viernes, 22 de abril de 2022

Un maestro discreto del buen periodismo 

Abril 22 del 2022



El calendario nos indica que vivimos el centésimo duodécimo día de este 2022, un día capicúa por aquello de 22-4-22, restándonos otros 253 para el primer amanecer del 2023. Es el Día Mundial de la Tierra, que nos sorprende con que los terrícolas buscamos destruir nuestro hábitat de manera inmisericorde. Se recuerda también el Festival de Ishtar, diosa babilónica. El Santoral Católico solo recuerda a Cayo y a Sotero.


Hace 39 años nacía en las páginas del matutino Hoy la columna Tirando a la Portería de Felix Rafael Disla Gómez, y ahí se mantiene brindándonos sus expectativas sobre el acontecer nacional e internacional sobre la disciplina más practicada en todo el globo terráqueo.


Tiene el mérito que ha sobrevivido frente a dos editores deportivos muy diferentes. Max Reynoso (Rafael Antonio Reynoso, Ene.09.1927 en Santiago; Nov.02.1996 en Danto Domingo. En sus años mozos, en la ciudad corazón le apodaban Fellito Palito, por 45 años produjo y animó el espacio Amalgama de Colores en la Pelota) una referencia indiscutible del periodismo vernáculo, y Franklin Mirabal, no tan versado, unas veces polémico, que se ha vendido muy bien, y que indudablemente, gústennos o no, es un trabajador incansable. Eso de por si, es un logro en un espacio donde se presentan tantas cortapisas y dónde surgen zancadillas a diestra y siniestra, como es el mundillo de la crónica deportiva vernácula.


El balónpie en República Dominicana ha tenido una repercusión tardía; hubo un intento de colocarlo en el gusto de todos a inicio de los años de la década de 1970, pero se torpedeó. Hoy está corriendo en sectores populares y de clase media. Hay una afición joven que está al dedillo de todo lo que acontece, practica a diario con empeño y eso tiene su génesis en el trabajo de difusión de Disla Gómez, y también a la tesonera persistencia de Jorge Rolando Bauger, venido desde la paragonia argentina al Caribe, vía Francia.


El Cibao es una referencia anterior, el Cóndor de La Vega colocó varias de sus figuras en el Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano, muchos en el tramo donde Emilio Nicolás Córdova Pereyra, Cuqui, fue su presidente. Pero la menguada historia nacional no nos brinda más datosRamon Bolivar Lara Estrella, Rafael Gómez Batista, Paleco, Luis Alberto Espínola Jiménez, Bertico, Luis Fernández Martínez, El Culebro, Frank Gómez Álvarez, Braulio Echavarría Gonel, Babio, pero faltó tiempo para mí muy apreciado Manuel Valentín Ramos Gómez, Puchulin Ramos. En algún momento habrá actores que se involucren en escudriñar esas páginas que esperan ser estudiadas.


No se puede omitir a Fortunato Quispe Mendoza (Oct.07.1934 en Cochabamba; Ene.14.2022 en Santo Domingo) boliviano que llegó a Santo Domingo en el fragor de 1965, y no se marchó jamás. Fundador de la primera asociación de fútbol del país y primer entrenador de una selección nacional. Fundó y fue el primer entrenador de la Liga Inter-Escolar de Fútbol en 1966, creó y fue el dirigente de la Liga Nacional de Fútbol Infantil y Juvenil (1967). En May.21.2004, la Federación Internacional de Fútbol Asociado lo honró galardonándolo como Personaje de Fútbol del Siglo para República Dominicana, con motivo del Centenario de la FIFA.

Quispe Mendoza 


Para los que llevan anotaciones Quisque es un apellido, no un apodo; encontré varias publicaciones dominicanas donde se entrecomillaba. Tiene su origen en la lengua aimara, significa “el que brilla”, así como también tiene otros significado como “piedra transparente”, “cristal” o “luz de luces”. Es el segundo apellido quechua más difundido. Según la página digital Lingotario: “el apellido Quispe es la castellanización del adjetivo quechua qespi o qespiq, que significa «libre», «a salvo», «redimido», pero también «vidrio», «cristal», «piedra preciosa» y, en general, cualquier cosa transparente”.


De Disla Gómez no abundaré mucho, nació en la culta y olímpica ciudad de La Vega, muy temprano fue llevado a Puerto Plata, ese pueblito encantado a orillas del Atlántico, y terminó en Moca, cuatro veces capital de la República. Además de periodista deportivo es ingeniero civil, y genealogista. Ha transmitido los Mundiales de Fútbol desde 1990, cuenta con haber desglosado el fútbol en espacios de radio y televisión. También pasado preside de la Asociación de Fútbol del Distrito Nacional.


En el 2011 publicó su primera obra genealógica: “Los Gómez Alfonso”, con el auspicio del Ministerio de Cultura, donde describe la vida de una familia dominicana. Esta publicación, de 154 páginas, reúne parte de la extensa investigación genealógica de sus ancestros, realizada desde el año 2007.


