miércoles, 4 de septiembre de 2013

Otro mundo, otra competición


Se inicia el EuroBasket del 2013 con sede en Eslovenia; las mejores 24 selecciones de todo el viejo continente, 90 partidos que se esperan apasionantes, 19 días de competencia, muchas cifras para un evento donde no se puede pestañar, cuatro grupos de seis exponentes, muchas estrellas que se bajaron del espectáculo y la promesa de un gran baloncesto. Un clásico de muchos partidos, estadísticas para no despegarse del papel, una combinación de todo tipo de jugadores, consagrados, veteranos y futuros referentes: un evento donde hay que poner los cinco sentidos.

En el Grupo A: Francia, lógico favorito a la corona; Bélgica, leones hambrientos con un base de ensueño: Alemania, equipo que evoca su pasado cargado de lauros; Ucrania, equipo que mira al futuro y sede del próximo EuroBasket; Inglaterra quinteto lleno de bajas para poder soñar; e Israel, buscando salir adelante y borrar las décadas pasadas.

En el Grupo B: Bosnia & Herzegovina, en búsqueda de forjarse una identidad propia; Macedonia, el equipo que ha gustado a todos pero que República Dominicana dejó en el camino de los Juegos Olímpicos del 2012: Letonia, en la busca de la química perfecta para una restructuración: Lituania, quinteto que está mirando a los Juegos Olímpicos y por demás, borrar la imagen negativa que dejó en el último EuroBasket, donde sirvieron como locales; Montenegro, un sueño al que le falta hacerse realidad, pero sueño al fin; y Serbia, tiritando de volver a la ruta ganadora que vivió hasta hace años recientes. Cuatro selecciones de la antigua Yugoslavia, curioso azar del destino del que pueden saltar autenticas chispas.

En el Grupo C: España, campeón vigente, con una generación que no pierde el entusiasmo; Croacia, equipo lleno de ambición que no se conformará con ser una ilusión; República Checa, con la aspiraciones altas para volver a tope continental; Georgia, equipo irregular que tratará de dar más de una sorpresa; Polonia vuelve a escena sin ausencias y con la idea de no renunciar a nada y poniendo sobre la cancha con un concepto de equipo más sólido y competitivo; y los anfitriones, Eslovenia, cuyas expectativas se disparaban por el pensamiento de un equipo completo jugando frente a un país de baloncesto volcado en su torneo. Pero la euforia se fue reprimiendo al paso de las renuncias de Erazem Lorbek y Beno Udrih, que sitúan al país centroeuropeo entre esa clase media tan abundante en esta cita continental.

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En el Grupo D: Grecia, equipo lleno de ambiciones que tomó nuevo rumbo de la mano del italiano Andrea Trinchieri, que se topa ante la más óptima combinación helena; Italia, que busca recuperar todo el tiempo perdido en los últimos lustros; Rusia, es un conjunto que al enfrentarlo te mides primero con los jugadores y luego, sin darte cuenta, a un nombre, a una historia, a una filosofía y a una tradición cuyo peso, en ocasiones, supera la clase o calidad de la gente que vista la elástica nacional en esos momentos; Turquía, juego de la ilusión y la desilusión, se apunta el doble papel protagonista. Solo puede llamar a la euforia su batería interior, sus interminables centímetros, sus múltiples polos de creación, sus años de experiencia, su capacidad para anotar en las más diversas circunstancias. De no ser por el eterno desencaje de sus piezas, por su indefinición, su preocupante deseo cohibido y su propensión al colapso, que convierten a Turquía en un tormento en lucha constante contra sus propias expectativas, una batalla frente a su talento; Suecia, país sin tradición baloncestística y que, aunque va mejorando poco a poco de la mano de un entrenador con mucha experiencia, aún tiene que dar bastantes pasos agigantados para poder poner su nombre entre los mejores del viejo continente.; y Finlandia, de segunda aparición consecutiva en un Euro-Basket y quiere hacerse habitual en la primera escena del baloncesto continental. Después de sorprender en el pasado Euro-Basket venciendo a Bosnia, Montenegro y Georgia y ofreciendo un juego dinámico y ofensivo, los fineses se ganaron el derecho a repetir presencia en la gran cita al quedar segundos de su grupo clasificatorio (llegó a ganar los cinco primeros partidos y no pasó ningún apuro), sólo por detrás de Polonia. .

Los españoles han ganado las últimas dos versiones del clásico continental, pero selecciones como Macedonia, Serbia, Turquía, Croacia, Israel y Lituania son de las fijas en las boletas para estar en la lucha por las medallas, selecciones que se han mantenido en el tope de las tablas por largos años y pueden complicar el camino de cualquier combinado, remitiéndolo a su casa antes de tiempo. No hay que olvidar los traspiés de Lituania hace dos años cuando servía como país anfitrión. Italia, Rusia y Gran Bretaña buscarán hacer un papel más que digno, la primera busca reverdecer viejos laureles mientras que las otras dos tendrán que apañárselas sin sus estrellas.

Los actuales campeones buscaran hacer historia, pero las elucubraciones están a la orden del día, nuevo entrenador nacional en Juan Antonio Orenga, nuevos planteamientos, no reeditar el titulo sería para algunos un fracaso y esa es un aspecto psicológico a vencer. Alcanzar una tercera corona se convertiría en una novedad dentro de las naciones actualmente constituidas (los tiempos de las poderosas escuadras de la Unión Soviética y Yugoslavia quedaron en el pasado). Cada quien juega a ser entrenador, a los pronósticos, al seguimiento fanatizado, pero con tantas renuncias el abanico de las posibilidades se abre considerablemente y las sorpresas pudieran estar a la orden del día.

El desempeño francés en la última década ha sido constante, capitaneada por Tony Parker figura como principal favorita, el base de los tiene muy buenos escuderos (Batum, De Colo, Diaw, Gelabale y el veterano Pietrus). Siempre ha sido un lógico contendor y aunque esta vez se acusará las ausencias de Noah, Turiaf y Setaphin, hay talento en cantidad suficiente para amargarles los resultados a cualquiera de sus rivales. En Lituania, dos años atrás, quedaron con la segunda plaza.

Los anfitriones presentan una selección con posibilidades de acceder a la corona. Han colocado todas sus herramientas en la misma canasta y están decididos a dar batalla. Es un equipo que va por todas.


Las sorpresas las podrían efectuar selecciones como Bosnia, Montenegro, Republica Checa o Georgia; Polonia es una verdadera incógnita; y selecciones como Finlandia, Suecia, Bélgica y Ucrania (anfitrión del EuroBasket 2015) buscarán o intentarán ganar algún partido poniendo algo de salsa picante a la competición, porque, salvo sorpresa, los platos ya están servidos.

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