Agrios edulcorados…
Caso 207: Los Soles derriten una esfinge
Jun.03.2016
Cuando los representantes del Club Deportivo Naco
fueron a buscar a Winston Royal al aeropuerto de Las Américas se llevaron una
gran decepción. No recuerdo quienes integraban la comitiva, pero entre ellos estaba
el inmortal José Ravelo Álvarez, quien sufrió un síncope, un patatús, un
soponcio, una indisposición, un vahído.
Royal (13) |
Se le concedió la oportunidad de que jugara por lo
menos un juego, “para no perder la inversión
en el pasaje”. Se cumplió la fecha, era viernes, el Palacio de los Deportes
de bote en bote, la humedad nos comía hasta las ideas… Royal tomó el balón, ddeja
atrás a uno, a otro, a un tercero, encaró el aro, giró sobre si mismo y encestó.
Aquello se quería reventar… a mitad del tiempo Naco ganaba de 23 puntos. El
resto es historia.
Modestia aparte, el primero que empezó a conseguir estadísticas
de los chicos que jugaban en los Estados Unidos fue un servidor. Aún no había llegado
a los medios de comunicación, pero sabía que Royal provenía de Albany State
University, ¡un equipo de tercera división!
Frazier |
Hoy, para arriesgarse con un jugador de tercera división
hay que tener los sentidos muy abiertos, conseguir imagines, tener una
expediente completo y mejor aún, haber asistido a varios de sus compromisos. La
apuesta es en extremo arriesgada. Mucho más si usted se va a lanzar a una
aventura en el campo profesional.
De lunes a viernes reviso la edición digital del
vespertino El Nacional y allí tomo la columna de Rolando Guante, Reporte de
Grandes Ligas, para enviarla a un círculo de deportes en Puerto Rico. Para mí, además
de la amistad que nos une, es lo mejor del diarismo dominicano. Pero hoy
(Jun.03.2016) no estaba. Me entretuve leyendo unas declaraciones de José Luis –Boyón-
Domínguez respecto a las elecciones de los Soles en el sorteo de jugadores de
nuevo ingreso de la Liga nacional de Baloncesto (LNB).
El titular permitía leer: Boyón dice Soles se fortalecieron.
Más adelante señala: “adquirimos lo que
fuimos a buscar y nos fuimos satisfechos”. Hasta ahí, todo bien. Si usted
toma sus declaraciones posteriores a las selecciones de un año atrás encontrará
que son idénticas. Puedo entender dos cosas, los Soles siempre aciertan, aunque
no se han terciado una corona, o el periodista trabajó placidamente, buscó sus
archivos y quizás no realizó ninguna entrevista. Para el medio dominicano,
basta la foto y una breve reseña.
Valdez, Rivera y Domínguez |
Pensé que Valdez y Rivera, sentados en la mesa del día
de escogencia, en representación de los verdes, impactarían. Por lo menos eso validaría
sus presencias.
El resultado fue la selección de Eddie Alcántara, un
guard de 6’04 de estatura, según la página de la universidad, que ya en el
diario apareció en 6’05 y es posible que al llegar al país se achique hasta 6’03
o 6’02… porque parece que todos medimos con varas diferentes. Un dominicano,
hijo de dominicano con gringa, perdido en las heladas tierras de Minnesota. Allá,
donde aparece un reno en cualquier momento del año, donde el frío perla y donde
a los varones, machos, masculinos se les esconden las fifises.
Alcantara |
Yo si tengo claro que de baloncesto necesito aprender
todos los días, porque estamos llenos de genios.
A los Soles, a Boyón, a los Chalas, dueños de la
franquicia, que enciendan su velón, se le rueguen a la virgencita de la
Altagracia.
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