lunes, 6 de junio de 2016

Agrios edulcorados…
Caso 207: Los Soles derriten una esfinge
Jun.03.2016

Cuando los representantes del Club Deportivo Naco fueron a buscar a Winston Royal al aeropuerto de Las Américas se llevaron una gran decepción. No recuerdo quienes integraban la comitiva, pero entre ellos estaba el inmortal José Ravelo Álvarez, quien sufrió un síncope, un patatús, un soponcio, una indisposición, un vahído.

Royal (13)
A los naqueños le habían participado de un jugador de 6’10 de estatura, por supuesto dominicano, y gran anotador. ¡Cualquiera hacia cocote!... allí, en la vieja terminal estaba un chico con un pie menos de estatura (30 centímetros), pues Royal mide 5’10 y con un pajón enorme, pantalones de poliéster, zapatos altos y poco faltoo para un sombrero al estilo Walt –Clyde- Frazer, moda de aquellas épocas.

Se le concedió la oportunidad de que jugara por lo menos un juego, “para no perder la inversión en el pasaje”. Se cumplió la fecha, era viernes, el Palacio de los Deportes de bote en bote, la humedad nos comía hasta las ideas… Royal tomó el balón, ddeja atrás a uno, a otro, a un tercero, encaró el aro, giró sobre si mismo y encestó. Aquello se quería reventar… a mitad del tiempo Naco ganaba de 23 puntos. El resto es historia.

Modestia aparte, el primero que empezó a conseguir estadísticas de los chicos que jugaban en los Estados Unidos fue un servidor. Aún no había llegado a los medios de comunicación, pero sabía que Royal provenía de Albany State University, ¡un equipo de tercera división!

Frazier
La guía de medios de la referida institución era un folleto de poquísimas páginas, portada de cartulina, creo que el primer año, amarilla, pero el tipo ya estaba haciendo historia con los Great Danes, ahora son Golden Rams. Líder anotador, líder de asistencias, y aún le restaban tres años de elegibilidad. Léase, tenia apenas unos 17 o 18 años.

Hoy, para arriesgarse con un jugador de tercera división hay que tener los sentidos muy abiertos, conseguir imagines, tener una expediente completo y mejor aún, haber asistido a varios de sus compromisos. La apuesta es en extremo arriesgada. Mucho más si usted se va a lanzar a una aventura en el campo profesional.

De lunes a viernes reviso la edición digital del vespertino El Nacional y allí tomo la columna de Rolando Guante, Reporte de Grandes Ligas, para enviarla a un círculo de deportes en Puerto Rico. Para mí, además de la amistad que nos une, es lo mejor del diarismo dominicano. Pero hoy (Jun.03.2016) no estaba. Me entretuve leyendo unas declaraciones de José Luis –Boyón- Domínguez respecto a las elecciones de los Soles en el sorteo de jugadores de nuevo ingreso de la Liga nacional de Baloncesto (LNB).

El titular permitía leer: Boyón dice Soles se fortalecieron. Más adelante señala: “adquirimos lo que fuimos a buscar y nos fuimos satisfechos”. Hasta ahí, todo bien. Si usted toma sus declaraciones posteriores a las selecciones de un año atrás encontrará que son idénticas. Puedo entender dos cosas, los Soles siempre aciertan, aunque no se han terciado una corona, o el periodista trabajó placidamente, buscó sus archivos y quizás no realizó ninguna entrevista. Para el medio dominicano, basta la foto y una breve reseña.

Valdez, Rivera y Domínguez
La foto me resultó muy llamativa, Domínguez estaba acompañado de los que deben ser miembros del equipo de operaciones de la franquicia. Oscar Valdez y Aneurys Rivera. Pensé que para acceder a un puesto de esa relevancia había que tener alguna vinculación más allá de ser unos simples fanáticos. Me excusaran los señores, pero jamás en mi vida los había visto. ¡Mi país!

Pensé que Valdez y Rivera, sentados en la mesa del día de escogencia, en representación de los verdes, impactarían. Por lo menos eso validaría sus presencias.

El resultado fue la selección de Eddie Alcántara, un guard de 6’04 de estatura, según la página de la universidad, que ya en el diario apareció en 6’05 y es posible que al llegar al país se achique hasta 6’03 o 6’02… porque parece que todos medimos con varas diferentes. Un dominicano, hijo de dominicano con gringa, perdido en las heladas tierras de Minnesota. Allá, donde aparece un reno en cualquier momento del año, donde el frío perla y donde a los varones, machos, masculinos se les esconden las fifises.

Alcantara
Ni el tamaño, ni las gélidas tierras de St. Cloud importan. Si llama la atención que St. Cloud State University es División III; importa que el chico no fue un jugador sobresaliente, apenas 12.5 minutos por juego, 28 partidos y solo 11 de ellos como titular; 139 puntos para promedio de 5.0, a los que hay que agregar 3.3 rebotes y 0.8 asistencias. Más pérdidas de balón que asistencias otorgadas; 40.9 por ciento desde el campo, 33,3 detrás del arco y un acertado 72.0 por ciento desde la línea.

Yo si tengo claro que de baloncesto necesito aprender todos los días, porque estamos llenos de genios.


A los Soles, a Boyón, a los Chalas, dueños de la franquicia, que enciendan su velón, se le rueguen a la virgencita de la Altagracia.

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