martes, 28 de junio de 2016

Los muros de Jericó

Utebo no debe sonar muy familiar a los dominicanos, pero no dudo que algunos ronden por esa comunidad cercana a Zaragoza donde el equipo sub-17 de República Dominicana ha jugado tres de sus cuatro partidos en el marco del Mundial de la especialidad. Tristemente, un colectivo que no se menciona en ninguna instancia, mucho menos en la página de la Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL) y ello debería al menos causar estupor. Para ser justos, honestos y tener un mínimo grado de valentía se deben participar las alegrías y las penas.

Matos ofreciendo instrucciones
Era cuesta arriba hacerse caldos de cabeza y pretender que alcanzáramos cotas superiores, como llegar al Everest, trepar al Aconcagua o ganarles a Holanda en un Mundial, pero de futbol (los holandeses, para quien no lo recuerde, nos ganaron dos veces en un Clásico Mundial de béisbol). Bosnia, Corea del Sur y Francia fueron nuestros primeros retos y no cumplimos. En la ronda de eliminación nos tomó Canadá, un rival conocido, y prácticamente nos hizo papilla, jugando a media marcha después del meridiano del segundo cuarto.

No hemos plasmado todos los anuncios que a diario nos venden los comodines de la FEDOMBAL, su presidente, los entrenadores, las bocinas pagadas, los que hacen negocios, hasta El Yipi. El fracaso llegó y todos sabíamos lo que sucedería, pero esa mejor estar fabricando campamentillos al vapor, buscándose un dinerito para el fin de semana, pa’ los coquitos.

Que Argentina tenga igual marca que nosotros, después de perder de Estados Unidos, no es motivo de justificación; ese es un refugio para los cobardes que no asumen
responsabilidades.

El grupo que visita tierras aragonesas se le entregó a Juan Matos, acostumbrado a recibir soberanas palizas; el tipo debe tener la espalda molida a palos y llena de protuberancias. Un ser que pretende ser de otro mundo, de otra galaxia, que habla muy bonito, trata de convencer, de sumar a sus causas (una versión ligeramente activa de Ramón –El Teacher- Rodríguez), pero cuando cierra la boca entiendes que todo se desmorona. Como si su silencio avivara trompetas con capacidad de derrumbar los muros de Jericó.

Fuera de las capacidades del dirigente, este grupo revela toda la maledicencia del presidente de la FEDOMBAL, Rafael Fernando Uribe Vásquez, también conocido por el mote de Rafelin. Ahí se puso de manifiesto, como pasó en Panamá, que las delegaciones sólo sirven para hacer turismo deportivo, pagar las complicidades de los cacharros eleccionarios, los presupuestos se manejan al libre albedrío y hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio o chorro, generoso o estafador. Hay mucha tela por donde cortar, porque hasta de amores furtivos se habla.

Shittu frente a Mirambeaux
Los canadienses entraron confiados a la cancha, conocían el rival, 95-49 pasó el evento en Bahía Blanca hace apenas un año, y los dominicanos fueron a lo suyo. Yeison Rivera, José Benítez, Anderson Mirambeaux, Miguel Díaz y Alanzo Frinck, este último sacado debajo de la manga, como si nadie lo conociera, tratando de petrificar a un quinteto que sabia a lo que iba. Mirambeaux empezó como una tromba y los canadienses erraban sus lances al canasto, especialmente los de muy larga distancia (sus primeros 12 lanzamientos validos para tres puntos no cayeron dentro de la red), llegó el juego físico, muy físico de los chicos de Matos, que empezó a perder la calma, pero los rivales no se intimidaron y extrañamente sólo cometieron 7 faltas en los primeros 20 minutos.

Los 10 de inicio minutos favorecieron a los tricolor 17 por 12. Pero el segundo cuarto fue diferente: República Dominicana marcó apenas 7 puntos, se les cerró el aro, los muchachos de Juancito se quedaron sin gasolina, sin gasoil, sin gas propano, sin gas natural y el inversor que llevaba Rafelin en la maleta o quizás mejor, colgado a su teléfono inteligente, del que no se separó un solo instante, no encendió, tan entretenido estaba que no atinó a revisarse, el cable a tierra lo tenia entre las nalgas, quizás ahí pasó definitivamente el evento, de lo mio’, de lo mio’, de lo mio’ personal.
Barrett frente a Mirambeaux

David DeAveiro, entrenador de esos demonios rojos que se apreciaban inmensos dentro de la duela, y también de la muy prestigiosa McGill University, hizo algunos ajustes y no hubo más que hablar. ¡Patica aquí, patica allá y pan, pan, pan!

