viernes, 31 de agosto de 2012


¡Cuando nadie nos ve!

La Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL) tiene necesariamente que someterse a un profundo análisis con la finalidad de retomar sus objetivos, examinar su misión, su visión, sus objetivos, saber que requiere y que necesita. No se puede vivir eternamente de una selección nacional masculina absoluta con la posibilidad de colocarse entre las mejores del mundo, quizás sin un relevo efectivo, para después arrastrar los más inverosímiles resultados en las demás competencias, en ambas ramas.

Tristemente tengo que admitir que el IV Congreso del Baloncesto Dominicano, efectuado en diciembre pasado en las instalaciones del Club Mauricio Báez, fue un balde de agua fría al escuchar que ninguno de los objetivos trazados en el conclave anterior se había cumplido, con una diferencia de 4 años, todos en la administración del ingeniero Frank Herasme.

Los resultados del último Panamericano Sub-18 para damas efectuado en la ciudad de Gurabo, Puerto Rico (Ago.15/19.2012) deben ser la última alarma para los inicios de trabajos responsables sobre la disciplina. Perder los 5 encuentros disputados, 4 de ellos por un margen que duplicaba los tantos anotados abre enormes interrogantes. Las dominicanas anotaron 160 puntos (32.0 por partido) pero permitieron la friolera de 329 unidades (65.8); curiosamente la clasilla de rebotes (173) superó a la de anotación.

Se puede agregar infinidad de circunstancias. Ningún “entendido”, ¿ciertamente, los hay en el país?, ha escrito o mencionado sobre el particular, ni lo hará, ¿compromisos económicos?... el periodismo deportivo en el país dominicano es muy frágil, todos se cuidan de los señalamientos que se puedan hacer, pero siempre hay un dedo que puede levantarse ante una opinión contraria a ciertos intereses. Hay quienes no disimulan al tocar puertas y con pocas excepciones caen arrodillados ante un fajo de billetes; así son sus expresiones en los medios, apañadas, llenas de claroscuros. Convirtiendo a directivos y atletas en ídolos con pies de barro.

Quizás las chicas del sub-18 asistieron allí con la mejor buena fe del mundo, se entrenaron, trataron de dar lo mejor de si, pero se necesita más; más integridad, más formación, más trabajo técnico, mejoramiento del aspecto físico y mental de las chiquillas. Todo el cuerpo técnico era enteramente masculino… creo que nadie estaba en capacidad para manejar situaciones conflictivas, de cualquier índole…

Las estadísticas son demoledoras, para rascarnos la cabeza, las jóvenes lanzaron para un 19.8 por ciento desde el campo (insólito, impensable, pasmoso), 14.5 detrás del arco (inimaginable, extravagante, indigerible, trastornado) y 47.5 por ciento desde la línea (escandaloso, inaudito, paradójico, estrafalario, humorístico). Números para reflexionar, para imbuirse dentro de ellos y si alguien quiere cortarse las venas, pues adelante, pero en este país lleno de irresponsabilidades e insensatos, seres estólidos, pánfilos, nadie lo hará. Estadísticas bajo las cuales ningún equipo pueda tener la mínima capacidad de imponerse en tope alguno. Apenas se concedieron 21 asistencias pero hubo la friolera de 112 balones perdidos.

De los 32 puntos marcados por partido, Cheisy Hernández se quedó con 10.4 y Yamel Abreu con 8.4; dos jugadoras marcaron el 59 por ciento de los escasos tantos logrados. No había artillería con que contrarrestar las defensas contrarias, burlar un sólo sistema del oponente. Para peor, antes de partir el entrenador Juan Matos realizaba las prácticas a puertas cerradas, como si las ordenanzas a emplear fueran misterio a develar. Aquí, salvo contadas excepciones, todo el mundo conoce del poco arsenal táctico de nuestros entrenadores.

Pero más allá de las capacidades técnicas de los entrenadores dominicanos, todos sabemos que nos engañamos con gente que ni siquiera puede escribir correctamente su nombre, que han aprendido por la observación, que jamás han tenido en las manos un manual de instrucción básica, que no saben leer un sistema en un cuadernillo, que son analfabetos funcionales; en el caso de las damas, más de uno ha tratado de hacerse el gracioso con las propias chicas y para peor, se niegan a escuchar y superarse no importa la calidad del interlocutor que se presente. Hay un archifamoso entrenador dominicano que se ha robado, repito, robado, los álbumes de sistemas de los entrenadores extranjeros con los que ha trabajado.

Se me garantizó que Colombia y Argentina eran nuestros obstáculos para llegar al Mundial de la especialidad y que no se iba a defraudar a la nación dominicana; las colombianas nos ganaron (47-40) y las argentinas nos derrotaron con autoridad (51-26). En el tramo de consuelo, Puerto Rico dispuso de las chicas (68-35) y en la jornada final México (64-33). Todo ello sin contar con el desmoralizante debut frente a Estados Unidos (99-26).

Pero si se quiere más del agrio zumo de limón sobre las llagas, este fue el mismo grupo que asistió hace tres años al Sub-16 Panamericano efectuado en México y donde se conoció la derrota más humillante que haya vivido jamás el baloncesto dominicano, 128-17 frente a Estados Unidos (Ago.10.2009). Una diferencia de 111 tantos. ¡Y nadie dijo nada!

