mella Chavier nos dejó hace años, pero sus palabras están más vivas que nunca.

José Rafael Lantigua pasó los últimos 8 años como Ministro de Cultura en la dilatada gestión de Leonel Fernández Reyna, pero para mi será un personaje inolvidable no por ello, ni por sus desafueros al frente de lo que debería ser un ministerio de trascendencia en el organigrama estatal. Crió fama escribiendo una página en el vespertino Ultima Hora; allí una lectora le preguntó que si conocía a José Saramago y este hombre tuvo la grandilocuencia de admitir que le resultaba un perfecto desconocido. Las hemerotecas están al alcance de todos.

Le escuché decir a Carlos Francisco Elías que el hombre tiene que transcender más allá de sus limites, beber de otros espacios y otras fuentes, otros mundos, conocer, conocer, codearse con los que están allende nuestras fronteras. Los cibaeños pretendemos ser gente que se eleva espiritualmente, pero el mocano fracasó en su empeño de promoción de los valores culturales nacionales; pienso que tiene la idea de que en la segunda década del siglo XXI seguimos creyendo que todo gira alrededor nuestro.

El sucesor de Lantigua, en el gobierno de Danilo Medina Sánchez, es el cantante José Antonio Rodríguez, un hombre que vende sueños de aquella ideología setentera, de nueva trova, pero que pacta los trazos de sus canciones con el mejor postor, por lo que no me causa ninguna motivación.

Si culturalmente es difícil imaginar un mundo más allá de nuestras narices, figure usted lo que es traspasar todo un acervo de valiosos aportes al mundillo deportivo dominicano, tratar de elevarse sobre sus pares, investigar, buscar, escribir y hacer literatura dentro del desarrollo de las actividades del músculo y la mente. Mente sana en cuerpo sano sugiere también poesía terminada y prosa elegante, episodios para plumas más allá de lo terrenal que se pierden en una simple crónica diaria plasmada con prisa en un blanco papel con tipos negros y una que otra fotografía.

Félix García Estrella (Santo Domingo, 1955) borrado de los medios de comunicación, quien sabe porque obscura razón, pese a tener la distinción de Cronista del Año en Prensa Escrita (1988) acaba de publicar tres gruesos volúmenes que constituyen la Enciclopedia Total del Béisbol Invernal Dominicano, esfuerzo titánico que necesariamente es ya referencia obligada de la principal actividad deportiva nacional.

Como quijote de estos tiempos, García Estrella se lanzó tras esta aventura que le costó 13 largos años de sacrificios y privaciones. Tocó innumerables puertas y no todas se abrieron, pero gracia a su tesonera labor parió la más grande obra escrita de todo el deporte dominicano. Al punto de que la primera edición, tímidamente concebida, está virtualmente agotada apenas llegando a las librerías, y todo en el país que no lee.

Eso tres copiosos tomos y Los Doce Magníficos de la autoria de José Oscar Fernández son los más serios esfuerzos en la escritura deportiva dominicana.

Por supuesto, hubo sus predecesores. Entre mis archivos está Béisbol Dominicano de Mario –Cuchito- Álvarez Dugan (+) y Fernando –Bolo- Vicioso (+), adelantado para la época, y los libros más puntuales de Tony Piña Campora, enfocados al campo estadístico. En el tiempo y la distancia, ediciones más modestas. El santiagués doctor José Jiménez Olavarrieta (+) lanzó una joya hace unos 30 años, pero abarcaba temas más allá de nuestras fronteras.

Este país está lleno de discrepancias vacuas, las incontinencias verbales se disparan sin razón y sin honor; los prejuicios afloran. Nadie puede desprenderse de su propia historia, por ello quizás tan pocos hombres públicos en República Dominicana han escrito sus memorias, nadie enciende los fuegos con sus relatos, aquí no se templan las convicciones; nadie coincide, ni discrepa, se corrobora y asiente, por ello quizás buscamos siempre el infierno de las dictaduras, de cualquier corte. Se pretende hacer reales las mentiras, esas que ahogan cualquier debate, esterilizan la discrepancia y dan trabajo efectivo a las plumas serviles.

Pese a las necesidades urgentes de este país, mil veces golpeado por sus propios hijos, “rico pero malamente administrado”, siempre será oportuno resguardar y cultivar el valor de la memoria histórica como aspecto substancial para vislumbrar futuros posibles, hecho que no escapa al deporte. El autor de Enciclopedia Total del Béisbol Invernal Dominicano nos hará surcar y afianzar estas remembranzas e impedirá, quizás, sin proponérselo, que se sigan cometiendo más atropellos sobre las referencias y estadísticas del béisbol dominicano. Nunca más se continuará erosionando las bases materiales y éticas de la principal actividad deportiva nacional.

