¡Cuando nadie nos ve!
Tristemente tengo que admitir que el IV Congreso del
Baloncesto Dominicano, efectuado en diciembre pasado en las instalaciones del
Club Mauricio Báez, fue un balde de agua fría al escuchar que ninguno de los objetivos
trazados en el conclave anterior se había cumplido, con una diferencia de 4
años, todos en la administración del ingeniero Frank Herasme.
Los resultados del último Panamericano Sub-18 para
damas efectuado en la ciudad de Gurabo, Puerto Rico (Ago.15/19.2012) deben ser
la última alarma para los inicios de trabajos responsables sobre la disciplina.
Perder los 5 encuentros disputados, 4 de ellos por un margen que duplicaba los
tantos anotados abre enormes interrogantes. Las dominicanas anotaron 160 puntos
(32.0 por partido) pero permitieron la friolera de 329 unidades (65.8);
curiosamente la clasilla de rebotes (173) superó a la de anotación.
Se puede agregar infinidad de circunstancias. Ningún
“entendido”, ¿ciertamente, los hay en el país?, ha escrito o mencionado sobre
el particular, ni lo hará, ¿compromisos económicos?... el periodismo deportivo
en el país dominicano es muy frágil, todos se cuidan de los señalamientos que
se puedan hacer, pero siempre hay un dedo que puede levantarse ante una opinión
contraria a ciertos intereses. Hay quienes no disimulan al tocar puertas y con
pocas excepciones caen arrodillados ante un fajo de billetes; así son sus
expresiones en los medios, apañadas, llenas de claroscuros. Convirtiendo a
directivos y atletas en ídolos con pies de barro.
Quizás las chicas del sub-18 asistieron allí con la
mejor buena fe del mundo, se entrenaron, trataron de dar lo mejor de si, pero
se necesita más; más integridad, más formación, más trabajo técnico,
mejoramiento del aspecto físico y mental de las chiquillas. Todo el cuerpo
técnico era enteramente masculino… creo que nadie estaba en capacidad para
manejar situaciones conflictivas, de cualquier índole…
Las estadísticas son demoledoras, para rascarnos la cabeza,
las jóvenes lanzaron para un 19.8 por ciento desde el campo (insólito,
impensable, pasmoso), 14.5 detrás del arco (inimaginable, extravagante,
indigerible, trastornado) y 47.5 por ciento desde la línea (escandaloso,
inaudito, paradójico, estrafalario, humorístico). Números para reflexionar,
para imbuirse dentro de ellos y si alguien quiere cortarse las venas, pues
adelante, pero en este país lleno de irresponsabilidades e insensatos, seres estólidos,
pánfilos, nadie lo hará. Estadísticas bajo las cuales ningún equipo pueda tener
la mínima capacidad de imponerse en tope alguno. Apenas se concedieron 21
asistencias pero hubo la friolera de 112 balones perdidos.
De los 32 puntos marcados por partido, Cheisy
Hernández se quedó con 10.4 y Yamel Abreu con 8.4; dos jugadoras marcaron el 59
por ciento de los escasos tantos logrados. No había artillería con que
contrarrestar las defensas contrarias, burlar un sólo sistema del oponente.
Para peor, antes de partir el entrenador Juan Matos realizaba las prácticas a
puertas cerradas, como si las ordenanzas a emplear fueran misterio a develar.
Aquí, salvo contadas excepciones, todo el mundo conoce del poco arsenal táctico
de nuestros entrenadores.
Pero más allá de las capacidades técnicas de los
entrenadores dominicanos, todos sabemos que nos engañamos con gente que ni
siquiera puede escribir correctamente su nombre, que han aprendido por la
observación, que jamás han tenido en las manos un manual de instrucción básica,
que no saben leer un sistema en un cuadernillo, que son analfabetos funcionales;
en el caso de las damas, más de uno ha tratado de hacerse el gracioso con las
propias chicas y para peor, se niegan a escuchar y superarse no importa la
calidad del interlocutor que se presente. Hay un archifamoso entrenador
dominicano que se ha robado, repito, robado, los álbumes de sistemas de los
entrenadores extranjeros con los que ha trabajado.
