martes, 10 de septiembre de 2013

Batallas entre hashtags


Luis Kalaff Pérez (1916-2010) ha sido uno de los grandes músicos dominicanos de todos los tiempos; escribió algunas de las más hermosas piezas del cancionero nacional. El maestro Kalaff tenía un grupo llamado Los Alegres Dominicanos y con ellos grabó un tema que se conoce como Toquecito, que dice: “yo no le puedo dar una línea, yo no le puedo dar un jonrón; no le puedo jugar una base porque me da sofocación, pero le doy su toquecito… toque, toque, toquecito”.

Los Alegres Dominicanos
Con la clasificación dominicana al Mundial de Baloncesto del año venidero pasa otro tanto, acá se ve como un descomunal vuelacercas, pero para el mundo ha sido un toquecito más.

Mi viejo decía que tanto daba la gota en la piedra hasta que le hacia el hoyo. No nos llegó antes pero siempre tuvimos el material atlético para estar más allá. Esta vez me quedaré con las palabras de Yack Michael Martínez: “lo único que decía era por fin, por fin, un momento oportuno para celebrar”.

Aquí hay gente sin ningún tipo de criterio, incapaces de fijar posiciones, que están pidiendo a gritos mi lapidación publica. Ya me llamó uno para recordarme: “Uribe te meterá preso”, refiriéndose a Rafael Fernando Uribe Vásquez, actual presidente de la Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL). Otro me enrostró: “para que el goce sea total, Najri tiene que darte una pela en público”, refiriéndose a Eduardo Najri, gerente general de la selección dominicana.

A todos los espero, uno a uno como caballeros, o todos juntos como malandrines.

De ninguna de mis letras tengo que arrepentirme jamás. Hay demasiado infeliz creyéndose que después de Dios son un plato aparte. Por ninguno de mis críticos, a los que descalifico casi al cien por ciento, me cortaré las venas. En este país la independencia de criterio, en todos los órdenes, duerme el sueño eterno.

Al final lo que quedará en blanco y negro es el pase a la justa mundialista; el tiempo se encargará de borrar todas las discrepancias de un torneo que se desarrollo fuera de toda lógica. República Dominicana apabullando a los argentinos para luego caer a manos de Venezuela y México; Brasil eliminado en la primera ronda de competencia, más aún, sin poner una sola nota en la casilla de victorias; los aztecas que llegaron invitados a la justa clasificaron con el primer lugar en la tabla general; los canadienses, con 4 jugadores de la misma NBA volvieron a repetir que son mucha espuma y muy escaso chocolate.


Los jamaiquinos con un enorme talento atlético se empeñaron únicamente en derribar dos torres en los momentos apremiantes para esos equipos; Puerto Rico que especuló al final del calendario para decidir con quien jugar en la lucha por el medallero… y así, una historia tras otra.

La hazaña dominicana en la segunda fase resultó inesperada, ni los más optimistas hubieran podido tener la osadía de apostar a cuatro victorias al hilo; se eliminó al alfil jamaiquino; cayó el caballo puertorriqueño; de destronó a la reina canadiense; y finalmente, los uruguayos colocados al final, como reyes, cayeron para dejar todo el tablero en manos dominicanas.

En medio de toda la francachela nadie recordó al ingeniero Regil Leonidas Eurípides Herasme Díaz, a quien todos conocemos como Frank, pasado presidente de la FEDOMBAL, verdadero artífice de este grupo; estos son los jugadores que dejó, el contrato de arrendamiento que firmó con la empresa SouthGate, y las posiciones que fijó en su largo reinado al frente de la institución. Pese a lo escandalosa, bulliciosa, desenfrenada, exorbitante y desvergonzada de “la nueva era” es imposible pensar que en el breve lapso de 18 meses que lleva la gestión de Uribe Vásquez se están cosechando los frutos que apenas empieza a sembrar.

Nuestra prensa deportiva se ha entregado al improductivo ejercicio de ensalzar la gestión de Uribe Vásquez, hasta ahora de resultado insípidos; demasiada teatralidad. Coloquemos al lado de cada actuación masculina su par femenino, y veremos que la balanza no se inclina hacia el éxito. Hay demasiado trabajo que cumplir. Andrés L. Mateo escribió: “en un país como el nuestro, donde la palabra está tan desprestigiada, conviene a veces refugiarse en el pudor del silencio” (Ago.15.2013).

Yack Martínez
Esta selección no es el mejor grupo que ha tenido jamás la enseña tricolor. Pese al logro hay fichas que evaluar e inclusive dejar de lado. Haber llevado por encima de la cabeza de todo el mundo a un ineficiente Ricardo Greer es haberle cercenado la cabeza a una joven promesa. Para incluir a este irreverente jugador se debió añadir a uno de los jóvenes que participación en la selección sub-17 que estuvo recientemente en Puerto Rico y de la que tanto la FEDOMBAL hace alardes.

Orlando Antigua debería de dar una explicación de sus compromisos con algunos jugadores del plantel y con las propias distracciones que llevó. Vuelvo sobre las palabras del propio Yack Michael Martínez: “John Calipari fue quien nos enseño a jugar en conjunto”. Aquí, como dice el buen amigo Alfonso Muñoz Cordero: “el deseo superó al talento”.

Jorge Luis Borges subrayó: “yo no hablo de venganza ni de perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón”.

Pese a la ola triunfalista sigo pensando que hay que aferrarse a la idea de un mejor baloncesto. Aún tengo los
ojos colocados en mi cara, para ver y observar, para contemplar, y por ello dejo a los fascistoides del deporte que se diviertan en sus propias miserias hechas de vomito, babas, odio, insinuaciones arrogantes, miedo, mucho miedo y malos rollos, mientras tanto, yo, a lo mío, a seguir escribiendo y a vivir mi vida.









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