viernes, 11 de noviembre de 2016

Agrios edulcorados…
Caso 298: Amenaza de La Voz de Mantequilla
Nov.11.2016      

Freddy Gerardo, muy popular hace 20 años con el merengue El Pollito amenaza con volver al ruedo. Aquello de dame del pollito / el pollito es bueno / el pollito es rico / aunque sea el piquito / aunque sea un poquito / aunque sea el caldito, causó estragos y de seguro, si se supo administrar le dejó unos chelitos rendidos. Así como impactó, así se marchó.

Se hacía llamar La Voz de Mantequilla. Recuerdo haber leído que había concluido sus estudios de derecho y estaba dedicado a la abogacía.

Las síntesis son complicadas y en el oficio musical surgen las dudas; decía Gabriel García Márquez que el oficio de escritor se mide por lo publicado. Quizás Gerardo se detuvo, dejó de sacar cosas que  olvidó en su nativo San Juan de la Maguana, y ahora es el tiempo de decir otras inéditas. Quizás con gracia en tiempos donde abunda la insensatez, como buscando un cambio en la presentación estética de los aires dominicanos.

El Pollito le valió para recibir el premio Casandra en 1997 como revelación del año, pese a que el tema no utiliza más de 30 palabras diferentes; eso si, mucho ritmo asociado con toques carnavalescos. También para presentarse en el mítico templo neoyorquino, el Madison Square Garden. Así, hizo el hombre un pantalón.


Gerardo contuvo su instante dentro del olimpo artístico del país, fue un radar de energías que captaba lo que estaba en el aire y lo transmitía. Los tiempos han ido cambiando, así como los gustos y las pasiones. Tenía un  toque diferente, popular, con otras frescuras, otro sonido y una lírica diferente para decir las mismas cosas de siempre, como si el doble sentido menguara. Generó curiosidad, una relación con el público que muchos recuerdan.

Camino a tierras orientales escuché a Gerardo con un nuevo tema; el dial estaba detenido en la 103, una radiodifusora de San Pedro de Macorís. Es una parodia navideña al tema Las Avispas de Juan Luis Guerra. Se refiere a un chivo que no quiere ser sacrificado en la época de la navidad y le sugiere a su propietario que vaya al supermercado a comprar un pavo.

El cantante está conciente de su agravio, porque repite: ay, si Juan Luis me oye, le da gripe. Pese al atrevimiento el tema es contagioso y movidito.

No cambié la emisora y el programador parece que estaba en sintonía con mi espíritu en ese momento. Sonó, uno detrás de otro, temas de Kinito Méndez (que soporté estoicamente), Pochi Familia (el favorito sentimental de mi mamá), Diomedes Núñez, Fernando Villalona, Johnny Ventura, Los Toros Band en la voz de Héctor Acosta y Sandy Reyes, ante de la pausa para las noticias: me pareció extraño que no se incluyera al ídolo local, Marcos Caminero.

El caso de Diomedes es digno de estudios. Este hombre, nacido en Mao, hijo de trompetista y que culminó sus estudios de música, quizás más arrinconado de lo que debería estar, no se porque razones, ha realizado unos aportes interesantes a la música dominicana. Los giros de sus melodías impactan y a ello debería dársele seguimiento.


Esperamos que esta nueva incursión de La Voz de Mantequilla vaya más allá de una imagen que apareció en los sueños. Que sus proyectos no dejen de funcionar, aunque no esperamos una travesía por los vericuetos del alma.

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