Se me garantizó que Colombia y Argentina eran nuestros
obstáculos para llegar al Mundial de la especialidad y que no se iba a
defraudar a la nación dominicana; las colombianas nos ganaron (47-40) y las
argentinas nos derrotaron con autoridad (51-26). En el tramo de consuelo,
Puerto Rico dispuso de las chicas (68-35) y en la jornada final México (64-33).
Todo ello sin contar con el desmoralizante debut frente a Estados Unidos
(99-26).
Pero si se quiere más del agrio zumo de limón sobre
las llagas, este fue el mismo grupo que asistió hace tres años al Sub-16
Panamericano efectuado en México y donde se conoció la derrota más humillante
que haya vivido jamás el baloncesto dominicano, 128-17 frente a Estados Unidos
(Ago.10.2009). Una diferencia de 111 tantos. ¡Y nadie dijo nada!
Sobreviven de aquella amarga experiencia Yamile Rodríguez,
Cheisy Hernández, Frabel Fernández, Yamel Abreu y Rosa Ysabel. Esa vez también
las argentinas dispusieron de nosotros (90-33) y dos días después las mexicanas
hicieron otro daño inconmensurable (121-38).
Tiempo atrás, el baloncesto femenil brindó las
primeras medallas de la disciplina. De ese grupo hay que señalar que se vivía
la experiencia que aportaban Máximo Bernard Vásquez y Mayobanex Mueses, pero también
se consagraba el espacio del desarrollo académico. Así se hicieron profesionales
Josefina Copplind (odontóloga y vice-rectora de la Universidad Autónoma
de Santo Domingo), Luz del Alba Hernández (médico), Cristina Montilla (médico),
Scarlett Sánchez (médico), Heyda Joaquín (médico), Silvia Espinal
(bioanalista), Vilma Guerrero (farmacéutica), Mayra Paulino (arquitecta), Sarah
Lebron (ingeniero civil); de las vidas de Nilcia Reyes, Altagracia Zapata, Áurea
Desangles, Rosa Núñez, Jeanny Astacio, Cecilia Reyes, Nancy Willmore, Casilda
Clemente, entre otras, no tengo mayores detalles.
Teresa Duran y Matilde Guerrero asistieron a 6 torneos
Centro-Basket; Mayra Paulino y Silvia Espinal a cinco; Casilda Clemente, Nilcia
Reyes, Carmen Dilia Santana y Yerda Trinidad a 4; según el libro Fiebre bajo los aros. La Guerrero estuvo en 6
versiones de los Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe, la Duran en 5 y la Espinal en 4.
Consistencia.
Ese ciclo se cerró con la participación dominicana en
el Pre-Olímpico de 1992, previo a los Juegos Olímpicos de Barcelona. ¡20 años!
Desde entonces, las tinieblas nos han colocado al
borde del abismo, nadie quiere sumergir su mano más allá de lo que puede ver o
palpar, quizás negándose a probar el sabor de la fruta que nadie quiere tocar y
donde quizás podemos encontrar la más gloriosa satisfacción.
Hemos caído en las garras de la mediocridad, del
inmediatismo, de la imperfección, de la insuficiencia, de la pequeñez, de la
vulgaridad, del fallo reiterado, del desperfecto validado. Las vidas tienen que
tener algún sentido y las vivencias del baloncesto femenino dominicano las
dejaron de tener hace tiempo. Nunca es tarde para cambiar, se necesita empezar
a aplicar políticas acertadas después de la admisión de los errores. La limpieza
ordenada del pasado y el reforzamiento de la capacidad futura constituyen los requisitos
primordiales para el saneamiento que nos ayude a resolver la situación de
fondo.
A principios de este mismo año, ya entrados en la
administración del ingeniero Rafael Uribe, FIBA-Américas, de mano de su
secretario general Alberto García, ofreció su versión para un mejoramiento de
la estructura del baloncesto dominicano en general que pasa por una reorganización
administrativa, la regionalización del mapa deportivo y un profundo cambio en
la filosofía de las categorías formativas, saber o no si la Federación Dominicana
de Baloncesto (FEDOMBAL) trabajará en ese sentido está aún pendiente.