domingo, 16 de septiembre de 2012


LNB: mezcla de gimnasia con magnesia


Nunca ha sido de mi interés debatir lo relativo a la Liga Nacional de Baloncesto (LNB) o su predecesora la Liga Dominicana de Baloncesto (LIDOBA), considero que es otra distracción más de la actividad en el país. Una y otra versión ha pretendido venderse como el expectante futuro de los aros y las canastas en el territorio nacional y no ha resultado así.

Arribando a su tercera campaña, la LNB, como tal, arrastra un pesado fardo, casi masoquista, que no se hasta que punto sus accionistas estén dispuestos a soportar. Los veganos no resistieron la carga, los romanenses cambiaron de directivos y lo mismo se menciona de otras banderías. Hoy, más de una franquicia está en venta. A diciembre del 2011 se comentaba que las perdidas rondaban los 60 millones de pesos dominicanos (en ese momento, unos 1,578,950 dólares, moneda de los Estados Unidos de América).

Los interesados están buscando medidas para tratar de continuar con el espectáculo, pero aún no consiguen las fórmulas para mantenerlo. Por más dinero que se tenga, por más recursos agenciados en los organismos del estado (hay dueños de franquicias ligados muy estrechamente a la gestión de Leonel Fernández Reyna, que todo el mundo sindica como sumamente corrupta), no es cierto que se invertirá como barril sin fondo.

En el IV congreso de la Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL) los ejecutivos de la LNB llevaron una propuesta irónica, sarcástica, corrosiva, insultante: mantener tres refuerzos foráneos en cancha, permitir un jugador del área panamericana y agregar un nativizado por cada conjunto. Cinco invitados por equipo. La idea fue descartada y se le permitió mantener los tres extranjeros.

La fiebre no está en las sabanas, no se quiere buscar un termómetro para medirla, tomar un analgésico, un baño de agua helada y cambiar las vestimentas por algo más fresco.

Gústese o no, el baloncesto es en todas partes una estructura de clubes, con una base de sustentación que permite un relevo generacional. Cuéntese así el Real Madrid y el Barcelona de España, pero también el más modesto Canarias o el Unicaja de Málaga; el CSKA de Moscu, los equipos lituanos, griegos y turcos, el famoso Macabbi de Tel Aviv, los franceses y alemanes, el Olimpia de Milano, el Treviso, el Montepaschi de Siena, el Virtus de Roma; busque del Franca de Río de Janeiro, el Corinthians, el Uberlandia o el Limeira donde juega el dominicano Ronald Ramón, o el Atenas de Córdoba, el Estudiantes de Bahía Blanca, Peñarol de Mar del Plata. Es la norma en los cinco continentes.

¿Qué seguimos a la NBA?... perfecto, entonces asegúrese de tener más de 360 universidades de primera división, más otras tantas en segunda y tercera división, más la NIAA y otras denominaciones menores, que permiten mantener un relevo continuado de talento y figuras.

En casi una década, la LNB no ha producido una sola figura, ha dado trabajo a las ya existentes y no ha asistido a ninguna de las instituciones que han formado a los jugadores de los que sacan provecho. Ningún equipo puede presumir de haber contribuido al desarrollo de un, por ejemplo, Ulysse Adjagba (francés), o un croata Mislav Brzoja, o un Marius Grigonis de Lituania, o un turco Kartal Özmizrak, Mateusz Ponitka de Polonia o un Mario Saric de Croacia, que serán las figuras que posiblemente adornen en escenario mundialista en los próximos años. Si queremos estar más cerca, Argentina tiene a una camada grande: Gabriel Deck, Nicolás Lauria, Christian Velazquez, Rodrigo Haag, Nicolás Capello, Gonzalo Torres, Gonzalo Álvarez, Nicolás Zurschmitten, Álvaro Merlo o Christian Boudet; los canadienses cuenta ya mismo con Justin Jackson y Marial Shayk.

Si lo desea, cambie los apellidos por Rodríguez, Pérez, Hernández o Castillo. ¿Dónde quedan parados los nuestros?

¿Qué jugadores se están formando en el país para tomar la antorcha de Jack Michael Martínez, Eulis Báez, Amaury Filión, Alberto –Cebollita- Ozuna, Joel Ramírez o Manuel Fortuna?... ¿qué jugador dominicano en la LNB tiene proyección para salir a jugar al exterior?... ¿cuántos muchachos dominicanos se están preparando para mejorar sus condiciones atléticas y humanas?

Mientras no existan acuerdos con las organizaciones de base, la LNB tendrá un strike en su contra.

Tristemente, aunque suene a retama, el calendario del circuito tiene que ser modificado. O se corre en los primeros meses del año o se juega paralelamente con el béisbol invernal de República Dominicana. Todas las ligas del mundo se desarrollan a la par con otros deportes; España, Argentina, Francia, Brasil, Chile se juegan en las mismas fechas del futbol; la NBA corre junto a la NFL (National Football League) e invade el calendario de las ligas mayores.

