domingo, 11 de septiembre de 2011

Mar del Plata, día 13

No había sonado la chicharra que indicaba el Brasil, 83; República Dominicana, 76; cuando recibo un mensaje de esa gloria que se llama Joao José Vianna, a quien todos en el mundo del baloncesto conocemos como Pipoka, donde me decía: ¡que puto juego! Quizás esa se la descripción más veraz de los 40 minutos que se jugaron sobre el tabloncillo del Islas Malvinas.

Huertas y Flores
Lo de ayer fue un juego sin pausas, intenso, agónico, infartante, que no debería de ser olvidado jamás. Jack Martínez dejó por sentado, pese a todas sus diabluras y ese ego que no lo deja dormir, que tiene un corazón del tamaño del país. Al Horford es una pieza insustituible dentro de la escuadra nacional, con el espíritu del guerrero incansable.

Para ser justos, hay que quitarse el sombrero ante el trabajo realizado por los muchachos en la cancha.

Este debería el momento para un cambio profundo en las estructuras de la Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL), recordando siempre que, hay lecciones que nos ha dejado esta experiencia y necesitamos aprender de ellas.

Muy posiblemente lo único que nos faltó fue un pellizco de autoestima y confianza, cosa que aún no tenemos, y se consigue construyendo una cultura baloncelistica, ganando juegos, topándose con equipos de relevancia, trabajando en las bases, difundiendo la actividad.

Marcus Vinicius y Martínez
O Globo, tradicional diario brasileño, colocó el baloncesto como cabeza de página, cosa que debe haber sucedido poquísimas veces y tituló: “Basquete: Brasil está em Londres-12. Una pagina especializada señalaba: “Brasil liderado pelos Marcelinhos vence dominicanos e conquista a sonhada volta às Olímpiadas”. Mientras la crónica rezaba: “tenia que ser con sufrimiento, jugar contra la República Dominicana, con un arbitraje tendencioso y unos aficionados desafectos en Argentina, pero con mucha lucha y justicia el equipo de baloncesto masculino de Brasil ganó a los dominicanos por 83 a 76 (39-36 en el intervalo)”.

Bien tarde en la noche del sábado, la Confederación Brasileña de Baloncesto me envía un boletín extraordinario: “Brasil está nos Jogos Olímpicos de Londres – o Brasil passou pela República Dominicana e carimbou o passaporte para Londres”.

Lo que quedará para la historia será que de la mano del entrenador argentino Rubén Magnano, Brasil vuelve a unos Juegos Olímpicos, después de 16 años de ausencia. Esa será la versión oficial, la nuestra tiene que pasar por el recuerdo, pero también por un retorno al trabajo, a la competición con visos de realidad, a la implementación de programas, al rescate de las categorías formativas. Buscar opciones para el crecimiento sostenido y sostenible de la actividad
 
Como las campañas de nuestros políticos: continuar lo que está bien (muy poco), corregir lo que está mal (casi todo) y hacer lo que nunca se hizo (titánica labor). Todo ello con honestidad, honradez, capacidad, formación, entereza. Porque lo primero la gente: jugadores, entrenadores y monitores, árbitros y personal de mesa.


Machado yRamón
Una de las primeras enseñanzas arrebatadas al juego de ayer: Rubén Magnano perdió a tres figuras principales, Leandro Barbosa, Nené Hilario y Anderson Varejao. Podía acusar el golpe o fortalecer su espíritu grupal ante la adversidad. Aprovechó la ausencia de hombres con enormes egos, especialmente Nené y Leandrinho, que necesitan ver crecer sus números en las estadísticas para no generar malos climas en el grupo y concluyó con un equipo abnegado, desprendido, virtuoso. Dos jugadores secundarios se hicieron cargo de la ofensiva del equipo, en el choque, Rafael Hettsheimer, la revelación del certamen, terminó con 14 puntos, y el veterano Marcelo Machado fue goleador del juego, con 20. Marcelo Huertas, una de las figuras del torneo, anotó 19. 

