jueves, 30 de mayo de 2013

Relatos y Maquillajes

Asistí por primera vez a una actividad de la Liga Nacional de Baloncesto (LNB) y no voy a negar que hubo exceso de miradas hacia mi persona, aproveche para saludar viejas amistades y renovar algunos afectos. Se efectuaba el sorteo para jugadores de nuevo ingreso, situación llamada a fortalecer los equipos envueltos en la competición, pero que esta vez no brindará una verdadera renovación, a lo más que se llegará con este draft 2013 será a actores de medio pelo.

 

Cada conjunto dispone de una reserva de 25 jugadores y además tiene la opción de contratar a 3 jugadores foráneos. La calificación de reserva es en exceso amplia. Según los parámetros de la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA) lo único que ata a los jugadores con los equipos son los contratos y dudo que ninguno de los 8 equipos del circuito tenga la totalidad de esos atletas bajo acuerdo firmado. Es una mala práctica que se hereda del béisbol invernal dominicano, donde se han tronchado muchas carreras.

 

Inclusive en la misma Asociación Nacional de Baloncesto (NBA, por sus siglas en inglés) las disposiciones para los nuevos elegidos por los equipos tienen limites tolerables y admitidos. Hay que agregar, que ningún equipo en el mundo está en capacidad de sobrellevar una nomina de 25 jugadores, pese a los emolumentos que recibe.

 

La LNB busca convertirse en un espectáculo, más allá de todo lo que hemos conocido en nuestras canchas; quizás en algún momento pueda lograr esa meta, si es que aquellos que han apostado a su consolidación no se cansan de invertir y tirar el dinero en saco roto. El circuito pretendió alejarse de los clubes en sus inicios y prefirió el sistema de franquicias, que aún no impactan totalmente en los seguidores de la disciplina. Más temprano que tarde deberán producirse las avenencias necesarias para la comunión de ambos modos de operación.

 

En el último congreso de la Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL) la liga solicitó además de los extranjeros que se le permitiera un jugador nacionalizado y un jugador comunitario. El primero de ellos ha entrado subrepticiamente, así que en una noche cualquiera cualquier quinteto sale a la cancha con 4 jugadores sin ningún lazo sanguíneo con República Dominicana. En el 2014 veremos al alero Lewis Clinch con los Cañeros de La Romana. Nadie puede encarar una compaña con apenas 6 o 7 jugadores; los atletas locales de calidad y algunos de medio pelo mantienen la competitividad dentro de la actividad.

 

Antes del draft, palabras de buena crianza de Federico Lalane José, presidente de la liga. También del ingeniero Rafael Uribe Vásquez, presidente de FEDOMBAL, y de un representante del Scotiabank, patrocinador oficial del circuito.

 

Me llamó la atención el discurso del ingeniero Uribe Vásquez. Ponderó el trabajo de la institución bajo su mando, del compromiso que está haciendo en las categorías formativas y de la proyectada producción de jugadores para el futuro. Es muy pronto para hablar de recoger frutos en la actual administración de FEDOMBAL, pero la faena de base tampoco se vislumbra para soñar con un halagador y expectante exceso.

 

La renovación del baloncesto dominicano se ha dejado a la cantera de Estados Unidos; una vez, para 1995, Héctor Báez tomó las riendas de la misma con más corazón que interés pecuniario, pero el testigo lo arrebató Pedro Pablo Pérez buscando más beneficio particular que esfuerzo, tratando de escalar posiciones de influencia, lo que ha sido en exceso perjudicial; se atraen únicamente a los jugadores de su interés, se han desperdiciado oportunidades lujosísimas, no hay un efectivo trabajo en la captación de promesas hijos de dominicanos y para muestra no hay un solo hijo o hija de dominicanos con apellido anglosajón. Todo queda en el barrio en Washington Heights, en lo superfluo.

Tampoco pasa con buenas calificaciones la Asociación de Baloncesto de República Dominicana en Nueva York. No hay programas a desarrollar, no hay diferenciación por categorías, no hay una academia de mini-baloncesto que reúna a los descendientes de esta tierra, y eso es sólo el inicio.

 

Siempre habrá jugadores en el país. Contamos con una enorme capacidad atlética y con relativa frecuencia aparece un muchacho de buena estatura, pero nada más. Estamos varios pasos atrás en lo relativo a los fundamentos y también contamos con una enorme deficiencia educacional; nadie corrige las lagunas con las que suben los jóvenes al máximo nivel, porque la teoría de nuestros entrenadores es sólo dirigir. La única estrategia para los hombres altos es colocarlos en medio de la cancha y hacerlos levantar los brazos… ¡no se enseña!

 

Olvidamos también que el elemento fundamental para educar es la familia y dentro de nuestra sociedad esta está derrumbándose; creamos verdaderos monstruos provenientes de hogares disfuncionales, con madres haciendo más trabajo que el recomendado, y padres, que si existen sólo piensan en el trago, la infidelidad y el juego de lotería.

 

Vienen entonces las interrogantes, la virtual inexistencia de facilitadores que ayuden a la disciplina, las virtudes de todos los que estamos envueltos en el baloncesto dominicano, el reiterado juego sin instrucción, nuestra negativa a usar las herramientas de la información… pondré como ejemplo tres jugadores que en la actualidad militan con el conjunto Huellas del Siglo del populoso sector de Cristo Rey en la capital dominicana: Henry Valdez, Smailin Encarnación y Roddy Ramírez.

 

Valdez es un producto local que se quedó en el camino, es unidimensional, juega como delantero fuerte en cuerpo de delantero pequeño, pobre físico para la posición, que no ha sido trabajado con la intensidad que necesita. Tiene pocas herramientas fuera de su coraje, es inefectivo con el balón en las manos fuera de la zona pintada. Su delito es actuar simplemente debajo de los tableros. Poca capacidad a la hora de crear sus propios lances, labor que se ve obstaculizada cuando los defensores tienen mayor envergadura. Fue tanteado para la selección nacional en el 2010 y cortado a la primera de la hora.

 

Encarnación es un escolta anotador limitado por su tamaño y fortaleza física. Conocido como El Secreto, se desarrolló en el populoso sector de Los Alcarrizos, donde aprendió jugando fuera de sistemas organizados. Tiene muchos signos de interrogación con respecto a su potencial. Es rápido con el balón, pero sólo en el juego de carrera. Tiene la habilidad de encestar, algunas veces torrencialmente, pero no mucho más. Es vulnerable ante competidores mejor dotados; defensivamente tiene muchas carencias ya que carece de longitud, velocidad lateral y la estatura no le ayuda. Nunca será una pieza para ser evaluada para el equipo nacional.

