lunes, 21 de mayo de 2012



Un monstruo de siete cabezas

No sabría especificar, pero hace muchos años, muchos, la revista francesa Maxi-Basket publicó una nota donde señalaba que los equipos europeos esperaban encontrar en las selvas de Guatemala un gigante de 7’10 de estatura que rompiera los aros y se convirtiera en toda una sensación. Lo más cerca que hemos tenido de eso fue Shaquille O’Neal, quien debuto en la NBA en la campaña 1992-93. Hoy se pasea por el mundo el griego Sofoklis Schortsanitis, de 6’10 de estatura y 315 libras de peso, nacido en Camerún, como un verdadero mastodonte y con unas habilidades de puta madre. Después, quien están reemplazando al esperado gigante del mundo del baloncesto son los atléticos jugadores de África que están saltando como conejos tanto a Europa como a Estados Unidos.

La caza por un jugador de enormes dimensiones siempre será labor titánica para los equipos de todas partes del mundo, inclusive las selecciones nacionales. Hace unos años en un apartado rincón de Turquía apareció la figura de un muchacho que estaba por encima de los 7’08 y de inmediato fue objeto de atención; pasó lo mismo con un iraní que se traslado a Canadá y con un norcoreano. Hará unos 30 años la NBA (Asociación Nacional de Baloncesto, por sus siglas en inglés) seleccionó en el sorteo de novatos un japonés con unos 7’08 de estatura. Todo el mundo busca quien le saque la cabeza a sus connacionales, excepto República Dominicana.

En el Centro-Basket de 1997 efectuado en Honduras, el equipo de Jamaica fue una verdadera revelación. Llegaron tarde, quizás bajándose del avión fueron directamente a la cancha y se llevaron por 8 puntos al trabuco de Puerto Rico que estaba dirigido por Carlos Morales (hablo de memoria, puede que el sean unos tantos más o unos menos). Arrollaron a su segundo rival y sin nadie esperarlo se convirtieron en los favoritos de la justa. El tercer choque era contra el colectivo de República Dominicana.

No se cuantas oraciones recitó Miguel Cruceta, a la sazón dirigente dominicano, o cuantas velas encendió invocando a las alturas, pero para sorpresa de todos, el Señor fue misericordioso con el. Genaro –Tuto- Marchand movió cielo y tierra para localizarle el pichirrí a los jamaiquinos y por ahí los ensartó. Dominicana no jugó contra Jamaica y el partido de Puerto Rico fue confiscado. Los de la menor de las Antillas se retiraron del evento. En el equipo estaba el armador Rumeal Robinson que dos años antes había ganado medalla de plata con la selección de Estados Unidos en los Juegos Panamericanos de Mar del Plata.

Robinson había nacido en Jamaica, en una localidad llamada Mandeville, pero su familia se estableció muy pronto en Cambridge, estado de Massachusetts. Pese a tener una condición de nacimiento, superó todas las adversidades, fue una estrella en la escuela secundaria, estuvo en la Universidad de Michigan y fue décimo pick del sorteo de novatos de la NBA, por Atlanta Hawks, en el 1990. Su paso por el baloncesto profesional fue breve, pero sustancioso; para 1997 ya estaba en los equipos europeos. El histórico dirigente puertorriqueño lo siquitrilló.

Hoy, en este mayo del 2012, el jugador Roy Denzil Hibbert está solicitando un cambio de status para jugar del equipo de los Estados Unidos que asistirá a los Juegos Olímpicos de Londres. Ello me huele a chiste. A estas alturas, los listados preliminares están confeccionados, incluyendo el dominicano, por lo que el pedido del centro de Indiana Pacers será para otras ocasiones.

El pívot no está en el listado final de Estados Unidos en ruta a Londres, que incluye a 22 jugadores donde figura el juvenil Anthony Davis (6’10, Universidad de Kentucky, nacido en 1993) y que estará dando el salto al profesionalismo.

Lo extraño es que Hibbert no quiera pedir un cambio de condición para representar a Trinidad & Tobago, la tierra de su mamá, que sería lo más lógico; su padre es de Jamaica, ciertamente, pero el chico nació en Queens, Nueva York. Si logra su cometido, estoy seguro, que no se si será un techado de virtudes, como Tim Duncan, que no se uniforma para jugar frente a Islas Vírgenes, el suelo de sus ascendentes.

