¿Vale la peña soñar con el deporte dominicano?
ilustraciones de Brandi Milne
Escuché al doctor Jaime David de Jesús Fernández
Mirabal, ministro de Deportes y Recreación, en el acto de entrega de la bandera
a la delegación que estará participando en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro,
en el Palacio Nacional. Esta vez estaba lejos de la serenidad que transmiten
las esculturas labradas en los troncos cincelados en el Centro Olímpico Juan Pablo
Duarte, dispuestas por él, y el frenesí de los muchachos por saludar a Danilo
Medina Sánchez, Presidente de la República, le arrancaba el estoicismo.
Ya se había advertido de la excitación en las
escalinatas de mármol que conducen a la segunda planta de la mansión ejecutiva.
Era una nueva camada de jóvenes que ha alcanzado una madurez deportiva temprana
y tiene una lógica comunicacional diferente.
Había crujidos, chirridos y reglas, ceños fruncidos,
que trataban de imponer gente como Luis –Luisin-
Mejía Oviedo, presidente del Comité Olímpico Dominicano; un adusto Temístocles
Montas Domínguez, eterno ministro de Economía, Planificación y Desarrollo de
los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana (PLD); un negociador como
José Ramón Peralta, ministro Administrativo, más danilista que el propio Danilo; y gente como Antonio –Colin- Acosta, que está pasando las mil
y quinientas con un travieso Diego Pesqueira, que se autodenomina “gloria del deporte”; el sempiterno
presidente del boxeo Bienvenido Solano, que supuestamente celebró unas
elecciones para dar paso a otras figuras, pero sigue despachando y firmando en
esa federación; y un busca cámaras llamado Rafael Fernando Uribe Vásquez, también
conocido por el mote de Rafelin,
tratando de hacerse el simpático, olvidando que es mejor caer en gracia que ser
gracioso.
El doctor Fernández Mirabal, por supuesto, señaló que
la presencia allí, con 11 disciplinas diferentes, se debía a los programas de
trabajo impulsados desde el ministerio bajo su responsabilidad. Por supuesto, había
que tener palabras de buena crianza frente al Presidente de la República, pero
tampoco ser tan evidente. Quizás pensó que era un milagro o un aborto de la
naturaleza, palabra tan vigente en República Dominicana en estos momentos, pero
si es más que un golpe de suerte. Olvidó que en citas como los Juegos Deportivos
Centroamericanos y del Caribe en el 2014 en Veracruz y en los Juegos
Panamericanos del 2015 en Toronto, retrocedimos una enormidad.
Lamentablemente un atleta olímpico no se forma en
cuatro años, se necesita curtir los cuerpos y las facultades mentales, trabajar
intensamente todos los días con programas específicos, maquinas detalladas y hasta
entrenadores individuales. Se precisa un organismo especializado para cada
individuo, porque la preparación es integral. Atenciones medicas, alimentación bajo
determinados parámetros y cientos de detalles. Cada día se pide más gerencia, la
actividad esta más tecnificada, urgen los proyectos, se les acercan
ilusionistas como si estuviéramos construyendo el muro en la frontera haitiana,
pero se le entrega la delegación a un Junior Antonio Arias Noboa, uno de sus
asistentes personales, y los resultados que soñamos se ahogan en la
desesperanza.
Acá las federaciones viven lastimosamente, independientes
de las calidades de muchos de sus miembros. El ministerio trata de politizar
todo, y mucho más en esta gestión, con un miembro destacado del partido
gobernante, pero también un miembro que ha vivido el agotamiento de su
estrella. Muchos juegos escolares, juegos de la mujer, de la frontera, de
discapacitados, provinciales, pero tengo la duda sobre su continuidad y lo que
se obtiene de ellos. Fernández Mirabel
debería de colocar un cartelito frente a las puertas de su ministerio, mirando
hacia la avenida 27 de Febrero, donde se lea: “aquí hacemos una revolución”.
