sábado, 25 de junio de 2016

Los chifleros

Justificar las derrotas es lo más sencillo, espontáneo e incauto, pero esas coartadas pueden ocultar enormes falsedades, supercherías, sofismas. Quien está ardiendo pretende agarrarse de cualquier calvo en condiciones menos adversas; en el colegio varios profesores decían y hasta nos hacían repetir en coro que desde que se inventaron las excusas todo el mundo quiere quedar bien. Cuando el reloj en el Roberto Duran de Panamá anunciaba el termino del choque que ganó Puerto Rico a República Dominicana (74 por 69) el dirigente Melvyn López Guillen se despachó con un altisonante: “era la experiencia contra la juventud”.

Fefita
No hay carretera sin puente, sino se cae todo el mundo / ni puente sin barandilla / toda la mujer chiflera / ¿qué le pasa? (coro) / Se le hincha la… rodilla

A los dominicanos se nos justificó que al Centro-Basket se iba por el oro, que este grupo iba a sorprender, que ahora teníamos una selección sin vacas sagradas y todo uso de pregones y proclamas cargados de un soporífero y letárgico optimismo que se repite cada vez que un equipo de errede compite a nivel internacional.

Llegó el cruce, esa instancia que siempre deja muchas enseñanzas, algunas enormes; es el momento más resbaladizo de los torneos y llegan a ello los que han sido aplaudidos previamente. Algunas veces hemos podido superar el hado de la historia, cuando el compromiso es elocuente, honesto, sin maculas. Pero las barbaridades de algunos nos han impedido las celebraciones muchas veces, ahí están los episodios de Pedro Pablo Díaz, de Federico Lalane José, de Frank Herasme y por supuesto de este mamotreto llamado Rafael Fernando Uribe Vásquez, también conocido por el mote de Rafelin.


¿Y Julio Subero?... también tuvo sus errores, pero quiérase admitir o no, nos puso de nuevo en la senda de las medallas.

Argumento de veterano / pagamos la novatada / los muchachos se salen de la disciplina del juego / no ejecutamos a la hora buena / recurrimos a jugadores que no estaban en el plan de juego”… eran palabras aquí y allá de López Guillen después de la conclusión a José Augusto Castro, que de paso se las ponía todas al entrevistado en plan de batéame esa güevita.

Argumento de veterano tenía aquel equipo dominicano de Centro-Basket en 1977 que se alzó con nuestra primera medalla dorada, en el mismo escenario, sin especular, sin que nadie entrara a la cancha sin conocer su plan dentro de la rotación, porque no es lo mismo Humberto Rodríguez que un mercurial López Guillen; argumento de veterano tenía la selección cubana que asistió a los Juegos Olímpicos de Munich y se llevó la cuarta posición con un equipo de muchachos con una media de 24 años de edad; argumento de veterano tenía la selección de Puerto Rico en esas misma olimpiadas de Munich con Rubén Rodríguez (19 años), Mickey Coll (19 años), Ricky Calzada (19 años), Neftalí Rivera (24 años), Charlie Bermúdez (21 años), Raymond Dalmau (24 años); o aquella Serbia del 2013 en el Europeo con Krstic, Bogdanovic y paro de contar y una media también de 23 años de edad. Esos sin son verdaderos argumentos de veteranos.

Todas las mujeres tienen / que es lo que tienen mami (coro) / en el centro un ombliguito / como mami (coro) / pero más pa’bajo tienen / que tienen amor (coro) / la fabrica de muchachitos / eso si es bueno mami (coro)

El baloncesto no es tener una partida de caballo inglés, de esos pura sangre irrefutables, para después terminar como un borrico de cargar agua. Los juegos no se plantean de esa forma. En la mitad del partido los dominicanos sólo hicieron 25 enteros (12 puntos en el segundo cuarto, y 13 en el tercero) y ahí pasó el evento. La dirigencia pretendía que le buscaran algo para soportar el calor y más que el calor la presión que se les venía encima. ¡Ay Wilfrido!

Después, lo de siempre: 41 por ciento en lances de campo, 16 por ciento en lances detrás del arco y 69 por ciento desde la línea. ¡No joda nadie!

El país no tiene tiradores, pero nadie trabaja en fundamentos. El país no tiene un jugador de la posición tres confiable, pero nadie se empeña en tallarlo; el país no tiene un centro, pero este grupo de cotilleros desecha y elimina jugadores. Mientras se haga una selección sin carácter, sin pantalones, sin carisma, a la medida de un grupo de comediantes, no iremos a ninguna parte.

En lo muy íntimo creo que Eddie Casiano jamás apretó el acelerador hasta el fondo.


Siempre he sostenido que los juegos entre borincanos y quisqueyanos deben plantearse de manera diferente, hay situaciones que se escapan de las manos de los entrenadores y de los propios jugadores. Pero muy especialmente para el lado nuestro, por creer que tocamos el cielo con un triunfo ante Puerto Rico o quizás la satisfacción de que el alumno superó al maestro. Por más que hoy pretendamos ocultar las cosas, ellos fueron nuestros maestros.

Loor a Alfonso –Filo- Paniagua a y Luis Sambolín; a Emilio Huyke. Paniagua está en el Salón de la Fama del Deporte Dominicano desde su primera promoción en 1967 y siempre se ha especulado que fue la persona que introdujo el baloncesto a República Dominicana.

Como escribió el buen amigo Federico Borrás: “no hay carácter / la chercha de los superiores del patio / los jugadores haciendo lo que les viene en ganas / no hay sistema de juego”.

Esta gente ha querido regresar a casa sin sudar la camiseta, sin sufrir en las instancias de los partidos, pero con ello solo han logrado que el corazón de los dominicanos, de esos 10 millones que observan, miran y pagan con sus sacrificios esos enormes desaguisados, no palpite unido.

Wilfrido Vargas y Fernando Villalona
Estamos en frente de una extensa cadena de excepciones que conforma una regla que negamos. Para Uribe Vásquez y sus secuaces el baloncesto se ha transformado en religión mercantilista y todas las urracas que pululan a su alrededor ayudan a este fenómeno. Con estos es imposible discutir verdades reveladas.


Hoy a muchos que a mitad del río están dispuestos a cambiar de caballo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario