Agrios
edulcorados…
Caso 326: ¡Llegó la batalla del plátano power!
Mar.14.2017
Nuestros hermanos “los bori” se han sumado al “plátano-power”; pese a que ya señalé que
no estoy de acuerdo con la sublimación del plátano. Esta noche lo que se vivirá
será mangú contra mofongo. Presidente contra Medalla; salsa contra merengue, los
“mojaitos” contra la migración puertorriqueña
de inicios del siglo XX. Pasiones exacerbadas, por supuesto. En un artículo en
El Nuevo Día (May.20.2012) apareció lo siguiente: “Puerto Rico y República Dominicana alcanzan una máxima
expresión de hermandad en dinámicas de intercambio de costumbres culturales
producto de relaciones matrimoniales, vecinales y profesionales en las que
boricuas adoptan estilos de vida propios del vecino país y viceversa”.
Para ese entonces, el sociólogo
Jorge Duany, investigador de la migración dominicana Puerto Rico, señalaba que
el Censo de los Estados Unidos registró en 2010 un total de 68,000 dominicanos
en Puerto Rico, pero si se consideran los indocumentados, la comunidad
quisqueyana en la isla rondaría las 100,000 personas. Otras fuentes sitúan
la migración dominicana en tierras borinqueñas entre 100,000 y 300,000
personas.
“Aunque la comunidad dominicana libra batallas para combatir situaciones
de discriminación atribuidas a entidades gubernamentales y denuncia que
persisten actitudes xenofóbicas de muchos puertorriqueños, también se producen
relaciones armoniosas en nuevas familias dominico-boricuas”.
En la década de los años de la década
de 1980 la artista dominicana Charytin Goico interpretaba un personaje de
nombre Altagracia que sembró un estereotipo nada favorable a la imagen del
dominicano; Altagracia era una empleada del servicio domestico de escasa formación
académica, de hablar rápido y escandaloso, cuadro televisivo que retrataba de
forma limitada y humillante un segmento de la diáspora dominicana menos
favorecida en Puerto Rico. ¡Chupe usted y
déjeme el cabo!
En esta misma fecha observé un
comercial de la telefónica Claro que me resisto a creer: aparecía un personaje
conocido como El Molusco (su nombre
de pila es Jorge Pabón), impresentable por demás, que tiene un programa de
radio llamado El Gordo y la Pelúa que
se comunica con su par Boca e’ Piano
(Fausto Mata, que según sus propias palabras ha actuado en más de 60
producciones cinematográficas dominicanas… ¡Dios
nos coja confesados!), también desaliñado hasta lo inimaginable, para
decirle lo que hará con el plátano después de concluidas las acciones. Pabón y
Mata son exponentes de primera línea del estancamiento de las comedias a ambos
lados del Canal de la Mona; se valen de chistes de “doble sentido” hartos
conocidos, que no causan impacto en la audiencia.
En el blog www.elcanaldelosmonos.blogspot.coms
de la dominicana Cristina María Marrero Díaz, residente en Puerto Rico se pueden
encontrar las experiencias buenas y malas producto del choque cultural de una
joven dominicana viviendo en el Puerto Rico actual. “Ser un dominicano en Puerto Rico significa muchas cosas. De cómo hablas
y de cómo luces puede depender que tu experiencia sea más o menos positiva. Yo
me considero agraciada. Estoy en el bando de las que se expresan
“aceptable” y lucen un poco mejor que eso. ¡En serio, no es vanidad! El
principal elogio que recibo es: “Pero, ¡tú no pareces dominicana! Yo pensaba
que eras venezolana”. Y como en Venezuela tienen muchas reinas de belleza, yo
estoy obligada a decir gracias”, escribe Cristina en una de sus comentadas
reflexiones en línea.
El fenómeno de la transculturación asociada a la estrecha
relación de los puertorriqueños con los dominicanos, sin embargo, ha sido poco
estudiado, según Duany. El catedrático de la Universidad de Puerto Rico (UPR) explicó
que sus estudios y los de otros expertos se han centrado mayormente en las
características demográficas, así como en el impacto laboral y económico,
producto de la llegada de miles de quisqueyanos a suelo boricua.
Hoy estaremos enfrentados por enésima vez en el campo
deportivo; yo voy a los míos. Al término de las acciones sólo hay que recordar
que somos hermanos.
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