 

Ramírez, elegido este año en el draft de la LNB por los Titanes del Licey, en una posición que pasó desapercibida, debe ser una apuesta a futuro. El progreso se estanca sin sentido en este trópico de intensos calores. Es un delantero fuerte no muy atlético, con tendencia a subir de peso, pero ha mostrado un buen juego de pies en la zona pintada, tiene una mano derecha dominante, pero el cambio hacia la izquierda es débil, puede anotar en el poste bajo con determinación y desplazar con frecuencia al rival para la toma de rebotes. No es egoísta después de doblegar a sus defensores, ello sin un salto prodigioso; abre espacio a los tiradores. Necesita madurar de manera expedita pues ha mostrado que puede ser consistente, además de trabajar en los lances exteriores, urge de un poco de mecánica y la elevación de sus disparos. Puede llegar a ser un reserva de consideración en la selección nacional a la hora de los cambios y con un año de intenso trabajo ser más determinante que nombres como Juan Bautista Araujo, Manuel Guzmán, el propio Valdez, entre otros.

 

Mientras el baloncesto dominicano no apueste a una comunión de sus actores que no le tenga miedo a la variedad de ideas, no saldrá del marasmo. Es siempre saludable la diversidad de criterios. El juego democrático del baloncesto en el país ha transitado por la dolorosa experiencia de los enfrentamientos, pero hubo interludios donde se fabricaron acuerdos fundamentales y algunos momentos de felicidad y beneficio colectivo. En estos instantes hay una fuerte división, aunque parece reinar una intensa calma, pero los intereses terminarán por romper con toda posibilidad de entendimiento. Los diálogos son infecundos y la convivencia y tolerancia se borraron de las canchas. El aborrecimiento, la antipatía, la envidia, la pasioncilla, la soberbia, deshonran la vida.

 

Los actores del baloncesto dominicano pretenden ocultar sus deficiencias por siempre, pero ahora más que nunca están saliendo a flote. La creación de una superliga muestra las falencias, el llevar a la selección nacional a planos interesantes, aún sin ser verdaderamente relevantes, muestra las mismas necesidades. No podemos continuar camuflando épicamente nuestras urgencias.

 

La historia se revierte contra los protagonistas, que lanzan sus perros de presa tratando de controlar lo que oficialmente se niega. Se trata de lograr esos controles de muy diversas maneras, la exclusión es la primera variante. Las respuestas van más allá de las absurdas negaciones de algo tan obvio, porque las carencias están y son un desafío para las administraciones y no se tienen respuestas eficientes. ¿Las culpas?... primero de los que han estado, clubes, asociaciones y federaciones; la administración Uribe Vásquez tiene que dar un cambio de proporciones enormes para no caer en el mismo abismo.

 

El control de las asociaciones mediante el dejar hacer, sin recibir nada a cambio, sin supervisiones, es una medida efectista e inútil. No es recibir emolumentos de torneos superiores que todos sabemos no lo son, esos eventos son fiesta popular, de varias semanas, que permiten a la FEDOMBAL obtener recursos y a las asociaciones de mostrar una labor que realmente no han realizado. Después, hay que continuar buscando en los organismos de base. La guillotina se maneja desde la propia FEDOMBAL y ahora el Ministerio de Deportes y Recreación (MIDEREC) bajo la tutela de Jaime David Fernández Mirabal niega todo tipo de fondos.

 

Ni FEDOMBAL ni MIDEREC garantiza el control de acciones sustentables. Los controles en República Dominicana parecen no existir jamás y las verificaciones sólo influyen en los planes electorales de los oficialistas. Lo que necesita FEDOMBAL es labrarse una cara más amable con lo que deberían ser sus ejecutorias para que cambie el malhumor de la sociedad frente a sus políticas. Hasta ahora, ningún presidente del organismo rector del baloncesto nacional se ha zambullido en estudiar las variantes para lograr un mejor funcionamiento. Hay que empezar a admitir nuevas formulas que los viejos regimenes no aceptaban.

 

Así caemos de nuevo en el sorteo de jugadores de nuevo ingreso. La primera elección por parte de los Reales de La Vega recayó sobre Rigoberto Mendoza, un joven de San Cristóbal, a quien apodan El Vikingo, que se presentó allí como si fuera al colmado de la esquina a comprar una botella de cerveza. Nada de entender lo que allí se celebraba. Nadie lo asesoró respecto a la vestimenta. Quizás no recibió una orientación adecuada, porque eso de andar en chancletas, pantalones roídos, camiseta destemplada con una leyenda indescriptible y una gorra que para nada combinaba con el resto de esta “pinta” estaba muy fuerte.

 

En estos momentos todo el mundo lo ve como un jugadorzazo porque mete pelotas en torneos de poca monta, a sus 20 años juega las posiciones de escolta y delantero pequeño con apenas 6’02 de estatura (1,88) y menos de 180 libras de peso; su deseo es llegar a la selección nacional. Los directivos del equipo de La Vega señalaron que desde ya será el nuevo Juan Coronado (miembro de la selección nacional y actuando con los Brujos de Guayama en el baloncesto de Puerto Rico).

 

Mendoza es pequeñísimo para las posiciones que juega. No es un proyecto para la selección nacional y algo fundamental, se pierde en los sistemas pese a tener un aceptable manejo del balón. Le falta mucho físico que deberá trabajar más allá de la simple preparación física, requiere de una enorme ingesta calórica, a la que no está acostumbrado. Su proyección no es elocuente pese a que juega con energía e intensidad. Posiblemente no acepte su escaso protagonismo a niveles más altos porque se ha acostumbrado a tomar decisiones dentro de los parámetros individuales, siguiendo el juego dominicano y quizás se desencante. La capacidad de conducción no es su fuerte pese a su alzada y siempre existirá la legítima preocupación sobre la capacidad de ser creativo dentro de la duela.

 

Tristemente, para ser una escogencia de primer pick no será un dinamo eficiente para despuntar y cargar con un equipo a instancias de calidad.

 

Segundo resultó Chris Flores, seleccionado por los Cocolos de San Pedro de Macorís, un chico de 6’02 de estatura que jugó en los Estados Unidos para la modesta New Jersey Institute of Technology, acaparando importantes titulares. Ya estuvo en Santiago con el Pueblo Nuevo demostrando que puede aportar con solidez. Nativo de Dorchester (Massachusetts), terminó como quinto mejor anotador en la historia de la universidad (1,724 puntos), líder en partidos jugados (122), séptimo en asistencias (330) y tercero en balones robados (212). Promedió 16.9 puntos en la estación 2012-13, con 3.9 rebotes, 2.9 asistencias, 2.4 balones robados, 2.8 bolas perdidas, mientras lanzaba para 39.0 por ciento desde el campo, 34.8 por ciento detrás del arco y 76.3 por ciento desde la línea.

 

Sea para sus propios proyectos, para los clubes que hacen deporte en todo el país o para servir de finca a la LNB, FEDOMBAL debe de trabajar seriamente en el desarrollo de las categorías formativas. El tiempo se nos viene encima, no hay espacio para más improvisaciones después de la docena de años perdidos en la administración anterior, las culpas que se le puedan endilgar a Julio Subero que estuvo 8 años en el cargo, al propio Federico Lalane José en su etapa de presidente del organismo rector, a Pedro Pablo Díaz, y así, seguimos contando.

 


Las promesas de una nueva era en el baloncesto dominicano deberían convertirse en trabajo incesante para permanecer en la punta de los picos más altos, alimentar las alegrías del arduo camino y convertirse en luz de nuevos tiempos.

domingo, 19 de mayo de 2013


La negación como constante

Me causó mucha sorpresa leer por Facebook, cara e’libro como le dice un muy querido amigo, que las sillas del salón de conferencias de la Asociación de Baloncesto del Distrito Nacional (ABADINA), en la pasada administración del ingeniero Johnny Marte habían salido de paseo, con la atenuante, que no se firmó ningún comprobante de salida, tampoco existía la intención de devolverlas. Al cabo del tiempo fueron ubicadas en un prostíbulo en la margen occidental del río Ozama; una mañana, después de mucho insistir por parte de varios dolientes de la institución, como por arte de magia, emergieron en el lugar de donde nunca debieron salir.

 

ABADINA nunca fue una pasión para el ingeniero Marte, era frecuente que pasara semanas sin que visitara las oficinas del Palacio de los Deportes; tengo la particular impresión que es un amante de la exposición en los medios, siempre ha sido así, desde los tiempos de juventud, donde era uno de los mejores exponentes del baile de la música disco y después cuando ejercía como disc-jockey; por ello, muchas veces desatiende asuntos que en su mundillo no son prioritarios. En su gestión pasaron infinidad de situaciones que no debieron suceder. Pero así es el juego de la política deportiva y la entidad rectora del baloncesto capitalino cada vez está más devaluada.

 

Ramón Rodríguez, El Teacher, actual presidente de la ABADINA esta cavando la tumba de la actividad en la ciudad de Santo Domingo. Más de uno me ha señalado que su presidencia es sólo una estratagema para entregarle de manera definitiva la que fuera la plaza más importante del baloncesto en República Dominicana a la Liga Nacional de Baloncesto (LNB).

 

Se barajan muchas teorías, en demasía me gustaría decir, pero cuando el río suena es porque agua trae. La más socorrida es que ha apostado a la desaparición de un evento que corre desde el 1974, con una historia muy ornamentada, llena de citas y números, de verdaderos ídolos de la población que disfruta de la actividad, con la única finalidad de que el Club Deportivo y Cultural Mauricio Báez pueda tener un nicho dentro de la competición de la LNB. De hecho, hay un averno enorme entre sectores de la directiva de la entidad deportiva con sede en Villa Juana.

 

Con anterioridad el Mauricio Báez había solicitado su ingreso a la LNB, para la ocasión, citando palabras del periodista Leo Corporán, se le entregó una carta al licenciado Federico Lalane José, presidente del circuito profesional, para que sometiera la moción. Lalane José, ex presidente de la Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL), es también cabeza de la comisión que administra el complejo deportivo y cultural del Mauricio Báez. La relación entre Lalane José y el periodista Corporán, asesor ad-vitam del club y principal figura de la misma, es muy estrecha, forjada en el famoso Bloque Olímpico, al cual me he referido con anterioridad.

 

Además, ambos pertenecen a Los Toby, un grupo de amigos de variadas pintas que tradicionalmente ha buscado espacios para influir en la sociedad dominicana. Entre otros integrantes figuran Luis Mejía Oviedo, actual presidente del Comité Olímpico Dominicano (COD) y el publicista Nandy Rivas, de dilatada trayectoria, ex cantante del grupo Los Solmeños que brilló en la década de los años de 1950 (Tito Saldaña, Horacio Pichardo y Rafael Pichardo, componían el cuarteto vocal además de Rivas), quien en los últimos tiempos estuvo muy ligado a la administración de Leonel Fernández Reyna.

 

Los mauricianos han mantenido la postura de estar ausentes de la justa capitalina, pese a que intervienen en todas las competiciones de categorías formativas, debido a que no existen “condiciones” para su participación. La negativa del pleno de la LNB al Mauricio Báez se produjo previo a la temporada 2011 y se entendió como un doblaje de pulso tanto a Lalane José como a Corporán. Este último no disimuló su enojo a través de su columna Te Enteraste en el vespertino El Nacional. Por los dueños de los equipos de la liga profesional José Miguel Bonetti Du-Breil desarrolló una guerra de twitter en las redes sociales frente al periodista, quien también tiene conexiones con el presidente de los Leones de Santo Domingo y Leones del Escogido (en el béisbol), su tío Luis Manuel Bonetti, ex secretario administrativo de la Presidencia en el periodo 2004-12 de Fernández Reyna, como Presidente de la República.

 

Los gestos corporales de El Teacher menguan con el paso de los días. Hay mucha gente expectante, gente envuelta en los equipos participantes, que ya amenazaron con detener el torneo si los recursos prometidos por el Comité Organizador no empiezan a fluir. Es innegable un “olor a miedo” dentro de los miembros de ABADINA y ahora lucen como sibilinas las palabras del ingeniero Frank Herasme, ex presidente de FEDOMBAL y contendiente por la presidencia de ABADINA frente a Rodríguez en diciembre pasado: “posiblemente se han agotado todas las oportunidades para el baloncesto de la capital y mi opositor no cuenta con la capacidad gerencial ni administrativa para hacerle frente a lo que se aproxima: la muerte definitiva del baloncesto en el Distrito Nacional”.

 

La división de la actividad en dos grupos de equipos, seleccionados sin ningún criterio, también ofrece pie para que se perciba la posibilidad que tanto el presidente de la ABADINA, como el presidente del Comité Organizador, Juan De Los Santos, alcalde el municipio este de la ciudad de Santo Domingo, presidente de la Federación Dominicana de Municipios, propietario de la cadena de bancas de lotería Juancito’s Sports y persona ligada al actual Presidente de la República, hayan producido la misma con la finalidad de favorecer a los equipos de la margen oriental del río Ozama.

 

Todas las definiciones del basket capitalino en la actualidad están en las manos de Juan De Los Santos y de El Teacher, para nada el Comité Ejecutivo de la ABADINA, y hay muchas quejas al respecto. Hay turnos que se saltan, bolos que no salen y boletos que no se premian. Hay que prestar mucha atención en cualquier decisión que se tome. Está próximo el momento en que no dudo se empezará a intimidar, amenazar y chicanear a más de un interesado. No hay mosca que vuele sin que De Los Santos o Rodríguez la autoricen.

 

La decisión que tomó El Teacher, de hacer la mejor ABADINA le está costando muy caro. El Torneo de Baloncesto Superior del Distrito Nacional debió ser un tramite de rutina parta la actividad y la renovación obligada a producirse siempre, a cada instante, cada año, era lo único que bendeciría la actividad, que trazaría las pautas, pero no ha sido así, nos entregamos a las dadivas y los dirigentes y muchos entrenadores se convirtieron en oportunistas gorrones; la institución, los clubes y demás figurantes se encargaron de mutilar la gallina de los huevos de oro. Ahora nos encontramos que estamos acéfalos, nadie quiere darse cuenta y seguimos moviéndonos sin orientación.

 

El baloncesto que ha montado ABADINA, primero en las instalaciones del Mauricio Báez y ahora en el Pabellón de Voleibol del Centro Olímpico Juan Pablo Duarte (donde por cierto, hay un hijo de puta que le está cobrando a la entidad la suma de 6 mil pesos dominicanos por jornada, por el solo hecho de mantener las luces encendidas en el espacio de los juegos), es la reproducción analógica de toda la actividad en el país. Tampoco contiene ningún signo que pueda diferenciarlo de los demás, salpicado, por supuesto, por la mala prensa que tiene. El mensaje que se está enviando es que estamos sumidos en una grave crisis.

 

La historia que vivimos en nuestra actividad es como la de aquellos que concurren con un disco rayado a los velorios; se repiten frases a la medida, que no consuelan a nadie, pero tampoco alegran la vida de ningún ser humano. Nadie los ha obligado a hacerlos, pero una suerte de narcisismo habla por ellos y buscan que en medio del dolor, los deudos recuerdan que ellos estuvieron presentes y consolaron, pero nadie más, por pesados, prefabricados e imprudentes.

 

Esta última imagen me recuerda a Edwin Castillo, vocal de la ABADINA, presidente del Club La Ciénega, único sobreviviente de la pasada directiva que manejaba el ingeniero Johnny Marte. Quien me llamó; pensé que era para acordar el momento donde terminaría de pagar la deuda que aún tiene con mi hijo mayor y que se ha convertido en incobrable. El muy osado marcó mi número para recordarme que no debía mencionar jamás a Roberto Ramírez en mis artículos. La Ciénega está en una de las márgenes del río Ozama. ¡Santo Dios!

                 

De los muertos celebres, todos sienten la necesidad de hablar y se adopta la posición que apunta hacia las mayorías. La todología nacional es pasión, verdadero sentimiento que arrastra a todos, pero aquí nadie se está conmoviendo de los padecimientos del baloncesto. Ya hemos empezado a comentar de lo bueno que eran otros tiempos, aunque nadie los haya vivido. La que importa es hablar, subirnos al tren donde todos se creen estar. Y si todos putean, puteamos con ellos.

 

Los estados calamitosos, la situación de cuidados intensivos, la agonía, no se celebran nunca. Quizás sea una frase hecha, como para no quedar insensible, pero en esta lenta amargura hay muchos que están festejando como verdaderos hijos de puta. Es la cara culposa de la misma moneda, que en su anverso tiene el axioma de “un hijo de puta menos”, frase hermana con aquella “siempre se mueren los buenos con tantos malandros sueltos”. Ante la enorme congoja cotidiana, ante la cruz que cargamos todos los días, ante la zozobra renovada con cada salida del sol, y muy a pesar de las buenas intensiones, siempre se mueren todos, nosotros también.

 

Algunas muertes pueden resultar un alivio si se las encara como una oportunidad de cambio, aunque costará entender que no necesariamente son motivo de alegría. El baloncesto debió estar hace tiempo rozagante y gozando de buena salud, pero el pasado recibe como único uso la justificación de todos nuestros males. Los males siempre serán de otros, los que tampoco están exculpados… Frank Herasme, Federico Lalane José, Julio Subero, Manuel –Cholo- Suero, Johnny Marte, Edsel –Negro- Vila, Pedro Pablo Díaz, para dejar algunos nombres… para conformarnos con la referencia moral que fue Virgilio Travieso Soto. En la mayoría de todos estos personajes ha vivido siempre un pequeño Rafael Leonidas Trujillo Molina.

 

Nadie dentro de nuestra actividad ha encarado un instante como una posibilidad de cambio, aunque sea para el sacrificio colectivo. Tengo un amigo que me repite: “si es por robar que se escalan puestos, pues hagamos un pastel más grande, si el biscocho que nos estamos comiendo es de una libra, hagamos a la vuelta de 5 años, uno de 5 libras, que República Dominicana tiene todas las herramientas para estar entre la elite mundialista”.

 

No me gusta la situación que estamos viviendo, tampoco es motivo para júbilo. El generalísimo está más vivo que nunca, y no sólo está vivo, esta rozagante y gozando de buena salud. Trujillo vive en cada uno de nuestros jerarcas deportivos y no entremos en el mundo de los políticos y los periodistas pagados por estos, que aún cuentan lo mal que lo pasaron en la época donde “la era era era” o en los 12 años de Joaquín Balaguer, mientras nos invitan a un café en el amplio balcón de su casa en Los Mogotes o en Jarabacoa o en Casa de Campo o los fastuosos viaje a Vail (Colorado), injustificable.

 

Trujillo y el propio Balaguer están más vivos que nunca, en una sociedad que no mira más allá de sus narices, donde todos los políticos y actores, como en este caso del baloncesto, se traicionan cada día; están vivos en las manifestaciones que se usan para festejar que ya no están, como si fuera ayer, mientras la realidad y el pasado nos aplastan y finalizados esos actos, los lugares donde se han efectuado vuelven a servir de hotel, a cielo abierto, de varios depauperados. Están más vivos que nunca que cada violación de los derechos individuales, que día a día se producen en nuestra sociedad, pero que jamás se intentan abordar, ni mencionar (César Medina, Julio Martínez Pozo, Euri Cabral, Miguel Franjul, Vinicio Castillo Seman, Abigail Soto, Víctor Gómez Casanova, José La Luz, Ramón Núñez Ramírez, Felipe Romero, Rafael Núñez, Aristofanes Urbaez, Delis Herasme y otras hierbas aromáticas) porque estamos en democracia y eso debería ser suficiente.

 

Trujillo y Balaguer me saludan cada vez que alguien quiere esconder la pobreza y acusar de desestabilizador del sistema al que la denuncia. Viven en cada uno de los agujeros que esta llamada democracia no puede tapar, ni ocultar, pero que rellena con cientos de fantasmas, incluido el de la represión militar.

 

Los problemas heredados que no llegamos a resolver pasan a ser propios; hay un daño gigante que han recibido Rafael Uribe Vásquez en la Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL) y Ramón Rodríguez, El Teacher, en la Asociación de Baloncesto del Distrito Nacional (ABADINA), imposibles de disimular con una falsa imagen de progreso, que nos estalla cada día. Cada día transitamos por la senda equivocada, pero no faltará nunca un lambón que nos diga que los sueños aniquilados hoy se hacen realidad… hay que terminar con el país donde el pobre se muere pobre y la política sigue siendo el camino más rápido para hacer rico y dejar aquella cruz del hijo de Machepa. Volverse un tutumpote sirviéndose del pueblo usando como escudo el partido.