Bienvenida esta labor fecunda de Félix García Estrella, desde ya tiene ganada la inmortalidad deportiva en esta tierra que se pierde entre las azules olas del mar Caribe, la indolencia de sus políticos y la escasa curtiembre de los que tienen decisión. La Liga Dominicana de Béisbol Profesional debería aceptar que un hombre de principios, trabajador, que no anduvo con lisonjas, hizo lo que nunca se había hecho y concluyó de manera convincente la guía que servirá de orientación a todos.

jueves, 13 de septiembre de 2012


El Poder Inmoral

El Metro de Santo Domingo es la obra cumbre de la administración de Leonel Fernández Reyna en su consabido empeño de convertirnos en un Nueva York chiquito. Todos los esfuerzos se escatimaron para llevar a término la misma y en cuatro años construyó la primera línea, desde Villa Mella hasta el Centro de los Héroes, 14 kilómetros, casi todos soterrados, a un costo que nunca se sabrá.

Cuando todos pensábamos que habría un respiro para la economía doméstica, arrancó con la segunda línea, originalmente trazada para ir desde Los Alcarrizos hasta el municipio de San Luis, pero reducida más de la mitad, desde el kilómetro 9 de la autopista Duarte hasta la margen occidental del río Ozama. Esta segunda etapa no se pudo terminar pese a todas sus reformas fiscales, los interminables préstamos internacionales y los presupuestos adicionales fruto de la falta de gerencia adecuada.

Nuestros gobernantes han ejercido el poder con más evocaciones infantiles que con la razón y previsiones. Leonel Fernández Reyna no escapó a esta seducción pueril.

El gobierno de Danilo Medina Sánchez no tiene un mes de instaurado. Aún no termina de nombrar a todos los funcionarios de la administración pública, ha reiterado a muchos en sus cargos. Por aquello de pertenecer al mismo partido de Fernández Reyna se supone hay una continuación “de lo que estaba bien”. Pero la población espera que amoneste y corrija lo que no estaba marchando por la senda correcta mientras la cotidianidad agobia a la mayoría de los dominicanos.

Subir al Metro de Santo Domingo hoy no tiene mucho de diferente a lo que era 30 días atrás. El único contraste es que las mudas pantallas de los vagones han substituido el video donde se exhibían las joyas naturales del país matizadas por las notas de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) bajo la dirección de José Antonio Molina, por otro donde se muestra paso a paso la construcción y colocación de los carricoches con manifiesta inclinación a la propaganda oficialista y al presidente de Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Fernández Reyna.

A ninguna de las manifestaciones se le ha colocado sonido, nadie jamás pudo apreciar las melodías de nuestra primera institución musical, como tampoco las explicaciones que deberían adornar la alzadura e instalación de los carromatos. Lo que si se aprecia son las claras alusiones al ex Presidente de la República y a su trillada frase: e’ pa’ lante que vamos.

Triste espectáculo, porque Medina Sánchez apenas ha calentado la silla de alfileres y ya, desde su propia parcela se le ha puesto el agua a hervir. La llama la han encendido sus propios compañeros, en este caso en particular, los ingenieros Diandino Peña y Leonel Carrasco, principales figuras de la Oficina para el Reordenamiento del Transito Terrestre (OPRET), responsables del Metro de Santo Domingo, coincidencialmente salidos de la barriada de Villa Juana.

La medida de permitir que muchos de los funcionarios de la pasada administración permanecieran en sus cargos puede terminar convertida en una trampa de enormes proporciones. Fernández Reyna no ocultó sus aspiraciones de mantenerse en el poder a toda costa; y sin Medina Sánchez haber llegado ya estaba en plena campaña proselitista para el año 2016.

“Un animal político”, lo llaman algunos. “El mejor activo político del país”, lo tildan otros. Desde la oposición partidista se dice muy poco. La comentarista Altagracia Salazar lo señaló como “perverso”. En su largo periplo presidencial Fernández Reyna se transformó en un animal extraño y agresivo; sembró el miedo entre los dirigentes de su partido, se rodeó de una amplísima seguridad y cual onda expansiva se valió de cualquier argucia para desinflar a los opositores, Miguel Vargas Maldonado, incluido.

