Agrios edulcorados…
Caso 241: Entre calderos y ollas de presión
Jul.08.2016
Cuando la pizarra se acercaba a su último suspiro
Adris De León lanzó una carambola, con el anhelo más caro del moribundo, y
logró que revivir a su equipo. El juego entre Metros y Huracanes se empataba a
80 tantos, en la ciudad del Atlántico, y había que recurrir a un tiempo extra.
Las acciones se detuvieron, porque en verdad aquello fue un lance engañoso, un
malabarismo, un acto desesperado donde se trataba que la sintomatología del
agonizante se convirtiera en milagro. Carlos Medina se plantó como un gallito
exigiéndole a los árbitros que revisaran la grabación; estos se mostraron
temerosos a la hora de llegar hasta el monitor y de hecho nunca lo hicieron…
eran siete escalones, pero fue rotundo el no, e intervino Víctor Sierra, de
quien tengo que admitir me dio mucho gusto verlo en acción.
Mientras los capataces de los Huracanes trataban de
que el juego no pasara al tiempo adicional, César St. Hilaire bandó a buscar
una olla de presión; tenía que los puertoplateños le saldrían duros, ya no
cabía más ablandador en aquel cuerpo, la coraza se endureció estando en casa,
en el Fabio Rafael González, y no fueron uno ni dos los tiempos añadidos,
tampoco tres; se necesitaron cuatro tiempos extras para que los santiaguenses
se mantuvieran invictos (4-0) con anotación final de 119-117 y cocinaron a los
que mejor saben nadar.
En la jornada hubo cuatro jugadores que pasaron de los
50 minutos en juego; O’Darrien Bassett, Emi Andujar y John Taylor por los
locales, y Víctor Liz por los Metros. De León y Eloy Vargas estuvieron montados
sobre la pista por más de 40 minutos.
Además de su hazaña para producir el primer tiempo
extra, De León también fue el responsable de por lo menos uno más; escribo de
los recuerdos. Los añadidos concluyeron 89-89; 98-98; 107-107; y 119-117. Los
ganadores no contaron con sus jugadores foráneos en las partes decisivas del
encuentro al haber cometido 5 personales antes del vencimiento del tiempo
reglamentario.
Robert Glenn (22/8) y Reggie Buckner (11/6) no
participaron del juego de las emociones.
Otra marca que podría estar cerca del tope fueron los
23 rebotes tomados por el pívot Eloy Vargas. En el Distrito Nacional la marca
que me asalta la memoria fueron los 24 rebotes que tomó Kerry Davis, un
delantero pequeño que trajo Leandro De La Cruz a mediados de la década los años
de 1980, ético e imponente dentro de la cancha, además también hay que contar
aquellas memorables batallas de Ralph Abraham con las Gacelas (1974).
Al final los ganadores se construyeron con 33 de
Víctor Liz, 23 de Vargas, 22 de Glenn, 19 de De León, y 11 de Buckner. Pero
hubo mucho sazón que se desperdició: apenas 43.7 por ciento en los intentos de
campo, 22.2 por ciento en los disparos detrás del arco y 67.4 por ciento desde
la línea. Los 62 rebotes tomados a lo largo de los 60 minutos de acción se ven
inmensos, pero las faltas también a la orden del día (33). Hay que seguir
trabajando, independientemente de las debilidades de los contrarios.
Los puertoplateños se ahogaron en la línea de los
sustos, como dice Rosendo Ledesma, 54.5 por ciento, fallaron 20 de sus 44
intentos, algo grave, gravísimo, que necesita terapia de manera urgente.
También atraparon 62 rebotes de manera colectiva con Alexis Montas (18) y Emi
Andujar (15) encabezando esas gestiones.
John Taylor (6’01, 176, SG, Dic.25.1989, Fresno
Pacific-2013) se marchó a las duchas con 40 enteros, pero no termina de
convencerme a pesar de haberse anotado el titulo de anotación de la NCAA,
división II en el 2013 (promedió 27.5 puntos por juego, marca en esa institución,
implantó la marca de anotación individual para una campaña con 825 enteros y se
convirtió en el primer jugador de esa academia en marcar 50 puntos en un
juego), es intermitente y luce como un jugador callejero (si fuera dominicano
estaría más que aceptable, pero nadie tampoco lo ha investigado… la mamá es
apellido Félix, como Sobeida Félix Morel). No aporta en las instancias
necesarias para el equipo, anoche por ejemplo se disparó con el 31.7 por ciento
de los lances del colectivo, pero tenemos que aceptar que no es Kobe Bryant, ni
Michael Jordan, ni Jerry West.
