Orlando Antigua libró su primera
responsabilidad como head coach con
notas más que adecuadas, clasificó el equipo dominicano, de la mano de los
jugadores, al Mundial de Baloncesto que se celebrará en España el año venidero,
pero nadie podrá negar jamás que sacó sus chivos, fijó su mirada en papeles
ajenos y hasta buscó quien le copiara algunos párrafos. Todo el mundo habla
maravillas de su trabajo, de su dedicación, de su manejo, de su compromiso con
el país y con el baloncesto nacional.
Orlando Antigua |
No hay mucho mas que se pueda decir
sobre su desempeño, ha sido un ser escurridizo y con muchas restricciones. Nada
de hablar, nada, más allá de un saludo, unas breves respuestas en las
conferencias de prensa, y pare de contar; he visto pocas gentes tan parcas a la
hora de transmitir sus ideas. Cuando la selección practicó en el país no tuvo
la entereza de manifestar una sola palabra de aliento a la afición dominicana.
Al regreso del compromiso caraqueño
ofreció unas breves declaraciones a Satosky Terrero y Galarza del diario El
Caribe y productor de Mañana Deportiva,
las cuales no pude escuchar en su totalidad.
Antigua no es un pensador del
baloncesto, no tiene conceptos propios y aún retumban en mis oídos aquellas
palabras pronunciadas al momento de que se le entregó la selección nacional:
"aplicaré los esquemas simples del coach
Calipari". Un hombre sin ideas personales, que no tiene vuelo y que además
sucumbe ante las imposiciones, tampoco es innovador ante las situaciones que
plantean los equipos contrarios.
Sobre su compromiso frente al
desarrollo de la disciplina en el país hay enormes e intensas interrogantes.
Hasta el momento no ha anunciado ninguna situación y si no las hace correr
antes de su regreso a los Estados Unidos estaría demostrando que, como todos
los anteriores, ha venido a ganarse unos centavos en el verano; en la época de
vacaciones.
Antigua no tiene la más mínima idea
de la base del baloncesto dominicano, de lo que hay detrás, de las posibles
promesas de la disciplina, de las evaluaciones que debe fomentar el organismo
rector; quizás esté al tanto de los prospectos camino a las universidades, pero
este mundo está muy distante de nosotros y lo que necesitamos. No está de más
recordar que el programa de John Calipari está basado sólo en resultados, no en
la consecución de brindarle a la sociedad estadounidense ciudadanos enteramente
formados; por eso tantos muchachos saltan temprano al profesionalismo y por
ello el número de estudiantes llevados a obtener un grado académico es siempre
exiguo.
Para no ir más lejos, en nuestro
propio país Humberto Rodríguez, Faisal Abel, Fernando Teruel, Alejandro Abreu,
Gustavo Concha, Osiris Duquela, Sergio Abreu, Alejandro Tejada, Pedro David
Curiel trabajan en la propia selección nacional pero también con los menores
que se iniciaban en la actividad. Si el tiempo no es la excusa, Jay Triano, Rubén
Magnano y Julio César Lamas que estuvieron al frente de las selecciones en este
Pre-Mundial, están involucrados en todos los niveles de las federaciones para
las que laboran. En Europa, sucede otro tanto.
Pero gritemos: !gringos, gringos,
gringos!
A estas alturas pienso que la Federación Dominicana
de Baloncesto (FEDOMBAL) habrá asegurado la continuidad del capataz para el
verano siguiente. Esa vigencia está supeditada a las recomendaciones que otros
puedan hacer y en este 2013 mostró que está atado incondicionalmente a las
decisiones de terceros.
El andamiaje está tan bien colocado
sobre los rieles que no tuvo la necesidad de asumir los cortes en la selección
en el camino a Caracas; es el único equipo que jamás tuvo un corte, todo fue
por exclusiones particulares. Se limitó a las lesiones y los compromisos,
reales o no, asumidos por los propios jugadores.
Luis Flores, Gerardo Suero, por
lesiones. Al Horford, Kelvin Peña, Manuel Guzmán, por compromisos
profesionales; Brandone Francis, Orlando Sánchez, Ángel Delgado por compromisos
académicos; Víctor Liz, por asuntos personales; Josh Asselin, por el tema de
los nacionalizados; y siempre la espada de Damocles que significa la renuncia
de Charlie Villanueva.
El dirigente dominicano tiene la obligación
de explicar al país sobre la "Pittsburgh conection", "Kentucky
conection" y "Nueva York conection"... la inclusión de Ricardo
Greer entre el grupo de jugadores, el irrespeto a Eduard Santana, el
oportunismo de Ronald Ramón, la flexibilidad sobre Karl-Anthony Towns, la
llegada sin explicación de Oliver Antigua al cuerpo técnico.
Estas situaciones me recuerdan
cuando Antonio Guzmán Fernández nombró a J. A. Bruno Pimentel como director
general de Radio Televisión Dominicana, a los pocos días un periodista le
preguntó: "usted defiende los intereses del Estado Dominicano o los de
Rahintel"... el ejecutivo hizo mutis. ¿Con Towns se coloca a la Universidad de Kentucky
por encima del país?
Ante tantas distorsiones por Greer,
un puesto regalado a un jugador sin compromiso y sin funciones, por que no se incluyó
a uno de los chicos que ganaron el tan cacareado oro en el sub-17 de Puerto
Rico, por ejemplo, como premio a una gesta que se ha convertido en punta de
lanza para tratar de borrar todas las deficiencias de FEDOMBAL. En el último de
los casos, se debió incluir uno de estos chicos en lugar de esta distracción
llamada Oliver Antigua.
Si FEDOMBAL tuviera un proyecto
serio hace tiempo que se hubiera acercado a Mark Jackson, laureado ex-
jugador,
egresado de St. John´s University, actual capataz de Golden State Warriors; quizás
no estaría en los planes inmediatos ni del organismo rector, ni del propio
entrenador, pero es un aval al que se debió acercarse... puertorriqueños,
argentinos, españoles, franceses, rusos, nigerianos, seguro no habrían jamás
dejado pasar la ocasión de codearse con este hijo de dominicanos.
Mark Jackson |
¡Ojo!... no estoy señalando que
debería entregársele la selección nacional, estoy diciendo solamente que hace
tiempo debió producirse un acercamiento.
Por lo antes expuesto, siempre he
dudado de la capacidad de trabajo de la llamada Asociación de Baloncesto de
República Dominicana en Nueva York. Un señuelo para incautos y un refugio de
oportunistas.
No tendremos baloncesto del bueno,
del que todos deseamos aunque no lo sepamos por ignorancia, si no hay
compromisos serios de las elites del deporte con el desarrollo, la masificación
y posterior selección de nuestros mejores valores.
Sólo así, algún día podemos aspirar
a volar tan alto como las avecillas que nos alegran las mañanas o los
halcones
o las águilas (con perdón de mi querido amigo Fernando Wazar Puello, que preferiría
dar los zarpazos de un tigre, mucho más si es azul y bengalés), pero mientras
tanto hay que conformarse con limpiar el cielo, todos los días, de todo obstáculo
para poder lograrlo.
Colibrí |
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