Agrios edulcorados…
Caso 234: Los Indios o lo de nunca acabar
Jul.03.2016
Los Metros de Santiago se desplazaron hasta la ciudad
del Jaya para pegarle con fuerza a los Indios de San Francisco en el primer
cuarto (31/16), y ya no hubo más que decir. Los de Carlos González Nieves se
relajaron y empezaron a correr la cancha, pero Melvyn López Guillen estaba que
botaba humo por las narices, encolerizado, sudando la gota gorda.
En la región de los macorijes se sintió era segunda
derrota al hilo, en noches consecutivas, parece que no habían podido despojarse
del modorra que les imprimieron las aguas del Atlántico y ese arrullo de las
candidas palomas, del cantar del arroyuelo y de las brisas del palmar que
vivieron el día antes.
Un cerebrito escasamente cultivado como el de López
Guillen no ha podido asimilar el cambio brusco Mauricio Báez / selección nacional
/ Indios de San Francisco de Macorís. Porque eso de correr para acá y después para
allá, tomar un quinteto a días de competencias no se le da bien a ninguno. Añada
a esta versión tropicalizada de El Pingüino
que luchar desde abajo no es su fuerte; está acostumbrado a la comodidad. O
tiramos páginas para atrás y días que han pasado para remitirnos a su funesto
paso por Huellas del Siglo.
En La Estrategia
del Pingüino, Clay Shirky autor de Here
comes eberybody nos dice; “no es la saturación
de información, es un fallo en el filtro”. Párrafos antes Steven Pinker, psicólogo
y escritor de la Universidad de Harvard nos dice: “el conocimiento crece exponencialmente. Nuestra capacidad cerebral y
nuestras horas de vigilia no”. López Guillen a pesar de la carga de trabajo
que ha tenido hay que admitir que tampoco está preparado para llevarla.
Me excusarán sus amigotes, pero es tan bruto, pero tan
bruto, que copió de su hermanito Ayata
(Julio César Javier), al no poder contener la saña con que le golpeaban los
Metros que en los primeros 10 minutos ya había lanzado 10 jugadores al ruedo, 4
de ellos con 5 minutos o más. Esa ola amarilla lo impresiono y lo dejó sin
ideas, pero también puso en evidencia que no sabe sacar partido de sus
jugadores; no sabe trabajar un instante de debilidad, un signo de agotamiento,
un lapsus en el desempeño.
Fabio Rojas, flamante gerente general del conjunto, debería
estar pensando en mandarlo a volar. Si no lo hace, otros lo pondrán en su
puesto; y ya se de fuentes de entero crédito que más de uno evocó a Papá Boco. Hay muchos entrenadores
buenos en muchas partes del mundo, porque colocar en la posición a José
Mercedes Del Rosario, también conocido por el mote de Maita, sería harina del mismo costal. En el Macorís del Jaya no
quieren ni al uno ni al otro.
Eso si, Víctor Liz fue el primero que le pegó por
estar dudando de su capacidad en Panamá y antes del primer receso ya le había
tallado 12 enteros en las costillas, que le dolieron. Robert Glenn colocó otros
7 y Reggie Buckner le regaló otros 6 a parte de estar limpiando los tableros. Liz
finalizó con 22 unidades, Glenn con 15 y 11 rebotes, y Buckner con 12 y 12
rebotes. Ramón Ruiz defendió la posada con 21 puntos, secundado por Jonathan
Araujo con 15.
La nota de prensa sobre la actividad que recoge la LNB
señala: “el partido estuvo cerrado todo
el camino”. El relator necesariamente tenia que estar mirando el juego con
el ojo, si, el ojo del culo. ¡Hay que lambón,
que lambonazonazo, lambón, lambón, lambón, lambonazonazo!
Los Indios han demostrado a lo largo de su accionar
que les encantan los nombres sonoros. Este año anunciaron Copn bombos y platillos
a Andre Barrett, pero se les olvidó participarle que en estas liguitas del
tercer mundo, que poca importancia tienen para ser miradas, hay que meter
puntos. Lo demás no importa.
Hubo una mejoría de los Indios en los cuartos medios,
pero los Metros ni se enteraron. Estaban en relajación plena. 31/16, 25/16,
24/9, y 20/13. Así se pasó el rato.
En la guagua de regreso a la ciudad corazón se esparcía
el murmullo de que se está a la espera de Peter John Ramos… a 7 mil dólares por
encuentro… léase: 320 mil pesos dominicanos cada vez que pise la cancha. Así no, eso no. Eso hace daño a la salud
colectiva.
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