martes, 4 de abril de 2017

Cambio de llantas para el 2017-18

Si usted va a las páginas digitales de los Tar Heels y de los Zags encontrará dos lecturas diferentes del partido que definió el ganador del baloncesto masculino en la NCAA (Abr.03.2017). Observé el partido que transmitió ESPN en las voces de Carlos Morales y Fernando Álvarez, y unas palabras del coach Morales al inicio de la transmisión certificó que aquello valía la pena: “pase lo que pase aquí, independientemente de quien resulte campeón, mañana el coach Williams asistirá a su oficina, el coach Few también asistirá a su oficina y todos los chicos regresarán a las aulas universitarias”.

Carlos Morales
Por supuesto, no vi aquello solo. En los tiempos que corren no es necesario tener a alguien sentado a la vera; Luis Guillermo estaba en sus habitaciones, Rodrigo seguía aquello desde la isla de Chiloé, Diego Armando a mi lado y Fausto del otro lado de la línea telefónica, con todas sus aplicaciones. Manuel Julio me escribía con frecuencia, ratificándome los lazos de amistad desde hace más de 30 años; por supuesto, él era un niño, y Edgar estaba enredado con asuntos de trabajo. Pero hasta un codazo me llevé cuando asomó el cansancio de un largo día.

La final se la llevó Carolina del Norte (en lo adelante North Carolina), 71-65, como ya todos sabemos, en un choque sin mayores emociones e incidencias de esas que se quieren olvidar por pi’ pa’. Quizás había mucho respeto ante la carrera de los rivales: el veterano Roy Williams y el incombustible Mark Few, no dejaron de estudiarse; por supuesto, los asistentes anotaban, miraban, escudriñaban hasta la picadas de ojo, contaban hasta los intangibles, porque en todas partes del mundo los “assistant coach” cumplen una función, no son meros espectadores como sucede en “el bakebol” dominicano.
Roy Williams

Los técnicos no soltaron las riendas a sus dirigidos y eso deslució las acciones. También estuvo la recurrente intervención de los árbitros, se llamaron 44 faltas, un concierto de pitidos, y ese número estuvo a la par de las canastas convertidas (46), además de 52 visitas a la línea de los sustos.

Hay algo que en lo personal me llama mucho la atención: algo tiene Few que tipos como Arvydas Sabonis (mítico jugador lituano), Ken Olynyk (entrenador de baloncesto de la Universidad de Toronto), Darren Daye (ex–jugador de Washington, Chicago y Boston) y Jay Triano (entrenador nacional de Canadá) le han entregado a sus hijos para que continúen su formación académica y como jugadores bajo sus orientaciones. Ojo: a las universidades usted va a estudiar y después a jugar.

Tengo que confesar que también sostuve varias conversaciones para que mis hijos estuvieran por allí, y las entrevistas sobre Rodrigo estuvieron muy avanzadas.

Mark Few
Un partido ríspido que no quería concederle protagonismo a estas estrellas en ciernes. Gonzaga se fue a la pausa larga con una ventaja de apenas 3 enteros (35-32) que todos sabíamos no eran suficientes para contener la enorme tradición de sus rivales, y las ansias después que el título se le hizo esquivo a Williams el año antes. North Carolina no ejecutó en la zona pintada en la primera mitad, donde había alcanzado el 58 por ciento de su ofensiva a lo largo de la campaña. La defensa de ambos combinados se mantenía en buen nivel, sin ser extraordinaria, todos los chicos se mantenían ordenados, catequizados, reglamentados.

North Carolina necesitaba apurar la marcha, la eliminación de hace un año en esta misma instancia, con un lance salvador en el último instante, concedió la ansiada diadema a Villanova University. El objetivo desde aquel asombroso suceso se radicalizaba. Kris Jenkins había soltado un bombazo para que los Wildcats contaran hasta 77 enteros, dejando a sus rivales en sólo 74, sin un soplo de esperanza. Por ese duelo pasaron Meeks, Jackson, Berry II, Hicks, Pinson y Britt.

Berry II
El periodo complementario inició con 8 unidades seguidas para North Carolina, más de 3 minutos donde los Zags no anotaron. Después vino el bache de los Tar Heels y Gonzaga respondió con 6 tantos. Mientras Justin Jackson no lograba conectarse con el aro desde atrás del arco (terminó con 9 intentos, todos errados), pero definió el partido con 1:40 por jugar con una jugada de falta y vale que lo llevó a la línea por un lance más.