Del otro lado un COD que siempre se perfila como
victima. Muchas sollozos se derraman antes de cada compromiso, por
insignificante que parezca, aparecen las lúgubres pronósticos, los llamados de
colaboración extremos, para al final, los abrazos, los besos, las caricias.
Aparece siempre un imbecil que lanza el frío, desapacible, y tosco bramido: ¡Viva
la República Dominicana!
Enormes barriles sin fondos que sirven para saciar las
apetencias personales. En el marco del Estado Dominicano ha servido como
referencia, tomar velocidad y pasar de las urgencias a un desarrollo sostenido.
El magro dinero que recibe el deporte dominicano ha servido para construir
riquezas a mucha gente que no tiene como demostrar su patrimonio.
¿El COD?... ¡otro negocio!
Si bien es cierto que los muchachos provienen de
apartados puntos de nuestra geografía, alguien se ha preocupado por las
condiciones de vida y las de sus familias; de su preparación académica.
¿Conocemos ese amplio solar llamado Batey 4 en la provincia Independencia?...
¿o el Batey 8?... en esos campos, llenos de caliche (tierra blanquecina), donde
los cañaverales se pierden en el infinito, la pobreza es extrema, el sol golpea
con intensidad desde sus primeros rayos, y se espera el ferrocarril del ingenio
Barahona para subir la caña cortada najo uno de los más infernales soles.
Alguien se ha preguntado alguna vez lo que podría
estar sintiendo Luis Enrique Charles, salido precisamente del Batey 8, después
de cruzar el Atlántico y correr en el Mundial juvenil de Bydgoszcz,
en el norte de Polonia, ciudad de la que ya se tenían noticias en 1238 y
originalmente fue un asentamiento de pescadores, y de ahí volar a Río de
Janeiro, a los Juegos Olímpicos, para acompañar los sueños de todos los
dominicanos junto a , Luguelin Santos, Wander Santos, Gustavo Cuesta, Yon
Soriano y Máximo Mercedes.
Ahí, como grandes edificaciones, en ese trayecto que conduce
a Neiba, desde Vicente Noble sólo se observan como grandes construcciones disgregadas
escuelas e instalaciones de un salón donde se preparan raciones alimenticias. Después,
la incredulidad y un puesto de policía pintado de blanco donde los agentes
saludan a todos los viajantes. Nada parece ilusionar.
Después las fotos de las condiciones de las viviendas de los
progenitores, en los lugares más depauperados de la dominicanidad. Los reclamos
por una modesta vivienda, y la reiterada burla de los funcionarios.
El gobierno nos repite que estamos viviendo bajo un marco de
estabilidad y desarrollo como nunca antes habíamos estado. Leonel Fernández
Reyna, precursor de Medina Sánchez en la primera magistratura del estado,
señaló en diciembre pasado que desde el 1996 se han creado tres nuevas
naciones. Sólo hay que saber donde está colocada esa plata. Esta misma semana,
un parte de prensa nos indicaba que Héctor Valdez Albizu es el garante de todo
nuestro desarrollo. Yo tengo la impresión de que cada vez que el gobernador del
Banco Central de República Dominicana abre la boca me está mintiendo.
Para peor, en el gobierno de Medina Sánchez nunca hemos
tenido una señal clara de su interés en la inversión deportiva. Nunca vamos a
ganar porque la sociedad no acaba de entender que estos valores no conducen a
nada. Siempre se necesitará saber como se sostienen las escasas políticas
deportivas en el tiempo.
Las señales nos dicen muchas cosas por más empeño del
ministro Fernández Mirabal. Por ejemplo, antes de llegar a Deportes y Recreación
eliminó la amplia cartera de vice-ministros de la pasada gestión, hasta 38 se
llegaron a contar, dejó solamente a 6, incluyendo a Gerardo Mercedes Suero
Correa, Enmanuel Trinidad Puello y Soterio Ramírez Martínez. Trajo al nadador
de aguas abiertas Marcos Aurelio Díaz Domínguez, a la arquitecto Circe Yadira
Issa Job, y a Reyes Aníbal Portorreal Capellán, de un amplio historial en el
Fondo Especializado para el Desarrollo Agropecuario (FEDA). Pero muchos de los
destituidos pasaron a ocupar “cargos” en el ministerio, incluyendo a Arias
Noboa y al periodista Heriberto Adolfo Morrison Fortunato.
