Agrios edulcorados…
Caso 253: Nota luctuosa
Jul.21.2016
Ayer transitando por la autopista Duarte me encontré con
un jugador de baloncesto, de los grandes nombres de la actualidad. Específicamente
estaba en la lechonera El Pequeño,
frente a la salida para San Francisco de Macorís. El Pequeño es un artista, nadie se le salva de su grasita escondida
entre las carnes de un marrano bien sazonado, siempre acompañado de plátanos o
yuca hervida.
Me comentó que estaba en busca de trabajo en la zona
porque iba a tratar de que su actual equipo lo negociara. “¡No soy el único que ha tomado esos kilómetros
que usted ve frente a usted!”. Ahí la carretera toma rumbo a la ciudad de
Jaya donde tienen su sede los Indios; un viaje agradable, terreno llano, la
vista se pierde entre los arrozales, el recorrido es expedito pese a la
estrechez del camino. En lo particular para mi, siempre muy agradable.
Los Indios parecen que perpetuamente tienen la cartera
llena, pero en los últimos años no han podido cristalizar sus aspiraciones.
Entrenadores van y vienen, pero sucede igual con refuerzos, gerentes y
jugadores. Algo pasa en esa franquicia. ¿Dónde está la fiebre?
¿Por qué ese mismo atleta no fue a brindarse a los
Reales?... por ejemplo.
Desde hace mucho tiempo hay gente que no quiere que
escriba del baloncesto dominicano. Gente bien intencionada que me ha pedido
dejar esa vaina, porque en eso se ha
convertido la actividad, en una vaina.
El interés ha sido siempre mayúsculo. Después de vivir lo de El Pequeño me llegó un reto más
interesante y más breve; desde Nueva York. ¡No
escribas nada más de la Liga Nacional de Baloncesto, eso es un relajo que ni
quisiera tiene importancia para los medios periodísticos. Para ellos es una bendición
que tú aún te estés fijando en esa porquería!
Tomé el reto. Ello no quiere decir que vaya a dejar de
escribir del baloncesto dominicano. Quizás no mencione tanto algunos nombres.
Se que me van a extrañar.
Para terminar, los Indios, precisamente los Indios
reciben esta noche a los Leones.
¡Coñoooooooooooooooooooooooooooooooo!
Esos cabrones le harán un reconocimiento a Néstor
David Díaz Henríquez, quien fue su dirigente y que los llevó a su única corona,
pero después lo despidieron ¡como a un perro!
Yo no recibiría ningún homenaje. Haría como Marlon
Brando cuando le entregaron el Oscar por mejor actor en el año de 1973, por El Padrino. Envió en su representación a la activista Sacheen
Littlefeather, de origen apache, quien explicó las causas de la decisión. Michael Caine, Laurence Olivier, Peter O'Toole, y Paul
Winfield eran los demás nominados a recibir la estatuilla. ¡Pesos
pesados todos!
"Cuando fui nominado por
"El Padrino", me pareció absurdo ir a la ceremonia.
Resultaba grotesco festejar a una industria que había difamado y desfigurado
sistemáticamente a los indios americanos a lo largo de seis décadas, mientras
en aquel momento doscientos indios se hallaban sitiados en Wounded Knee", comentó
tiempo después el laureado actor.
Vito Corleone es el
único personaje de ficción que ha recibido más de un Oscar. Además del
otorgado a Brando, Robert De Niro interpretando a un joven Vito en 1975 lo ganó.
Ambos actores legendarios nunca se molestaron en asistir a la ceremonia.
¡Adiós LNB!... ¡te solté en banda!
Los que siguen la actividad, desde hoy llevaran un crespón
negro. Crónicas mal escrita, lunetas que no se llenan ni regalando las boletas,
directivos que no saben donde tienen la cabeza, y entrenadores, si,
entrenadores, según las malas lenguas que han vendido partidos.
Ese es el baloncesto dominicano de la actualidad.
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