sábado, 17 de junio de 2017

Un desliz y muchas batallas perdidas

Entrada la noche tuve acceso a la charla que brindó el dirigente Raymond Cintrón a sus jóvenes, previa al partido que celebraron Puerto Rico y República Dominicana, en el marco del Panamericano sub-16 de baloncesto masculino que se desarrolla en Formosa, Argentina. Quien a estas alturas no comprenda que más allá de lo estrictamente deportivo, todas las confrontaciones entre borincanos y quisqueyanos lleva implícita una carga psicológica enorme, tiene que ahogarse en el infierno, porque queda como ignorante.

David Jones García
Los puertorriqueños siempre han tenido varios pasos delante de nosotros, fueron en su momento nuestro ejemplo a seguir dentro de la disciplina, y aunque hay instantes en que los pasos se recortan, siempre les concedo la delantera; ellos tienen técnicos más acabados, y trabajan en la parte cognitiva fina.

Quien mejor entendió aquello de tocar aspectos sensibles a la personalidad de los jugadores fue en su momento José Luis Domínguez, a quien todos conocemos como Boyón; por el contrario, más celebrado técnicamente, Héctor J. Báez, a quien todos conocimos como El Toro, no era precisamente un virtuoso en ese aspecto, el romanense se inclinaba por jugadores de mayor reciedumbre mental, más acabados en la técnica, y relegaba a los débiles de espíritu, casi aplastándolos.

Melvyn Miedlop López Guillen no aprendió nada de las buenas virtudes de su compañero de barriada, aquel “aprendí todo lo que se porque pasee dos meses en una escuela secundaria de Miami”, en televisión nacional, debe comerle los huesos todos los días de su vida. Dudo además que alguna vez se entrevistara con Osiris Duquela para que le enseñara la magia de ofrecer el tiempo exacto de juego de cada jugador de su plantilla; ahí el veterano conductor era un Harry Houdini.
Luis Rolón frente a Derekjeter Mejía

Mientras corrían las acciones entre Puerto Rico y República Dominicana no sentí ninguna conmiseración cuando observaba en la pantalla del televisor el espectáculo que tras la banca quisqueyana ofrecía Rafael Fernando Uribe Vásquez, también conocido por el mote simpático de Rafelin, actual presidente de la Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL). Aquel tipo se devoraba sus propias uñas, la onicofagia no se le apartó jamás, y todos coincidimos en que ellos hechos son síntomas de graves trastornos de personalidad. Allí, en Formosa, la ansiedad lo consumió, aquellos cuerpos de queratina quedaron destrozados; tampoco sabía donde colocar las piernas: parecía que bailaba clavado sin posibilidad de mover el culo.

El hombre que llegó para firmar “la pipa de la paz” con el mexicano Mario Méndez Realpozo, estaba quebrado. Poco faltó para que se estrangulara con su propia mierda.

Allí le salió además todo su fanatismo irreverente, pensó saltar a la cancha, y ofrecer bonos, “ei bono”, porque no existe miedo a la desfachatez, ni al absurdo, pero tampoco al ridículo. Me gustaría ver alguna vez a Florentino Pérez (Real Madrid), Josean Querejeta (Baskonia), Josep María Bartomeu (Barcelona), Enrique Cerezo (Atlético de Madrid), Josu Urrutia (Athletic), Tino Fernández (Deportivo La Coruña), Daniel Angelici (Boca Juniors), Andrea Agnelli (Juventus de Turín), exaltados como un loquito viejo. Acusó toda su responsabilidad en las finales del juego cuando ordenó que Totolo saltara a la cancha.

Payero
Si este Rafelin tuviera alguna otra neurona más, por lo menos una más sobre la única con que cuenta, hubiese pensado en la Teoría de la Relatividad, quizás se hubiese preguntado si la percepción del tiempo sería distinta si otra chica hubiera estado sentada a su lado, y no la de blusita blanca. Quizás no llegue a percibir que los caminos se estrechan, y hasta Danilo sabe de sus indelicadezas… ¿qué cual Danilo?... ohhhh… Danilo Medina Sánchez, que aparenta dar mucha gabela, pero que es rencoroso como el más.

Al final, cuando Uribe Vásquez tenga que desprenderse de FEDOMBAL será la estrella de las comedias, ya yo tengo escritas versiones de “Great Moments in Presidential Speeches Compilation” o ¿Rafelin Comediante o Idiota?”. Que a nadie le quepa duda, pese a todas las contorciones Rafelin, a partir de ahora, ralentizará sus pasos y maniobras.

Con López Guillen no nos curamos de los espantos, siempre nos deja perplejos, y el episodio frente a Puerto Rico fue una demostración de aquello. Con su manifiesta y confesional aceptación de su formación nadie puede aprender de él, y todos los cursillos “al vapor” que ha ofrecido ese mamotreto llamado Colegio Dominicano de Entrenadores de Baloncesto (CODEBAL), deberían de ser revisados y a todos los asistentes devolverles el importe pagado.
Montero

Como se esperaba, el choque tuvo muchos pasajes emotivos, Puerto Rico manejó mejor los tiempos y las fogosidades. Dominicana arrancó con unos 10 primeros minutos donde consiguieron 5 puntos de ventaja (23-18), pero al descanso los boricuas tenían tres encima en el marcador (43-40; parcial de 25-17), con una soberbia actuación de David Apolinar Jones García que consiguió 21 enteros (4/8 validos para dos, 2/4 detrás del arco, y 7/8 desde la línea).