O’Darrien Bassett reunió 32 tantos, Andujar, 13 y
Montas, 10. Vi muy flojito a José Guitian. Los Huracanes necesitan con urgencia
más poder anotador para aspirar a posiciones cimeras y pasar a los play-offs.
Me confían que después del encuentro, de más de 3
horas sobre la cancha, de 60 minutos librados a todo tren, Medina entró al
vestidor y señala: “okay muchachos, buen juego. Tenemos practica a las 9:00 de
la mañana”, y se marchó.
En el otro lado del país, en Higüey también se
encendió otra olla de presión, pero con distintos trozos en su interior. Al
propietario de los Leones le supo a pura mierda la lesión de Gerardo Suero, de
forma tentativa, por toda la vuelta regular. Cuando miró al banco y preguntó
por Chris Pérez, Chad Sanders, Fausto Julián Suero Bueno, también conocido como
la reina del bochinche, y David Díaz
le recordaron que lo habían enviado a título de préstamo a los Indios de San
Francisco de Macorís.
¡Amarilis,
échame agua!, ¡Amarilis, échame agua!, coño, ¡Amarilis, échame agua!, se le
escuchó decir al salir de los camerinos. El tipo se retiraba acalorado,
impotente, usado, por enésima vez recordaba que sus segundones hacían y
deshacían con los Leones y sus jugadores. Un equipo costoso que no marcha a la
consecución de logros.
Al termino de las acciones en el Multiuso Leo Tavarez
los melenudos se hacían con el triunfo, 98-88, pero la crónica oficial decía, “los
Cañeros recuperaron su condición de lideres que habían perdido a manos de los
Cañeros el pasados martes”. La crónica nuestra de cada día y para peor,
reproducida íntegramente en el Listín Diario y en El Caribe (Jul.08.2016). Una
ofensa al lector.
Díaz se vio en la obligación de quitarle todo el moho
que ha dejado cubra a Manuel –Mañé- Fortuna, quien después del paño con pasta
de ayer le reportó 23 enteros, que no los esperaba. La ausencia de Suero
variará toda la estructura que hasta la fecha se había planteado el colectivo.
Otros aportes fueron de Alex Abreu y J.R. Giddens con 16 cada uno; y Brian
Conklin y M.J. Rhett con 14 por cabeza. Rhett también colocó 8 rayitas en la
casilla de los rebotes.
Me llama el buen amigo Oscar Piña para corregirme que
Conklin jugó en Puerto Rico para los Piratas de Quebradillas y no para los Caciques
de Humacao, como había señalado en un “edulcorado” anteriormente.
La primera unidad finalizó 27-25 a favor de los
Leones, muy parejitos ambos quintetos y nunca la diferencia entre ambos superó
los 5 puntos (4:47, 15/10 a favor de Leones después de canasto de Fortuna). Los
Leones se van a la pausa larga dominando por 4 (53-49), después de una sucesión
de cambios de delantera, por lo que todo se mantenía a buen ritmo, pero sonaron
dos bombazos salidos de las manos de Fortuna y Abreu para nivelar más las
cosas.
Después del descanso, la máxima diferencia fue de 6
tantos. Abreu tuvo un desempeño notable con 8 tantos, que mantenían todas las
alarmas encendidas. Pero al final del tercer cuarto los Cañeros estaban delante
por 2 (78-76).
En el colofón los dueños de casa se cayeron, 22 por 10
transcurrió el periodo; los rojos tejieron un instante donde marcaron 9 por
sólo 2 de sus rivales, así la cosa parecía desdibujarse para los de naranja.
Los de Baker-López no pudieron controlar las acciones y todo pasó.
Pero Najri no está feliz. Las preocupaciones le
asaltan. El 3-1 en ganados y perdidos no le sabe a nada. Resta aún mucho
camino, la paca que se lleva Suero, que caminaba a una gran campaña, será un
cerón muy pesado.
Reyshawn Terry, que ya anunció probará suerte con unos
coreanos, cerró la noche con 28 puntos, Kelvin –El Pollito- Peña sumó 15,
Wendell Lewis otros 12, Ryan Scott puso 11 y Bobby Pandy, 10.
¡La liguita!... ¡el futuro del baloncesto
dominicano!... pero el futuro nunca termina de llegar.
Hace tres años escribí una frase de continúa vigente,
en respuesta al comentario de un amigo después que se me tildara de “viejo
quisquilloso”: “a todos ellos, para que nos entiendan, hay que recordarles que
somos optimistas con algo de ilustración”.
Ilustraciones de Nataly Abramovitch
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