Un monstruo de siete cabezas
No sabría especificar, pero hace muchos años, muchos,
la revista francesa Maxi-Basket publicó una nota donde señalaba que los equipos
europeos esperaban encontrar en las selvas de Guatemala un gigante de 7’10 de
estatura que rompiera los aros y se convirtiera en toda una sensación. Lo más
cerca que hemos tenido de eso fue Shaquille O’Neal, quien debuto en la NBA en la campaña 1992-93. Hoy
se pasea por el mundo el griego Sofoklis Schortsanitis, de 6’10 de estatura y 315 libras de peso,
nacido en Camerún, como un verdadero mastodonte y con unas habilidades de puta madre. Después, quien están
reemplazando al esperado gigante del mundo del baloncesto son los atléticos
jugadores de África que están saltando como conejos tanto a Europa como a
Estados Unidos.
La caza por un jugador de enormes dimensiones siempre
será labor titánica para los equipos de todas partes del mundo, inclusive las
selecciones nacionales. Hace unos años en un apartado rincón de Turquía
apareció la figura de un muchacho que estaba por encima de los 7’08 y de
inmediato fue objeto de atención; pasó lo mismo con un iraní que se traslado a
Canadá y con un norcoreano. Hará unos 30 años la NBA (Asociación Nacional de Baloncesto, por sus
siglas en inglés) seleccionó en el sorteo de novatos un japonés con unos 7’08
de estatura. Todo el mundo busca quien le saque la cabeza a sus connacionales,
excepto República Dominicana.
En el Centro-Basket de 1997 efectuado en Honduras, el
equipo de Jamaica fue una verdadera revelación. Llegaron tarde, quizás
bajándose del avión fueron directamente a la cancha y se llevaron por 8 puntos
al trabuco de Puerto Rico que estaba dirigido por Carlos Morales (hablo de
memoria, puede que el sean unos tantos más o unos menos). Arrollaron a su segundo
rival y sin nadie esperarlo se convirtieron en los favoritos de la justa. El
tercer choque era contra el colectivo de República Dominicana.
No se cuantas oraciones recitó Miguel Cruceta, a la
sazón dirigente dominicano, o cuantas velas encendió invocando a las alturas,
pero para sorpresa de todos, el Señor fue misericordioso con el. Genaro –Tuto-
Marchand movió cielo y tierra para localizarle el pichirrí a los jamaiquinos y por ahí los ensartó. Dominicana no
jugó contra Jamaica y el partido de Puerto Rico fue confiscado. Los de la menor
de las Antillas se retiraron del evento. En el equipo estaba el armador Rumeal
Robinson que dos años antes había ganado medalla de plata con la selección de
Estados Unidos en los Juegos Panamericanos de Mar del Plata.
Robinson había nacido en Jamaica, en una localidad
llamada Mandeville, pero su familia se estableció muy pronto en Cambridge,
estado de Massachusetts. Pese a tener una condición de nacimiento, superó todas
las adversidades, fue una estrella en la escuela secundaria, estuvo en la Universidad de
Michigan y fue décimo pick del sorteo
de novatos de la NBA ,
por Atlanta Hawks, en el 1990. Su paso por el baloncesto profesional fue breve,
pero sustancioso; para 1997 ya estaba en los equipos europeos. El histórico dirigente
puertorriqueño lo siquitrilló.
Hoy, en este mayo del 2012, el jugador Roy Denzil
Hibbert está solicitando un cambio de status
para jugar del equipo de los Estados Unidos que asistirá a los Juegos Olímpicos
de Londres. Ello me huele a chiste. A estas alturas, los listados preliminares
están confeccionados, incluyendo el dominicano, por lo que el pedido del centro
de Indiana Pacers será para otras ocasiones.
El pívot no está en el listado final de Estados Unidos
en ruta a Londres, que incluye a 22 jugadores donde figura el juvenil Anthony
Davis (6’10, Universidad de Kentucky, nacido en 1993) y que estará dando el
salto al profesionalismo.
Lo extraño es que Hibbert no quiera pedir un cambio de
condición para representar a Trinidad & Tobago, la tierra de su mamá, que
sería lo más lógico; su padre es de Jamaica, ciertamente, pero el chico nació
en Queens, Nueva York. Si logra su cometido, estoy seguro, que no se si será un
techado de virtudes, como Tim Duncan, que no se uniforma para jugar frente a
Islas Vírgenes, el suelo de sus ascendentes.