Ante las pequeñas evidencias, Medina Sánchez tiene que empezar a trabajar a fondo, soltar las amarras que lo atan a Fernández Reyna y a su tinglado formado a base de dinero; tiene que andarse sin miramientos a la hora de señalar la difícil situación económica que heredó, pues se nos mintió cada día al repetírsenos que vivíamos en el paraíso americano. Crecimiento desbordado, mejoría acelerada en el Producto Interno Bruto (PIB), el Chile del Caribe, la versión más acabada de los tigres asiáticos.

Sus propios nombramientos lo han colocado en una situación de peligro. Quizás aún no se haya dado cuenta, pero el gobierno es del pueblo dominicano, las posiciones son prestadas y los hombres pasan. No es verdad que el PLD de ahora es más fuerte que el Partido Reformista de 1972 y se roba y se mata más que entonces.

El Presidente de la República se debe al país y no a un Comité Político al que ya Fernández Reyna se encargó de envilecer. La historia reciente se borra cada día, y aquí nadie recuerda lo que hizo Juan Bosch con los primeros funcionarios electos del PLD, cuando aún era un partido de minúsculas proporciones: expulsados por corruptos.

Medina Sánchez señaló que se había preparado para ser Presidente de la República, pero sus ejecutorias después de un dilatado “periodo de transición” muestran un hombre que, hasta el momento, nada en las mismas aguas.

Fernández Reyna ha estado en muy bajo perfil desde el 16 de agosto, sus apariciones públicas han sido menos que sus salidas al exterior, invitado a conferencias. Sus acólitos siguen repitiendo que es el ser más preparado sobre la faz de la tierra, un Dios sobre sus conciudadanos, demasiado para un hombre que nunca ha querido rendirle cuentas a nadie y que ha creído que puede llevar sus caprichos hasta más allá de lo humanamente posible.

Quizás la línea entre Fernández Reyna y un casi olvidado Abdalá Bucaram, aquel incapaz mental que fue Presidente de Ecuador, echado del poder en febrero de 1997 por la desmesura de sus excentricidades, no resulte muy amplia. El nuestro nos regaló un país virtual, nunca ofreció respuesta a los reclamos populares, aprendimos como nunca antes que el Estado Dominicano se quedó con el esfuerzo de los que trabajan cada día, negó la posibilidad de un compromiso digno a las mayorías, de una vivienda sobria, pero a base de sinecuras agotó a toda una nación.

Fernández Reyna no es diferente a esa nueva tropa de líderes reformistas esparcidos por todo el continente americano. Pretende hacerse valido mediante los ideales revolucionarios de los setenta cuya identidad pretende representar bajo los parámetros de enseñanza de Bosch, nacidos como reacción a la deuda social y al debilitamiento democrático, exhibiendo una reducida capacidad de transformación con un apego casi despótico al poder, debido seguramente a sus debilidades ideológicas. Como el nicaragüense Daniel Ortega, es capaz de pactar contra su propia historia con los sectores más reaccionarios del país y del fundamentalismo católico.

Sin resolver uno solo de los angustiantes problemas nacionales creó una nueva clase económica, donde se incluía a todos miembros del Comité Político del partido de gobierno y sus más cercanos amigos, mientras se ocupaba de desvertebrar al comercio y la industria de factura local. Con una lógica usuraria buscó acumular cuantiosos bienes económicos para sí y un reducido grupo de asociados y testaferros, utilizando para ello todos los recursos de un poder político ejercido de modo arbitrario, imperioso y absoluto.

Mientras el ciclo de expansión económica acababa y las necesidades aumentaban se dio el lujo de señalar que la economía nacional estaba “blindada”, multiplicando de inmediato su retórica beligerante para intentar disimular una realidad ya evidente.

Como Alberto Fujimori en Perú, creo un sistema casi mafioso de acumulación de poder, pero en lugar de un Vladimiro Montesinos utilizó varios frentes para sus propósitos. Adoptó como su hijo político a Félix Bautista Rosario y después sus funcionarios se encargaron del resto. De su estrecha casta militar nada se dice sobre su responsabilidad frente a la nación. Todo el mundo se hace de la vista gorda ante los hombres de uniforme.

Este régimen corrompió todos los niveles del Estado y de la sociedad, amordazó a medios de comunicación, acalló criticas e infundió miedo con un aparato de inteligencia con el único fin de perpetuarse en el poder para servirse de el. Colocó a Marino Vinicio Castillo, a quien todos conocen como Vincho, un hombre siempre dispuesto a destilar veneno, como guardián de la moralidad y la ética nacional, amen de sus cargos relacionados a la lucha contra el narcotráfico. Por si alguna duda queda, nombró a Raquel Jacobo como cónsul dominicano en la ciudad canadiense de Montreal apenas regresó a la presidencia en el 2004. La Jacobo es la esposa de Frank Cabral Calcaño, señalado históricamente como uno de los hombres con más capacidad para pinchar teléfonos con que cuenta el país.