Los ganadores no contaron con una buena noche desde cualquier ángulo que se mire: 35.6 por ciento desde el campo, un miserable 14.8 por ciento detrás del arco y 57.7 por ciento desde la línea. Pero lograron 14 intentos más que sus oponentes y conectaron 6 lances de campo más. Tampoco dominaron los rebotes pese a las faltas que les fueron cantadas a los hombres grandes de los Zags (49-46). Eso si, mantuvieron control de la pelota, con apenas 4 perdidas, por 14 de sus rivales.

Joel Berry II con sus 23 enteros mantuvo en juego a los Tar Heels pero a él también se le resistían los encestes de tres enteros (4-de-13), agregó 6 asistencias y 3 rebotes. A fuerza de insistencia le acompañó Jackson con 16 unidades e Isaiah Hicks más regular sumó 13 rayas y 9 rebotes. Meeks no tuvo muchas oportunidades ofensivas (7 puntos, 10 rebotes) y se concentró en su lucha contra el polaco Przemek Karnowski. La banca de Williams apenas respondió con 7 puntos.

Isaiah Hicks 
Quizás algún chusco señale que Few cargará con esa derrota hasta la eternidad; esa será una mochila que pesará pero de seguro continuará trabajando para hilvanar más triunfos y más éxitos al frente del conjunto con sede en Spokane, ciudad de la que muchos escuchamos por primera vez siguiendo la trayectoria de ligas menores de los jugadores dominicanos de béisbol. Hoy la ciudad acoge a la sucursal de los Indios de Cleveland, donde hay tres dominicanos, incluyendo al conocido jardinero Luis Terrero. Por supuesto las ofertas que tiene Few para emigrar a lugares más mediáticos no le han faltado y continuarán llegado.

Del conjunto de Williams no regresan para la estación venidera: Nate Britt (6’01, 175, PG, Ene.13.1994), Kennedy Meeks (6’10, 260, PF, Feb.05.1995), Isaiah Hicks (6’09, 235, PF, Jul.24.1994), el reservista Kanler Coker (6’04, 200, G), el también reservista Stilman White (6’01, 178, PG), por lo que hay material para soñar, independientemente de las adiciones que llegaran. Few perderá los servicios del substituto Rem Bakamus (6’00, 172, PG), el centro polaco Przemek Karnowski (7’01, 300, C, Nov.08.1993), y el tirador Jordan Mathews (6’04, 203, SG, Jun.22.1994).
Przemek Karnowski, en defensa

Volviendo a las palabras del coach Morales, usted quiere conocer la diferencia básica entre lo que vimos por la televisión y lo que nos regala “el bakebol” dominicano, pues es simple: los muchachos se van de rumba después de los partidos, a la discoteca, a la barra a beber licor en buenas cantidades, a encender la hookac, a dormir acompañados en las cabañas con aire acondicionado y “de amanecida”, por supuesto, cero escolaridad. Porque los clubes no tienen dolientes, ni trabajan y mucho menos orientan, y muchos padres nos hacemos de la vista gorda.

Cuando yo estuve en las canchas mis entrenadores fueron Faisal Abel Hasbún, Alejandro Abreu y Félix Aguasanta, después Osiris Duquela trató de convencerme de que jugara en el superior. A todos ellos, sin excepción, tenía que verlos necesariamente como una continuación de mis padres. Había que trabajar y respetar. En mis tiempos en el Eugenio Perdomo, Aguasanta me acercaba a mi casa después de unas interminables practicas, en el camino muchas veces se detenía a comprar “una pequeña”, en un local en la avenida San Martín que aún existe, y nunca, tuvo la osadía de decirme: “tomate un trago”.