Disla Gómez así, sin ruidos, pacientemente, nos ofrece en cada entrega lecciones de periodismo. Sus enseñanzas no son las de un catedrático encumbrado que teoriza sobre el oficio, sino las de un maestro experimentado que se forjó como periodista haciendo trabajos en el terreno, hablando con las personas, contrastando fuentes y acumulando vivencias que se encarga de compartir sin reserva alguna a tantísimas generaciones, pese a estar aún en un buen momento de su vida. 


Todos coincidimos en distinguirlo como un faro de ética periodística, cuya luz seguirá encendida para que se pueda mirar, encontrar dirección, y navegar en las siempre agitadas aguas del periodismo deportivo dominicano.


Ayer, precisamente (Abr.21.2022) se me quejaba Euripides Pichardo sobre los plagios a sus escritos por jóvenes que tratan de abrirse camino, sin importar mirar atrás. Le respondí… ¿te extraña?… siendo un mozalbete, estaba en Santiago de los Caballeros, envolviendo unos vasos de cristal en papel periódico en El Bohío, una tienda que tenía mi madrina en la España al número 34. Era sábado, 1977; cuando en esos afanes veo una fotografía de Hugo Cabrera en el desaparecido matutino El Sol, el texto era una reproducción íntegra de una nota que había escrito para Última Hora. Firmaba Rafael G. Santana, Santanita, ido a destiempo.


No es que sea una persona mayor, algunos me tildan de viejo, pero viejo es el Siboney. Fui precoz. Un maestro del periodismo me apuntó: “yo aprendí a escribir leyéndote, y leyendo”. Eso se agradece, como también otro maestro del periodismo me escribió: “desde tu primera línea todo sabíamos que eras diferente a cualquier joven que se pudiera encontrar en una sala de redacción”.


Muchos años después de mi ejercicio en el Listín Diario, Octavio Estrella me confesó: “yo era tu corrector y era una delicia recibir tus notas, sin faltas ortográficas y siempre bien redactado”.


Escuché muchísimas veces a Alberto Rodríguez Mella reclamar que no se le daba crédito a sus novedades; a mi alguien me dijo: “aquí hay alguien que espera que publiques cualquier información para salir a replicarla por la radio… el tipo hace un tour cuando tiene algo que decir, siempre después de leerte”.


En Decálogo del buen periodista, publicado originalmente en el libro ‘Deontología periodística. Un camino urgente a seguir’ (2015), coordinación general a cargo de José Luis Jáquez Balderrama y hace parte de la Colección de Textos Universitarios de la Universidad Autónoma de Chihuahua (México), encontramos definido a Disla Gómez: “el buen periodista ha de ser, ante todo, una buena persona, y como ser humano Felix Disla Gómez está fuera de este mundo, está orgulloso de su profesión, tiene un sentido de misión en su ejercicio profesional, es un apasionado por la verdad, es autocrítico, elabora conocimiento y lo comparte, hace periodismo con un objetivo, tiene el sentido del otro, es independiente, y mantiene intacta su capacidad de asombro”.


Disla Gómez es la clase de periodistas que necesitan los periódicos, fija su atención en los obsesivos y descontentos para quienes ser reporteros es mucho más que dar noticias. Porque cualquier se concentra únicamente en la cotidianidad, pero para sobresalir hay que tener educación más allá de la media, hay que leer, y poquísimos leen, y que decir de educación rigurosa, leer textos originales sobre filosofía, ciencias, leyes y otras disciplinas. 


Disla Gómez escribe con gracia, sorpresa y suspenso, en algo tan repetido en otras latitudes, pero para nosotros siempre será una novedad.


Según Gabriel García Márquez, hay que “cambiar algo todos los días”, y según Ryszard Kapuściński (Mar.04.1932 en Pinsk, Bielorrusia; Ene.23.2007 en Varsovia, Polonia) periodista, escritor, ensayista y poeta polaco, famoso por sus narraciones sobre el continente africano: “el verdadero periodismo es intencional, es decir, se fija un objetivo e intenta provocar algún tipo de cambio. No hay otro periodismo posible. Si leéis los escritos de los mejores, comprobaréis que se trata siempre de un periodismo intencional. Están luchando por algo”.


Si la función del periodista es convertir la realidad que se encuentra en historias interesantes y relevantes para el público, entonces Disla Gómez lo logró y nos convence en cada edición.


Repito una frase de Juan Pablo Sanz García en La Vanguardia de Barcelona, España, Ago.02.2021: “como sucede a menudo en el mundo de la canción, en esto del periodismo lo más moderno consiste en ser irreductiblemente clásico”.


Larga vida y mucha salud a Felix Disla Gómez, y a sus escritos, para felicidad de todos.




 


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