miércoles, 4 de julio de 2018


No sólo nuestro LeBron transmutó en El Taira

Julio 04 del 2018

                                                
Hay un intangible llamado dignidad que parece evaporarse entre algunos personeros de la vida dominicana. La selección absoluta de República Dominicana celebró un partido ante un combinado de jugadores de la Liga Nacional de Baloncesto (LNB), Jul.03.2018, perdió y si algo quedaba de entereza en ese grupo reventó dentro del Palacio de los Deportes. Aquello terminó como la fiesta de los monos. ¿No fue suficiente el revés del combinado frente a su similar de Bahamas un día antes?

¿Por qué Rafelin, Najri y Melvyn lanzan tantos cócteles molotov frente a lo que deberían cuidar, hacer germinar y desarrollar?... estos creen cabalgar en una tromba que les brinda la Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL), para hacer con la disciplina lo que les viene en ganas y pretender que sus perversidades no tendrán consecuencias. Este trio ha colocado demasiadas cortapisas frente a lo que debería ser el buen fluir de la actividad en el territorio nacional.

Prima lo mercurial ante lo formativo, con amplios beneficios para los dos primeros y el último recoge algunas migajas y más algunos paseos a destinos exóticos, limitan el porvenir como si todo fuera un feudo que compraron después de leerlo en las páginas de clasificados. Exigen lealtades desbordadas, llegando a lo bizarro, prometen ilusiones a los fanáticos pero las mismas son de escaso recorrido y esta relación no tiene la entereza de revisarse.

Las cosas buenas no se construyen en un día, pero el trio de Rafelin, Najri y Melvyn venden cotidianamente que el baloncesto dominicano nació con ellos, estaa en su mejor momento, refuerzan trincheras con asombrosa rapidez, les colocan parlantes más grandes a sus bocinas, pero sin empatías ni inteligencia. Así se están cosechando los frutos… demoledores.

Viernes (Jun.29.2018) una derrota avasallante en Toronto frente a Canadá; sábado (Jun.30.2018) un revés en el Mundial sub-17 que se juega en Argentina frente a la escuadra sub-16 que presentó Australia; sábado (Jun.30.2018) el dirigente dominicano para el Mundial sub-17 es impedido de entrar a la cancha parta conducir su tropa y FEDOMBAL hace mutis frente a las preguntas; domingo (Jul.01.2018) nueva caída del conjunto dominicano en el Mundial sub-17 frente a su par de Puerto Rico.

lunes (Jul.02.2018) bofetón dominicano a domicilio frente a una descartada selección de Bahamas en el clasificatorio para el Mundial de China en el 2019; martes (Jul.03.2018) el colectivo dominicano perdió el rumbo en el Mundial sub-17 cuando enfrentó a su similar de Turquía; martes (Jul.03.2018) la selección absoluta participa en un “Juego de Estrellas” en el Palacio de los Deportes y se desbanca frente a un recogido de la Liga Nacional de Baloncesto); miércoles (Jul.04.2018) República Dominicana saltará a la cancha en el Mundial sub-17 frente a la representación de Estados Unidos… no voy a hacer vaticinios, todos imaginamos lo que pasará a menos que las aguas del Paraná se abran como le pasó a Moisés en su salida de Egipto, el subdesarrollo contra la pérfida hija de Albión, y Alex Arias aún en el dique seco.

Mientras en equipo nacional se ahoga en el Mundial sub-17 el responsable de las categorías menores de la FEDOMBAL, José Mercedes Del Rosario, el mismo del mote añingotado, Maita, en lugar de manifestarse o correr en auxilio de sus dirigidos hace aguas y acepta un contrato para el 2019 con el Club del Barrio Mejoramiento Social (BAMESO). De igual forma el “gerente general” de las categorías formativas de FEDOMBAL, Mario Guerrero Heredia no ha dicho ni esta boca es mía… ¿responsable y gerente sólo para los viajes que arma Rafelin?

Cuando “la nueva era”, ese pseudo-movimiento que ha querido comprar a base de efectivo buena parte de la pirámide deportiva del país, con tufillo a tiempos pretéritos, muy duros para la mayoría de los dominicanos, tiznados de mucha sangre, quiso sorprendernos a todos hubo algunos logros que permitieron augurar un futuro mejor, pero el desconocimiento cobró lo suyo, y las deficientes asesorías pasaron factura. Uribe Vásquez no sembró a tiempo, inflado por esos pequeños aciertos apoyados en el dinero del pueblo dominicano que empezó a administrar Najri, pero nada más. Ellos mismos cambiaron las reglas del juego y la partición económica.

En la actualidad hay batallas en todos los frentes del deporte dominicano y lo de repensar estrategias es un absurdo. Las tarifas de Rafelin a eventos y asociaciones provinciales son usureras, la repartición que hace Najri con Rafelin es tan obtusa que jamás ha revelado en que se gasta el mínimo centavo. Conviene pensar que estamos frente a la crisis de confianza más extendida que la que enfrenta el deporte nacional. Hay contradicciones que ayudan a esa percepción; hoy no puede exhibir un respaldo unánime a su gestión. Hay incógnitas en exceso que están presentes en la gente.

Para Rafelin, Najri y Melvyn todo pasa por un simple entretenimiento. Han lanzado por el despeñadero todas las oportunidades que se les presentaron para plantear una coincidencia más común a los seguidores y a la propia disciplina.

Hay voces que reclaman sobre bases sólidas que hay que buscarle otro rumbo al baloncesto dominicano.

Hemos terminados convertidos en el país donde el mayor delito es cargar con unos sacos de ajo, podemos trasegar arroz, armas de fuego, cigarrillos, licores, influencias, obras de Odebrecht, pero no con unas libras de liliáceas, aunque algunos lo ubiquen entre las amarilidáceas. Funcionarios, senadores y diputados con sueldos jugosos, magistrados que no imparten justicia, todos blindados y pidiendo infinitas protecciones y concesiones. Deportivamente colocar esos pretendidos señorones en boca de terceros es una transgresión de proporciones mayúsculas.

La vanidad y rapacidad de nuestros enquistados personajes es un pesado fardo que sólo sirve para ahuyentar a fanáticos y estancar el desarrollo. Desataron desde siempre una guerra fría llena de silencios, se han acostumbrado a no responder, del capitulo final aun no sabemos, pero como decía el desaparecido Max Álvarez: “a ese trío hay que ponerles un cohete, entre los fondillos agrego yo, y fuiiiiiiiiin, ¡a la luna!”.

Venimos tocando fondo desde hace tiempo, se ignora la realidad que hace daño a todos y todos han querido tapar el sol con la maledicencia.



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