Las convulsiones no se hicieron esperar, pasó a Suero Correa,
después de ocho años sin estridencias en asuntos administrativos al
departamento técnico, y designó a Portorreal Capellán para el manejo de las
finanzas. Sin saberlo, sorprendiéndonos, despertó las sospechas de siempre; no
llegó a fin de año sin que se iniciaran los escándalos en la dependencia,
empezando por su desfachatez en el manejo de las relaciones con los actores del
deporte.
La Cámara de Cuentas meses atrás advirtió sobre la necesidad
de transparencia en el deporte, muy posiblemente nadie le haya hecho caso; quizás
hay muchos que piensan que en este mundillo se vive como si fuera el lejano
oeste. Tengo la percepción que no hay que ir muy lejos para descubrir muchas
cosas de esos actores. Por supuesto, la quema de papeles es hábito constante.
Para no ir lejos, alguien podría responderme por qué alguien
llamado Melvyn Miedlop López Guillen recibe un salario de 30 mil pesos como
monitor de atletismo, cuanto todo el mundo sabe que está como técnico nacional
de baloncesto. Ello sólo es un error en nomina. ¿Cuántos más?... ¿y las
compras?... ¿y las reparaciones?... ¿y los campamentos?
Escribí en tiempos pasados que al deporte no le hacen falta
ni Fernández Mirabal ni Mejía Oviedo, pero tampoco muchos de esos lúgubres
personajes que pululan en el mismo desde tiempos muy pretéritos. Siempre se
yerra el
diagnóstico pero se repiten las mismas caras. Este cepo nos mantiene en el
estancamiento y las miserias en los resultados como herencia.
¿Alguien se preocupó alguna vez por nuestro medallista Félix Díaz?...
quizás volvamos a saber de él cuando el Pabellón de la Fama del Deporte
Dominicano decida elevarlo a la inmortalidad deportiva. Leí un corto donde se
señalaba: “después que un atleta se
retira, los aplausos diarios se convierten en aplausos anuales”.
Exceso de historias para contar en tan poco espacio y en
detalle. Para peor, la corrupción es el ente que une los estamentos deportivos
oficiales con el entramado del COD, y como corresponde, en el medio hay
centenares de millones de devaluados pesos, que bien valen para comprar
caramelos y algunos apartamentos en lugares exquisitos de la ciudad. Siempre,
siempre, tendrá razón Martín Fierro.
Aquí me pongo a cantar
Al compás de la vigüela,
Que el hombre que lo desvela
Una pena extraordinaria
Como la ave solitaria
Con el cantar se consuela”
“Y sepan cuantos escuchan
De mis penas el relato
Que nunca peleo ni mato
Sino por necesidá;
Y que a tanta alversidá
Sólo me arrojó el mal trato.”
Al final hemos visto como todo se recicla. Aquí no hay
militancias, pero si mucho oportunismo. Este relato no estará terminando jamás como
los cuentos de hadas. Aquí también se paga mucho dinero y se otorgan favores
para tapar la corrupción, incluyendo el favor de los jueves, pero la verdad
encuentra grietas por donde manifestarse. Tarde o temprano los trapos sucios
salen a la luz.
Es
la lección que deberían aprender Fernández Mirabal, Mejía Oviedo y su larga
lista de socios comerciales, cómplices, compinches, colaboradores y acólitos.
No
puedo desear volver a ser un párvulo y tengo que convivir con toda esta
gentuza, pero en definitiva es mejor tener las rodillas peleadas por las
travesuras y el pantalón nuevo roto, que el corazón sin esperanza ante tanta
inequidad.
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