De vuelta al infierno
Mi amigo y más que amigo, hermano, César Santos Rivera
que acá fue propietario de La Opera, en el local que estaba en la calle El
Conde a esquina Duarte y después marchó a Puerto Rico donde se hizo de una
cadena de tiendas de ropa, en base al trabajo honesto, se impresionaba con mi
escritura; una vez me hizo llenar no se cuantas tarjetas de invitación para una
boda. Mis primeros recuerdos me dicen que tenía una letra horrible, pero además
los ejercicios de caligrafía, muchas veces en manos de hermanos De La Salle me
sabían a retama. No se como perfeccioné aquello. Además, quería tener una firma
elegante, un trazo fluido, delicado y al mismo tiempo lleno de potencia, pretendía
alcanzar la fluidez en las rubricas de mi mamá y de mi tío Julio Genaro, porque
la de mi viejo no era de mi agrado.
Una vez alguien a quien no recuerdo me lanzó un piropo
de esos que nunca se olvidan: “esa firma
prestigiaría a cualquier Presidente de la República”.
Hoy se inicia la Liga Nacional de Baloncesto (LNB) con
enormes interrogantes.
Leones, Titanes, Soles, Metros, Huracanes, Indios,
Reales y Cañeros. Nombres poco autóctonos… los Leones deberían ser Areperos,
pero Eduardo Najri quiere que la instalación del San Carlos se llame Najri Arena. Los Titanes, que
pretendieron ser Tigres, podrían ser Pericos u otro nombre más folclorico,
porque ellos, mañana y tarde cantan en nuestros parques y buscar asiento en San
Lázaro. Por supuesto, el destino de los Soles podriia ser Mauricio Baez,
después que los Chalas se han dejado embobar tantas veces de Leonardo de Jesús
Heredia Castillo, también conocido como Leo Corporan.
Los Cañeros están bien donde están. Indios, y por que
no Tainos, Ciguayos, u otra denominación menos genérica. Reales, so, so, so…
Metros, Cucuyos suena mejor o Ciguapos, en honor al inexistente macho de las
ciguapas; Huracanes que no mojan e intentan empapar. Faltan equipos, uno más en
la región este, sacar el sur de la orfandad y llevamos 10, y dos más en el
Cibao, uno de ellos en Santiago.
Quizás el presidente de la Federación Dominicana de
Baloncesto (FEDOMBAL) quiera participar con un quinteto que bien podriia
llamarse Dragones de Ciudad Trujillo.
Los miembros del circuito han sido muy celosos a la
hora de hablar de los negocios, de la inversión que no retorna, de las perdidas
que se acumulan, del negocio de temporada, como si fuera un programa de
televisión, de los salarios a jugadores que se reducen y la suerte está echada.
Unos la tendrán más fácil que otros, pero todos tendrán que guayar
la yuca.
Expresaba monseñor Ramón Benito De La Rosa y Carpio (Listín
Diario, Ene.13.2015): “esta dimensión de
la vida, esta expresión dominicana tan fuerte, nos recuerda a nosotros que los
que no «guayan la yuca», terminan haciendo daño. Como decía San Pablo, «el que
no trabaja, que no coma», el que no «guaya la yuca», no ocupa el lugar que debe
tener en la sociedad ni en la familia”.
Nadie se ha atrevido a publicar la nomina de sus
jugadores nacionales para esta inédita versión, los cortes están a la orden del
día, las directivas hacen ajustes, algunos buscando que los números traten de
terminar en negro y los patrocinios que no llegan con las urgencias del que
necesita. Muchos se están desprendiendo de la amplia reserva, otorgando cartas
de libertades, con un escueto mensaje, todas dirigidas a Antonio Mir,
presidente de la LNB: “por este medio le informamos
que el jugador fulano de tal queda libre y puede firmar con cualquier equipo”.
Los jugadores se enteran por la prensa.
Afirmé desde siempre que la reserva era un fardo muy
pesado para esta entretención. Nadie tenía derechos para disponer de la suerte
del atleta a sabiendas que nunca iba a entrar a cancha. Para peor, FEDOMBAL se hacía
de la vista gorda y permitía esta agresión a los jugadores, solo para estar de
acuerdo con los transgresores. De paso escondía a un títere de nombre David
Zabala.
¡Se acabaron los tiempos de las vacas gordas!
Quizás este sea el último torneo de la LNB.
Para extender el camino más allá de este 2017, el
circuito deberá emprender una serie de normativas, que no muchos estarán de
acuerdo en seguir. Todas han sido expuestas en estas columnas desde hace
tiempos inmemoriales.