 

Lo que no se termina de entender es que necesitamos aplicaciones reales sobre los aspectos donde nos toca desenvolvernos. Estas tienen que compadecerse con la realidad, pues hay síntomas de rechazo y de hartazgo que están marcando un cambio de tendencia hacia otras disciplinas y pareceres. Cuando las anormalidades se naturalizan lo excepcional se hace cotidiano. Así degradamos todo visillo de sistema democrático, se divide la sociedad y se afectan todo tipo de relaciones.

 

Aquí todo el mundo calla porque está convencido de que alguna migaja le caerá de aquellos que perpretan el vamos por el todo. Estos nuevos regimenes necesitan un periodismo adocenado y acrítico. Terminaré con unas palabras de Miguel de Unamuno: “sólo el que sabe es libre y más libre el que más sabe. No proclaméis la libertad de volar, sino dad alas”.

lunes, 13 de mayo de 2013


A los tibios los vomita Dios

Ramón Rodríguez, El Teacher, me repitió varias veces que haría una administración ejemplar en la Asociación de Baloncesto del Distrito Nacional (ABADINA), que la actividad volvería a vivir sus mejores momentos, que el brillo de los eventos máximos se recuperaría por arte de encantamiento, porque tenía un varita mágica, pero a poco más de cinco meses en el cargo, un 21 por ciento de la totalidad de su periodo, creo que quedará en sueños, preso de sus amigos, pasando a la posteridad como uno más de los presidentes de la entidad, donde ya tenia colocada una foto.

 

Tengo serias dudas, las que no se desvanecen, como para preocuparme. Cuando fijo mis ojos en el baloncesto del Distrito Nacional siento, en lo profundo de mi corazón, que las inquietudes se acrecientan. Cuando voy llegando la cancha de juego, el camino se hace más angosto, como si una furiosa tormenta estuviera a punto de desatarse. El primer titubeo me llegó al nombrar sus asesores, gente ajena al baloncesto, a la que prestigia con una paternidad que no corresponde. Pero el mayor de los temores me asaltó cuando Leonardo de Jesús Heredia Castillo, también conocido como Leo Corporán, a quien le dedicó el superior, no asistió a la inauguración del mismo.

 

El señor Corporán, de quien ya he hablado en otras piezas escritas por mí, adujo que se le había roto un diente: “se me ha rompido un diente”, fue lo que escuchó El Teacher a través de su teléfono móvil. Quisiera cada vez
que ha expuesto la ruptura de un miembro de la cavidad bucal como excusa haber recibido una moneda de a centavo, un chavito como diría un puertorriqueño, y seguro que ya estaría cerca de ser millonario en dólares. Es como las historias que hace sobre las amenazas a los niños del sector de Villa Juana, bajo el alegato de mantener la disciplina, el respeto y la conducta, mientras el barrio se ha llenado de problemas de toda índole, en especial los relacionados a las capas jóvenes de la población.

 

El Teacher, quien se caracteriza por vestir siempre de saco y corbata, ha comprado unas guayaberas de última moda, de esas caras, muy caras, como diría Carlos Batista Matos, pero está inmerso en las más flagrantes contradicciones, la justa hace aguas, con serios problemas de gestión, mientras es abandonado por sus asesores. Las traiciones no retroceden bajo el único objetivo de mantenerse dentro de todos los regimenes abonando una montaña de perversidad; villanía que trata de condicionar por enésima vez en una justa devaluada.

 

La puesta en marcha de un evento de máxima categoría nunca ha debido pasarse por una olla de presión, lo que constituye una verdadera puñalada a la actividad. Ocho equipos repartidos en dos grupos, sin ton ni son, sin explicación, con 10 encuentros en la vuelta regular, donde nadie invierte un centavo en la preparación de los mismos, para terminar colocando sobre la duela una especie de baloncesto ping-pong. Jugadores corriendo detrás de una pelota, sin planteamientos, sin estrategias, sin técnica, sin fundamento; el balón corre de un lado a otro de la cancha, siempre adelante, la ofensiva brota instantáneamente, saliendo de las manos del propio armador o del íntimo a quien le pasa la pelota.

 

La ofensiva de los equipos dominicanos se basa en dos pases, en el mejor de los momentos, no hay control del reloj de 24 segundos (inclusive uno de ellos no funciona). Nada se tiene programado para atacar los pocos procedimientos defensivos que pueda presentar el rival, los sistemas de defensa aquí se han convertido en estáticos. La defensa es el pilar del trabajo, hay que entrenar intensamente, repetir, añadir rigor, energía, eficacia, ímpetu, énfasis, persistencia, magnitud, tenacidad, profundidad, y agresividad. Del uso de las manos, la defensa de la línea del balón, tratar de interferir el lance contrario, recuperar al hombre que nos rebasa, comunicación con los compañeros, el bloqueo, visión de juego y sitiar los rebotes… mejor callar.

 

Estas cosas no son agradables de escribir, se envuelven conocidos y relacionados, a nadie le gusta que le digan la verdad en la cara, pero son más difíciles de digerir por quienes las leen. Cada quien sabe a quien van dirigidos mis señalamientos. En el plano técnico tenemos en los banquillos, por estricto orden alfabético, a Julio Duquela (El Millón), Amaury Durán (Rafael Barias) Modesto Guillen (Huellas del Siglo), José Mercedes (Los Mina), Radhamés Paulino (San Carlos), Miguel Reyes (Villa Duarte), Antonio Sibilio (San Lázaro) Fernando Teruel (Mejoramiento Social), solo he de preguntar: ¿cual fue el último curso de actualización que realizaron?

 

Ya terminadas estas líneas me llegó la noticia de que San Carlos había prescindido de los servicios de Radhamés Paulino, para dejar en manos de Julio César Javier (Ayata) la dirección del conjunto. Cada quien tiene su opinión de Paulino, el colega Iván Ramos barrió el piso con el en La Voz del Fanático, pero nombrar a Javier es como lanzar una lata de estiércol a los buenos nombres que ha tenido esa organización en el banquillo: Osiris Duquela, Sergio Abreu, Luis Guerrero, José Mercedes, Daniel Maffei, entre otros.

 

Los clubes, la misma triste y desventurada historia. Entidades sin procesos democráticos a lo interno, sin nominas activas de socios, sin arraigo en las barriadas, con dictadores empecinados   convertidos en parásitos del deporte, que se han acostumbrado al ocio y la lisonja. Nada cambia, las organizaciones clubistas, una vez manejadas por muchachos han terminado convertidas en asilos de ancianos que se han acomodado a las circunstancias, sin programas, sin comunicación con la sociedad circundante, sin iniciativas.