Pensó que con este aceitado funcionamiento, el maquillaje permanente a la inflación, la inconciencia a la hora de firmar prestamos internacionales, sus compras desmesuradas en el exterior, la penetración comercial del Brasil de estos tiempos donde sus funcionarios son juzgados por corrupción, la toma casi al pie de la letra de todos los dictados de los organismos financieros internacionales en materia económica, las entradas adicionales de dinero fresco provenientes de las ventas de Brugal & Compañía, la Compañía Dominicana de Teléfonos y la Cervecería Nacional Dominicana, sería suficiente para jamás abandonar el poder y aspirar eternamente.

No resultó así, guardó las formas constitucionalmente, pero orgánicamente se apoderó de todo aparato de fuerza. Cámara de Senadores, Cámara de Diputados, Suprema Corte de Justicia, Tribunal Constitucional, Tribunal Superior Electoral, Junta Central Electoral. Anudó todas las instancias para que el camino de Medina Sánchez fuera tortuoso y colocó a su esposa, Margarita María Cedeño Lizardo de Fernández como segunda en la boleta del PLD.

Fernández Reyna sigue apostando a la hasta ahora poca manifiesta capacidad de reacción de la sociedad dominicana, que se va cohesionando en pequeños movimientos ante la falta de verdaderos partidos políticos, y a su creencia de que es un líder de la comunidad internacional y sus acciones son aplaudidas por todo el globo terráqueo.

En vez de dar un paso al costado sigue manipulando desde las sombras. El Listín Diario, triste sombra de un pasado glorioso, reseñó que ahora recibía a más dominicanos que nunca, en sus oficinas de la Fundación Global de Economía y Desarrollo (FUNGLODE). Sus hombres de confianza parecen haberse esfumado: Félix Bautista Rosario, Víctor Díaz Rua, Luis Manuel Bonetti, Salvador –Chio- Jiménez, Manuel de Jesús –Freddy- Pérez, Abel Rodríguez Del Orbe, Rafael Núñez, Melanio Paredes, Franklin Almeida Rancier, Ramón Antonio Aquino García y Héctor Belisario Medina y Medina, entre otros.

Fernández Reyna se siente seguro al pensar que jamás nadie ira por su cabeza, que tiene la fortaleza para bloquear cualquier aspiración popular de un juicio condenatorio, mucho más considerando en su fuero interno que la parte de la sociedad que se sintió estafada y traicionada durante su gestión es insignificante. Aquí hay pruebas de todo pelaje que explican algún extenso silencio de los protagonistas y hasta ciertos acercamientos, pero el responsable de llevar la moralidad es el mismo Vincho Castillo. Una decisión para la risa.

Nadie duda que Fernández Reyna está en campaña para el 2016; se piensa ya políticamente inmortal, pero sus hechos evidenciaron que todo a su alrededor ha sido una mentira. El prurito democrático o la verdad no es cuestión central en casi ninguno de estos jugadores o sus rivales. Vivimos en una nación donde la corrupción no cedió nunca.

Cada día tendrán que confirmarse las evidencias del desastre que significó Fernández Reyna al frente de una nación necesitada de una cabeza que fuera más allá de sus excentricidades, de sus locuras, de sus trastornos. De ello dependerá en buena medida el transito de Medina Sánchez por la Presidencia de la República.


El Poder Inmoral

El Metro de Santo Domingo es la obra cumbre de la administración de Leonel Fernández Reyna en su consabido empeño de convertirnos en un Nueva York chiquito. Todos los esfuerzos se escatimaron para llevar a término la misma y en cuatro años construyó la primera línea, desde Villa Mella hasta el Centro de los Héroes, 14 kilómetros, casi todos soterrados, a un costo que nunca se sabrá.

Cuando todos pensábamos que habría un respiro para la economía doméstica, arrancó con la segunda línea, originalmente trazada para ir desde Los Alcarrizos hasta el municipio de San Luis, pero reducida más de la mitad, desde el kilómetro 9 de la autopista Duarte hasta la margen occidental del río Ozama. Esta segunda etapa no se pudo terminar pese a todas sus reformas fiscales, los interminables préstamos internacionales y los presupuestos adicionales fruto de la falta de gerencia adecuada.

Nuestros gobernantes han ejercido el poder con más evocaciones infantiles que con la razón y previsiones. Leonel Fernández Reyna no escapó a esta seducción pueril.