A los que parece se les acabó el amor por la
disciplina fue a los Leones. Desde hace tiempo han venido dando muestras de
extenuación ejecutiva, desaliento dirigencial. La inversión cada año se reduce,
las importaciones foráneas no llenan expectativas, como ejemplo, en el 2015
Reggie Okosa, Tyrone Nash, Rich Howell, Dwayne Jones, todos jugadores del
cuadro interior, y el nacionalizado Walker Russell.
Jugadores contratados de oído, pero jamás por el
oficio que debe tener un equipo todos los días.
En el sorteo de jugadores de nuevo ingreso, negociaron
la primera ronda y trataron de sorprender con José Rodríguez, un delantero que
accionó con los Brujos de Guayama en Puerto Rico. ¡Pum!
Lo más reciente es estos Leones es el licenciamiento
de Yack Michael Martínez, apenas un día antes del inició de la contiendan. ¿Qué
pasó?... ¿no hay dinero para cubrir las exigencias de El Gran Capitán?... ¿se
hace molesto tener la presencia de un líder en el camerino?... porque si usted
me habla del Yack Michael que se presentó con los Metros de Santiago, en la
Liga de las Américas, lo aceptaría, por su baja forma física en ese momento,
pero si usted habla de la última versión del rebotero, la que se presentó en
los Caciques de Humacao, 9.7 puntos y 8.6 rebotes con 47.4 por ciento desde el
campo y 65.0 desde la línea, ya hablamos de un jugador que regresó a su nivel.
Un equipo que contaba en sus filas con Martínez,
Melvin Richardson, Juan Guerrero, con un buen importado y súmele trayendo de
las reservas a Luis David Montero y a Karl-Anthony Towns. ¡No debió haber para
nadie más!... “no hay nada más para
substituirte”, como dice Ramón Orlando.
Si, Karl-Anthony Towns porque usted si tiene los
cojones para violar las disposiciones, imponerse sobre todo el mundo, y
seleccionar a un nombre, usted también debería de tener los guebos
bien puestos, traerlo y ponerlo a jugar.
La actitud de Eduardo Najri, y de él solo, porque Chad
Sanders tiene menos gusto y menos poder de decisión que una tayota, y Fausto
Julián Suero Bueno, el mismo al que sus compañeritos llaman la reina del bochinche, premio
nacional a la capacidad lamboneristica, capaz de vender hasta su propia
mamá por dos cheles coloraos’, resulta dañina para el evento.
Pero este Najri, que hace tiempo empezó a trillar su
senda hacia las puertas del infierno, por lo menos en lo referente al
baloncesto, es tan pusilánime, que despacha a Martínez y para tratar de lavarse
las manos pone a que aparezca la rubrica de Suero Bueno. Me recordó una misiva
que Rafael Fernando Uribe Vásquez, también conocido por el mote de Rafelin, le envió a la Federación
Internacional de Baloncesto (FIBA) y en lugar de estampar su firma colocó la de
otro servil, Ramón Ceballos.
Suero Bueno y Ceballos, los dos cortados por la misma
tijera; buenos para nada.
Por demás, la firma que calza la carta dirigida a Mir,
con membrete de los Leones, parece salida de un hombre con profundo
estreñimiento y prolapso rectal. Pujada hasta más no poder, con frecuentes
fecalomas, para terminar convertida en un nombre que se niega a si mismo, de
escasa personalidad, de una fantástica capacidad acomodaticia, sin ansias de
progreso, con rasgos de una eterna dependencia umbilical, trazos sin gracia,
cerebro en apuros con marcados desequilibrios; el peritaje caligráfico abre enormes
interrogantes.
En las luchas de justos contra indignos, de los puros
contra los contaminados, estos sirven a un solo bando, donde puedan tener algo
en los bolsillos, pretendiendo dividir el mundo en blanco y negro con el mismo
serrucho que los políticos, defienden proclamas de sus amos protectores que terminarán siempre en banderas del desastre,
escasos de pudor, vacilantes, dubitativos, pretendiendo convertirse en filósofos
de la maledicencia. Es el eterno y manido cuento de que son “padres de familia y tienen que buscársela”.
De Ceballos no se, pero el otro no es padre, no tiene hijos, no tiene familia y
ya he puesto en duda si tiene virilidad… ¡en
rumbo a las cuatro décadas!
Hay optimismos que nunca se ilustran y terminan siendo
catastróficos.
La LNB, arranca con su salto al centro, pero que esté
atenta porque su colapso podría estar cerca, pese a los ingentes aportes
monetarios de sus propietarios.
Este es un torneo con sombras que costará superar,
pero los Leones están en el abismo y se hacen que no lo saben.
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