Agrios edulcorados…
Caso 209: Como el tango… ¡cuesta abajo!
Jun.06.2016
José Valentín, a quien no conozco, publicó en El Nuevo
Diario (Jun.06.2016), en un artículo donde ponderaba las cualidades del doctor
Mario Lama Olivero, candidato a senador por la provincia de Bahoruco, lo
siguiente: “este país se encuentra
inmerso en lo que Gilles Lipovetsky (1944, filosofo y sociólogo francés) ha definido como la era del vacío, el
individualismo desmedido en que reina la indiferencia de masas, donde domina el sentido de reiteración y
estancamiento, donde lo nuevo se acoge como lo antiguo, donde se banaliza la
innovación, en la que el futuro no se asimila ya a un progreso ineluctable”.
Uribe y Najri |
Desde del partido del sábado entre la selección que ha armado la
Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL) y sus entrenadores asociados y más
que asociados, cómplices, Rafael Fernando Uribe Vásquez, también conocido por
el mote de Rafelin, está despellejándose,
porque las vestiduras se las rasgó desde que salió desde las propias
instalaciones del Club San Carlos. La sonrisa se le borró de la cara y el
insomnio lo aturde.
Como en los tiempos donde asistía a la escuela… la tarea para la casa es copiar en su liberta “nos falta estatura”, 100 veces, y sin ayuda de sus padres; me imagino que en el Instituto San Juan Bautista con el hermano Antonio como director eso era un Moloka’i diario. Como las épocas cambian, no ha tenido que escribir en una liberta escolar, pero en su cabeza lo ha repetido cien veces cien. ¡Coño!, nos falta estatura.
Más temprano Melvyn López Guillen, designado entrenador, se había
despachado en una nota salida desde las mismas oficinas de FEDOMBAL: “estamos más que agradecidos por el trabajo
que hicieron. Brayan (Martínez) es talentoso,
atlético y muy disciplinado: le faltan cosas por aprender, pero nos gustó que
siempre estuvo dispuesto a mejorar cada día”. Sobre Carlos Morla apuntó
sobre su potencial y comportamiento. De Rayner Moquete se despachó con un: “llevó el juego como queríamos y se compenetró
muy bien con sus compañeros”.
Martínez tiene 6’08 de estatura, quizás no está totalmente
perfilado, pero es una apuesta interesante. Morla está sobre los 6’11 de
estatura, tiene la decisión que no tienen otros jugadores de la posición y
FEDOMBAL debió aplicar con él una invitación “tipo Argentina con Oberto”: en el Mundial del 1994, los albicelestes tenían 13 jugadores en la
banca, pero “el pibe” no entraba a la
cancha; estaba ahí únicamente para observar y aprender, correr las jugadas;
aprender y observar. El resto es historia. Moquete es un base diferente a los
que tradicionalmente alumbra el baloncesto dominicano, con alto coeficiente académico
y para el juego, pero ese tipo de jugador es marginado en el país.
“Llevó el juego como queríamos
y se compenetró muy bien con sus compañeros”… la frase se presta a
especulaciones. ¿Es la conducción de Moquete más efectiva que la de los
armadores invitados?... ¿se aleja Moquete de el eterno corre y tira que emplea López
Guillen con sus equipos?... ¿no está
Moquete en el paquete de los jugadores de Frank Brito?... Moquete es además,
sobrio, calculador, frío; un armador para controlar y ser un auxiliar más del entrenador.
La selección de este 2016 presentó un listado original, después abrió
un campamento, se esta a la espera de jugadores residentes en los Estados
Unidos y se corta a los jugadores que no estuvieron en el listado original bajo
la inocente excusa de que “se envió un
listado a FIBA (Federación Internacional de Baloncesto) que no se puede variar”.
¡Las mentiras se repiten, se repiten, se repiten y pretenden que
las creamos!
