Rábanos en la ensalada
Los relaciones publicas del Club Mauricio Báez salen a
contrarrestar mi articulo pasado sobre el jugador Herbert Graham, a quien definen como: “un explosivo guard y delantero pequeño, nacido en los Estados Unidos,
de ascendencia dominicana”. Nada nuevo; el imperio de lo efímero donde las
bondades de la moda sugieren una invitación a reconciliarse con la nueva
realidad del baloncesto dominicano, el declive del trabajo y los fundamentos y
el ascenso de lo intrascendente, la liviandad, lo vacuo, el oportunismo.
La novedad, si se quiere, es que estoy entre los
favorecidos en recibir las notas de prensa de la entidad de Villa Juana, honor
que no agradeceré porque para mucha gente de esos predios yo soy un enemigo con
la fecha de mi muerte marcada en la frente; la mediocridad llega a niveles
tales que hay quienes han solicitado a amigos de toda la vida que me retiren la
palabra. Conste, que a ese “relacionista
público” yo lo enseñé a escribir. Ecos de “la nueva era” que se está saturada de hombres sin felicidad,
disconformes con su estado de postración, pero cargados de cobardías. Cada vez más
infelices pretendiendo que sólo “el deseo”
los llevará a la gloria.
Si buscan “El
Deseo” para estar cerca de Dios, pues que vayan a La Romana, allí hay un
cabaret con ese nombre, a pocos metros de la entrada a Villa Hermosa; para más
detalles en la Emma Balaguer a esquina autopista La Romana-San Pedro de Macorís.
Por supuesto, una imagen donde el chico sale
firmando un papel al que llaman contrato, y en la fotografía se aprecian
también a José Luis -Boyón-
Domínguez, presidente de la entidad, “el
reputado coach” Melvyn Miedlop López Guillen, y su asistente Santiago –Chaguito o Ruddy, según el caso- Martínez. La memoria es corta para el
dominicano, mucho más en el baloncesto, el año pasado los de Villa Juana le
hicieron lo mismo a los de Cristo Rey en el caso del jugador sub-25 Oscar
Balbuena, a quien todos conocemos como Paniaguita.
Con lo de “el
reputado coach” me destornillé de la risa. ¿Cómo puede uno satisfacer el
deseo de que tengamos reputados “coaches”
al frente de nuestros equipos y de nuestras selecciones nacionales cuando “el coach” emblema del actual baloncesto
dominicano declara en televisión: “me pasé
dos meses en Miami, en una high school y allí aprendí todo lo necesario”?...
ello aconteció en La Semana Deportiva que produce Héctor J. Cruz.
López Guillen me recordó a Eduardo Guzmán, un
mexicano de 25 años, que está en la boca de todos al convertirse en el
Jesucristo despedido. Guzmán tenía la responsabilidad de representar al hijo de
Dios en el viacrucis de Iztapalapa, una comunidad en el oriente de Ciudad México,
cargar una cruz de casi 200 libras de peso, llevar una corona de espinas y
tener el temple para ser azotado por dos horas antes de la crucifixión. Resultó
que violó las reglamentaciones y hoy es la burla de la nación.
¿Qué dice ABADINA ante los casos de piratería?...
esperar una respuesta por parte de José P. Monegro sería lo mismo que esperar
la eternidad. Pese a ser militante activo de Huellas del Siglo la complicidad
con Leonardo de Jesús Heredia Castillo, también conocido por el mote de Leo Corporan, va más lejos que la debida
lealtad. El desprecio por la democracia, los derechos de los afiliados, y el
desprecio por la posibilidad de que haya más equidad nos hace volver a la época
de los bárbaros.
Hombres que se proclaman de avanzada, esclavos de
la moda, enterrados por su doble moral, que únicamente buscan satisfacer sus
caprichos. Por eso se hace no muy cuesta arriba distinguir entre el ruido y las
verdaderas intenciones de estos actores que dejan demasiados cabos sueltos. Los
desenlaces son eternamente previsibles.
