El icono santiagués por excelencia
Por más que pretenda hurgar en mis
recuerdos será imposible conocer cuando fue la primera vez que mi cuerpo cruzó
el umbral de Casa Bader, el ícono urbano santiagués que ha sido puesto en
venta, por suerte, con la condición de que el adquiriente continúe con el
negocio. Era seguro muy chico cuando estuve por primera vez allí, en el inigualable
y único local de la 16 de Agosto, mi papá era habitué, y además era parte del
vecindario. Allí se respiran únicamente colores e historia en la más categórica
espontaneidad, desde siempre.
Entre la Sánchez y la Mella. Mi primer
hogar estaba en la General Cabrera, al número 40, entre la Sánchez y la Cuba...
de las escasas cosas que recuerdo es que el 31 de mayo de 1961, cuando se conoció
en la ciudad la muerte del dictador Trujillo Molina, caía un aguacero de
enormes proporciones y un palomar situado en la pared este de la edificación se
desplomó, como ¡el azul de bolitas!
La residencia de mi familia materna en la
misma General Cabrera a esquina Mella; mi tío Julio vivía en la General
Cabrera, al número 47.
De Bader Fadul Minés, fundador de la Casa
Bader en una época que hoy se hace tan lejana como el 1939 (8 de abril, para no
dejar dudas), tengo vagos recuerdos, falleció en el 1974 y para ese entonces ya
tenía 11 años en la capital y apenas 17 de existencia. Después, el local fue
administrado por sus hermanos Lula, que murió en el 2003 y por Antonio, a quien
todos conocimos como Ton Ton, que nos
dejó hace 2 años, a sus 93 años de edad. Por un dilatado espacio de tiempo, que
me tocó vivir, el local era exclusivo para caballeros, pero siempre en la más
sobria de las familiaridades.
No se si alguna vez le tocó a mi mamá
entrar y obligar a mi viejo a alzar anclas. Son tantas las historias
individuales que desdibujan los límites del espacio y las huellas del tiempo.
Cada una de las maderas en el piso responde a un intenso intercambio con el
entorno, dando como resultado una gramática visual que conecta de manera
estrecha con la realidad, el entorno y se arruga con la fuerza del imaginario
colectivo del lugar. Como he dicho en otras crónicas, a pesar de estar ubicado
en el centro de la ciudad, el vecindario era de primera.
Un mediodía cualquiera, después de visitar
el establecimiento Ton Ton me abordó
de la siguiente manera: “tu debes de ser
hijo de Rafael Madera, que siempre trabajó con medicamentos, inquieto,
emprendedor, muy deportista, un hermano para mi, uno de los mejores jugadores
de softbol que ha tenido Santiago en toda su existencia y siempre me acompañaba
a ver a las Águilas”. La charla se extendió por unos minutos bien dilatados
y para mi resultó de una carga emotiva sorprendente.
Bader puede significar muchas cosas alrededor
del mundo, desde un nombre propio, hasta el hijo de Adán; es un apellido alemán,
pero también se encuentra como tal en Noruega y Dinamarca. En tiempos pretéritos
definía aquel que tenía la primigenia profesión de barbero y cirujano. Baderbräu
es una cervecería alemana en la localidad de Schanaitsee, desde 1591 y en
Chicago encontramos la Bader Bräu, también artesanal. Arthur –Art- Bader fue un jugador de béisbol de
las mayores, que nació en 1886 y falleció en el 1957, militó con los St. Louis
Browns. Baade es un apellido que se reparte entre Noruega, Dinamarca y
Alemania, mientras Baader es otro apellido de origen teutón.
Los Fadul son libaneses, originarios de
Mezziara, llegaron provenientes de Haití en el año de 1911. La palabra fadul se
refiere a bondadoso. De las entrañas del Imperio Otomano debieron de salir en
una de las tres oleadas que se iniciaron en el 1864, todos con pasaportes
turcos; de ahí la estigmatización. Existe también el apellido Faddoul.
Como escribió Rosa
Montero (Madrid, 1951) en La Hija del Caníbal de 1997(Madrid,
1951): “ignoro de que substancia
extraordinaria está confeccionada esta identidad, pero es un tejido discontinuo
que zurcimos a fuerza de voluntad y memoria”.
