A los tibios los
vomita Dios
lunes, 13 de mayo de 2013
Ramón
Rodríguez, El Teacher, me repitió
varias veces que haría una administración ejemplar en
Tengo
serias dudas, las que no se desvanecen, como para preocuparme. Cuando fijo mis
ojos en el baloncesto del Distrito Nacional siento, en lo profundo de mi corazón,
que las inquietudes se acrecientan. Cuando voy llegando la cancha de juego, el
camino se hace más angosto, como si una furiosa tormenta estuviera a punto de
desatarse. El primer titubeo me llegó al nombrar sus asesores, gente ajena al
baloncesto, a la que prestigia con una paternidad que no corresponde. Pero el
mayor de los temores me asaltó cuando Leonardo de Jesús Heredia Castillo,
también conocido como Leo Corporán, a quien le dedicó el superior, no asistió a
la inauguración del mismo.
El
señor Corporán, de quien ya he hablado en otras piezas escritas por mí, adujo
que se le había roto un diente: “se me ha rompido
un diente”, fue lo que escuchó El Teacher
a través de su teléfono móvil. Quisiera cada vez
que ha expuesto la ruptura de
un miembro de la cavidad bucal como excusa haber recibido una moneda de a
centavo, un chavito como diría un
puertorriqueño, y seguro que ya estaría cerca de ser millonario en dólares. Es
como las historias que hace sobre las amenazas a los niños del sector de Villa
Juana, bajo el alegato de mantener la disciplina, el respeto y la conducta,
mientras el barrio se ha llenado de problemas de toda índole, en especial los
relacionados a las capas jóvenes de la población.
El Teacher, quien se
caracteriza por vestir siempre de saco y corbata, ha comprado unas guayaberas
de última moda, de esas caras, muy caras,
como diría Carlos Batista Matos, pero está inmerso en las más flagrantes
contradicciones, la justa hace aguas, con serios problemas de gestión, mientras
es abandonado por sus asesores. Las traiciones no retroceden bajo el único
objetivo de mantenerse dentro de todos los regimenes abonando una montaña de
perversidad; villanía que trata de condicionar por enésima vez en una justa
devaluada.
La
puesta en marcha de un evento de máxima categoría nunca ha debido pasarse por
una olla de presión, lo que constituye una verdadera puñalada a la actividad.
Ocho equipos repartidos en dos grupos, sin ton ni son, sin explicación, con 10
encuentros en la vuelta regular, donde nadie invierte un centavo en la
preparación de los mismos, para terminar colocando sobre la duela una especie
de baloncesto ping-pong. Jugadores
corriendo detrás de una pelota, sin planteamientos, sin estrategias, sin
técnica, sin fundamento; el balón corre de un lado a otro de la cancha, siempre
adelante, la ofensiva brota instantáneamente, saliendo de las manos del propio
armador o del íntimo a quien le pasa la pelota.
La
ofensiva de los equipos dominicanos se basa en dos pases, en el mejor de los
momentos, no hay control del reloj de 24 segundos (inclusive uno de ellos no
funciona). Nada se tiene programado para atacar los pocos procedimientos
defensivos que pueda presentar el rival, los sistemas de defensa aquí se han
convertido en estáticos. La defensa es el pilar del trabajo, hay que entrenar
intensamente, repetir, añadir rigor, energía, eficacia, ímpetu, énfasis, persistencia,
magnitud, tenacidad, profundidad, y agresividad. Del uso de las manos, la
defensa de la línea del balón, tratar de interferir el lance contrario, recuperar
al hombre que nos rebasa, comunicación con los compañeros, el bloqueo, visión
de juego y sitiar los rebotes… mejor callar.
Estas
cosas no son agradables de escribir, se envuelven conocidos y relacionados, a
nadie le gusta que le digan la verdad en la cara, pero son más difíciles de
digerir por quienes las leen. Cada quien sabe a quien van dirigidos mis
señalamientos. En el plano técnico tenemos en los banquillos, por estricto
orden alfabético, a Julio Duquela (El Millón), Amaury Durán (Rafael Barias)
Modesto Guillen (Huellas del Siglo), José Mercedes (Los Mina), Radhamés Paulino
(San Carlos), Miguel Reyes (Villa Duarte), Antonio Sibilio (San Lázaro)
Fernando Teruel (Mejoramiento Social), solo he de preguntar: ¿cual fue el
último curso de actualización que realizaron?
Ya terminadas estas líneas me llegó la noticia de
que San Carlos había prescindido de los servicios de Radhamés Paulino, para
dejar en manos de Julio César Javier (Ayata) la dirección del conjunto. Cada
quien tiene su opinión de Paulino, el colega Iván Ramos barrió el piso con el
en
Los
clubes, la misma triste y desventurada historia. Entidades sin procesos
democráticos a lo interno, sin nominas activas de socios, sin arraigo en las
barriadas, con dictadores empecinados
convertidos en parásitos del deporte, que se han acostumbrado al ocio y
la lisonja. Nada cambia, las organizaciones clubistas, una vez manejadas por
muchachos han terminado convertidas en asilos de ancianos que se han acomodado
a las circunstancias, sin programas, sin comunicación con la sociedad
circundante, sin iniciativas.
San
Carlos fue la última institución que proclamó un escrutinio para elegir nuevas
autoridades, salió como presidente el abogado Francisco Méndez. Pregunté a un
entendido en esas lides, en el mismo parque del sector donde bauticé al hijo
del buen amigo Gustavo Concha, si este era un títere de Pedro Pablo Díaz, y la
respuesta no se hizo esperar: ¡tú sabes
que es así!
