Sin sangre en las venas
Cuando alcancé el televisor la pantalla reflejaba que República
Dominicana había permitido un solo punto al representativo de Costa Rica en el
marco del Centro-Basket que se está jugando en Panamá. Debo admitir que me sorprendí:
16 por 1, los dominicanos estaban sobregirados o los ticos jugaban muy mal. Quedaban 35 minutos, un tramo muy extenso, y
por supuesto, las cosas cambiaron.
Ivanna de Taras Loboda |
Los equipos con personalidad entran a volarle la
cabeza, a hacer añicos a los rivales de poca monta; a despedazarlos, a
desmenuzarlos, a descuartizarlos, a desmembrarlos, pero no pasó así. República
Dominicana entró según la versión oficial a probar, a poner las cosas en orden,
a hacer ajustes; ello después que se habían corrido las cortinas. Imaginemos, por
un momento, a Félix Sánchez antes de su carrera en los Juegos Olímpicos del
2004. Si se hubiera lanzado a especular en su recorrido y en el paso por las
vallas, jamás hubiera tenido esa inédita medalla de oro.
En el segundo parcial los costarricenses se agruparon,
pusieron garras y dejaron a los dominicanos sin ideas, se perdió el poder de resolución.
Inclusive su osadía fue tal que ganaron el tramo; ello pudo ser su mejor versión
en toda la competencia, es posible que no le veamos con una exhibición similar,
ni frente a Islas Vírgenes, ni frente a Bahamas, ni frente a México, pero República
Dominicana se lo permitió. La maldita lenidad que siempre nos permitimos para
después vivir con el agua al cuello.
Por un momento saltaron los fantasmas del Centro-Basket
de 1995, en el mismo Palacio de los Deportes de Santo Domingo, con Derreck
Baker-López, ahora asistente, vestido de corto, cuando los ticos estuvieron a punto de amargar el debut de los locales; la
diferencia esa vez fue de 5 enteros, al cierre de las acciones, y pese a que
estaba Moncho Monsalve al frente de la nave, los responsables de entonces
dijeron los mismo: los ajustes. Por supuesto, de eso nadie hablará porque no
tienen vivencia, ni cultura. Es fácil tomar un micrófono para hablar necedades
o pavonearse, pero cuando la verdad aprieta, falta el haber doblado páginas a
la izquierda.
¿Siempre los ajustes?... es que tenemos tan poca
inventiva que repetimos lo mismo cada vez.
¿Será que asumimos tan escasa preparación en todos los
aspectos?... entonces, se estallan las interrogantes; las que nunca tienen
respuesta.
Esta vez se permitió que Eloy Vargas se integrara en
tierras mexicanas, para decirnos que arrastra lesiones, y Rigoberto Mendoza
pasara por un campamento de Brooklyn Nets. Para Mendoza era una ocasión valida
pero Vargas va todos los años a distintos campamentos y siempre es lo mismo, el
eterno circulo que no se logra romper. Se arrastra un hospital lleno de
enfermos, se cercenan algunas áreas sanas y se imponen criterios sin sentido;
el profesor tiene sus caritas, se decía en mis años de escolar.
Si usted revisa los titulares de la prensa nacional de
los últimos días, como siempre el optimismo sin parangón aflora, la suficiencia
se dibuja como arco iris y me he preguntado si con ello basta. No tenemos ni
siquiera una selección para ser destacada, se potencializan directivos y
entrenadores, pero nada más. “Este equipo
puede sorprender”, dijo Melvyn López Guillen, reflejo de su capacidad
especulativa y su poco empeño táctico. Usted debe de entrar confiado en lo que
pondrá sobre la cancha o dejar aquello.
Dudo mucho que el entrenador nacional de turno tenga
una inmensa capacidad imaginativa, ingeniosa, penetrante, pero quizás le
alcance para escribirle un guión a Roberto Ángel Salcedo, pero más nada.
Alguien recuerda el marcador de Puerto Rico frente a
Haití, cuando aún el Palacio de los Deportes olía a nuevo, en el Centro-Basket
de 1975, o los reveses dominicanos en las competencias panamericanas en la rama
femenina en los últimos tiempos, con la sobria dirigencia de Juan Matos,
también conocido por el mote de Juancito.
Esos puertorriqueños del 75, con Raymond Dalmau, Rubén Montañéz, Neftalí
Rivera, Teo Cruz, Joe Hatton, Mariano –Tito-
Ortiz, Earl Brown, entre otros y esas chicas que lucían USA en el pecho, eran
equipos con personalidad.
(Paréntesis:
al tal Juancito le alcanza la mierda
para que sin haber dirigido en ninguna parte se le asigne una selección
masculina en ruta a un Mundial; un Mundial en categorías formativas, pero
Mundial al fin. Las inequidades del baloncesto dominicano… ¿a que jugador ha
levantado Matos?... ¿qué manejos técnicos le imprime a los chicos que ha tenido
bajo sus responsabilidades?... la inequidad de lo que se llama “la nueva era”, porque es muy fuerte que
al que le carga el maletín a José Mercedes Del Rosario, también conocido por el
mote de Maita, se le entreguen
equipos de cualquier índole, con una hoja de vida tan perfumada).
