lunes, 14 de noviembre de 2016

Agrios edulcorados…
Caso 299: Adiós al amigo y tocayo
Nov.14.2016      

Luis Rafael Mejía Peralta fue por muchos años la voz de los Leones del Escogido en la pelota dominicana, pero más que eso, un caballero en todo el sentido de la palabra. El Muñeco lo apodaban sus más cercanos, quizás lo llamé así en algunas ocasiones, éramos tocayos dos veces con idénticas iniciales. Ya no está entre nosotros, pasó a otra dimensión, pero dejó su impronta. Lo conocí en la época en que Francisco Acevedo Gautier, a quien todos recordamos como Quique, era la máxima figura ejecutiva de la tropa bermellón.

El viernes (Nov.11.2016), mientras la ciudad se cubría de una fina manta de gotas de lluvia, como si el mismo cielo empezara a llorar compungido, se conoció el deceso de este hombre cordial, afectuoso, una eterna explosión de solidaridad. Aunque no fue un actor de primera línea en el deporte nacional pocos han logrado tal grado de aceptación. Tenía una voz frondosa, justificaba con creces lo que pasaba por sus manos, excelente dicción, al punto de asegurar confiabilidad sin exacerbar. Un hombre sin interregnos que siempre tuvo sus certezas.

Una persona refrescante que vencía, quizás sin saberlo, las soledades de quien lo escuchaba, en tiempos de redes sociales, donde ya no se necesitan las habilidades sociales, pero mantenía una interacción razonable donde quiera que se presentaba; fuera del estadio, en sus centros de trabajo, en el supermercado, en los restaurantes, y se involucraba en los diálogos. El diálogo real no es hablar con gente que piensa lo mismo que tú. Mucha gente usa las redes sociales no para unir, no para ampliar sus horizontes, sino al contrario, para encerrarse en lo se que llama zonas de confort, donde el único sonido que oyen es el eco de su voz, donde lo único que ven son los reflejos de su propia anatomía. Las redes son útiles, brindan servicios muy placenteros, pero son una trampa y El Muñeco las venció.

Impensable que en su accionar colapsara la confianza. Actuaba con seguridad y con la habilidad que da la experiencia frente a un micrófono; esa voz jamás conoció de cortapisas. La gente lo creía, no era pendular, aunque parecía actuar en términos parroquianos.

Estuvo en Radio Unión, originalmente propiedad de Luis Bolívar Rosario y Radio Comercial (desde 1958) de José A. Brea Peña, ambas en Santo Domingo, cuentan las historias, que siempre son breves en la República Dominicana.


No era un hombre de meandros argumentables ni citas rebuscadas, pero era una lección de humanidad, tampoco era de fronteras, de abismos, de la tierra de nadie. El Muñeco no dejaba flotar la ocasión para que un encuentro con su persona fuera simple, constructivo; era siempre una conversación sólida.

Un alma que supo esculpirse una identidad consistente nos dejó y sólo hay una superficie posible: el reino de los nirvanas.

Ese fue el Luis Rafael Mejía Peralta que conocí y así lo recordaré.


Gracias del alma por tu amistad. Mi admiración eterna.

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