 

San Carlos fue la última institución que proclamó un escrutinio para elegir nuevas autoridades, salió como presidente el abogado Francisco Méndez. Pregunté a un entendido en esas lides, en el mismo parque del sector donde bauticé al hijo del buen amigo Gustavo Concha, si este era un títere de Pedro Pablo Díaz, y la respuesta no se hizo esperar: ¡tú sabes que es así!

 

Tolben Jaquéz ha sido la máxima figura de Los Mina desde que debutaron en el superior en 1986, pero nada
Tolben Jaquéz, detras Roberto Ramírez
más. Un hombre que ya debería estar cuidando nietos, si los tiene, se aferra en la actividad. Andrés Liberato se tituló como propietario (owner, para ser más chauvinista) de Villa Duarte; es la misma historia del anterior, enfermo y agobiado, parece que recibió los nobles honorarios del propio Bartolomé Colón. José Augusto Castro del Mejoramiento Social, lo mismo. Historias repetidas que se apoyan en la convicción de que la justicia legitima de sus acciones siempre tendrá la formula para intentar por siempre, periodo tras periodo, aunque los estatutos se hayan borrado por falta de uso. Están convencidos de que conseguirán la cantidad de acólitos para repetirnos que se han disfrazado lo suficiente para no mostrar su desnudez.

 

Estos camajanes intentan siempre alcanzar por diferentes medios lo que las matemáticas les niegan. Los equipos siempre generan perdidas, los jugadores y técnicos terminan sin cobrar, es una historia repetida de arbitrariedades e iniquidades bajo la mirada cómplice de las autoridades. ¿Solicitó Ramón Rodríguez una carta de libre saldo a los equipos envueltos en el superior?... ¿firmaron todos los equipos contratos con sus jugadores?... ¿qué calidades tienen Tomás Román, Jorge Puello, Jorge Ramírez, Jorge Luis Mercedes y Ramón Álvarez para integrar una comisión de disciplina, sin saber nada de la actividad?, solo para citar un ejemplo.

 

Los responsables del buen éxito del torneo impusieron el techado del Club Mauricio Báez para el montaje del clásico, olvidándose de tener todos los cabos atados. Las luces son deficientes pese a no tener un año de remodelado, el aire acondicionado no es suficiente y sólo refresca hacia el lado oeste de la instalación.

 

En el aspecto eléctrico, la pizarra y los acondicionadores de aire sólo pueden funcionar con energía de emergencia, no con el servicio que en el sector suple la empresa Edesur, ¿quién fue el responsable de esta maravilla automatizada?... otros detalles técnicos ya fueron tratados en una entrega anterior.

 

¿Por qué los oídos de los parroquianos tienen que ser martillados con una música urbana de deshecho?... de esa música borrascosa y desalmada que jamás trascenderá y que los mismos productores saben que finalizará en la basura. ¿A quien se complace?... ¿a quien se promueve?... ¿qué pueden aportar Omega, El Lápiz, Mozart La Para o Vakeró al buen gusto musical?

 

La iniquidad se repite cada día, cada instante, y parece que nadie se da cuenta. Todos callan, hacen mutis. El Comité Organizador tiene que contratar un relacionista público para hacer notas de prensa, enviar box scores y fotografías, porque los periodistas se han convertido en ineficientes, incapaces de cubrir la noticia, de estar en el lugar de los hechos. Esos mismos desmañados tienen la cachaza de firmar esas notas de prensa como si las hubieran escrito ellos. Después El Teacher y todo el que ha pasado por ABADINA andan lamiéndoles las nalgas y haciendo regalitos.

 

Me llamó la atención que un partido en proceso se detenga para que un funcionario de quinta categoría haga un saque de honor, a la mitad del segundo partido de la noche. Inmovilizar la actividad para que un simple encargado de mantenimiento de edificaciones escolares, cuyo nombre nadie recogió es no tener ningún tipo de autoridad, ni ninguna norma que cumplir.

 

los grupos donde se repartieron los equipos, otro soberbio absurdo, geográficamente que es como se estila, debieron quedar conformados uno por Villa Duarte, Los Mina, San Lázaro y Mejoramiento Social, el otro por Rafael Barias, Huellas del Siglo, El Millón y San Carlos, por sus cercanías con el río Ozama; tampoco partiendo la ciudad en dos en el eje 27 de Febrero-Las Américas que hubiera quedado de un lado: Villa Duarte, San Carlos, San Lázaro y El Millón; del otro Mejoramiento Social, Huellas del Siglo, Los Mina y Rafael Barias.

 

Observando a los sancarleños, nadie ha explicado la ausencia de Jorge Almanzar, La Tata, buque insignia de esa organización y capitán del equipo en los momentos más aciagos y difíciles, cuando todos los timoneles, incluyendo a un descartado Eddie Jones, Pedro Pablo Díaz y el propio presidente actual preferían espantar la mula y desaparecerse de las canchas. Lao-tsé escribió hace tiempo que el agradecimiento era la memoria del corazón; Miguel de Cervantes dijo: “de gente bien nacida es agradecer los beneficios que recibe”. Marcos Tulio Cicerón proclamó: “no hay deber más necesario que el de dar las gracias”. Parece que la cortesía desapareció del sector de las cinco esquinas.

 

El baloncesto está sumido desde hace tiempo en un desarraigo importante. Más de 20 años diría yo, desde los tiempos del Bloque Olímpico, con Federico Lalane José, Pedro Pablo Díaz, Agustín Cortes, el mismo Roberto Ramírez, la mano enguantada de José Joaquín Puello, la pereza y apatía de las asociaciones provinciales que no fomentan la actividad, ni la promueven, ni tampoco hacen un torneo, y todos con el padrinazgo de Leo Corporán. Los mismos que hicieron saltar a Ariel Pérez Ubiera y Leonardo Sabater. La coronación la ofreció el ingeniero Frank Herasme y aún esa estructura no ha sido desmontada. Nadie cree en el trabajo, en la patria, en la bandera o en las grandes palabras. Hay que admitir que el baloncesto dominicano fracasó.

 

La actividad acumula años de ejercicio, pero ninguna lectura. En mis años juveniles los actos eran más fluidos, con escasos medios un puñado de hombres nos pusieron a la vista de todos e Ismael Cristóbal Tapia Japa fue
Ismael Tapia defendido por Pedro Morel
seleccionado como el mejor jugador del mundo en categoría small-fry. Esa semilla germinó en lo que fueron los resultados del 1977, pero se le empezó a echar herbicida al cultivo y esos son los resultados que tenemos.

 

Ya no somos tan jóvenes, pero la mirada en perspectiva sigue madurando, para terminar convencido que las dos últimas generaciones de directivos del baloncesto dominicano han fracasado. Todo ha sido como sentarse a jugar a las siete de la tarde a los naipes: si te quedas corto, pierdes y si te pasas también pierdes. Antes no había mayores referencias, cuando escribía Basketmania en el Listín Diario, había mayor información de la que se tiene en la actualidad, en tiempos donde las computadoras apenas existían. Hoy todas las mentiras valen como la verdad más absoluta.

