Se inicia
el EuroBasket del 2013 con sede en Eslovenia; las mejores 24 selecciones de
todo el viejo continente, 90 partidos que se esperan apasionantes, 19 días de
competencia, muchas cifras para un evento donde no se puede pestañar, cuatro
grupos de seis exponentes, muchas estrellas que se bajaron del espectáculo y la
promesa de un gran baloncesto. Un clásico de muchos partidos, estadísticas para
no despegarse del papel, una combinación de todo tipo de jugadores,
consagrados, veteranos y futuros referentes: un evento donde hay que poner los
cinco sentidos.
En el
Grupo A: Francia, lógico favorito a la corona; Bélgica, leones hambrientos con
un base de ensueño: Alemania, equipo que evoca su pasado cargado de lauros; Ucrania,
equipo que mira al futuro y sede del próximo EuroBasket; Inglaterra quinteto
lleno de bajas para poder soñar; e Israel, buscando salir adelante y borrar las
décadas pasadas.
En el
Grupo B: Bosnia & Herzegovina, en búsqueda de forjarse una identidad
propia; Macedonia, el equipo que ha gustado a todos pero que República
Dominicana dejó en el camino de los Juegos Olímpicos del 2012: Letonia, en la
busca de la química perfecta para una restructuración: Lituania, quinteto que está
mirando a los Juegos Olímpicos y por demás, borrar la imagen negativa que dejó
en el último EuroBasket, donde sirvieron como locales; Montenegro, un sueño al
que le falta hacerse realidad, pero sueño al fin; y Serbia, tiritando de volver
a la ruta ganadora que vivió hasta hace años recientes. Cuatro selecciones de
la antigua Yugoslavia, curioso azar del destino del que pueden saltar
autenticas chispas.
En el
Grupo C: España, campeón vigente, con una generación que no pierde el
entusiasmo; Croacia, equipo lleno de ambición que no se conformará con ser una ilusión;
República Checa, con la aspiraciones altas para volver a tope continental; Georgia,
equipo irregular que tratará de dar más de una sorpresa; Polonia vuelve a escena sin ausencias y con la idea de no
renunciar a nada y poniendo sobre la cancha con un concepto de equipo más
sólido y competitivo; y los anfitriones, Eslovenia, cuyas expectativas se disparaban por el pensamiento de un
equipo completo jugando frente a un país de baloncesto volcado en su torneo.
Pero la euforia se fue reprimiendo al paso de las renuncias de Erazem Lorbek y
Beno Udrih, que sitúan al país centroeuropeo entre esa clase media tan
abundante en esta cita continental.
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En el
Grupo D: Grecia, equipo lleno de ambiciones que tomó
nuevo rumbo de la mano del italiano Andrea Trinchieri, que se topa ante la más
óptima combinación helena; Italia, que busca recuperar todo el tiempo
perdido en los últimos lustros; Rusia, es un conjunto que al enfrentarlo te
mides primero con los jugadores y luego, sin
darte cuenta, a un nombre, a una historia, a una filosofía y a una tradición
cuyo peso, en ocasiones, supera la clase o calidad de la gente que vista la
elástica nacional en esos momentos; Turquía, juego de la ilusión y la desilusión, se apunta el doble papel
protagonista. Solo puede llamar a la euforia su batería interior, sus
interminables centímetros, sus múltiples polos de creación, sus años de
experiencia, su capacidad para anotar en las más diversas circunstancias. De no
ser por el eterno desencaje de sus piezas, por su indefinición, su preocupante
deseo cohibido y su propensión al colapso, que convierten a Turquía en un
tormento en lucha constante contra sus propias expectativas, una batalla frente
a su talento; Suecia, país sin tradición
baloncestística y que, aunque va mejorando poco a poco de la mano de un
entrenador con mucha experiencia, aún tiene que dar bastantes pasos agigantados
para poder poner su nombre entre los mejores del viejo continente.; y Finlandia, de segunda aparición consecutiva en un Euro-Basket y quiere
hacerse habitual en la primera escena del baloncesto continental. Después de
sorprender en el pasado Euro-Basket venciendo a Bosnia, Montenegro y Georgia y
ofreciendo un juego dinámico y ofensivo, los fineses se ganaron el derecho a
repetir presencia en la gran cita al quedar segundos de su grupo clasificatorio
(llegó a ganar los cinco primeros partidos y no pasó ningún apuro), sólo por
detrás de Polonia. .
Los españoles han ganado las últimas
dos versiones del clásico continental, pero selecciones como Macedonia, Serbia, Turquía,
Croacia, Israel y Lituania son
de las fijas en las boletas para estar en la lucha por las medallas,
selecciones que se han mantenido en el tope de las tablas por largos años y
pueden complicar el camino de cualquier combinado, remitiéndolo a su casa antes
de tiempo. No hay que olvidar los traspiés de Lituania hace dos años cuando servía
como país anfitrión. Italia, Rusia y Gran
Bretaña buscarán
hacer un papel más que digno, la primera busca reverdecer viejos laureles
mientras que las otras dos tendrán que apañárselas sin sus estrellas.
Los actuales campeones buscaran
hacer historia, pero las elucubraciones están a la orden del día, nuevo
entrenador nacional en Juan Antonio Orenga, nuevos planteamientos, no reeditar
el titulo sería para algunos un fracaso y esa es un aspecto psicológico a
vencer. Alcanzar una tercera corona se convertiría en una novedad dentro de las
naciones actualmente constituidas (los tiempos de las poderosas escuadras de la Unión Soviética y
Yugoslavia quedaron en el pasado). Cada quien juega a ser entrenador, a los pronósticos,
al seguimiento fanatizado, pero con tantas renuncias el abanico de las posibilidades
se abre considerablemente y las sorpresas pudieran estar a la orden del día.
El
desempeño francés en la última década ha sido constante, capitaneada por Tony Parker figura como principal favorita, el
base de los tiene muy buenos escuderos (Batum,
De Colo, Diaw, Gelabale y el veterano Pietrus). Siempre ha sido un lógico contendor y
aunque esta vez se acusará las ausencias de Noah, Turiaf y Setaphin, hay
talento en cantidad suficiente para amargarles los resultados a cualquiera de
sus rivales. En Lituania, dos años atrás, quedaron con la segunda plaza.
Los anfitriones presentan una
selección con posibilidades de acceder a la corona. Han colocado todas sus
herramientas en la misma canasta y están decididos a dar batalla. Es un equipo
que va por todas.
Las sorpresas las podrían efectuar
selecciones como Bosnia,
Montenegro, Republica Checa o Georgia; Polonia es una verdadera incógnita; y
selecciones como Finlandia, Suecia, Bélgica y Ucrania (anfitrión del EuroBasket 2015) buscarán
o intentarán ganar algún partido poniendo algo de salsa picante a la
competición, porque, salvo sorpresa, los platos ya están servidos.
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