El gobierno de Danilo Medina Sánchez no tiene un mes de instaurado. Aún no termina de nombrar a todos los funcionarios de la administración pública, ha reiterado a muchos en sus cargos. Por aquello de pertenecer al mismo partido de Fernández Reyna se supone hay una continuación “de lo que estaba bien”. Pero la población espera que amoneste y corrija lo que no estaba marchando por la senda correcta mientras la cotidianidad agobia a la mayoría de los dominicanos.

Subir al Metro de Santo Domingo hoy no tiene mucho de diferente a lo que era 30 días atrás. El único contraste es que las mudas pantallas de los vagones han substituido el video donde se exhibían las joyas naturales del país matizadas por las notas de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) bajo la dirección de José Antonio Molina, por otro donde se muestra paso a paso la construcción y colocación de los carricoches con manifiesta inclinación a la propaganda oficialista y al presidente de Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Fernández Reyna.

A ninguna de las manifestaciones se le ha colocado sonido, nadie jamás pudo apreciar las melodías de nuestra primera institución musical, como tampoco las explicaciones que deberían adornar la alzadura e instalación de los carromatos. Lo que si se aprecia son las claras alusiones al ex Presidente de la República y a su trillada frase: e’ pa’ lante que vamos.

Triste espectáculo, porque Medina Sánchez apenas ha calentado la silla de alfileres y ya, desde su propia parcela se le ha puesto el agua a hervir. La llama la han encendido sus propios compañeros, en este caso en particular, los ingenieros Diandino Peña y Leonel Carrasco, principales figuras de la Oficina para el Reordenamiento del Transito Terrestre (OPRET), responsables del Metro de Santo Domingo, coincidencialmente salidos de la barriada de Villa Juana.

La medida de permitir que muchos de los funcionarios de la pasada administración permanecieran en sus cargos puede terminar convertida en una trampa de enormes proporciones. Fernández Reyna no ocultó sus aspiraciones de mantenerse en el poder a toda costa; y sin Medina Sánchez haber llegado ya estaba en plena campaña proselitista para el año 2016.

“Un animal político”, lo llaman algunos. “El mejor activo político del país”, lo tildan otros. Desde la oposición partidista se dice muy poco. La comentarista Altagracia Salazar lo señaló como “perverso”. En su largo periplo presidencial Fernández Reyna se transformó en un animal extraño y agresivo; sembró el miedo entre los dirigentes de su partido, se rodeó de una amplísima seguridad y cual onda expansiva se valió de cualquier argucia para desinflar a los opositores, Miguel Vargas Maldonado, incluido.

Ante las pequeñas evidencias, Medina Sánchez tiene que empezar a trabajar a fondo, soltar las amarras que lo atan a Fernández Reyna y a su tinglado formado a base de dinero; tiene que andarse sin miramientos a la hora de señalar la difícil situación económica que heredó, pues se nos mintió cada día al repetírsenos que vivíamos en el paraíso americano. Crecimiento desbordado, mejoría acelerada en el Producto Interno Bruto (PIB), el Chile del Caribe, la versión más acabada de los tigres asiáticos.

Sus propios nombramientos lo han colocado en una situación de peligro. Quizás aún no se haya dado cuenta, pero el gobierno es del pueblo dominicano, las posiciones son prestadas y los hombres pasan. No es verdad que el PLD de ahora es más fuerte que el Partido Reformista de 1972 y se roba y se mata más que entonces.

El Presidente de la República se debe al país y no a un Comité Político al que ya Fernández Reyna se encargó de envilecer. La historia reciente se borra cada día, y aquí nadie recuerda lo que hizo Juan Bosch con los primeros funcionarios electos del PLD, cuando aún era un partido de minúsculas proporciones: expulsados por corruptos.

Medina Sánchez señaló que se había preparado para ser Presidente de la República, pero sus ejecutorias después de un dilatado “periodo de transición” muestran un hombre que, hasta el momento, nada en las mismas aguas.

Fernández Reyna ha estado en muy bajo perfil desde el 16 de agosto, sus apariciones públicas han sido menos que sus salidas al exterior, invitado a conferencias. Sus acólitos siguen repitiendo que es el ser más preparado sobre la faz de la tierra, un Dios sobre sus conciudadanos, demasiado para un hombre que nunca ha querido rendirle cuentas a nadie y que ha creído que puede llevar sus caprichos hasta más allá de lo humanamente posible.

