Decadencia
sin dignidad; los que se ahogan en un tarro de kétchup, tiran piedras con techo
de vidrio (jamas de cristal), y botan mierda por las narices
Junio 02 del
2019
Cuando
dejé de escribir en El Nacional
también me olvidé de su edición física, la de papel, así que acceso a este
medio en su versión electrónica, leo los titulares de portada y busco la
columna Reporte de las Mayores del buen amigo Rolando Guante, la que reproduzco
para mi portada de la red social Facebook, un medio internacional y la replico
para varios amigos que sienten pasión por el beisbol.
En
otro orden de ideas, Rafael Fernando Uribe Vásquez me dice olímpicamente: “a ti no te lee nadie”… le respondí: ¡excelente!... eso ni me va ni me viene;
escribo porque me gusta, a mi ritmo y cuando dispongo de tiempo; cuando tú
llegaste al baloncesto ya yo estaba aquí, cuando te vayas, yo seguiré en el
mismo lugar y continuaré escribiendo. Debí añadir que garabatear el papel hasta
me cura el alma (escribo mis borradores en papel, o como dice mi hijo Diego, mi
más moderno notebook), provoca mis
sentidos más allá de lo cotidiano; el bálsamo de cada día. uno de sus
asalariados me apunta: “señor Madera,
usted no imagina la fuerza que tiene dentro del baloncesto dominicano, esta
gente no duerme pensando en lo que usted escribirá, cuál será su opinión, y
cada mañana revisan si usted colocó algún comentario en sus redes sociales. Está
más vigilado que Carl Bernstein y Bob Woodward en tiempos de Richard Nixon”.
Más
recientemente, Rafelin, el del mote
pintoresco y tierno, pero igual quintopatiero,
presidente de la Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL), después de
enviarme un mensajero sólo para decirme: “a
Rafelin no le gusta que insinúes que él es maricón” (la respuesta la recordaré:
“yo no he estado de almohada para saber si
él es maricón, pero en mi íntima convicción, él no es maricón, es un
mariconazo, con mayúsculas”), advierte a todos sus amigos y relacionados que
tienen prohibido leerme; un contacto visual conmigo lo elimina de sus afectos…
actitud de un hijo-de-la-gran-puta. Nada más.
No se puede
prohibir ni el creer ni el crear / ni la tierra excluir, ni la luna ocultar. /
No se puede prohibir ni una pizca de amor / ni se puede eludir que retoñe la
flor / ni del alma el vibrar, ni del pulso el latir ni la vida en su andar, /
no se pueden prohibir. Esas letras exquisitas de Eladia
Blázquez (Feb.24.1931 en Gerli, provincia de Buenos Aires; Ago.31.2005 en
Buenos Aires) las desgranó la voz incomparable de Sandra Mihanovich.
El
día que Rafelin se hizo con la
FEDOMBAL estaba ahí como uno de sus invitados; después de la juramentación corrió
a presentarme a su papá. Conversamos animadamente y le dije: “espero que su muchacho no se equivoque
porque ese día me tendrá de frente”; en su afán de lucro y escalamiento social
erró. Por eso me separé de su entorno. Pero a este Uribe Vásquez lo tengo
prendido como él no imagina.
Hará
cosa de un año mi hijo mayor me dice: “papá,
tu recuerdas esa foto que está colgada en mi habitación, que tanto te gusta y
que le prometiste una copia a Froilán Tavares Cross; ve restaurando tus afectos
con Rafelin porque ahí hay un Uribe”. No me lo creía y la curiosidad pudo más,
en efecto ahí estaba Adriano Uribe Silva en el momento de su graduación en la
Universidad de Santo Domingo, colgado en una de las paredes de mi casa. ¡Cuántas
vainas!
De
quien no tengo nada, pero nada, es de Leonardo de Jesús Heredia Castillo, un cínico
personaje a quien todos conocemos por el mote de Leo Corporán, editor deportivo del vespertino El Nacional, un carajete que hace tiempo debió colgar las botas, bendecido
por algunas relaciones que la posición le ha regalado, dispuesto a destruir o
ensalzar según su conveniencia, y que suele lanzar una cascada de improperios y
amenazas propias de seres que no lograron evolucionar, que aún viven en el
pleistoceno, quizás un homínido lanudo extinto, con una masa cerebral propia
del Australopithecus (600 centímetros
cúbicos, frente a los 1,000 / 1,200 de hoy; cráneo redondeado, incisivos
espadiformes, ausencia de diastema, rostro prognato, foramen magnum, cara corta), pretendiendo disfrazarse de bienhechores
y benefactores en este siglo XXI, sin estar comprometidos socialmente y pasando
facturas a diestra y siniestra.