Sobreviven de aquella amarga experiencia Yamile Rodríguez, Cheisy Hernández, Frabel Fernández, Yamel Abreu y Rosa Ysabel. Esa vez también las argentinas dispusieron de nosotros (90-33) y dos días después las mexicanas hicieron otro daño inconmensurable (121-38).

Tiempo atrás, el baloncesto femenil brindó las primeras medallas de la disciplina. De ese grupo hay que señalar que se vivía la experiencia que aportaban Máximo Bernard Vásquez y Mayobanex Mueses, pero también se consagraba el espacio del desarrollo académico. Así se hicieron profesionales Josefina Copplind (odontóloga y vice-rectora de la Universidad Autónoma de Santo Domingo), Luz del Alba Hernández (médico), Cristina Montilla (médico), Scarlett Sánchez (médico), Heyda Joaquín (médico), Silvia Espinal (bioanalista), Vilma Guerrero (farmacéutica), Mayra Paulino (arquitecta), Sarah Lebron (ingeniero civil); de las vidas de Nilcia Reyes, Altagracia Zapata, Áurea Desangles, Rosa Núñez, Jeanny Astacio, Cecilia Reyes, Nancy Willmore, Casilda Clemente, entre otras, no tengo mayores detalles.

Teresa Duran y Matilde Guerrero asistieron a 6 torneos Centro-Basket; Mayra Paulino y Silvia Espinal a cinco; Casilda Clemente, Nilcia Reyes, Carmen Dilia Santana y Yerda Trinidad a 4; según el libro Fiebre bajo los aros. La Guerrero estuvo en 6 versiones de los Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe, la Duran en 5 y la Espinal en 4. Consistencia.

Ese ciclo se cerró con la participación dominicana en el Pre-Olímpico de 1992, previo a los Juegos Olímpicos de Barcelona. ¡20 años!

Desde entonces, las tinieblas nos han colocado al borde del abismo, nadie quiere sumergir su mano más allá de lo que puede ver o palpar, quizás negándose a probar el sabor de la fruta que nadie quiere tocar y donde quizás podemos encontrar la más gloriosa satisfacción.

Hemos caído en las garras de la mediocridad, del inmediatismo, de la imperfección, de la insuficiencia, de la pequeñez, de la vulgaridad, del fallo reiterado, del desperfecto validado. Las vidas tienen que tener algún sentido y las vivencias del baloncesto femenino dominicano las dejaron de tener hace tiempo. Nunca es tarde para cambiar, se necesita empezar a aplicar políticas acertadas después de la admisión de los errores. La limpieza ordenada del pasado y el reforzamiento de la capacidad futura constituyen los requisitos primordiales para el saneamiento que nos ayude a resolver la situación de fondo.

A principios de este mismo año, ya entrados en la administración del ingeniero Rafael Uribe, FIBA-Américas, de mano de su secretario general Alberto García, ofreció su versión para un mejoramiento de la estructura del baloncesto dominicano en general que pasa por una reorganización administrativa, la regionalización del mapa deportivo y un profundo cambio en la filosofía de las categorías formativas, saber o no si la Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL) trabajará en ese sentido está aún pendiente.

viernes, 24 de agosto de 2012


Quique Nocent, exquisita pluma de La Nueva Provincia, diario de Bahía Blanca, Argentina, publicó el pasado 16 de agosto estas lineas para el deleite de todos.

ENFOQUE
¿El único Dream Team?
     "Dream Team fue el de Barcelona. No hubo otro igual".
     En el tema básquetbol, es una de las frases más escuchadas en los últimos cinco Juegos Olímpicos, desde Barcelona para acá. En consecuencia, aparece obvio que lo comparte una gran mayoría de opinantes.
     Las líneas que siguen pretenden dar otra óptica, aclarando que no lleva la menor intención de formar parte de una inútil controversia.
     Veamos.
     Es posible oir que Pete Sampras fue el tenista más grande de la historia. Otros se inclinarán por Roger Federer o Rafael Nadal. También que Joe Louis resultó el mejor peso completo. A lo que se opondrán los sostenedores de Rocky Marciano o Muhammad Alí.
     La lista puede seguir y la (estéril e impropia) discusión prolongarse hasta el infinito. ¿Por qué? Porque tanto en tenis como en el boxeo no hubo (no hay) un metro ni un reloj para medir las performances. Lo mismo ocurre con el básquetbol, el fútbol y algunos otros deportes.
     Nótese que no hay sitio para disentir en atletismo, natación o ciclismo, por citar, donde también brillaron formidables exponentes y, sin embargo, sus marcas resultaron pulverizadas.
     Fuera de duda queda claro que el deporte --así, en general-- evoluciona, algunos más rápido que otros pero la superación se da en todos los órdenes. Es inapelable.
     Volviendo a la selección de los estadounidenses, ¿Kobe Bryant,
Carmelo Anthony, LeBron James, Kevin Durant, Chris Paul y Kevin Love no están a la altura del Dream Team de 1992?
     ¿Tenemos que aceptar, entonces, que el básquetbol es un deporte que no ha avanzado?
     Tengo la fuerte sensación de que este presente sólo es superado por los recuerdos...