Pero donde la
puerca retuerce el rabo es saber que el largo y corpulento jugador (7’02 de
estatura, 285 libras
de peso) estuvo con el uniforme de los Estados Unidos en los Juegos
Panamericanos del año 2007 efectuados en Río de Janeiro. Allí estuvo a las
ordenes de Jay Wright, entrenador titular de Villanova University, y compartió
esos instantes con un grupo de hombres que no llegaron a brillar como debía de
esperarse: Eric Maynor (Virginia Commenwealth University, 6’03), Joey Dorsey (6’09,
Universidad de Memphis, 6’08, juega en Grecia), Wayne Ellington (6’04, Universidad
de Carolina del Norte, 6’04, Minnesota Timberwolves), Shan Foster (6’06, Vanderbilt
University, Italia), James Gist (Universidad de Maryland, 6’09, Turquía),
Maarty Leunen (Universidad de Oregon, 6’09, Italia), Derrick Low (6’01,
Washington State University, Italia), Drew Neitzel (Michigan State University,
6’00, armador), Scottie Reynolds (Villanova University, 6’02, Italia,
Filipinas), Kyle Weaver (Washington State University, 6’06, Grecia, Alemania) y
D.J. White (Indiana University, 6’09, Charlotte Bobcats).
Allí Hibbert promedió 10.0 puntos y 3.4 rebotes por
noche. El equipo terminó en la quinta posición con marca de 3-2 y White fue su
mejor hombre (12.0/2.8), seguido de Foster (11.2/7.6), Los (9.2/1.2 y 2.4 asistencias),
Neitzel (7.6/1.2) y Leunen (7.2/4.2).
La última presencia internacional de Hibbert fue
Centro-Basket 2010, efectuado en el Palacio de los Deportes de Santo Domingo.
Aquella justa para olvidar, donde se mezclaron irresponsabilidades de muchos
sectores y el titular de Deportes, Felipe –Jey- Payano tomó la de villa Diego. En ese evento se enfundó el uniforme de
Jamaica y después de un resbalón en el húmedo tabloncillo, Indiana Pacers lo
puso en el dique seco, sin mediar más palabras. Era una inversión que no iba a
ser descuidada. Hoy a base de trabajo, el muchacho se ha convertido en un
jugador a seguir dentro del exigente circuito y continúa la saga de los grandes
centros salidos de Georgetown University, que incluye en tiempos recientes a
Patrick Ewing (también de Jamaica), Alonzo Mourning y Dikembe Mutombo nativo de
Zaire.
Antes ya había estado con Jamaica en un torneo regional
en el 2008.
El caso tiene muchas aristas, se le escapó al Comité
de Elegibilidad de la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA),
que quizás en esos momentos, distraído por la situación de Santo Domingo no
tenía la urgencia de revisar las documentaciones y la impaciencia por salvar un
evento corrompió el ritmo de todos. Quizás, la fruta creció de manera sosegada
y la serpiente resultó demasiado rauda, con intención propia, respondiendo a un
designio indescifrable y ajeno, había demasiado ruido, el ambiente estaba
cargado, una obscuridad cerrada en un cielo lleno de estrellas. Pero todo el
mundo observó a Hibbert en el uniforme de Jamaica.
Hasta el momento, el muchacho ha tenido la suerte de
cambiar de casaca con la misma facilidad como si fuera colocarse un t-shirt para un paseo sabatino. El
trabajo de FIBA deberá ser minucioso, pero no quedarán resquicios; ya los
jamaiquinos han dicho que solicitarán una compensación económica, que seguro
ira más allá que lo empleado en la póliza de seguro del 2010.
A República Dominicana se la han puesto en China con lo de Charlie Villanueva, que hasta
el momento ha sido una mala inversión, pero casi todo el mundo quiso correr ese
descabellado riesgo, soñando que el jugador sería un revulsivo para la
selección dominicana. La ecuación era perfecta, Horford más Villanueva y adiós
Jack Michael Martínez, una ayudita de Francisco García, pelear por Josh Asselin
y todo cuadraba. Las mismas manos iban a seguir batiendo las aguas a fin de
levantar olas. No es posible que en tan breve lapso nos hayamos olvidados de:
“hay ocho sembrados y cuatro vacantes”. El dream
team dominicano. ¡Amigos de aquí y de allá!, como diría el mago Simon
Alfonso Pemberton.
Por demás, no creo que después del 2004, de la cita en
Halifax, Villanueva haya sido pieza que motivara una sola disquisición dentro
de USA-Basketball. Después vino, por parte de FIBA, lo de los pasaportes antes
de los 16 años de edad, y ni una sola voz se levanta para enfrentar estas
disposiciones que nos afectan, a sabiendas que de este lado del mundo República
Dominicana es el país más afectado.
La selva puede ser obscura, enmarañada y laberíntica,
pero el río es un camino inmenso, abierto y por lo general, muy comunicado. El
peligro no está en la selva ni en el río, sino en el choque de nuestra mente y
nuestras costumbres con la selva y el río.
Como decía Frank Kranwinkel: “¡oigan la bulla!”.
Cuesta entender como estamos organizamos, pese a los
intentos por mejorar que se hacen, discutiremos mil veces sobre como ayudar a
los que se quedaron en la orilla del camino, pero hay quienes jamás dejarán
ayudarse. Aquí todo el mundo quiere armar su navío con todos los recursos
suficientes, pero siempre será imposible, el peso de tantos hombres o de tantos
cañones nos hundirá, volveremos una y otra vez a la muerte segura, a naufragar
sin remedio.