En el meridiano López Guillen había dispuesto que 9 jugadores entraran a la cancha, además de Jones García, despuntaban en tiempo de juego Jean Claudio Montero Berroa, Julio Rafael Rodríguez Vargas, Enmanuel Ferreras Abreu, y Anfernee De La Rosa Medrano. Montero Berroa, Rodríguez Vargas, Ferreras Abreu están debutando con la escuadra dominicana. Jones García atrajo para si el 33 por ciento de la ofensiva dominicana en los primeros 20 minutos.

Los dominicanos estuvieron más acertados que en los encuentros previos: 10/29 en disparos de dos (34.5 por ciento), 3/8 desde la larga distancia (37.5 por ciento), y 11/16 desde la línea (68.8 por ciento). Atraparon 25 rebotes, muy repartidos, 6 de Montero Berroa, y 5 de Jones García, pero sólo repartieron cinco (5) asistencias. Los puertorriqueños libraron un juego igualmente parejo: 11/23  en disparos de dos (47.8 por ciento), 5/16 en triples (31.3 por ciento), y 6/7 desde la línea (85.7 por ciento). Acumulaban 22 rebotes, 9 de Harry Sosa, y 11 asistencias.

Andre Curbelo frente a Julio Rodríguez
En el tercer parcial Puerto Rico continuó su marcha librando aquello 26-22, Jones García se apagó, pero sus compañeros mantuvieron el fuego a menos de 10 tantos de distancia. Las acciones se igualaron a 56 enteros a 3:32 del cierre de ese soplo, pero en 30 segundos la tropa de Cintrón se despegó por 8 unidades para dejar el marcador 69-62 a 10 minutos del cierre. Hay que destacar que cuando Jones García, quizás fruto de una madurez que aún necesita alcanzar, estaba fuera de la duela, el colectivo dominicano lucía mejor; ahí sobresalía la figura de De La Rosa Medrano, más acabado, más sólido, más entero.

El colofón fue de película, se rompieron todos los esquemas, 85-83 (con 1:51), 87-83 (1:27), 87-85 (1:04), 89-85 (0:49), 89-88 (0:30), con un triple de Emmanuel Antonio Rodríguez Crisóstomo, Totolo, que hasta ese momento no había disputado un sólo segundo. Los dominicanos no consiguieron un tanto más en esos últimos segundos, mientras Puerto Rico sumó otros 5 tantos para un definitivo 94-88.

Jones García se fue a las duchas con 34 puntos, 10 rebotes y 6 asistencias, números para recordar, pero que no dirán toda la verdad de su actuación y entrega. Ferreras Abreu se inscribió con 12 unidades y 6 rebotes, Malvyn Payero sumó 11 tantos, 8 rebotes y 3 asistencias. Agregó 10 con 5 rebotes De La Rosa Medrano.

Andre Curbelo alcanzó 26 puntos por Puerto Rico, escoltado por Andrés González con 16 e igual monto Víctor Rosa.
López Guillen y su cuerpo técnico

Al final las estadísticas nos dicen que se mejoró en el juego, se vieron otros detalles, pero faltó pulimento y manejo; la culpa no es de los jóvenes, a estas edades aún se comenten muchos errores. Se terminó con 23/54 en disparos de dos (42.9 por ciento), 7/21 desde la larga distancia (33.3 por ciento), y 21/30 desde la línea (70.0 por ciento). Atraparon 46 rebotes, quedaron a deber en el aspecto de las asistencias, sólo 12.

Leí en la página de Facebook de Federico Borrás, dilecto amigo, llegó la hora de la caducidad de Rafelin, Maita y Melvyn. Estoy plenamente de acuerdo. La crisis generalizada en el baloncesto dominicano es contundente. La directiva de FEDOMBAL quiere encestar balones en su propio aro, pero los tiros se fallan. Demasiadas torpezas políticas y administrativas. Al final, acorralados y corriendo para intentar recuperar una pelota que ya estaba toda en el lado opuesto, recurrirán a su estrategia de crisis favorita, lanzar sus perros al viento, pero ya no asustan.

Harry Sosa
Rafelin cayó, junto con todos sus esbirros, en un terreno movedizo de la que es imposible escapar. Resulta interesante pensarlo de cara a lo que viene. No deja de ser curioso que esto ocurra en una administración que construyó su propio mito alrededor de una supuesta originalidad en el estilo de hacer el baloncesto, y una inédita modernidad al momento de comunicarse.

A estas alturas la batalla por la opinión pública empieza a perderse, y el costo se pagaba por duplicado: la nueva era empieza a naufragar y la impericia ayudaba a consolidar y extender las voces acusadoras de falta de sensibilidad frente a la disciplina.

Cuando regrese, Rafelin tendrá que pasar por una sala de atenciones chinas para colocarse unas uñas nuevas.


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