Al cumplir los primeros 20 minutos la pizarra dejaba un patético 29 por 24 y los canadienses no aflojaron nunca más. El tercer cuarto pasó 28 a 15 y el colofón, 22-13. Eso si, desde que anda por España DeAveiro no se ha entretenido en las redes sociales; su Twitter se silenció y cada día cumple sus labores con igual intensidad.

El partido fue feo, muy feo, quizás los muchachos, todos, se impresionaron cuando vieron llegar a Rafelin con toda su parafernalia. ¡Pensó que estaba en el Sua-Sua!, a la vera del Francisco Micheli en La Romana. Los dominicanos perdieron 34 balones en todo el trayecto, pero los canadienses no se quedaron atrás, con 23. Como siempre, los porcentajes, para no mirarlos: 35.6 desde el campo (16/45), 15.8 desde más allá del arco (3/19) y 55.0 desde la línea (11/20).

Brazdeikis supera a Díaz
Mientras lo que diga Kinito es lo que va / lo que diga Kinito es lo que va / si Kinito dice si… ahí si, eso si / si Kinito dice no… ahí no, eso no / si Kinito dice si… ahí si, eso si / si Kinito dice no… ahí no, eso no, no vamos para ninguna parte. El baloncesto necesita algo más que una cabeza descerebrada, sin valores, sin pudor. Como decía Antonio Edmundo (hermano De La Salle, quien terminó convertido en sacerdote y director del Instituto San Juan Bautista): hay cosas que entran por un oído y salen por el otro.

Los canadienses que no estuvieron a su altura y deberán corregir todas sus acciones para el próximo encuentro contra Turquía, el jueves, también tuvieron porcentajes extraños: 44.8-13-6-45.0, pero atraparon la friolera de 64 rebotes (40 de ellos defensivos).
Djurick supera a Francisco Melo

Mañana los dominicanos enfrentaran a Mali, un estado sin costa en el África Occidental, cuya capital es Bamako, el séptimo país más extenso de todo el continente africano, con 1,240,000 kilómetros cuadros y una población de 17 millones de personas. Que recuerde, es la primera ocasión que los encuentro en una competencia de este nivel. En 1972 obtuvieron una medalla de bronce en el Afro-Basket. Se empiezan a definir las posiciones del noveno al decimosexto lugar.

Así, así, mamacita así, cachamba, cachamba que vacilón, maracachamba chamba hay.

Los desafíos que afrontara desde ya esta FEDOMBAL serán enormes. Brotan diferencias entre los miembros del Comité Ejecutivo y braman asociaciones que se sienten marginadas, no hay aporte para la difusión y el desarrollo en cientos de comunidades y barrios de todo el país. Hay quienes están tras la silla que Rafelin ocupa en el Palacio de los Deportes.

Melo y Frick (14)
En mi casa he recibido dos comisiones que me han propuesto sacar de cualquier forma a este pichón de sátrapa de la institución; con confesiones impublicables, hasta en el aspecto personal. Les respondí como le dijo Julio Subero Montas a un grupo que se reunió en un café de la capital: “lo bueno de Luis es que no es conspirador, pero tendrá que aprender”. De paso, Subero Montas mandó una comunicación a Uribe Vásquez para brindarle las herramientas para desarmarme y la tiró al tacho de la basura. ¡Se lo perdió, tampoco lo conoció!

¿Saben cuando Rafelin estuvo de frente a Subero Montas?... cuando este último estaba en un cajón en la Funeraria Blandino. ¡Mejor no sigo!

Lo mejor es que Uribe Vásquez no modificará posturas, pretenderá vivir con la convicción que todo el mundo tiene un precio, y ahí estará su error. Nunca tendrá tranquilidad, ni espacio, ni tiempo para reflexionar.
 
Frantoni Segura 
¡Fuego con to’!

Rafelin está a las puertas del infierno y aún no quiere darse cuenta. Cree aún que Luis Mejía Oviedo o Leonardo de Jesús Heredia Castillo, alias Leo Corporan, al que por cierto, vi ayer, más viejo, más feo y más desaliñado, vendrán con el cubo de agua de Amarilis.


¡Échale agua Amarilis que se quema!

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