Perfil ciclópeo y
agujereado, referente simbólico, que forma parte del vaivén cotidiano de la
ciudad corazón e ilustra en buena medida su forma de vivir. Casa Bader, sin proponérselo,
huyó de la placidez urbanística, se mantuvo siempre en el mismo escenario y venció
al implacable tiempo, ahora envuelto en modernidad.
La población toda entiende a Casa Bader
como un símbolo del entorno metropolitano y una representación de la memoria
histórica, que no debe quedar en manos de terceros ni de oportunistas.
Los viajeros, como un servidor, hemos
aprendido que el lugar resiste toda transformación, porque allí la vida se
torna sencilla, agradable, una refrescante irradiación de todas las historias,
de todo el pasado, de todos los sueños, un repertorio de sorpresas, por eso
siempre captará el interés del gran público, del habitual y de los que andamos
al soplo del instante por vivir.
Casa Bader no representa un monumento arquitectónico
terminado y robusto por la sencillez de sus trazos pero va más allá, está
enclavada en una zona donde mi tío abuelo Pablo Neomisio Pérez Rancier
(Santiago, 1884 / 1966), construyó en abundancia, y forma parte de la memorial
cultural de la ciudad. Es patrimonio a mantener por su integridad; quizás sus
nuevos propietarios intervengan, pero seguro jamás intentarán atentar contra su
originalidad. El testimonio de ese espacio debe ser conservado de manera
responsable.
El historiador puertorriqueño Osiris
Delgado Mercado (Humacao, 1920) en Arquitectura
de Santiago de los Caballeros (May.02.1975), recopilación de la Fundación García
Arevalo y reproducido por Cielo Naranja de Miguel D. Mena señaló: “es esta de Santiago una arquitectura que responde al sentimiento
de una nueva circunstancia nacional a la vez que está dentro de la corriente de
los movimientos ideológicos de la época. La encontramos aquí como monumento que
testifica y entraña en sus propias significaciones la jornada cumbre de un
largo proceso histórico que finalmente cuaja en la consolidación del espíritu
emancipacionista durante la segunda mitad del siglo diecinueve y que aún se
proyecta ya comenzado el veinte”.
Agregaba Delgado Mercado: “Santiago
responde al sentimiento de una nueva circunstancia nacional a la vez que está
dentro de los movimientos ideológicos de la época. Es Ciudad que se fragua en
las batallas de la emancipación y se consolida en el proceso de afirmación de
la dominicanidad, especialmente en la segunda mitad del siglo pasado. No hay en
ella la constelación de monumentos individuales, no es la ciudad de la cual
podemos levantar un plano en el que nos satisfaga sobremanera el particularizar
con números a sus edificios de relevancia arquitectónica. Sin embargo, hay una
Ciudad, toda una Ciudad, pero sobre todo, sectores de una Ciudad que describen
y testifican mejor que algunos textos de historia, la voluntad colectiva de una
gente que ha luchado por afirmarse existencialmente”.
En su exposición Delgado Mercado recomendaba,
recuerde conversamos de 1975: “como
medida de acción inmediata conducente a la actualización de los principios de
conservación, son fundamentales los siguientes pasos: primero: deben determinarse las zonas o calles de la ciudad, así
como las estructuras individuales que por su valor histórico-arquitectónico
ameritan quedar sujetas a una reglamentación especial para su debida
conservación; segundo: tal
reglamentación deberá tener fuerza de ley, y la misma debe quedar contenida
dentro del concepto más amplio del proyecto de modernización de la ciudad; tercero: el reglamento deberá ser
administrado por un organismo integrado por la oficialidad de arquitectos e
ingenieros de la municipalidad y por personas representativas de los intereses
culturales y económicos de la ciudad; cuarto:
entre las varias consideraciones que deberán tener en cuenta los redactores del
reglamento, es importante prever el problema de reconstrucciones y nuevas
construcciones en lugares o zonas declaradas de valor cultural. Así mismo
deberá quedar sujeto a determinaciones reglamentarias todo proyecto de
construcción en sitios aledaños a dichas zonas de interés cultural; quinto: deben establecerse por parte de
la autoridad correspondiente, incentivos a los propietarios de estructuras cuya
conservación sea mandataria; sexto:
debe formularse un plan de orientación de modo que la comunidad tome conciencia
de los valores que se pretenden conservar”.
