Parafraseando a la edición del madrileño matutino El País
(Mar.14.2017): el principal mérito de Danilo Medina Sánchez en estos primeros 55 meses de administración consiste en hacernos creer que lo ha
cambiado todo sin haber cambiado nada. Un ejercicio de prestidigitación que
requiere la devoción de una sociedad crédula y sensiblera. No estamos en los
tiempos de las verdades, vivimos en la época de percepciones y sensaciones. a Medina
Sánchez se le percibe y se le siente unánimemente como un revolucionario sin
haber modificado un milímetro de los asuntos nacionales: la lucha contra la corrupción
sólo fue un tema de campaña, los derechos de los ciudadanos se han convertido
en inexistentes, los compromisos con las mujeres duermen el sueño eterno, intolerancia,
exclusiones, populismo, clientelismo, mientras continúa aceleradamente con el
proceso de beneficios eternos a la cúpula del pe-ele-de, especialmente de su Comité
Político… e’ pa’ lante que seguimos, que a nadie le queda la menor duda.
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