Me quedaré con el siguiente párrafo ya publicado por
un servidor: “los mauricianos cuentan con
Shamil Ballas, Yohansi Minaya, Diego Moquete,
Rayner Moquete, Danilo Núñez, Geraldo Suero Castillo, y Juan Miguel Suero
Castillo (actualmente en Venezuela con Gaiteros del Zulia) para las posiciones
del back-court. Imponerles un nuevo jugador, no formado en esa cofradía será un
dolor de cabeza. Pese a haber conquistado el torneo del 2016, López Guillen
mostró muchísimas debilidades en el manejo de ese grupo, que puede rendir a la
perfección dentro de ese “caos made in Villa Juana” pero que también le puede
hacer la vida imposible a cualquier “coach”. Ahora muestra sus miedos ante la
incapacidad de evaluar a un jugador que podría hacer algún daño”.
No
dudaría si algunos directivos de los clubes del Distrito Nacional terminan como
Jack Veneno y Relámpago Hernández, a
puros coñazos. La Asociación de Baloncesto del Distrito Nacional (ABADINA)
muestra demasiada tibieza frente a las indelicadezas de sus miembros. En lugar
de asumir responsabilidades, la institución, la propia Federación Dominicana de
Baloncesto (FEDOMBAL) y Heredia Castillo construyen enemigos con todas las
maldades sobre sus espaldas, sin mirar las propias.
Pueden decir lo que quieran y les convenga, para
victimizarse y alimentar el relato de la persecución, pero de profundizar en
las indelicadezas de sus más allegados es un acto que se relativiza. El
baloncesto superior del Distrito Nacional se paralizó, todos los clubes
mostraron indignación por la gestión de Ramón Rodríguez, también conocido por
el mote de El Teacher, pero aún
esperamos una decisión sobre sus actos. Ni Monegro, ni FEDOMBAL, que intervino
esa institución, ni los clubes envueltos en la organización competente han levantado
la minima moción para suspender al luctuoso
El Teacher.
En la ensalada de maldades que se ha aliñado sobre
el baloncesto dominicano, donde cada uno ha puesto su sazón particular, hay
demasiadas responsabilidades; inclusive de tipo penal. Frente a los climas
enrarecidos jamás Rafael Fernando Uribe Vásquez, también conocido por el mote
de Rafelin, ha tenido el temple para
lidiar; todos tenemos la percepción de que adoptado posiciones para que esos
aires silben con más intensidad.
Electoralmente el baloncesto dominicano ha tenido
una pésima suerte. No ha claridad en las propuestas, se apuesta a planchas únicas
pero jamás ha existido un proyecto de transformación. El mismo Comité Ejecutivo
que dejó Julio Subero Montas persiste después de 16 años y nada de logros para
exhibir. Nada de cautelas, anulada totalmente la falta de transparencia, no hay
virtudes que mantener, ni nada que hacer. Sólo Rafelin tiene pócimas sanadoras, según él mismo, por eso las
continuas peregrinaciones hasta el Palacio de los Deportes.
Recordé a Rama Auto-Import, sin querer queriendo. “El dealer de los deportistas”.
Seguimos en el mismo berenjenal, nadando en idénticos
lodos, sin normativas, sin institucionalidad, con una entidad secuestrada que
no cumple cabalmente con sus funciones. Llena de pequeños déspotas que únicamente
buscan su bienestar personal, un argentino diría constituyen “una perfecta mangas de choros”.
Cada presidente que ha tenido ABADINA ha dejado al
baloncesto capitalino encerrado en un campo minado, con explosiones frecuentes
que cada vez hacen más daño. Nadie coloca los sentidos con la suficiente
atención para romper este círculo. La confianza en la institución se perdió
hace años sin que nadie haya podido rescatarla; la familia se alejó y aunque
todos anuncian que buscan su reintegración cada vez son menos quienes asisten
con sus hijos, esposas o novias; llenamos las tribunas de indeseables y gente
de muy baja calaña. Los comerciantes, siempre de espaldas; antes, mucho antes sólo
la Cervecería Nacional Dominicana aportaba millones, el año pasado sólo entregó
700 mil pesos. Los jugadores, cada vez más díscolos, con menos fundamentos, con
menos capacidad de entendimiento y permanentemente en la búsqueda de “los dos puntos para salir en el periódico”.
El baloncesto dominicano no tiene quien le escriba,
interesan más las travesuras de Rafelin,
los escándalos políticos y el resumen de las banalidades… así estamos.
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