Ton Ton Fadul |
Santiago, principal centro metropolitano
de la región del Cibao, ha sido históricamente el paradigma del empuje
colectivo dominicano, por su incesante laboriosidad, su actividad industrial,
su comercio y oferta educativa, más recientemente se expandió a los servicios
médicos de primer nivel. Pese a todos sus atributos y sus muchos tropiezos aún
conserva cierta vocación pueblerina frente a los beneficios de la invasión del
capital transnacional que terminaría de convertirla en uniforme, análoga, lisa
e indistinta.
El Centro Historio de Santiago ha sufrido
una transformación urbanística irresponsable y no resiste más agresiones, todo
ello ingenieros y autoridades municipales actuando de manera inconsciente, vil y mancomunada, como si nadie entendiera el uso
de los suelos y la responsabilidad colectiva; un escenario para el tira y
afloja de los que viven en la búsqueda permanente de la calderilla, sin solución de continuidad para la gente común. Quizás, siendo ilusos, aquello debió convertirse en
un espacio arropado por el arte contemporáneo, a pocos pasos de allí está la
residencia de Yoryi Morel, sólo para poner un ejemplo, y en frente de esta, la
casa familiar de Winston- El Chilote-
Llenas. Como el Southwark de la
capital inglesa, dedicado a la conservación y promoción de la cultura; un
espacio para todos.
En todos los confines de República
Dominicana la relación entre el ejercicio de las fuerzas políticas dominantes,
el poder económico y las manifestaciones en las imagines de ciudades, barriadas
y campos ha sido imprudente, precipitada, inconsecuente, veleidosa, negligente
frente a los iconos de referencia, su legitimidad, la identidad social
y las representaciones sociales; como toldos del sentido trágico de todas las
historias. La ciudad de Santo Domingo ha sufrido
una enormidad con la ligereza con que se ha intervenido la zona de Gascue, lo
mismo está pasando en puntos como La Romana, San Pedro de Macorís, Sánchez,
Montecristi y Puerto Plata.
¿Dónde está incluido el apartado histórico
sobre los orígenes de la identidad dominicana?
Centro de Recreo |
Los hijos de Santiago, que somos muchos, y
que no es verdad que la ciudad se queda con 29 caballeros cuando cualquiera de
nosotros emigra, hemos repetido la historia desde que los acompañantes de Cristóbal Colón en la azarosa aventura de las carabelas
hacia el fin de los mares fundara una villa en la ribera del río de Oro para
1495, que más adelante se conocería como Yaque del Norte, y las decisiones de Nicolás
de Ovando, en 1511, siempre hemos sido tentados para ser parte de una página de
la historia. Bader Fadul Minés lo consiguió como pocos.
El mundo que se nos vende hoy crea entornos
urbanos cada vez más similares entre sí; el hotel Jaragua (abrió sus pertas en
1942 y fue demolido en 1985) de Francisco Guillermo González Sánchez (Santo
Domingo, 1900-70, sólo una vez usó su primer nombre, en un documento académico
de Yale University) era único e irrepetible por su claridad en el planteamiento
arquitectónico, la simplicidad de sus líneas y la pureza de sus formas, amen
del concepto de confort; este siglo XXI está marcado por procesos de
homogenización que no trazan diferencias y pretende racionalizar a todos.
Hotel Mercedes |
En el propio Santiago la icónica edificación del hotel Mercedes,
inaugurado en 1929 construida por el ingeniero Romualdo
García Veras, para los hermanos Gabriel y Francisco Robledo García, después
arrendado a Alfonso Aguayo Silva y finalmente, desde 1950 a 1972 la
administración estuvo a cargo de José Riggio Schiffino (1903-72, Riggio y Schiffino
como apellidos), está convertido en la más completa ruina pese a ser considerado como uno de
monumentos estructurales que identifican la ciudad.
La mundialización pretende la identificación de las urbes, a las
mismas perfecciones, pero ha traído también una fuerte demanda que representen
y robustezcan la identidad local. Es ahí, por ejemplo, donde naufragan los
proyectos urbanísticos presentados en su momento por Leonel Fernández Reyna y
su pretendido 2044, y Miguel Vargas Maldonado, en sus soluciones mientras era
candidato a la Presidencia de la República en el año 2008.
Guillermo González Sánchez |
Espero que Casa Bader continué eternamente entre nosotros. Una de
las tareas impostergables de la cultura y la educación es impulsar los
lineamientos para la conservación e investigación del patrimonio intangible de
los pueblos y que este se traduzca en beneficio de la historia plural.
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