Cuando la juvenil logró su medalla plateada en El Salvador, todos esos muchachos, que eran mis compañeros tenían una férrea escolaridad. ¿Dónde están hoy Froilan Tavares Cross, José Amable Frometa Ceara, Leopoldo Ortiz, Rafael Ulises Hall-Cala, Pedro Antonio Hache Polanco, Antonio –Chicho- Sibilio, Héctor Vinicio Muñoz, Ramón –El Mamito- De La Cruz, Sergio –Clemente- Polanco, Julio César –Lulú- Arias e Ismael Cristóbal Tapia Japa?... del grupo Ismael falleció; llevó una vida desordenada, aún siendo uno de los jugadores más capaces del baloncesto dominicano, pero cada año tenía que librar sus materias en el Colegio Dominicano De La Salle. Como nos dijo Teofilo Barreiro, también en otra dimensión, el primer día que se enfrentó a nosotros: “somos amigos pero no enllaves… ustedes trabajen porque yo no regalo calificaciones”.

Faisal Abel Hasbún (centro) y mi hermano Limbano Sánchez
Después conocimos gente como Sergio Abreu, Gustavo Concha Villar, Pedro David –Pututi- Curiel, Leandro De La Cruz, Orlando Feliz, José Oscar Fernández (El Tró), Luis Guerrero, Eurípides Pichardo (en las categorías menores del San Carlos), Julio –Yuyo- Pozo, Humberto Rodríguez Elías, Julio Santos, Fernando Teruel Capri, Antonio –Tony- Tueni, todos seguían la misma línea ética. Eran otros tiempos, dicen los que acomodan las cosas, para mi los muchachos son moldeables, dos más dos continúan siendo cuatro, las vocales son las mismas, todos tenemos 10 dedos en cada mano. Ahora lo que no podemos es entregarle los hijos a un desaprensivo, ni a uno que no se ha cultivado, ni tampoco sabe leer.

Tampoco hay entrenadores que se van donde ciertas figuras llamados “curiosos” a hacerse “despojos”, estoy seguro que ni Williams ni Few pasaron por donde una “bruja” a que les leyera la tasa, ni las cartas, ni se pasaron la noche sentados en el malecón estudiando las emanaciones cósmicas que le podrían causar la menstruación. ¡Si andamos!

Siempre he repetido que hay entrenadores y dueños de clubes, porque estos últimos son instituciones de “búsqueda” para unos cuantos aprovechados, que jamás me sentaría con ellos en una mesa a comer.

Eurípides Pichardo
Leonardo de Jesús Heredia Castillo, también conocido por el mote de Leo Corporán, me dijo una vez: “el entrenador más serio que tiene el Mauricio Báez se llama Ramón –Ogarro- Peguero, es feo, pobre, pero serio; es por el único que meto la mano en el fuego”. Peguero nunca recibió una oportunidad para trascender, pero formó a todos esos muchachos, dentro del baloncesto, que usted ve brillando en “la pelotita” del Distrito Nacional. Por sus manos pasaron mis hijos, y por él yo también meto las manos en la candela. Los Melvyn Miedlop López Guillen, Julio César Javier, también conocido por el mote de Ayata, Ruddy- Chaguito- Martínez y cualquiera por esos predios, sólo se han lucrado del trabajo de Ogarro y de Aldo Alfonseca. Extensivo el comentario al otro entrenador nacional, José Mercedes Del Rosario, también conocido por el mote de Maita, otro que no forma, que no trabaja con la base, pero que tampoco tiene visión.

José Oscar Fernández
Aunque no se quiera aceptar el baloncesto dominicana está lleno de “gente bruta” como decía Máximo Beras Goico. El baloncesto de factura local está lleno de analfabetos y gente sin ningún tipo de preparación, ni escrúpulos. Si usted no tiene discernimiento terminará haciendo lo mismo: correr detrás de un balón y un periodista, igualmente sin ninguna disposición, celebrará que usted haya marcado dos puntos. ¡Los del periódico!

Pero el analfabetismo no está sólo en los muchachos. ¿Y los entrenadores?

¡Lo que pasa es que éste es un país de gente bruta!

Mientras transcurría de duelo North Carolina y Gonzaga me pregunta un amigo: ¿hacia donde va el baloncesto dominicano?... le respondí: ¡la tierra rueda… gira… gira… y nosotros vamos a la nada!

Terminó con un sonoro: “uffffff”.







1 comentario:

  1. Sin desperdicios. Uo abrevé de las enseñanzas de Sergio Abreu, Eurípides Pichardo, Luis Guerrero en las categorías formativas del San Carlos. Y todos para mi fueron continuidad paterna y referentes eticos

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