                                     

Arturo Pérez Reverte, escritor español y miembro de la Real Academia de la Lengua escribió hace unas semanas, refiriéndose a los políticos de aquella nación: “(José María) Aznar es un arrogante, (José Luis Rodríguez) Zapatero es un imbécil, (Mariano) Rajoy es un sinvergüenza”… aquí no hay que ser muy ducho para saber quienes son los soberbios, los impertinentes, los desfachatados, los cínicos, los petulantes, los insolentes, los inútiles del baloncesto nacional.

 

No tengo ningún derecho a ser pesimista, siempre he tenido la ilustración para saberme un optimista ilustrado, pero la única esperanza se llama educación; niños educados en el juego, en el sentido amplio, noble y complejo del baloncesto. Pero no hay intención de hacerlo, con lo cual, no tengo grandes esperanzas.


domingo, 12 de mayo de 2013


¡Banda Colorá!

Ramón Pérez Martínez
Me llamó Tintín, un amigo del buen colega Euri Hernández para darme la lista de los personajes de la nefasta “Banda Colorá” de Joaquín Balaguer y Ramón Pérez Martínez (Macorí), que operó a inicios de la década de los años de 1970, que buscaron refugio en el deporte y algunos aún continúan ligados a la actividad… 

sábado, 11 de mayo de 2013


Ciegos con pistolas

 

Visité la sala de redacción del vespertino El Nacional en fecha Nov.27.2012 y el ambiente era de descomunal tensión. Había un silencio cómplice que cortaba el aire y nadie sabía hacia donde inclinarse. Aquello se dividía entre los que sonreían socarronamente y los que se rascaban la cabeza. La noche antes, la periodista Alicia Ortega había anunciado los beneficiarios de los apartamentos El Progreso de La Fe, entregados graciosamente por Leonel Fernández Reyna a sus acólitos, en su gran mayoría, y en las menos, para pagar favores políticos.

 

El problema empezaba de desnudarse porque la lista la encabezaba Alba Cecilia Heredia Guerra, hija de Leonardo de Jesús Heredia Castillo, también conocido como Leo Corporan, editor deportivo de ese diario. Figuraba además la secretaria del director, Radhamés Gómez Pepín. Decidí no volver más por esos predios, gente que uno ha admirado, que los ha visto desde niño, se hacen cómplices de la crisis de proporciones históricas que atraviesa República Dominicana y que sólo se resuelve con la insana y cómoda manera de aumentar gravámenes.

 

Leonel Fernández Reyna nos vendió su “Nueva York chiquito”, otra maliciosa, retorcida y perversa alucinación infantil de un político dominicano, para dejarnos sumidos en un bache de tales proporciones que las actuales autoridades no han tenido la valentía de cuantificarlo ni mucho menos de proceder contra los artífices del mismo. Fernández Reyna comprendió que cautivaba a los más con los programas parásitos de ayuda social, con el clientelismo de siempre, aliñado con una pretensión nórdica mientras nos imaginaba como Disneylandia.

 

Pasamos de un instante del paraíso al infierno, con presidentes de una misma enseña partidaria. Un millón de veces escuché en la amplia tertulia diaria que se arma en la redacción deportiva de El Nacional, donde se conversa más de lo que se trabaja, que Fernández Reyna no dejaría pasar a Danilo Medina Sánchez como primera figura de la nación; buscó en los más obscuros callejones de la iniquidad: aquel hombre estaba dispuesto a la más absoluta de las depravaciones, la total inmoralidad, sabía que tenía a su lado al campeón de la parcialidad y la tosquedad, Marino Vinicio Castillo Rodríguez; pero al final cedió entrampando todos los caminos.

Vivimos tiempos imprudentes; todo el mundo sabe que estamos mal y si no se toman medidas drásticas más allá de los paños tibios, estaremos peor. Pero cada vez que se lanzan propuestas para superar el trance, los políticos saltan con sus subterfugios, evasivas y falsedades; sabiéndose los únicos invictos en las repetidas crisis.

 

Fernández Reyna y su sequito olvidaron las palabras de Filippo Tommaso Marinetti: “nosotros cantaremos a las grandes masas agitadas por el trabajo, por el placer o por la revuelta: cantaremos a las marchas multicolores y polifónicas de las revoluciones en las capitales modernas, cantaremos al vibrante fervor nocturno de las minas y de las canteras, incendiados por violentas lunas eléctricas...”, rompieron las enseñanzas de su progenitor político y buscaron hasta debajo de las sabanas a cualquier conferencista, de cualquier nacionalidad, que le dijera instruyéndolos qué era nuestro país, su porvenir, su historia, su psicología y sus costumbres, al día siguiente de desembarcar. Los costos de un Jacques Attali y de un Joseph Stiglitz lo hemos pagado todos, para dejarnos sólo la vanidad presidencial.

                                       

¿Qué nos dejó Attali?... venderle a Fernández Reyna y a Temístocles Montas Domínguez, quien aún continua como Ministro de Economía, Planificación y Desarrollo, que estaríamos convertidos en Chile para el año 2030. ¿Qué recomendaciones pudo brindar Stiglitz?... desvertebrar a más no poder la economía nacional, substituyendo una industria poco competitiva y excesivamente costosa por la simple substitución por importaciones. Así han marcado las cosas, pero más que nada, lo que la camarilla presidencial realizó en los últimos 8 años fue desmembrar a un país, ampliar el rango de exclusión y convertir a República Dominicana en una de las naciones más costosas de todo el globo terráqueo.

 

Nada se puede esperar donde no hay educación, no hay salud, no hay acceso a alimentos a precios justos, transporte urbano adecuado, la familia es objeto de reiterados cuestionamientos, las autoridades evaden enfrentar los problemas fundamentales, mientras se esquilma al ciudadano de  pies, la corrupción campea a sus anchas, el propio Presidente de la República se convierte a ojos vista en uno de los conciudadanos de mayor poder económico, las instituciones son maniatadas al grupo partidario de turno y las responsabilidades son exclusivamente de administraciones pasadas.

 

Siempre he considerado que existe un malentendido producido por los textos importados y jamás leídos impuestos a la carrera en un país del macondismo del siglo XXI. No somos el único de los Macondo de la actualidad, inclúyase también a Venezuela, Argentina, Uruguay, Bolivia y seguimos contando. El régimen de seguridad social se copió de los bolivianos, los textos educativos integrados vinieron de México, se pretende ser Formosa (Taiwán) en materia agrícola, de Colombia se adoptan las privatizaciones y así vamos contando para al final tener un ejercicio gubernativo holgazán, donde no se empleó ninguna neurona. Porque en este país de la camarilla de la dictadura con respaldo popular, el leer ofende. La lectura nacional necesita independencia sobre las lecturas extranjeras.