Tolben
Jaquéz ha sido la máxima figura de Los Mina desde que debutaron en el superior
en 1986, pero nada
Estos
camajanes intentan siempre alcanzar
por diferentes medios lo que las matemáticas les niegan. Los equipos siempre
generan perdidas, los jugadores y técnicos terminan sin cobrar, es una historia
repetida de arbitrariedades e iniquidades bajo la mirada cómplice de las
autoridades. ¿Solicitó Ramón Rodríguez una carta de libre saldo a los equipos
envueltos en el superior?... ¿firmaron todos los equipos contratos con sus
jugadores?... ¿qué calidades tienen Tomás Román, Jorge Puello, Jorge Ramírez,
Jorge Luis Mercedes y Ramón Álvarez para integrar una comisión de disciplina,
sin saber nada de la actividad?, solo para citar un ejemplo.
Los
responsables del buen éxito del torneo impusieron el techado del Club Mauricio
Báez para el montaje del clásico, olvidándose de tener todos los cabos atados.
Las luces son deficientes pese a no tener un año de remodelado, el aire
acondicionado no es suficiente y sólo refresca hacia el lado oeste de la
instalación.
En
el aspecto eléctrico, la pizarra y los acondicionadores de aire sólo pueden
funcionar con energía de emergencia, no con el servicio que en el sector suple
la empresa Edesur, ¿quién fue el
responsable de esta maravilla automatizada?... otros detalles técnicos ya
fueron tratados en una entrega anterior.
¿Por
qué los oídos de los parroquianos tienen que ser martillados con una música
urbana de deshecho?... de esa música borrascosa y desalmada que jamás
trascenderá y que los mismos productores saben que finalizará en la basura. ¿A
quien se complace?... ¿a quien se promueve?... ¿qué pueden aportar Omega, El
Lápiz, Mozart
La
iniquidad se repite cada día, cada instante, y parece que nadie se da cuenta.
Todos callan, hacen mutis. El Comité Organizador tiene que contratar un
relacionista público para hacer notas de prensa, enviar box scores y fotografías, porque los periodistas se han convertido
en ineficientes, incapaces de cubrir la noticia, de estar en el lugar de los
hechos. Esos mismos desmañados tienen la cachaza de firmar esas notas de prensa
como si las hubieran escrito ellos. Después El
Teacher y todo el que ha pasado por ABADINA andan lamiéndoles las nalgas y
haciendo regalitos.
Me
llamó la atención que un partido en proceso se detenga para que un funcionario
de quinta categoría haga un saque de honor, a la mitad del segundo partido de
la noche. Inmovilizar la actividad para que un simple encargado de
mantenimiento de edificaciones escolares, cuyo nombre nadie recogió es no tener
ningún tipo de autoridad, ni ninguna norma que cumplir.
los
grupos donde se repartieron los equipos, otro soberbio absurdo, geográficamente
que es como se estila, debieron quedar conformados uno por Villa Duarte, Los
Mina, San Lázaro y Mejoramiento Social, el otro por Rafael Barias, Huellas del
Siglo, El Millón y San Carlos, por sus cercanías con el río Ozama; tampoco
partiendo la ciudad en dos en el eje 27 de Febrero-Las Américas que hubiera
quedado de un lado: Villa Duarte, San Carlos, San Lázaro y El Millón; del otro
Mejoramiento Social, Huellas del Siglo, Los Mina y Rafael Barias.
Observando
a los sancarleños, nadie ha explicado la ausencia de Jorge Almanzar,
El
baloncesto está sumido desde hace tiempo en un desarraigo importante. Más de 20
años diría yo, desde los tiempos del Bloque
Olímpico, con Federico Lalane José, Pedro Pablo Díaz, Agustín Cortes, el
mismo Roberto Ramírez, la mano enguantada de José Joaquín Puello, la pereza y
apatía de las asociaciones provinciales que no fomentan la actividad, ni la
promueven, ni tampoco hacen un torneo, y todos con el padrinazgo de Leo
Corporán. Los mismos que hicieron saltar a Ariel Pérez Ubiera y Leonardo
Sabater. La coronación la ofreció el ingeniero Frank Herasme y aún esa
estructura no ha sido desmontada. Nadie cree en el trabajo, en la patria, en la
bandera o en las grandes palabras. Hay que admitir que el baloncesto dominicano
fracasó.
La
actividad acumula años de ejercicio, pero ninguna lectura. En mis años
juveniles los actos eran más fluidos, con escasos medios un puñado de hombres
nos pusieron a la vista de todos e Ismael Cristóbal Tapia Japa fue
Ya
no somos tan jóvenes, pero la mirada en perspectiva sigue madurando, para
terminar convencido que las dos últimas generaciones de directivos del
baloncesto dominicano han fracasado. Todo ha sido como sentarse a jugar a las
siete de la tarde a los naipes: si te quedas corto, pierdes y si te pasas
también pierdes. Antes no había mayores referencias, cuando escribía Basketmania en el Listín Diario, había
mayor información de la que se tiene en la actualidad, en tiempos donde las
computadoras apenas existían. Hoy todas las mentiras valen como la verdad más
absoluta.
Arturo
Pérez Reverte, escritor español y miembro de
No
tengo ningún derecho a ser pesimista, siempre he tenido la ilustración para
saberme un optimista ilustrado, pero la única esperanza se llama educación;
niños educados en el juego, en el sentido amplio, noble y complejo del
baloncesto. Pero no hay intención de hacerlo, con lo cual, no tengo grandes
esperanzas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario