miércoles, 22 de marzo de 2017
El Tunguska y el
final del baloncesto dominicano
La revista The Atlantic contactó a un grupo de
personalidades y les planteó la pregunta de cuándo y cómo se acabaría el mundo.
El novelista Stephen King expresó que la tierra sería destruida por un
meteorito más grande que (en Jun.30.1908 una roca espacial de aproximadamente
37 metros de ancho –poco menos del largo de cancha y media de baloncesto- penetró
a la atmósfera terrestre y detonó en el cielo liberando energía equivalente a
185 bombas de Hiroshima; ello sobre las proximidades del río Podkamennaya en
Tunguska, en la Siberia; no se recuperó ningún fragmento y se manejan las más
variopintas hipótesis, como no alcanzó la superficie tampoco hubo cráter ni
astroblema. Incendió y derribó árboles en un área de 2,150 kilómetros
cuadrados, rompió ventanas y la gente caía al suelo a más de 400 kilómetros de
distancia.
Los observatorios
espaciales en Estados Unidos midieron una reducción en la transparencia
atmosférica de varios meses de duración, en lo que se considera el primer
indicio de este tipo asociado a explosiones de alta. La energía liberada se ha establecido,
mediante el estudio del área de aniquilación, en aproximadamente potencia 30
megatones (un megatón se estima que es igual a un millón de toneladas de TNT).
Gerta Keller, profesora de paleontología
en la Universidad de Princeton, supone que el fin del mundo será provocado por
una gran erupción del Yellowstone. Nathaniel Rich, autor de Odds Against Tomorrow, aseguró que el
mundo llegará a su fin en el 2082, quizás por ataques nucleares. El médico,
escritor y conferencista hindú, Deepak Chopra respondió con estas palabras:
“maremotos inundarán las costas, lo cual generará millones de refugiados,
violencia, guerra, caos. La Tierra se convertirá en una caldera hirviendo”.
Neil deGrasse Tyson, astrofísico de fama mundial, asegura que el fin del mundo ocurrirá
dentro de cinco millones de años, a consecuencia de la muerte del sol. Nathalie
Angier, escritor de ciencias de The New
York Times, expresó con firmeza que el mundo llegará a su fin en el 2120.
Anoche en el Palacio del
Voleibol, El Millón, a la postre ganancioso, y Rafael Barias montaron un hipódromo
de dimensiones épicas. Ambos equipos superaron la barrera de los 100 enteros,
algo que se está convirtiendo en frecuente en esta campaña del “superior” del Distrito.
Antes, la organización de
rectora del baloncesto en el Distrito Nacional nos regala un texto con el
siguiente titular: “el talento es silvestre en torneo de basket del Distrito Nacional”. ¿Es que esta gente es seca pa’ la corneta?... ¿cuáles son las
excelsas actuaciones en el nuevo hipódromo de la ciudad?... a José P. Monegro,
presidente de la Asociación de Baloncesto del Distrito Nacional (ABADINA)
debería importarle algo más que un pito. ¡Chucha!
“Mauricio Báez está repleto de talento”, dice la nota apócrifa, pero
jamás talento silvestre como se pretende señalar. Muchos de esos muchachos
llegaban ahí con sus padres y sus madres, que practicaban al unísono con ellos,
siguiendo el trabajo de Ramón Peguero, mejor conocido como Ogarro, un verdadero olvidado por la cofradía mauriciana. ¿Talento
con Luis Flores y Chris Moore?... ¡seamos más serios!... a Flores aún le queda
pólvora en la pistola, pero Moore es una de las tantas muestras de que se está
jugando a la ganga con los salarios. ¡Vale callampa!
Mejor no voy a continuar. ¡Un
insulto a la inteligencia!... ¡nos estamos yendo a la
chucha!
El Millón ambulante,
tibio en muchas partes del juego y frenético en las postrimerías sobrevivió a
la picardía de sus defensores. Leandro Cabrera, Gideon Gamble y Manuel Guzmán comandaron la parte ofensiva
con electrizantes canastos y apareció el oportunismo de José –Tongo- Corporán que repartió 16
asistencias.
La jornada exhibió dos equipos
bastante enchufados con el aro. El Millón consiguió unos increíbles 63.6 por
ciento desde el campo, 67.8 por ciento detrás del arco y 68.2 por ciento desde
la línea de libres. Los dos primeros porcentajes difícilmente vuelvan a ser
repetidos por equipo algo. Rafael Barias repostó con 58.4 por ciento desde el
campo, 52.6 por ciento detrás del arco y 80.8 por ciento desde la línea.
So alguien no se lo ha dicho a la
directiva de los de Villa Consuelo que tomen nota: James Maye y José –Pancho- Fortuna están para colgar los
aperos. Además, el representante de Lester Prosper le está buscando trabajando
en otros lugares; está siendo ofrecido como pan caliente.
Este Rafael Barias del 2017 no es
el mismo equipo que mostraba sus colmillos como cocodrilo a punto de servirse
un bocado.
¿Y Papalo?...
Hoy, Los Prados y BAMESO. Mañana saltará
San Lázaro, donde los problemas empiezan a aflorar: “presidente del Club San Lázaro (el joven y dinámico Milton Díaz…
¡voy a reírme!) y gerentes (Fernando Gómez, también conocido por el mote de La Piraña… ¡chupe usted y déjeme el cabo!):
ustedes fueron jugadores jóvenes que han vendido muchos sueños a la juventud
del sector pero nada de oportunidades a en la liga superior. El domingo Kelvin Pérez
le metió 28 puntos y sólo es un producto más que salió de la barriada que tiene
22 años. Los jugadores jóvenes esperamos nuestra oportunidad, ahí están El
Pollo, Israel, Yogoyogo, El Grillo, Bukerti, Duluc, Koby, El Bigote, o tendrán
que irse de San Lázaro como pasó con Steven Mercedes para poder jugar. ¡Hasta
cuando Dios mío!”. Las ideas inusuales ofrecidas por la gerencia
no deben ser referidas como pajas mentales.
El baloncesto dominicano
anda cada vez está más homogéneo, ahora le llaman “bakebol”, encasillado en rígidos estancos pre-concebidos. Ello implica
riesgos políticos que atentan contra la actual presidencia federativa y el
mismo Comité Ejecutivo de la Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL) y
la Asociación de Baloncesto del Distrito Nacional (ABADINA), unidos como uña y
mugre; los problemas radican en que no existen conceptos que hagan comprender
la diversidad que se ha desarrollado a lo largo de toda el territorio que hoy
conforma el país.
El baloncesto ha oscurecido
por completo, la practica de la actividad con fundamentos y valores se ha
convertido un una reliquia en el breve espacio de “la nueva era”. La falta de un esfuerzo serio, sistemático y
generalizado pasó al olvido, las provincias dejaron de trabajar y lo que
aportaban regiones como La Romana, San Pedro de Macorís o Santiago, hasta hace
plazos muy cortos se distorsionó llenando los equipos nacionales con
dominicanos de otras latitudes, con todo derecho, pero poniendo de manifiesto
que el empeño por el trabajo no está en las mentes calenturientas de estas
gentes, por llamarlos de manera conservadora. ¡Está quedando la zorra!
Habrá que esperar que
aparezca un yaguarundí (Puma yagouaroundi) o un margay o cuando menos un gato
de pajonal, para que con sus garras desmaquille nuestras caras ocultas que
niegan un futuro más halagüeño. Ello
supone el desafío de re-construir y recrear permanentemente conceptos,
categorías y metodologías.
Me importa una raja a quien haya que
llevarse por delante.
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