Quizás la línea entre Fernández Reyna y un casi olvidado Abdalá Bucaram, aquel incapaz mental que fue Presidente de Ecuador, echado del poder en febrero de 1997 por la desmesura de sus excentricidades, no resulte muy amplia. El nuestro nos regaló un país virtual, nunca ofreció respuesta a los reclamos populares, aprendimos como nunca antes que el Estado Dominicano se quedó con el esfuerzo de los que trabajan cada día, negó la posibilidad de un compromiso digno a las mayorías, de una vivienda sobria, pero a base de sinecuras agotó a toda una nación.

Fernández Reyna no es diferente a esa nueva tropa de líderes reformistas esparcidos por todo el continente americano. Pretende hacerse valido mediante los ideales revolucionarios de los setenta cuya identidad pretende representar bajo los parámetros de enseñanza de Bosch, nacidos como reacción a la deuda social y al debilitamiento democrático, exhibiendo una reducida capacidad de transformación con un apego casi despótico al poder, debido seguramente a sus debilidades ideológicas. Como el nicaragüense Daniel Ortega, es capaz de pactar contra su propia historia con los sectores más reaccionarios del país y del fundamentalismo católico.

Sin resolver uno solo de los angustiantes problemas nacionales creó una nueva clase económica, donde se incluía a todos miembros del Comité Político del partido de gobierno y sus más cercanos amigos, mientras se ocupaba de desvertebrar al comercio y la industria de factura local. Con una lógica usuraria buscó acumular cuantiosos bienes económicos para sí y un reducido grupo de asociados y testaferros, utilizando para ello todos los recursos de un poder político ejercido de modo arbitrario, imperioso y absoluto.

Mientras el ciclo de expansión económica acababa y las necesidades aumentaban se dio el lujo de señalar que la economía nacional estaba “blindada”, multiplicando de inmediato su retórica beligerante para intentar disimular una realidad ya evidente.

Como Alberto Fujimori en Perú, creo un sistema casi mafioso de acumulación de poder, pero en lugar de un Vladimiro Montesinos utilizó varios frentes para sus propósitos. Adoptó como su hijo político a Félix Bautista Rosario y después sus funcionarios se encargaron del resto. De su estrecha casta militar nada se dice sobre su responsabilidad frente a la nación. Todo el mundo se hace de la vista gorda ante los hombres de uniforme.

Este régimen corrompió todos los niveles del Estado y de la sociedad, amordazó a medios de comunicación, acalló criticas e infundió miedo con un aparato de inteligencia con el único fin de perpetuarse en el poder para servirse de el. Colocó a Marino Vinicio Castillo, a quien todos conocen como Vincho, un hombre siempre dispuesto a destilar veneno, como guardián de la moralidad y la ética nacional, amen de sus cargos relacionados a la lucha contra el narcotráfico. Por si alguna duda queda, nombró a Raquel Jacobo como cónsul dominicano en la ciudad canadiense de Montreal apenas regresó a la presidencia en el 2004. La Jacobo es la esposa de Frank Cabral Calcaño, señalado históricamente como uno de los hombres con más capacidad para pinchar teléfonos con que cuenta el país.

Pensó que con este aceitado funcionamiento, el maquillaje permanente a la inflación, la inconciencia a la hora de firmar prestamos internacionales, sus compras desmesuradas en el exterior, la penetración comercial del Brasil de estos tiempos donde sus funcionarios son juzgados por corrupción, la toma casi al pie de la letra de todos los dictados de los organismos financieros internacionales en materia económica, las entradas adicionales de dinero fresco provenientes de las ventas de Brugal & Compañía, la Compañía Dominicana de Teléfonos y la Cervecería Nacional Dominicana, sería suficiente para jamás abandonar el poder y aspirar eternamente.

No resultó así, guardó las formas constitucionalmente, pero orgánicamente se apoderó de todo aparato de fuerza. Cámara de Senadores, Cámara de Diputados, Suprema Corte de Justicia, Tribunal Constitucional, Tribunal Superior Electoral, Junta Central Electoral. Anudó todas las instancias para que el camino de Medina Sánchez fuera tortuoso y colocó a su esposa, Margarita María Cedeño Lizardo de Fernández como segunda en la boleta del PLD.

Fernández Reyna sigue apostando a la hasta ahora poca manifiesta capacidad de reacción de la sociedad dominicana, que se va cohesionando en pequeños movimientos ante la falta de verdaderos partidos políticos, y a su creencia de que es un líder de la comunidad internacional y sus acciones son aplaudidas por todo el globo terráqueo.