El Expolio de El Greco |
Mi
mamá me ha repetido siempre que a los 14 años como miembro de la Juventud
Democrática llegaba a los lugares donde los hombres no se atrevían,
haciendo política en contra de El
Perinclito de San Cristobal; cuando le tocó encontrarse con Rafael Leónidas
Trujillo Molina, El Generalísimo, en
el Centro de Recreo de Santiago, acompañada de mi tía María Elisa, el edecán
que tenía a su lado le susurró: “Jefe, no
se equivoque, Dora y María Elisa son nietas de don Genaro (Genaro Pérez
Tavárez), cambie la mirada y cualquier
pensamiento que todo ese don de gente
de los Pérez se convertirá en un infierno para usted, estos Pérez no hacen
galas de su gallardía, no tienen miedo, no negocian ni especulan”.
También
me señala que jamás le pasó detalles para ser resarcidos al pueblo dominicano.
Pretender
vivir imbuido de un espíritu revolucionario, sin glorias, donde la única hazaña
comprobada era esconderse en el maletero de un vehículo, por insignificante físicamente,
para lanzar grapas y afectar a gente tan humilde como él, y después aceptarle
una instalación techada a Joaquín Balaguer Ricardo por develar confidencias en
tiempos de La Banda Colorá, desdice
cualquier nombradía.
¿Cuántos
jóvenes murieron a manos de ese organismo para-policial de La Banda Colorá?... ¿por qué este pelafustán me confiesa: Vincho Castillo me quiere como un hijo, nos conocemos desde hace más de 50 años?...
por Vincho conocemos a Marino Vinicio
Castillo Rodríguez, celebre abogado, vocero del régimen balaguerista en sus
peores momentos, patrañero, devorador de honras ajenas, lleno de procacidad y desvergüenza,
enemigo de Juan Bosch Gaviño, Danilo Medina Sánchez y Julio Genaro Campillo Pérez,
porque todo lo llevó al plano personal, pero aliado de Trujillo Molina,
Balaguer Ricardo y Leonel Fernández Reyna.
Este
inquisidor mediático tiene su propio foro público que rotula como Frio
y Caliente, sin rebatir con argumentos, pero que bosqueja un ser homófobo,
tránsfobo, xenófobo, y cualquier palabra acabada en fobo a quien se atreva a
disentir. Tránsfuga de afectos y valores.
Corporán colocó
en Frio
y Caliente (Jun.02.2019): “dizque
hay dos “farsantes” que escriben de deportes, que viven atacando a gente seria,
pero ni locos se atreven a darle leña a los traficantes de drogas. ¡Anjá! Y es
fácil?”, para empezar, se olvidó que los signos de interrogación son dos,
uno de apertura (¿), otro de cierre (?), y ambos se usan en la misma oración: en
el idioma castellano deben colocarse obligatoriamente al comienzo y al final de
cada interrogación. Confirma lo que siempre le comenté cuando pretendía le
revisara su columna Te Enteraste… “Leo, yo no puedo corregir su columna porque
usted no tiene vuelos periodísticos, sus párrafos son muy cortos, casi para párvulos
y llenos de contrasentidos”.
Cuantas
colaboraciones y artículos de interés habrá aplazado Leo Corporán para darle cabida diaria, desde hace más de 10 años a
esta basura de Frio y Caliente; las publicaciones a tiempo de los artículos es
un tema recurrente en la actividad periodística, pero abrir espacio para
chismes es una falta de respecto a los compañeros de redacción y al lector.
Tristemente
Heredia Castillo, no identifica a esos “dos
farsantes” por sus nombres y apellidos, pero entiendo que uno es Federico
Borrás y el restante es un servidor, que tenemos un campaña tendiente a mejorar
el baloncesto dominicano, desde hace años, pero denunciando igualmente todas
las tropelías que en su nombre se cometen.
Quizás,
ciertamente yo sea un farsante y esa faceta de mi existencia aún está oculta,
ya peino canas y he tratado de revisarme muchas veces; la falsedad no ha sido
un discurrir en mi viaje por este mundo. Antonio Machado Ruiz (Jul.26.1875 en
Sevilla; Feb.22.1939 en Colliure, Francia), que quizás nunca ha leído ni sabe quién
es, aunque debería aprovechar y preguntarle a El Teacher, que quizás le esté leyendo estos párrafos, y que sin
ser de mis afectos, tengo que reconocerle que tiene un mayor nivel cultural que
usted, decía: “en España, de diez
cabezas, nueve embisten y una piensa”, usted se enmarca en las que no
piensan, es visceral, irracional y emotivo; esa parece seguir siendo su
situación.
Pasar
de los 70 años de edad sin que todo el carburo que le han lanzado no ha podido logar
el objetivo de que madure simplemente reafirma que ¡donde Dios no puso, no puede
haber!... a su lado hay gente que piensa, usted se ha desenvuelto por
mucho tiempo en un medio editorial, pero es suficiente con llevar y traer
chisme, contar indiscreciones, sentirte protegido por gente tan inservible como
usted.
¿Gente seria?… me gustaría conocer a
quienes usted tilda de serios, la sociedad dominicana está plagada de lobos
insaciables… ¿con cuántos delincuentes conversó usted sólo este fin de semana,
les hizo gracias, se exacerbó con unas cuantas imprudentes ligerezas?
En
lo particular aprendí a dejar pasar ese elogio sobre la seriedad, en lo que
compartimos redacción usted no escuchó jamás que de mi boca saliera que yo era
una persona seria, pero yo si escuché de la suya: “Caobo tú tienes que ser uno de los hombres más serios que yo he
conocido, no eres un tígüere (según el Diccionario Fraseológico del Español
Dominicano, tígüere o tigre: muchacho joven, hábil, audaz. Pero también poco
serio y de poca confianza. De la calle o con conocimiento callejero), te manejas con prudencia, sólo hay que
tenerte miedo cuando empiezas a escribir”.
Leo Corporám |
Al
no ser presumido, usted o cualquiera que ensalce con esa honestidad sin límites
tiene que demostrar que es más serio que yo. Leonardo, Leo, Leito, Marchante, Marchantico:
¿será cierto que el nuevo tabloncillo del Palacio de los Deportes no está
instalado porque se compró uno 60 millones de pesos por encima del valor de la
cotización de un representante local y Compras y Contrataciones del Estado
detuvo la operación?... dicen las malas lenguas, que esos 60 millones de pesos
se repartirían entre los miembros del Comité Organizador del Superior del
Distrito Nacional; Comité Organizador compuesto plenamente por querubines.
¡Coño!,
60 millones de pesos es lo que señaló Fernando Arturo Teruel Capri, presidente
de la Asociación de Baloncesto del Distrito Nacional (ABADINA), que se llevaban
gastados en la reparación del Palacio de los Deportes. “El Palacio de los Deportes tendrá una nueva cara para el torneo de
baloncesto superior del Distrito Nacional, a un costo de poco más de 60
millones de pesos”, Julio E. Castro en El
Caribe (May.31.2019).
¿Darle
leña a los traficantes de drogas?... ¿está usted insinuando que puedo ser cómplice de ellos?... ¿le pasó por su sucia cabeza un instante donde
me observó defendiendo, protegiendo, encubriendo, o tengo relaciones con
dominicanos que han tomado ese camino pecaminoso para salir de la pobreza, en
primera instancia?... peones de jorocones que ni por asomo dan la
cara. Cada quien lucha desde la barrera que ha escogido, la mía ha sido el
deporte.
Sólo
le recordaré que a usted Fernández Reyna lo nombró como miembro del Consejo Nacional
de Drogas (CND), dependencia de la Presidencia de la República, organismo
creado mediante la Ley 50-88, en el año 1988, y usted mismo me confesó: “estando en el Consejo de Drogas nunca firmé
una acta, tú crees que yo voy a ser el pendejo que mande a un narcotraficante deportado
y después ese mismo tipo me mande a matar; yo todo se lo pasaba a Vincho para
que firmara y así me lavaba las manos”.
Leonardo, Leo, Leito,
Marchante, Marchantico, usted ni le dio leña a los traficantes de drogas, ni cumplió
con sus responsabilidades como funcionario público, demostró que lleva en los
tuétanos una cobardía irritante; a estas alturas se escuda en anónimos, una actitud
que define especialmente a los frustrados. ¡Anjá!... ¿y entonces?... ¿entre usted y
yo, quien es más cobarde, quien es más irresponsable, quien es más comemierda?...
