sábado, 3 de septiembre de 2011

Mar del Plata, día 5


Hace dos años José Manuel –Moncho- Monsalve, en ese momento entrenador de la selección brasileña, decía que para ganarle a su equipo había que por lo menos marcar 80 tantos, esta vez República Dominicana se quedó en 79 y logró una importante victoria frente a los sudamericanos que se decidió por 5 unidades (79-74); de paso, el primer logro nacional en 16 años frente a Brasil, después de aquella titánica labor de Franklin Western, el 21 de agosto de 1995, en Neuquén, que dejó las acciones 100 por 98.

El Brasil de Monsalve le ganó a una República Dominicana de Julio Toro 81 por 68. Hoy están Rubén Magnano de un lado y John Calipari del otro; esta vez el triunfo cambió de manos. Se sumaron dos puntos importantes, de esos que no se borran, para sumar 5 y restando 4 compromisos más para llegar posiblemente a las semifinales del sábado 10, la jornada más importante de la cita. El paso de la tarde de ayer pinta un panorama más halagüeño, pero el cruce será intransigente.

Desde que rompieron las acciones se mostró un juego de inconsistencias por ambos lados. Brasil lastimaba en el arranque y los dominicanos recurrieron a su juego interior para mantenerse a solo un pasito. Jack Martínez y Eulis Báez se lanzaron a defender y Al Horford aparecía. El primer cuarto termino en manos brasileñas 18 por 17.

Entre una y otra pieza, los dominicanos engomaron un instante de 18-4 que les permitió tomar la delantera (24-18). Los brasileños habían perdido la flechilla y Marcelo Huertas se revelaba como otro jugador dentro de la duela. Brasil hizo un rally 13-2, con contraataques de la mano de Alex Garcia, el ingreso de Marcelino Machado (31-26, Brasil), pero Horford se alistó, se apoyó en Luis Flores y la primera mitad cerró 43-39 a favor de los dominicanos.


Las ráfagas anotadoras estuvieron de uno y otro lado, Brasil llegó a tener una máxima de siete puntos (55-48), faltando 4:44 del tercer parcial, pero perdió injerencia en el juego con Marcelo Huertas en una noche para no recordar jamás (10 balones perdidos) y una remontada a base de triples: Francisco García (3) y Charlie Villanueva (1).

Los dominicanos desplegaron su mejor tutela, no permitieron alternativas a las propuestas de Magnano; el marcador seguía repartiéndose y por primera vez se vio un conjunto que trabajó como tal, como equipo. Cuando el reloj bajó del minuto, el marcador estaba 76-72 favoreciendo a República Dominicana, Francisco García le robó una pelota a Splitter y el resto era historia.

Carlos Rosa Rosa de El Nuevo Día señaló como dato al margen: “Dominicana jugó con el apoyo total de la fanaticada argentina que llenó las gradas”.

Precisamente El Nuevo Día destaca: “República Dominicana le da un tablazo a Brasil”. Clarín de Buenos Aires titula: “Con el empuje de los hinchas argentinos, Dominicana frenó a Brasil”. El Diario Olé: “El poder de sus nombres”, en referencia a Al Horford y Francisco García. El matutino Hoy publica: “RD vence a Brasil por primera vez desde 1995”. El Caribe: “RD mandó frente a Brasil”. O Globo apunta: “Brasil é superado pela República Dominicana”. Folha de Sao Paulo titula: “República Dominicana supera o Brasil, que perde a 1ª no Pré-Olímpico”. El capitalino Correio Braziliense destaca: “Brasil perde para República Dominicana no Pré-Olímpico: 79 x 74. El Listín Diario, el más popular de los periódicos dominicanos dice: “Agradable sorpresa: Dominicana le quita el invicto a Brasil”.


La fecha también cumplió con Uruguay doblegando a Panamá, 77-61; Canadá derrotó a Cuba, 84-62; y Argentina superó a Puerto Rico, 81-74.

Uruguay redondeó un buen partido, borrando las malas actuaciones de sus dos primeras presentaciones en las que las cosas no les salieron. La figura y máximo anotador del encuentro fue Esteban Batista con 24 puntos a los que le sumó 10 rebotes. Los charrúas salieron convencidos de querer ganar el partido en el inicio del segundo tiempo. Cerraron su defensa y el pívot tomó la batuta del equipo. Panamá cometió muchos errores en los dos tableros. Se olvidó de lo bueno que había hecho en la primera mitad y permitió a los uruguayos alejarse.

Nunca hubo equivalencias entre Canadá y Cuba, dos equipos que están en momentos muy diferentes. Literalmente, el partido duró apenas un solo cuarto ya que marchaba 22-7, después de 10 minutos y por el trámite que estaba a la vista de todos era muy difícil de esperar que Cuba pudiera remontarlo. Los de Rautins impusieron su superioridad. Sin desesperarse ni querer ganar el partido antes de jugarlo ejecutaron las ofensivas con paciencia y buscando a sus hombres altos. A medida que fueron corriendo los minutos Cuba se veía impotente para proteger su propio aro, y así Carl English fue desplegando todo su potencial.