En vez de dar un paso al costado sigue manipulando desde las sombras. El Listín Diario, triste sombra de un pasado glorioso, reseñó que ahora recibía a más dominicanos que nunca, en sus oficinas de la Fundación Global de Economía y Desarrollo (FUNGLODE). Sus hombres de confianza parecen haberse esfumado: Félix Bautista Rosario, Víctor Díaz Rua, Luis Manuel Bonetti, Salvador –Chio- Jiménez, Manuel de Jesús –Freddy- Pérez, Abel Rodríguez Del Orbe, Rafael Núñez, Melanio Paredes, Franklin Almeida Rancier, Ramón Antonio Aquino García y Héctor Belisario Medina y Medina, entre otros.

Fernández Reyna se siente seguro al pensar que jamás nadie ira por su cabeza, que tiene la fortaleza para bloquear cualquier aspiración popular de un juicio condenatorio, mucho más considerando en su fuero interno que la parte de la sociedad que se sintió estafada y traicionada durante su gestión es insignificante. Aquí hay pruebas de todo pelaje que explican algún extenso silencio de los protagonistas y hasta ciertos acercamientos, pero el responsable de llevar la moralidad es el mismo Vincho Castillo. Una decisión para la risa.

Nadie duda que Fernández Reyna está en campaña para el 2016; se piensa ya políticamente inmortal, pero sus hechos evidenciaron que todo a su alrededor ha sido una mentira. El prurito democrático o la verdad no es cuestión central en casi ninguno de estos jugadores o sus rivales. Vivimos en una nación donde la corrupción no cedió nunca.

Cada día tendrán que confirmarse las evidencias del desastre que significó Fernández Reyna al frente de una nación necesitada de una cabeza que fuera más allá de sus excentricidades, de sus locuras, de sus trastornos. De ello dependerá en buena medida el transito de Medina Sánchez por la Presidencia de la República.

viernes, 7 de septiembre de 2012



¿Dónde están los millones?

La selección nacional absoluta de República Dominicana ha jugado 4 partidos de exhibición en los Estados Unidos en los dos últimos años, y se nos ha repetido hasta el hartazgo que todos han sido a beneficio de la Fundación John Calipari. Hemos quedados empalagados de la bonomía de este hombre, casi inmaculado, cuyo contrato con la Universidad de Kentucky está lleno de detalles y que olímpicamente aceptó hacerse cargo de un equipo de un país del que tenía pocas referencias.

Nada se ha sabido de las utilidades generadas por los mismos. Los números se han mantenido en el más absoluto secreto, como si fuera hueso santo. Pasó en el 2011 durante la administración de Frank Herasme y en este 2012 en la recién estrenada dirección de Rafael Uribe. Del otro lado, Eduardo Najri y José Miguel Bonetti, cabezas visibles de la empresa SouthGate, arrendataria del conjunto dominicano, jamás se han referido al tema de manera pública, lo que genera suspicacias.

Por lo menos, en una ocasión, el señor Najri señaló en este dilatado camino entre Mar del Plata y Caracas, que el señor Calipari recibió una modesta remuneración que iría a su fundación y nada más. Tal gesto de desprendimiento del entrenador no deja de asombrar, y el cinismo del otro adquiere ribetes insospechados, pero por lo menos reconoció que si se efectuó alguna transacción económica a lo largo de este deshojar de los pétalos.

La primera vez los partidos se efectuaron frente a un combinado de jugadores que habían militado en la Universidad de Kentucky donde ahora Calipari es entrenador, uno en Lexington y otro en Louisville, y por lo menos el primero a casa llena. Allí hubo venta de entradas a un mínimo de 40 dólares por asiento (sólo en Lexington la venta de entradas generó la nada despreciable suma de 720 mil dólares), venta de proventos y un generoso patrocinio de una cervecería norteamericana.

Esa vez, ante los beneficios recibidos, Calipari se mostró henchido de la emoción, rebosado de las mercedes, inflado por los acontecimientos, atiborrado de patrocinios, saturado de utilidades y publicó en los medios digitales: “gracias Kentucky, sólo nosotros podemos hacerlo”.

Antes de partir al Centro-Basket de Puerto Rico, este verano, se repitió la misma dosis. Un escenario más modesto, con un equipo de jugadores integrados a última hora, coordinados por las oficinas de Del Harris, asistente de Calipari en el equipo dominicano.

Hace un par de veranos, la Universidad de Connecticut y su entrenador Jim Calhoun reunió a un grupo de sus ex-alumnos que iban desde el mítico Ray Allen, ahora jugador de Miami Heat, el dominicano Charlie Villanueva, y un recordado Natambu Willingham, que se ha paseado por las más variadas ligas repartidas alrededor del mundo, entre otros, a beneficio de causas caritativas. Las ganancias fueron del orden de los 2.5 millones de dólares.