Pero poca estatura asusta, y más que asuste, lo que realmente se
necesita es poder intimidatorio debajo de los palos. Lo he señalado más de una
vez, ningún equipo nacional puede correr sólo con Eloy Vargas en la posición de
centro; Juan José García, con todo lo bien que se maneja, es muy bajo para las
posiciones internas en el campo internacional y nunca ha podido jugar un torneo
completo porque se parece más a un
cristal de Venecia que a un jugador decisivo; Ángel Luis Delgado va a su
primer compromiso internacional con la casaca grande y su desempeño está por
verse, pese a que ya uno lo llamó “el
Dennis Rodman dominicano”; añada a Orlando Sánchez, Luis Santos y Juan
Guerrero, de quienes no se ha dicho nada y tenemos bien poco para defender la
zona.
De Delgado hay que añadir que si bien representa una esperanza
real para el baloncesto dominicano este año colocó números muy similares a los
que impuso en la campaña 2014-15 con Seton Hall University, camino a recibir el
premio al Novato del Año de la Big East Conference. En este recién finalizado
2015-16, inició todos los 34 encuentros de su equipo, 9.9 puntos de media con
9.3 rebotes, 13 juegos con doble-doble, 1,0 asistencias, un radio de 2:1 de
balones perdidos/asistencias, un muy bueno 56.7 por ciento desde el campo,
pocos intentos fuera de la zona (solo dos disparos detrás del arco) y un muy virulento
53.6 por ciento desde la línea.
¿Pero no es el mismo grupo “federativo” que le negó la
oportunidad de Rodney Miller?... Miller con 214 centímetros desde el piso y en
uno de los programas de escuelas secundarias más sólidos en toda la nación,
miembro de la selección juvenil del 2013 y nunca más, porque a Uribe Vásquez le
salió del forro de los cojones, si es
que los tiene. ¿No es el mismo Rodney Miller el hijo de aquella madre residente
en Estados Unidos con la que se intentó trapear el piso?
La misma dosis de los grupos que armó la gerencia de Eduardo
Najri, muchos hombres chiquitos, mucho jugadorcito que no son para la selección,
muchos pseudo-uno, muchos pseudo-tiradores… para un equipo técnico que nunca ha
exhibido los porcentajes de campo que se exhiben en las practicas, ni el
trabajo que se hace de manera individual con cada uno de los muchachos.
Es una vergüenza para este grupo que mientras López Guillen y
sus asistentes estén en una chercha infinita, en un jolgorio y embobando con
una oración en media cancha, el único verdaderamente preocupado por el progreso
individual de los chicos es el recién llegado Iván –Sonrisa- Almonte, quien fue contratado para estar ahí y preocuparse
por la parte física.
No podemos referirnos al agotamiento el baloncesto dominicano
moderno porque no ha existido, aún nos invade la nostalgia por las direcciones
de Humberto Rodríguez, Faisal Abel, Leandro De La Cruz, Osiris Duquela, Sergio
Abreu, y ello nos aturde. A pesar de la añoranza hay que reconocer que nuestros
entrenadores se quedaron muy atrás, por la escasa formación que tienen, los
enormes baches en el conocimiento, y sin lugar esa afiliación por incapacidad
al baloncesto de correr y tirar de este López Guillen, de Mercedes Del Rosario,
de Julio César Javier, de Juan Matos y esa corriente de “técnicos” que deberían recibir los castigos de la inquisición por
sus osadías.
El mundo del baloncesto siempre apostó por una República
Dominicana consolidada, pero nosotros mismos nos hemos encargado de no cumplir
con los lineamientos; en los últimos cinco años se encendió una “vela romana”
que iluminó el firmamento, pero se apagó por la falta de programación y de renovación
oportuna.
Este es el fracaso de los grandes sueños de la modernidad que pretendió
conducir Rafelin, ruin, infame,
cobarde, mentiroso, inmoral, pero que ha provocado titubeo entre la melancolía
y la certeza de que ya no es creíble ni útil, para él es apenas una actividad
para esquilmar mientras esté al frente de la FEDOMBAL.
La “nueva era” empezó a vivir la decadencia permanente.
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