Pero donde la puerca retuerce el rabo es saber que el largo y corpulento jugador (7’02 de estatura, 285 libras de peso) estuvo con el uniforme de los Estados Unidos en los Juegos Panamericanos del año 2007 efectuados en Río de Janeiro. Allí estuvo a las ordenes de Jay Wright, entrenador titular de Villanova University, y compartió esos instantes con un grupo de hombres que no llegaron a brillar como debía de esperarse: Eric Maynor (Virginia Commenwealth University, 6’03), Joey Dorsey (6’09, Universidad de Memphis, 6’08, juega en Grecia), Wayne Ellington (6’04, Universidad de Carolina del Norte, 6’04, Minnesota Timberwolves), Shan Foster (6’06, Vanderbilt University, Italia), James Gist (Universidad de Maryland, 6’09, Turquía), Maarty Leunen (Universidad de Oregon, 6’09, Italia), Derrick Low (6’01, Washington State University, Italia), Drew Neitzel (Michigan State University, 6’00, armador), Scottie Reynolds (Villanova University, 6’02, Italia, Filipinas), Kyle Weaver (Washington State University, 6’06, Grecia, Alemania) y D.J. White (Indiana University, 6’09, Charlotte Bobcats).

Allí Hibbert promedió 10.0 puntos y 3.4 rebotes por noche. El equipo terminó en la quinta posición con marca de 3-2 y White fue su mejor hombre (12.0/2.8), seguido de Foster (11.2/7.6), Los (9.2/1.2 y 2.4 asistencias), Neitzel (7.6/1.2) y Leunen (7.2/4.2).

La última presencia internacional de Hibbert fue Centro-Basket 2010, efectuado en el Palacio de los Deportes de Santo Domingo. Aquella justa para olvidar, donde se mezclaron irresponsabilidades de muchos sectores y el titular de Deportes, Felipe –Jey- Payano tomó la de villa Diego. En ese evento se enfundó el uniforme de Jamaica y después de un resbalón en el húmedo tabloncillo, Indiana Pacers lo puso en el dique seco, sin mediar más palabras. Era una inversión que no iba a ser descuidada. Hoy a base de trabajo, el muchacho se ha convertido en un jugador a seguir dentro del exigente circuito y continúa la saga de los grandes centros salidos de Georgetown University, que incluye en tiempos recientes a Patrick Ewing (también de Jamaica), Alonzo Mourning y Dikembe Mutombo nativo de Zaire.

Antes ya había estado con Jamaica en un torneo regional en el 2008.

El caso tiene muchas aristas, se le escapó al Comité de Elegibilidad de la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA), que quizás en esos momentos, distraído por la situación de Santo Domingo no tenía la urgencia de revisar las documentaciones y la impaciencia por salvar un evento corrompió el ritmo de todos. Quizás, la fruta creció de manera sosegada y la serpiente resultó demasiado rauda, con intención propia, respondiendo a un designio indescifrable y ajeno, había demasiado ruido, el ambiente estaba cargado, una obscuridad cerrada en un cielo lleno de estrellas. Pero todo el mundo observó a Hibbert en el uniforme de Jamaica.

Hasta el momento, el muchacho ha tenido la suerte de cambiar de casaca con la misma facilidad como si fuera colocarse un t-shirt para un paseo sabatino. El trabajo de FIBA deberá ser minucioso, pero no quedarán resquicios; ya los jamaiquinos han dicho que solicitarán una compensación económica, que seguro ira más allá que lo empleado en la póliza de seguro del 2010.

A República Dominicana se la han puesto en China con lo de Charlie Villanueva, que hasta el momento ha sido una mala inversión, pero casi todo el mundo quiso correr ese descabellado riesgo, soñando que el jugador sería un revulsivo para la selección dominicana. La ecuación era perfecta, Horford más Villanueva y adiós Jack Michael Martínez, una ayudita de Francisco García, pelear por Josh Asselin y todo cuadraba. Las mismas manos iban a seguir batiendo las aguas a fin de levantar olas. No es posible que en tan breve lapso nos hayamos olvidados de: “hay ocho sembrados y cuatro vacantes”. El dream team dominicano. ¡Amigos de aquí y de allá!, como diría el mago Simon Alfonso Pemberton.

Por demás, no creo que después del 2004, de la cita en Halifax, Villanueva haya sido pieza que motivara una sola disquisición dentro de USA-Basketball. Después vino, por parte de FIBA, lo de los pasaportes antes de los 16 años de edad, y ni una sola voz se levanta para enfrentar estas disposiciones que nos afectan, a sabiendas que de este lado del mundo República Dominicana es el país más afectado.

La selva puede ser obscura, enmarañada y laberíntica, pero el río es un camino inmenso, abierto y por lo general, muy comunicado. El peligro no está en la selva ni en el río, sino en el choque de nuestra mente y nuestras costumbres con la selva y el río.

Como decía Frank Kranwinkel: “¡oigan la bulla!”.

Cuesta entender como estamos organizamos, pese a los intentos por mejorar que se hacen, discutiremos mil veces sobre como ayudar a los que se quedaron en la orilla del camino, pero hay quienes jamás dejarán ayudarse. Aquí todo el mundo quiere armar su navío con todos los recursos suficientes, pero siempre será imposible, el peso de tantos hombres o de tantos cañones nos hundirá, volveremos una y otra vez a la muerte segura, a naufragar sin remedio.