viernes, 29 de julio de 2016

¿Vale la peña soñar con el deporte dominicano?

ilustraciones de Brandi Milne

Escuché al doctor Jaime David de Jesús Fernández Mirabal, ministro de Deportes y Recreación, en el acto de entrega de la bandera a la delegación que estará participando en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, en el Palacio Nacional. Esta vez estaba lejos de la serenidad que transmiten las esculturas labradas en los troncos cincelados en el Centro Olímpico Juan Pablo Duarte, dispuestas por él, y el frenesí de los muchachos por saludar a Danilo Medina Sánchez, Presidente de la República, le arrancaba el estoicismo.

Ya se había advertido de la excitación en las escalinatas de mármol que conducen a la segunda planta de la mansión ejecutiva. Era una nueva camada de jóvenes que ha alcanzado una madurez deportiva temprana y tiene una lógica comunicacional diferente.

Había crujidos, chirridos y reglas, ceños fruncidos, que trataban de imponer gente como Luis –Luisin- Mejía Oviedo, presidente del Comité Olímpico Dominicano; un adusto Temístocles Montas Domínguez, eterno ministro de Economía, Planificación y Desarrollo de los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana (PLD); un negociador como José Ramón Peralta, ministro Administrativo, más danilista que el propio Danilo; y gente como Antonio –Colin- Acosta, que está pasando las mil y quinientas con un travieso Diego Pesqueira, que se autodenomina “gloria del deporte”; el sempiterno presidente del boxeo Bienvenido Solano, que supuestamente celebró unas elecciones para dar paso a otras figuras, pero sigue despachando y firmando en esa federación; y un busca cámaras llamado Rafael Fernando Uribe Vásquez, también conocido por el mote de Rafelin, tratando de hacerse el simpático, olvidando que es mejor caer en gracia que ser gracioso.


El doctor Fernández Mirabal, por supuesto, señaló que la presencia allí, con 11 disciplinas diferentes, se debía a los programas de trabajo impulsados desde el ministerio bajo su responsabilidad. Por supuesto, había que tener palabras de buena crianza frente al Presidente de la República, pero tampoco ser tan evidente. Quizás pensó que era un milagro o un aborto de la naturaleza, palabra tan vigente en República Dominicana en estos momentos, pero si es más que un golpe de suerte. Olvidó que en citas como los Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe en el 2014 en Veracruz y en los Juegos Panamericanos del 2015 en Toronto, retrocedimos una enormidad.

Lamentablemente un atleta olímpico no se forma en cuatro años, se necesita curtir los cuerpos y las facultades mentales, trabajar intensamente todos los días con programas específicos, maquinas detalladas y hasta entrenadores individuales. Se precisa un organismo especializado para cada individuo, porque la preparación es integral. Atenciones medicas, alimentación bajo determinados parámetros y cientos de detalles. Cada día se pide más gerencia, la actividad esta más tecnificada, urgen los proyectos, se les acercan ilusionistas como si estuviéramos construyendo el muro en la frontera haitiana, pero se le entrega la delegación a un Junior Antonio Arias Noboa, uno de sus asistentes personales, y los resultados que soñamos se ahogan en la desesperanza.

Acá las federaciones viven lastimosamente, independientes de las calidades de muchos de sus miembros. El ministerio trata de politizar todo, y mucho más en esta gestión, con un miembro destacado del partido gobernante, pero también un miembro que ha vivido el agotamiento de su estrella. Muchos juegos escolares, juegos de la mujer, de la frontera, de discapacitados, provinciales, pero tengo la duda sobre su continuidad y lo que se obtiene de ellos.  Fernández Mirabel debería de colocar un cartelito frente a las puertas de su ministerio, mirando hacia la avenida 27 de Febrero, donde se lea: “aquí hacemos una revolución”.

Del otro lado un COD que siempre se perfila como victima. Muchas sollozos se derraman antes de cada compromiso, por insignificante que parezca, aparecen las lúgubres pronósticos, los llamados de colaboración extremos, para al final, los abrazos, los besos, las caricias. Aparece siempre un imbecil que lanza el frío, desapacible, y tosco bramido: ¡Viva la República Dominicana!

Enormes barriles sin fondos que sirven para saciar las apetencias personales. En el marco del Estado Dominicano ha servido como referencia, tomar velocidad y pasar de las urgencias a un desarrollo sostenido. El magro dinero que recibe el deporte dominicano ha servido para construir riquezas a mucha gente que no tiene como demostrar su patrimonio.

¿El COD?... ¡otro negocio!

Si bien es cierto que los muchachos provienen de apartados puntos de nuestra geografía, alguien se ha preocupado por las condiciones de vida y las de sus familias; de su preparación académica. ¿Conocemos ese amplio solar llamado Batey 4 en la provincia Independencia?... ¿o el Batey 8?... en esos campos, llenos de caliche (tierra blanquecina), donde los cañaverales se pierden en el infinito, la pobreza es extrema, el sol golpea con intensidad desde sus primeros rayos, y se espera el ferrocarril del ingenio Barahona para subir la caña cortada najo uno de los más infernales soles.

Alguien se ha preguntado alguna vez lo que podría estar sintiendo Luis Enrique Charles, salido precisamente del Batey 8, después de cruzar el Atlántico y correr en el Mundial juvenil de Bydgoszcz, en el norte de Polonia, ciudad de la que ya se tenían noticias en 1238 y originalmente fue un asentamiento de pescadores, y de ahí volar a Río de Janeiro, a los Juegos Olímpicos, para acompañar los sueños de todos los dominicanos junto a , Luguelin Santos, Wander Santos, Gustavo Cuesta, Yon Soriano y Máximo Mercedes.

Ahí, como grandes edificaciones, en ese trayecto que conduce a Neiba, desde Vicente Noble sólo se observan como grandes construcciones disgregadas escuelas e instalaciones de un salón donde se preparan raciones alimenticias. Después, la incredulidad y un puesto de policía pintado de blanco donde los agentes saludan a todos los viajantes. Nada parece ilusionar.


Después las fotos de las condiciones de las viviendas de los progenitores, en los lugares más depauperados de la dominicanidad. Los reclamos por una modesta vivienda, y la reiterada burla de los funcionarios.

El gobierno nos repite que estamos viviendo bajo un marco de estabilidad y desarrollo como nunca antes habíamos estado. Leonel Fernández Reyna, precursor de Medina Sánchez en la primera magistratura del estado, señaló en diciembre pasado que desde el 1996 se han creado tres nuevas naciones. Sólo hay que saber donde está colocada esa plata. Esta misma semana, un parte de prensa nos indicaba que Héctor Valdez Albizu es el garante de todo nuestro desarrollo. Yo tengo la impresión de que cada vez que el gobernador del Banco Central de República Dominicana abre la boca me está mintiendo.

Para peor, en el gobierno de Medina Sánchez nunca hemos tenido una señal clara de su interés en la inversión deportiva. Nunca vamos a ganar porque la sociedad no acaba de entender que estos valores no conducen a nada. Siempre se necesitará saber como se sostienen las escasas políticas deportivas en el tiempo.

Las señales nos dicen muchas cosas por más empeño del ministro Fernández Mirabal. Por ejemplo, antes de llegar a Deportes y Recreación eliminó la amplia cartera de vice-ministros de la pasada gestión, hasta 38 se llegaron a contar, dejó solamente a 6, incluyendo a Gerardo Mercedes Suero Correa, Enmanuel Trinidad Puello y Soterio Ramírez Martínez. Trajo al nadador de aguas abiertas Marcos Aurelio Díaz Domínguez, a la arquitecto Circe Yadira Issa Job, y a Reyes Aníbal Portorreal Capellán, de un amplio historial en el Fondo Especializado para el Desarrollo Agropecuario (FEDA). Pero muchos de los destituidos pasaron a ocupar “cargos” en el ministerio, incluyendo a Arias Noboa y al periodista Heriberto Adolfo Morrison Fortunato.

Las convulsiones no se hicieron esperar, pasó a Suero Correa, después de ocho años sin estridencias en asuntos administrativos al departamento técnico, y designó a Portorreal Capellán para el manejo de las finanzas. Sin saberlo, sorprendiéndonos, despertó las sospechas de siempre; no llegó a fin de año sin que se iniciaran los escándalos en la dependencia, empezando por su desfachatez en el manejo de las relaciones con los actores del deporte.

La Cámara de Cuentas meses atrás advirtió sobre la necesidad de transparencia en el deporte, muy posiblemente nadie le haya hecho caso; quizás hay muchos que piensan que en este mundillo se vive como si fuera el lejano oeste. Tengo la percepción que no hay que ir muy lejos para descubrir muchas cosas de esos actores. Por supuesto, la quema de papeles es hábito constante.

Para no ir lejos, alguien podría responderme por qué alguien llamado Melvyn Miedlop López Guillen recibe un salario de 30 mil pesos como monitor de atletismo, cuanto todo el mundo sabe que está como técnico nacional de baloncesto. Ello sólo es un error en nomina. ¿Cuántos más?... ¿y las compras?... ¿y las reparaciones?... ¿y los campamentos?

Escribí en tiempos pasados que al deporte no le hacen falta ni Fernández Mirabal ni Mejía Oviedo, pero tampoco muchos de esos lúgubres personajes que pululan en el mismo desde tiempos muy pretéritos. Siempre se yerra el diagnóstico pero se repiten las mismas caras. Este cepo nos mantiene en el estancamiento y las miserias en los resultados como herencia.

¿Alguien se preocupó alguna vez por nuestro medallista Félix Díaz?... quizás volvamos a saber de él cuando el Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano decida elevarlo a la inmortalidad deportiva. Leí un corto donde se señalaba: “después que un atleta se retira, los aplausos diarios se convierten en aplausos anuales”.


Exceso de historias para contar en tan poco espacio y en detalle. Para peor, la corrupción es el ente que une los estamentos deportivos oficiales con el entramado del COD, y como corresponde, en el medio hay centenares de millones de devaluados pesos, que bien valen para comprar caramelos y algunos apartamentos en lugares exquisitos de la ciudad. Siempre, siempre, tendrá razón Martín Fierro.

Aquí me pongo a cantar
Al compás de la vigüela,
Que el hombre que lo desvela
Una pena extraordinaria
Como la ave solitaria
Con el cantar se consuela”
“Y sepan cuantos escuchan
De mis penas el relato
Que nunca peleo ni mato
Sino por necesidá;
Y que a tanta alversidá
Sólo me arrojó el mal trato.”

Al final hemos visto como todo se recicla. Aquí no hay militancias, pero si mucho oportunismo. Este relato no estará terminando jamás como los cuentos de hadas. Aquí también se paga mucho dinero y se otorgan favores para tapar la corrupción, incluyendo el favor de los jueves, pero la verdad encuentra grietas por donde manifestarse. Tarde o temprano los trapos sucios salen a la luz.

Es la lección que deberían aprender Fernández Mirabal, Mejía Oviedo y su larga lista de socios comerciales, cómplices, compinches, colaboradores y acólitos.


No puedo desear volver a ser un párvulo y tengo que convivir con toda esta gentuza, pero en definitiva es mejor tener las rodillas peleadas por las travesuras y el pantalón nuevo roto, que el corazón sin esperanza ante tanta inequidad.

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