En la segunda mitad se vio otra Cuba; salió a jugarle áspero a Canadá, chocó y fue fuerte a cada rebote y pelota dividida. Con la misma consigna de ir para adentro y defender todo el campo cuando era posible, Cuba se metió en el juego al menos anímicamente. Forzó pérdidas y se permitió ilusionarse. Los canadienses no entraron en el juego cubano, y rápidamente en el inicio del cuarto parcial volvieron a alcanzar la diferencia de 20 puntos con la que se manejaron durante gran parte del partido.

En el cierre, no hubo diversión, ni 30 puntos de ventaja. Argentina tuvo que dejar todo para mantener el invicto en el Pre-Olímpico y, con sufrimiento, venció a Puerto Rico (81-74). Primer juego en el que Julio Lamas contó con la plantilla completa, Fabricio Oberto incluido. Los albicelestes debieron apretar los dientes para dar vuelta a una historia que empezó complicada.


Luego de un arranque con dudas, Argentina recién pudo acomodarse al promediar el primer parcial, en especial por la defensa de Nocioni y la categoría de Ginóbili. A falta de 4:33, luego de un tiple de antología, Manu arengó al público y el calor volvió a ingresar al rectángulo desde las gradas. Sin embargo la mayor explosión llegó cuando el reloj marcaba 1:54 para el final del primer chico: volvió Fabricio Oberto. Y con el cordobés en cancha, el local cerró arriba los 10 iniciales.

El segundo cuarto tuvo otro inicio complicado. Los boricuas marcaron muy duro a Scola y profundizaron su juego en las individualidades, para marcar el ritmo del partido. Arroyo mostró su mejor versión y Puerto Rico se escapó a 7. Sobre el final, con más actitud que volumen de juego, el combinado argentino pudo reaccionar y así y todo no le alcanzó para ganar el parcial: 34-36 decía el tablero y las 9 mil almas en el Islas Malvinas quedaron preocupadas.

El complemento tuvo un inicio auspicioso, con un doble de fantasía de Scola. Pero al toque, el equipo argentino se enmarañó de nuevo, y el marcador volvió a favorecer a los boricuas. Desde allí, Argentina comenzó a imponer su peso específico. Scola convirtió otros dos dobles consecutivos y una falta antideportiva en contra de Nocioni pareció marcar rumbos más esperanzadores. Faltando 5:50 Argentina pudo sacar 9 y a después cerró 62-50. El cierre, aunque el resultado final diga lo contrario, fue dorado de principio a fin. Nocioni volvió a encabezar la arremetida gaucha y ni siquiera la cuarta falta de Scola con 6 minutos por jugar frenó a Argentina. Tranquilidad.

La fecha marca el cierre de la primera fase, con los últimos 4 encuentros: Venezuela enfrenta a Canadá, Uruguay y Paraguay se verán las caras, Cuba tirará sus cartuchos finales contra Brasil y los anfitriones se miden con los panameños. El choque de inicio pinta ser el más emocionante y una victoria bolivariana permitiría ocupar a República Dominicana el primer lugar de su grupo. No quisiera estar en el pellejo de los cubanos, Brasil tratará de romper hasta los aros. Después, todo debe ocurrir de manera apacible.

República Dominicana quemó sus primeros cartuchos, 3 triunfos y solo un revés, cinco unidades para la segunda ronda; una pausa de dos días, dilatada, agradable, para pensar, analizar, ahogarse en los videos de los contrarios y estudiar sus reales posibilidades frente a Puerto Rico, Uruguay, Panamá y Argentina.

Salvo un repunte milagroso, los dominicanos marchan seguros hacia uno de los dos partidos del próximo sábado, 10, día definitorio de la justa, aupados por el triunfo de ayer, que pareció hilar una escalera al cielo. Los cruces son asfixiantes, se juega un torneo diferente, se conversa tras bambalinas y cada quien hace también su juego fuera de la cancha.

Hay rostros que se iluminan con esta actuación dominicana, pero también hay posiciones desbordadas, hay pasiones que se han enardecido y todos sabemos que el dinero ha corrido para colocar este equipo de manera inusitada en los primeros medios de difusión nacional. La actuación desarrollada hasta el momento lo merece, pero mientras no exista un análisis coherente y veras, por cierto, bien escrito, no existirá una prensa capaz, ética y en condición de trascender hasta la posteridad.

El talento nos puede llevar lejos, pero República Dominicana sigue apostando a un juego muy emotivo. Cuando aprendamos a ser más objetivos y podamos pensar, también caeremos rendidos frente a nosotros mismos.

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