Era obvio que un encuentro de estas características se jugará siempre al extremo, con dos equipos de ritmo veloz, pero que esta vez necesitarían de una cuota defensiva extra para contener al oponente. Y fue así que sorprendió República Dominicana, porque salvo los cuatro puntos iniciales de Marcus Vinicius, a Brasil le costó demasiado llegar con claridad para anotar. Sin embargo en el otro aro, el conjunto de John Calipari falló demasiado, tanto que tardó tres minutos en convertir su primer canasto de cancha, cuando Martínez logró postearse y ganar adentro. Los de Magnano abusaban del tiro externo sin tener éxito y tampoco encontraban el camino con los bloqueos al balón, muy bien trabajados defensivamente por su rival, que se hacía fuerte desde el poderío de Martínez y Horford en la pintura en ambos tableros.

Brasil debió basar su ofensiva en el perímetro, porque sus hombres grandes no pudieron imponerse ante el dúo insular, aún cuando Guilherme Giovannoni también se encargó de cargar el rebote ofensivo. A pesar de las defensas, el cuarto inicial fue entretenido, y casi siempre con Brasil arriba en el marcador. A la primera pausa, los sudamericanos iban ganando por la mínima: 18-17.

El ingreso de Villanueva para darle descanso a Martínez le permitió a Brasil dominar en la pintura. Durante los primeros tres minutos del segundo cuarto se vio un juego deslucido, con más errores que aciertos. Después se vio un mejor accionar, por el ingreso de Machado y Hettsheimer y porque los dominicanos encontraron variantes con Ronald Ramón. Hettsheimer impuso su presencia en la ofensiva brasileña y empezó a ser una preocupación para Calipari, posteándose y rotando tras poner cortinas para sus compañeros. Eso le dio más espacios a Machado, autor de 10 puntos en el cuarto.

Magnano
Con el regreso de Martínez a la cancha, República Dominicana volvió a fortalecerse en la zona interior. Los dominicanos volvieron a pasar al frente por, 25-23, restando 6:37, precisamente con dos libres de Martínez. Sin embargo Brasil lo cerró mejor, porque Marcelo Huertas se encargó de asistir, pero también de ejecutar y Machado machacaba lastimosamente desde el perímetro. Con él como insignia Brasil se fue al descanso largo ganando 39-36.

Los de Magnano comenzaron a ser superiores a partir de la segunda etapa, donde se destacó la actuación de su base. Comenzó a asistir a Hettsheimer y entre ambos dominaron en los primeros minutos del tercer cuarto. Dominicana salió con García en la marca de Huertas, si embargo no podía frenarlo y pidió minuto.

Con la intensa defensa y el lanzamiento externo característico, Brasil sacó seis en cuatro minutos del tercer cuarto (45-39). Tras el minuto solicitado por Calipari se ordenó mejor República Dominicana, que con un parcial de 6-0 con Horford, siempre importante en ese juego propuesto por el entrenador, como principal vía de anotación. Los sudamericanos fueron más efectivos y finalizaron el cuarto arriba por 62-55.

Horford y Splitter
En el último parcial Brasil volvió a marcar la diferencia con el lanzamiento externo. Mientras los dominicanos ganaban una y otra vez con Martínez y Horford adentro, los de Magnano lastimaban de afuera. Cada vez que el conjunto quisqueyano se puso en juego, Brasil se despegó con los triples de Machado y las penetraciones de Huertas. Fue una demostración de ambos, que no terminaron de definir el partido por la muestra de entrega que ofreció el equipo dominicano sobre la duela, con buenas intervenciones de Ramón además del tándem Horford-Martínez.

Brasil es una fiesta, los jugadores entendieron el mensaje del entrenador, defendieron como nunca, y se soltaron en ofensiva. Magnano hizo la combinación pulcra, aprovechando el poderío de sus dirigidos, le aplicó una nueva metodología y la cumplieron. Dominicana cumplió con emotividad, pero nadie creó jugadas más allá de las que pudieron agenciarse Martínez y Horford, solo con el corazón, pero la ofensiva fue totalmente estática.

Ahora nos queda por delante Centro-Basket 2012 y el durísimo repechaje, ambos en fechas y ubicaciones sin definir.