¿Patrocinios?... públicos diferentes y hasta ahora, marcas diferentes. Gente diferente. ¿Qué somos pequeños para tantas cosas a la vez?... nadie ha probado nunca más allá de sus propias narices, de lo tangiblemente seguro, pero los espectáculos se están quedando sin concurrentes por falta de originalidad de los comerciadores. ¿Qué cantidad de publico arrastran los Leones o los Titanes?... suena asqueroso la cantidad de taquillas que se regalan en los programas de radio.

¿Cuál ha sido la merma de asistencia en los últimos años para Águilas Cibaeñas, Leones del Escogido o Gigantes del Nordeste?... amen de que la Liga de Béisbol Profesional esconde los números. La disminución de los fanáticos a los estadios es considerable.

Además, a la LNB la FEDOMBAL le entregó el extraordinario premio de representar al país en la Liga de las Américas (Copa de Clubes Campeones); el día que pretendamos hacer un trabajo significativo en ese evento tendremos necesariamente habrá que cambiar de fechas.

El verano es terreno de selecciones nacionales, la absoluta y las formativas, en ambas ramas. Bajo ciertos parámetros podría ser el escenario del baloncesto superior del Distrito Nacional.

Es el segundo strike en su contra.

De manera arbitraria la LNB ha pretendido traspolar aspectos de la pelota invernal dominicana que contravienen con los dictámenes de la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA), especialmente en el manejo de jugadores.

Por disposición del organismo máximo de la actividad lo único que ata a un jugador con un equipo es el contrato y nada más. Aquí hay un mamotreto llamado derecho de reserva que desapareció de la faz de la tierra hace años. Tanto para jugadores nativos como para refuerzos extranjeros.

Los equipos han pretendido hacerse amos y señores de los jugadores, sin haber invertido un solo centavo en su formación, practica extendida en el béisbol profesional dominicano.

Al menos, Leones de Santo Domingo (Eduardo Najri y José Miguel Bonetti), Titanes del Licey (Víctor Díaz Rua y Tancredo Aybar), Indios de San Francisco (Amílcar Romero) y Cocolos de San Pedro (José Mallen) también tienen intereses en la justa tradicional del deporte dominicano.

Foul por la línea de primera.

En la fase final de la LNB se efectuó un sorteo de jugadores importados de los equipos descalificados, lo que no es ninguna invención. Así los equipos de una región podrían adquirir los jugadores de la restante. Cañeros de La Romana y Titanes del Licey tenían derecho a escoger los refuerzos de los Reales de La Vega y los Huracanes de Puerto Plata. Mientras quienes habían actuado con Cocolos de San Pedro y Leones de Santo Domingo podían hacerlo con los Indios de San Francisco y los Metros de Santiago.

Este novedoso reforzamiento se empezó a utilizar hace más o menos un lustro en la Liga Venezolana de Béisbol Profesional y desde hace tres años fue adoptado por la Liga Dominicana de Béisbol Profesional. Pero la pelota no es el baloncesto; no todos los deportes son iguales. La comunicación no es la misma, las señas son diferentes, las tácticas más variadas.

No he visto que los Yankees de Nueva York, los Dodgers de Los Angeles o los Cardenales de San Luis se hayan reforzado después de concluir la temporada regular. Lo mismo pasa con los equipos de baloncesto antes mencionados. Ni siquiera en la Liga Venezolana de Baloncesto se usa este artificio.

Únicamente los Cañeros de La Romana declinaron inmiscuirse en este sorteo. Héctor Báez es el gerente del circuito que más clara tiene la idea de cómo debe accionar un equipo a este nivel. Lo demás es ruido y contaminación.

Esto es un absurdo que muestra que solo se busca espectáculo, la corredera en la cancha, los puntos en el marcador, pero nada más. Ningún equipo está dispuesto a asumir el sacrificio que le impone una competencia y desdice mucho de la capacidad de técnicos y gerentes.

Foul por la línea de tercera.

La LNB contemplo instaurar dos circuitos y por eliminatoria sacar el campeón. En el año 2011 se ocurrió la brillante idea de aumentar los partidos hasta 20, expandir el tiempo en el calendario para abarcar al menos 3 meses y cruzar los ganadores de ambos circuitos en la ronda de semifondo. Así el campeón del norte jugaría con el segundo del sur y viceversa. El único motivo, la trampa, era la apuesta de los equipos de la capital para terminar primero en ambas eliminatorias y así traer la final para la ciudad de Santo Domingo.

Más inversión, garantía de triunfos. El primer año de la LNB, los dos equipos de la capital quedaron fuera, en el 2011 colapsaron los Titanes y en este 2012 los Leones se fueron por el despeñadero, por segunda ocasión en tres años. Hasta el momento, la táctica no ha dado resultado. ¿Inversión mediatizada?... ¿capacidad gerencial?

En el breve espacio de tiempo que le queda a la LNB, a menos del masoquismo ya mencionado, la rivalidad es norte/sur y no pareja como se ha pretendido fabricar y donde las máximas instancias del circuito han demostrado su lenidad ante los designios de los dueños de los equipos de Santo Domingo.

El bate cortó la brisa; se lo llevaron. Tercer strike.

Para permanecer por mucho más tiempo en el ambiente deportivo, la única alternativa de la LNB es hacer un verdadero acto de contrición. De lo contrario, apuesto a una breve permanencia en el ámbito nacional.


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