Leonardo, Leo, Leito,
Marchante, Marchantico, usted usa el periodismo como una pantalla, su largo
ejercicio aunado con sus malas artes hacen que los jóvenes que quieren abrazar
lo profesión lo veneren, porque le temen, no porque le quieren; en el paso de
los años se ha convertido en un energúmeno, envidioso, celoso, irracional que
no acepta lo diferente y ha terminado enfermo con manías persecutorias y
neuróticas. Usted hace tiempo que merece estar en manos de profesionales de la
salud; ya se lo advertía cuando compartíamos mejores tiempos, Leo despréndase de esta redacción por 10 o
15 días y váyase con su señora a la playa, fuera del país o a algún lugar de
esparcimiento, usted necesita distraerse y aquí hay quienes pueden conducir
estas páginas tan bien o mejor que usted.
El
país necesita librarse de capullos como Heredia Castillo, incapaz de
comprender, que nada ni nadie es perfecto, mucho menos indispensable;
tristemente Leonardo, Leo, Leito,
Marchante, Marchantico está terminando como rata de alcantarilla, encapuchado
asesino de la cultura y la libertad; quizás peor que las ratas, estas aprovechan
la oscuridad para no ser vistas y poder comer, pero usted se ceba contra los
más indefensos, olvidando que todo tiene un límite y al final todos caen y a
más altura, más duro es el golpe. ¡Coñoooooo!... y saltar de un patio
de Villa Juana a asesor del Presidente de la República, para después caer, es
un salto al vacío sin paracaídas, sin pañuelo, sin salvavidas, eso es terminar
como una guanaba esbaratá.
Leonardo, Leo, Leito,
Marchante, Marchantico, ese El Nacional
ha sido un lugar idóneo para esconderse por tantos años sin revelar toda la podredumbre
que lleva dentro. Queriendo degradar, vaciando en esas páginas infortunios, el
naufragio de su alma, si alguna vez tuvo, y su ignorancia supina. Oculto en un pseudónimo
vulgar, porque nunca quiso reconocer a su padre, ataca desde las sombras, su
hábitat natural y avienta la mierda al ventilador.
Leonardo, Leo, Leito,
Marchante, Marchantico usted se quedó inmensamente solo, ríe desde su
escondite, incompetente para hacerlo públicamente. No cualquiera tiene el valor
de hacer una crítica con sus nombres y apellidos. Para eso se requiere todo lo
que a usted le falta: valor ciudadano, honestidad, transparencia, lucidez para
escribir con buena gramática y mejor ortografía, brillantez para injuriar con
estilo, con clase, con sentido del humor. Usted critica la incongruencia desde
el anonimato. Valiente, escondido como zorro, incapaz para hacerlo con su
nombre real.
Ese
Leo Corporán es signo evidente de todos
sus pavores y pánicos, de un comportamiento conforme al de las alimañas. Quizás
usted piense que sabe dónde atacar, en el momento y lugar en que puede hacer
más daño, si el otro no sabe defenderse. Usted cree conocer los sentimientos de
terceros y sus puntos débiles. Ese Leo
Corporán es sinónimo de alguien con la personalidad trastornada y poseedor
de un doblez de comportamientos que puede pasar desapercibida.
¿Farsante
yo o farsante usted?... no seré yo quien llame de urgencia de Manuel
Elpidio Castro Castillo para darle un susto, trate de no volver a equivocarse,
porque cada mañana me revisaré las uñas para ver si alguna se quebró… usted sabrá
hasta donde quiere desprestigiarme, únicamente le diré que algunos cibaeños cuentan
con los cojones más grandes que el auditorio del Mauricio Báez, así callados
sin ser sumisos, sin pretender vivir de las apariencias que brinda la impunidad
de tener un amigo Presidente de la República. En mi campo, dicen con sobrada
razón: “cualquier bejuquito amarra,
cualquier soguita hace un ñu, y cualquier sastre del campo, al del pueblo le
hace un flú”.
Si
quiere, le apetece y lo desea, intente probar si mi material colgante es más
grande que el aforo del Mauricio Báez. Quizás yo esté equivocado, quizás soy
muy pretencioso con lo que Dios me dotó, pero atrévase, de un paso adelante,
inténtelo, juéguesela.
No sé qué
grado de indefensión crea que tengo, pero usted ni nadie jugará con mi
honestidad, usted no manchará el buen nombre que considero sostengo, tampoco me
callará; estoy seguro que en esta guerra usted terminará postrado, arrodillado y
llorando ante la tumba de Alba Estela Castillo; a menos que envié uno de sus
amigos a dispararme directo a la cabeza.
¿Por
cierto, Leonardo, Leo, Leito,
Marchante, Marchantico cuando saliste del Consejo Nacional de Drogas
presentaste ante la Cámara de Cuentas de la República Dominicana tu declaración
jurada de bienes?
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