Delfino
En medio de todo el sufrimiento en el Islas Malvinas, me llega un twitter: “las mujeres que asisten al Pre-Olímpico eligieron a Carlos –Cabeza- Delfino como el jugador más lindo del torneo”… ¡hay tiempo para todo!

Por cierto, nunca observé al presidente de la FEDOMBAL cerca de los capos de FIBA-Américas, siempre alejado, aislado, retraído; más cerca de Leo López que de las posiciones donde debería influir e influenciar. Me pareció siempre una señal desventajosa para la estructura dominicana. Quizás debí contratar a un René Maltète para que por medio de fotografías me ofreciera su enfoque de esas escenas de abandono. El ingeniero Herasme está quemando sus papeletas con paja húmeda, ¿será una señal divina?

En el partido de cierre, tan emocionante como el primero, Argentina le regaló una alegría inmensa a su fanaticada, casi despidiendo a su “generación dorada” con un impresionante 81-79. La emoción fue el eje de todo el partido. El mejor encuentro de todo el Pre-Olímpico y la angustia de quedar afuera de Londres puso muy alto el valor de la victoria.

Argentina y Puerto Rico regalaron un partido difícil de olvidar con lo que tenían para dar: oficio, talento, cada vez menos piernas, orgullo, y un enorme sacrificio.

El primer cuarto fue golpe a golpe, entre Scola y Barea. El ala pivote argentino consiguió 16 puntos, con efectividad perfecta: 8 de 8 en dobles; Daniel Santiago se cargó de faltas y demostró que no podía marcarlo, cuando salía, Scola penetraba, si lo flotaba a un metro, lo castigaba con un tiro abierto. Mientras que el escolta de Dallas Mavericks aportó 12 para los boricuas. La diferencia estuvo en la manera en la que lo consiguieron. Mientras Scola recibió juego de Prigioni y de Ginóbili y Argentina finalizó con 10 asistencias el primer parcial, los dirigidos por Flor Meléndez apenas registraron dos. Pero los albicelestes, que llegaron a estar arriba por diez tantos, finalmente cerraron el primer cuarto apenas por cinco (29-24) debido a sendas apariciones de Arroyo y Balkman.

Ginóbili y Galindo
Puerto Rico cambió la cara en el segundo cuarto. Apostó a anular a Ginóbili, disfrutó de la salida de Scola, por dos faltas, profundizó el buen momento con su defensa zonal y empezó a discutir más fuerte el rebote ofensivo. Así, contó con segundas oportunidades y golpeó a fondo con triples de Holland y el buen aporte de Narváez, quien llegó con 5 puntos desde el banco. Los nervios comenzaron a sentirse en el Islas Malvinas, los argentinos intentaban todo tipo de cambio en los picks pero nada resultaba; los boricuas lastimaron con el pick and roll y las penetraciones. Puerto Rico con su zona en defensa disfrutó de la rebotes y saco ventajas de ellos. Terminó el primer tiempo con 20 rebotes (10+10) diez más que Argentina. Puerto Rico, con mucha autoridad, revirtió la historia y se fue arriba por cuatro puntos a la pausa (44-40).

De la peor manera arrancó Argentina en el tercero. Dos dobles seguidos de Daniel Santiago le dieron a Puerto Rico la máxima, de ocho tantos (48-40). Pero ahí volvió a aparecer Federico Kammerichs, el héroe del partido ante República Dominicana. El Yacaré (caimán sudamericano), inolvidable amigo, descolgó un rebote clave que le hubiera permitido a los boricuas sacar diez tantos. Y en la siguiente generó un vale y falta, para dejar a Argentina 48-43 abajo. Como si eso hubiera sido poco, el ala de Corrientes metió un tapón impresionante en defensa y en ataque Scola arrimó a 3: 48-45.

Cómo lo podía ganar Argentina a un partido que se le complicaba, que se volvía tan cuesta arriba. ¿A los bombazos? No había muchos argumentos tácticos que cubran el testimonio emocional. Siendo el básquet un deporte esencialmente táctico la definición del partido fue poniendo el famoso factor “H”.