La proyección era para un 128:8 y no pasó.
¿Qué Eloy Vargas brilló?... vi el mismo tipo sin ganas
para el juego que salta a la cancha y corre de un lado a otro con displicencia,
que no mejora su físico, que no termina de imponerse, porque el que brilló en
España hace dos años no se repetirá más. ¿Qué Juan José García aporta?... hay que
esperar a ver si no se rompe por enésima vez y además, ver que pasa cuando
lleguen los rivales más ilustrados… ¿Qué Ángel Luis Delgado es la gran
promesa?... ¿y Jonathan Araujo?... una cosa es Seton Hall con todas sus
quimeras y otra es el crudo baloncesto del que vivimos y de paso, el Denis
Rodman dominicano no me mostró nada.
¿Adris De León?... ¿Juan Coronado?... la conducción
del juego, ese eterno talón de Aquiles de los equipos dominicanos, por
supuesto, por el escaso laborantismo de los entrenadores en un país de gente
pequeña. Hubo que esperar a que al entrenador López Guillen, el mismo que niega
a su tío Pechera, le diera su santa
gana y entrara a Gelvis Solano y las cosas empezaron a funcionar mejor.
¿Tiradores?... ¡bien gracias!... para que sirve que en
los encuentros que se libren en el país, llamase Liga Nacional de Baloncesto
(LNB), Superior del Distrito Nacional, Superior de Santiago o Superior de Canca
La Rana, existan unos monigotes que mal que bien llevan unos papeles donde se
entienden se registran unas estadísticas…
¡para nada!
Mientras la selección se mantenga para llevar a
jugadores que paguen diezmos, que hagan sus aportes en zapatillas y camisetas,
que entreguen parte de su salario servilmente al gran agente, lejos del
gran hermano pero más cerca del gran estafador, en que se ha convertido Rafael
Fernando Uribe Vásquez, también conocido por el mote de Rafelin, o para guardarle un puesto a algún carita de Eduardo
Najri, o proyectar los nombres que Uribe Vásquez, López Guillen y todas sus
comparsas quieran vender no vamos a ninguna parte.
¿De balones perdidos?... ¿de exceso de faltas
personales?... ¿del inexistente contraataque?... ¿de las perdidas por
cumplimiento de los 24 segundos?... ¡silencio que están durmiendo los nardos y
las azucenas!
Esta selección no genera pasión, no tiene pegada, como
si no tuviera sangre en las venas. No tiene un líder ni tampoco se hizo una
transición para formar un cabecilla después de la grosería que se le hizo a
Yack Michael Martínez... porque hacerse pupú es lo más natural en la gerencia
de Rafelin en la FEDOMBAL… está tan,
pero tan creído, que caga y no lo siente.
Esta selección está llena de interrogantes y lejos,
muy lejos de que la güira, la tambora y el acordeón, estén acoplados con
sentido lógico hasta conseguir que lo dibujada sobre la cancha se parezca a una
obra maestra.
¡No hay vacas sagradas en la selección!, proclamo un
parco Uribe Vásquez, pero si pueden existir a las puertas de su oficina.
En el caso de López Guillen, ahora en el papel que
siempre quiso, aburguesado y protegido, vivirá obscurecido por la sombra
alargada de nombres como Máximo Bernard Vásquez, Horacio Álvarez, Humberto Rodríguez,
Faisal Abel, Félix Agusanta, Osiris Duquela, Leandro De La Cruz, Sergio Abreu, Héctor
Báez, los que no superará ni en nueve vidas más. A las posiciones se llega por
meritos, no por complicidad con los dirigentes de turno, no pretendiendo engañar
con una hoja de vida que jamás se hará pública. Porque llevar dos refuerzos de
solvencia a pueblecitos del interior y frente a entrenadores de cuarta es
facilitar el camino para llenarse de títulos.
El cambio generacional, planteado a la manera de “la nueva era” no servirá.
En lugar de los festejos varios miembros de la delegación
dominicana en Panamá fueron a una farmacia cercana a saciarse de ansiolíticos.
López Guillen no planteó el juego contra los ticos y no hizo funcionar a los jugadores como se esperaba, a estos
niveles su sentido especulativo de la dirección técnica deja el corazón roto,
resultados en cancha que desmerecen y un insulto a la gran pasión de los
seguidores.
Esta no es la cara que se merecen los seguidores de la
disciplina. La prensa misericordiosa que se ha granjeado el presidente de la Federación
Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL) hará lo propio: hablar paja. Pero a la
selección le hace falta mando y disciplina.
Como se ha vendido FEDOMBAL y su cobarde, mentiroso y
perverso presidente, como se ha promocionado López Guillen y sus artificios
tácticos, que no vengan a exhibir una presea que no sea la dorada. Tampoco que
desplacen toda la prensa hija de puta, que de eso estamos llenos, para repetir
hasta hacérnoslos creer que un bronce es oro.
De no regresar con la medalla dorada, yo entenderé que
la selección de “la nueva era” fracasó
y su entrenador se comió un gran pedazo de estiércol de caballo.
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