 

En República Dominicana se perdió la fuerza efectiva de la población. Nada mejor aplicable que aquella frase de
Friedrich  Nietzsche que primero formuló Georg Wilhelm Friedrich Hegel en su obra La Fenomenología del Espíritu: “Dios ha muerto” (Gott ist tot, en alemán). Cualquier intento de filosofar acerca de este bitercio insular, como horrorosamente le llama un periodista dominicano, de esos siempre esclarecidos comunistas arrepentidos. La esencia de toda lucha por mejora social se perdió, se desbancaron todas las iniciativas, se disociaron todos los grupos con conciencia colectiva y aquellos llamados a producir los cambios se asociación con las fuerzas más conservadoras de la nación.

 

Si Juan Bosch fue en algún momento fundamento supravenerable y meta de todo lo efectivamente moral sus ideas han perdido toda fuerza vinculante con la actualidad, suplantada por sus propios discípulos, aquella masa de excluidos, de marginados, de hijos de machepa, convertidos en señores exitosos a base de los más obscuros negocios. Bosch perdió toda fuerza capaz de despertar y de construir una sociedad mejor. No queda nada a lo que el dominicano pueda atenerse, ninguna luz por la que pueda guiarse y por siempre, estamos destinados a errar por la nada infinita de la pobreza, la mediocridad, el neo-trujillismo y la desigualdad. El nihilismo definitivamente nos toca las puertas.

 

En Padres E Hijos, Ivan Turgenev definió, "un nihilista es una persona que no se somete ante ninguna autoridad, es aquella que no acepta ningún principio basado en la fe, por más que este principio sea venerado."

 

Con reiteración, el diputado David Collado del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) nos ha estado trayendo, a precios exorbitantes y apoyado por parte de la cúpula empresarial, a algunos de los nuevos profetas de actualidad, a los polisémicos de nuevo cuño; será imposible que el francés de origen griego Costa Axelos y el también francés nacido en Argelia, Jacques Derrida nos visiten (fallecidos), pero podría atreverse con el italiano Antonio Negri, el francés Alain Badiou o el esloveno Slavoj Žižek, misioneros y peregrinos para un laurel asegurado. Esta pasión, supongo, se debe a que las llamadas ciencias sociales han sido sustituidas por las ciencias cognitivas.

 

Mario de Andrade, poeta brasileño escribe: “nosotros imitamos, sin ninguna duda. Pero no nos contentamos con la imitación (...). Tenemos algo muy distinto que hacer (...). Estamos acabando con la dominación del espíritu francés. Estamos acabando con la dominación gramatical de Portugal”. En República Dominicana imitamos sin honestidad, sin vergüenza, sin rubor, sin ponderación, vamos más allá de cualquier falsificación, hasta hacemos el más sonoro de los ridículos y no hacemos nada distinto. Pretendemos borrar todo estampa de sobriedad sobre la faz territorial y terminamos convertidos en lobos hambrientos. Estamos acabando con la nación sin pudor ni pavor. El contrario del apego al saber, es el horror de conocer la causa de esa pasión. La religión, según Sigmund Freud, sólo es tolerante cuando sus lazos internos se debilitan. Es por eso que aquellos dominicanos que esperan que su ser les sea revelado por los sucesivos Mesías, no toleran la menor ironía. Pedir una nota escueta de lo que alguien ha dicho, es recibir como respuesta que había mucha gente, y que había sido un éxito.

 

Mientras, el país le sigue dando la espalda a la educación, actividad inherente al desarrollo del ser humano que nos permitirá desplegar nuestras potencialidades, cultivar nuestras capacidades, formar y hacer uso moral de nuestro libre albedrío, soñar y ejecutar proyectos personales de vida y, así, ampliar nuestras opciones para transformar nuestro entorno, organizarnos, participar y poder construir con otros la calidad de vida en sociedad que valoramos.

 

Según Jeffrey Sachs (2001) son por lo menos seis los vínculos identificables entre la salud y el desarrollo de los países, basta revisar estos parámetros para saber cuales se han postergado sin ningún subterfugio en República Dominicana. La salud es condición necesaria para superar la pobreza. La disponibilidad de programas bien orientados permitiría reducir la mortalidad provocada por enfermedades evitables. El control de la natalidad mediante planificación familiar y acceso a la
anticoncepción. La necesidad de garantizar la disponibilidad de proveedores e infraestructuras de servicios de salud en todos los niveles de atención. La lucha contra las enfermedades de los pobres mediante inversiones en bienes públicos mundiales (recopilación y análisis de más datos epidemiológicos, vigilancia de las enfermedades infecciosas, y las actividades de investigación y desarrollo orientadas a dolencias que se concentran en los países pobres). Un compromiso financiero global dado que en los países de bajos ingresos, el nivel de gasto en salud es insuficiente para hacer frente a los desafíos que se plantean en este campo.

Con todo lo que Fernández Reyna nos desmoronó la crisis, nos habló de blindajes al estilo de Iron Man, nos puso a soñar con Fiji en pleno Caribe, todavía parece que no concebimos la magnitud del socavón donde se nos sumergió. No lo entendemos los ciudadanos, que creemos que esto se va a resolver sin sentir un mínimo de dolor, ni lo entiende el Gobierno Dominicano, que sigue ensimismado con la ficción de prosperidad y clientelismo, ofreciendo un nuevo país, cuando ya no queda ni el olor de lo bueno.

Por décadas hemos visto a nuestros gobernantes, de todos los colores, sacarle el vivir al elector para dilapidar, derrochar, malgastar, malversar, después sin el menor recato los recursos públicos, transmutar al estado en fuente de riqueza para sus secuaces y convertir las oficinas públicas en un caldo maloliente de las que casi nada bueno se puede esperar.

 

Nadie al final tocó las entregas mal habidas de los apartamentos El Progreso de La Fe, hubo quienes ya han realizado mejoras como jacuzzis y otras menudencias propias de nuevos ricos. Tampoco pasó nada con el proyecto de la avenida Luperón llamado Villa Progreso, construido por el Instituto Nacional de la Vivienda (INVI) durante la pasada gestión, donde aparece Olga Altagracia Garip Mercedes, también vinculada al señor Corporán.

 

Emma Goldman (Kaunas, Lituania, 1869 / Toronto, Canadá, 1940), un ser excepcional que debería ser estudiada por los políticos del patio escribió: “la corrupción de la política no tiene nada que ver con la moral, o la laxitud de la moral, de diversas personalidades políticas. Su causa es meramente material”.

En República Dominicana se han encendido las luces sólo para iluminar caminos propios, en ningún tiempo para una autopista colectiva, por eso jamás nos ha alcanzado para cubrirnos de gloria y trascender. Me gustaría soñar con la frase de Joaquín Balaguer Ricardo el 16 de agosto de 1986 ante la Asamblea Nacional: “somos un país rico, malamente administrado”.