Los ejemplos se repiten por cientos. Se estima que el mínimo recaudado por las universidades que se encuentran en el ranking del 1 al 50 de cada año ronda la suma de 2 millones de dólares, en este tipo de actividades. Con Kentucky hay que tomar el añadido que se le considera “la crema de la crema”, “la realeza del baloncesto”, espacio donde apenas figuran unas 10 instituciones académicas dedicadas al deporte de los aros y las canastas. La Universidad de California en Los Angeles (UCLA) y Duke University, entre otras entran en ese escalafón.

Cada deporte tiene su realeza. Pasa en el complicadísimo mundo del football americano y un caso curioso que debería interesarnos a todos los dominicanos es el del atletismo. Félix Sánchez, el dominicano con dos medallas de oro olímpicas en su especialidad, los 400 metros con obstáculos, es egresado de la Universidad de California del Sur (University of Southern California), que también tiene su sede en la ciudad de Los Angeles. Ese sólo recinto académico ha producido 243 medallistas olímpicos.

Hasta ahora SouthGate ha callado sobre las ganancias producidas por esos topes en territorio de los Estados Unidos, no ha explicado a su socio, la Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL) sobre ello y el tiempo pasa… antes el estorbo era Herasme, según se comentó en los medios locales, ¿y ahora?

Mientras los silencios se hacen cómplices, la selección dominicana absoluta en la rama masculina, deslumbra a todos, pero los programas formativos no se logran desarrollar. La semana pasada asistimos al triste espectáculo de ausentarnos del Centro-Basket masculino sub-15 que se efectuó en El Salvador, evento que ganó Puerto Rico.

No es la primera vez que República Dominicana se ausenta de un compromiso donde se pone en juego los ciclos para el desarrollo del baloncesto menor, el necesario tope que tienen que tener los jugadores para llegar con fluidez a los estratos más altos. Las razones de esta ausencia, en El Salvador, aún no están claras. Justo al lado, en Guatemala, fue precisamente la primera epopeya del baloncesto masculino. FEDOMBAL alega tras bastidores que no hubo invitación, pero existe la corazonada de que no se disponía de fondos para estar presentes.

Para 1974, en medio de todo el furor que causó el boom del Palacio de los Deportes, la posibilidad de empezar a luchar contra cubanos, mexicanos y cubanos, Faisal Abel, Alejandro Abreu, Mayobanex Mueses y Rafael –Fey- Duquela condujeron un grupo de muchachos para ascender al podio con una medalla de plata. Aquel grupo lo formaban, entre otros, Antonio –Chicho- Sibilio (lasallista), Vinicio Muñoz (Evangélico Central), Rafael Hall Calá (lasallista), Froilan Tavares (lasallista), Leopoldo Ortíz, Pedro Hache (lasallista), José Amable Frometa (lasallista), Ramón De La Cruz, Julio César –Lulu- Arias e Ismael Cristóbal Tapia Japa (lasallista). Todos formados en el suelo nativo, todos de la mano de Abel, Félix Aguasanta y Alejandro Abreu, que eran los instructores más acabados de entonces.

En esa ocasión, el partido por el primer lugar se decidió por un juego impecable de los borincanos que en la primera mitad lanzaron sobre el 90 por ciento desde el campo.

SouthGate se llenó la boca señalando que aportaría al desarrollo de las categorías formativas. Contribuir, apoyar, auxiliar, asistir, coadyuvar, cooperar, favorecer es mucho más que dejar en las oficinas de FEDOMBAL los sobrantes de la vestimenta y las zapatillas que no encontraron otros dueños. ¿A qué muchacho le puede servir una franela 4-XL o un zapato número 18?

Los profetas que recogen los textos antiguos anunciaban paraísos o vaticinaban el propio Apocalipsis; habemos en estos tiempos los que no somos diferentes, pero la humanidad y el propio baloncesto viven a pasos agigantados, comparables quizás al paso de los primeros pobladores a la civilización.

Para volver sobre nuestros fueros, el baloncesto debe vislumbrar un esfuerzo inusual por la recuperación ética de la actividad. El vinculo entre ética y los parámetros de acción de FEDOMBAL brindarán los debates necesarios, estratégicos, que todos reclamamos, en mayor o menor grado.

Proyectar el baloncesto dominicano no será jamás una tarea simple, hay oportunidades y hay riesgos; aún asumiendo los riegos, vale la pena. Después, una de las raíces de la palabra riesgo es atreverse.

Mientras el hacha va y viene, sólo nos cabe preguntarnos, al mejor estilo de Álvaro Arvelo hijo… ¿dónde están los millones?