Técnicamente, el factor “H” es una medición formal de la calidad y cantidad de la investigación mediante un número “n”. En este caso el particular el factor “H” es huevo, cojones, granos, semillas, pústulas, pelotas, bolas, brazen, como podría decir Mr. Calipari, couilles diría Tony Parker, coglioni, señalarían los ascendentes de José Miguel Bonetti, y colhões, usaría Tiago Splitter.

Kammerichs
Con el envión anímico que le dio Kammerichs, Argentina se metió de lleno en partido. Ginóbili se fue el descanso sabiendo que había metido 4 puntos en el primer tiempo (dos de ellos de tiro libre). Nadie tenía necesidad de decirle nada. Salio al segundo tiempo convencido que tenía que aparecer. Y como la defensa de Puerto Rico cubría los espacios al aro y le quedaban cada vez menos piernas, utilizó su mano privilegiada para castigar a la defensa rival con una lluvia de triples. Y lo empató en 48. A partir de ahí se inició el concurso de triples. Argentina pegó con dos de Prigioni y otros tres de Ginóbili. Puerto Rico contestó con dos de Holland y uno de Barea. El duelo, en ese terreno, lo ganó Argentina, que se impuso en el parcial 26-16 y entró a los últimos diez arriba por seis: 66-60.

La defensa argentina contuvo a Barea y a Arroyo como no había podido hacerlo en el primer tiempo. Increíblemente Flor Meléndez no volvió a la defensa zonal que tantos réditos le había dado en la etapa inicial. Puso a Galindo de alero al lado de Balkman y Santiago, marcó hombre a hombre, pero esa teórica ventaja fue destrozada.

El último parcial no detuvo el show de Ginóbili. En la reanudación siguió golpeando con su precisión en sus tiros de larga distancia. El de Bahía Blanca encestó dos y estiró a seis sus aciertos seguidos. Pero no estuvo solo, Scola y Prigioni lo acompañaron. Argentina estableció una máxima de 11 (71-60). Pero a partir de ahí se volvió a quedar sin anotación y sin ideas. Puerto Rico ajustó la marca con convicción y amor propio y de a poco fue limando la diferencia.

Hubo si un dato clave. Barea se fue mentalmente del partido en discusiones y eso ayudó a los argentinos. Se peleó con los rivales, la gente y perjudicó a su selección. Cuando ingresó el base suplente Rodríguez, al lado de Arroyo, se encargaron de alimentar a Balkman y a Santiago y Puerto Rico mejoró hasta poner un parcial 2-13 y empatar el partido en 79 para dar un final agónico.

Ginóbili encestó uno de dos libres y dejó a Argentina arriba 80-79. Arroyo falló en la siguiente pero los boricuas sobrecargaron el rebote y se ganaron una nueva oportunidad, a 41 segundos del cierre.

En la reposición, Puerto Rico no hilvanó un buen ataque y fue bola para Argentina. Entonces, los de Flor Meléndez mandó a cortar a Prigioni. El cordobés metió uno de sus dos intentos y dejó a la Selección arriba por dos, 81-79, pero con la gran chance para Puerto Rico, con 6 segundos en reloj. Aunque Barea falló y se desató la fiesta.

Scola
Fabián García escribió: “la Generación Dorada tiene fecha de vencimiento. No hay dudas, cada vez le cuesta más físicamente, pero mentalmente esta impecable. De todos modos hay algo más grande: esta selección tiene un corazón de oro y eso no se entrena ni se termina nunca. Desde lo emocional sacó el partido adelante, para regalarse/nos el privilegio de estar en un nuevo Juegos Olímpicos”.

Hoy República Dominicana y Puerto Rico lucharán para subir al podio y agenciarse la tercera posición. Argentina tratará de seguir la fiesta buscando la medalla de oro frente a Brasil, dos clásicos regionales que ya tuvieron una edición previa en esta misma justa.

Dominicana, hizo una enorme inversión con un cuerpo técnico con mucha experiencia, quizás le faltó un poco de sazón criollo, mientras deberá seguir esperando su oportunidad internacional.

Una vez participó en una gran cita, en el Mundial de Manila, en 1978 y de eso hacen 33 años. 

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