Ramfis o la insustancial
bola de humo neo-trujillista no exenta de triquiñuelas
Octubre 11 del 2018
Los
recuerdos que tengo de la época que alguien definió como “la era que era era” son escasos, al momento del tiranicidio tenía
apenas tres años de cumplidos, lo demás lo he leído o escuchado, pero todos
deberíamos tener clarísimo que la sociedad dominicana jamás se ha desprendido
del trujillísmo; las acciones de
todos sus hombres públicos son replicas fieles de la caladura de Rafael Leónidas
Trujillo Molina (Oct.24.1891 en San Cristóbal; May.30.1961 en Santo Domingo), corrosivamente
el culto a la personalidad del gobernante de turno y el acatamiento de todas
sus satrapías; muchas de nuestras respuestas subjetivas son herencia de Chapita, y hasta yo, cuando llegué a la
casa donde habito encontré una placa donde se lee: “en esta casa Trujillo es el jefe”, la conservo como hueso santo.
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Luis José Ramfis Domínguez Trujillo |
Cuando
en Santiago se conoció la muerte de El
Generalísimo llovía a cántaros, era ya 31 de mayo después del mediodía y un
palomar que había en el patio de mi casa se desplomó. También desde la galería
de nuestro hábitat en la General Cabrera observaba a los presos en el Parque
Colón, donde eran llevados a caminar eternamente no importaba si hacía agua o
sol, engrillados. Las visitas al Estadio Cibao donde mi viejo era recibido, no
se porque, como toda una personalidad, y los eternos paseos en coche con Yoryi
Morel.
Meses
después del ajusticiamiento de El Padre
de la Patria Nueva, paré con mis huesos en Santo Domingo; la Sterling &
Winthrop había trasladado a mi viejo a su sede ejecutiva. Los repasos
santiaguenses se disipan en los confines de la memoria. Mi mamá siempre
repitió: “yo con 14 años repartía
volantes de la Juventud Democrática, donde los hombres no se atrevían a llegar;
nadie me señaló, nunca le pasé factura al pueblo dominicano, pero cuando llegó
el momento de irme a estudiar fuera, se me otorgó el pasaporte con un sello donde
se leía: comunista”.
Un
compañero de estudios en el Colegio De La Salle tiene la firme teoría de que: “después de ese error inmenso que cometieron
los dominicanos al asesinar cobardemente a Trujillo, en el país sólo han
existido dos clases de personas: los lambones y los comemierda”.
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Rafael Leónidas Trujillo Molina |
En
el reino de las impunidades, de la corrupción instalada y ejercida, la negación
de la legitimidad; donde no ha existido jamás un régimen de consecuencias,
excepto la desafección al régimen de turno, máculas que no se han querido
borrar de nuestro acerbo político. Se juega en exceso con las máscaras, cada quien
se levanta a revisar las caretas que usará, el arsenal hipócrita del que
dispondrá para alcanzar sus fines y la banderillas para clavar a las espaldas
de los competidores. Los enmascarados viven perennemente de las engañifas.
Como
el sistema pluvial de nuestras ciudades sirve para poco, hemos asumido que las
letrinas se desbordan con inusitada frecuencia; nos acostumbraron al hedor
constante y residual de un trujillísmo
que cambió a balaguerísmo, que se
incrustó en el perredeísmo y alcanza
cotas notables en la mutación del peledeísmo.
Semanas atrás Diario Libre
(Ago.15.2018) reseñó: “la economía dominicana crece pero hay mucha
gente que todavía defeca en letrinas”. Inmediatamente encontramos: “un levantamiento desarrollado
por el Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillados (INAPA) encontró
que todavía hay habitantes que practican el fecalismo”.
La crónica de Mariela Mejía indicaba: “en
una época en la que se habla de colonizar Marte y de construir carros
voladores, el 7.93 por ciento (aproximadamente 4.1 millones de personas) en
Centroamérica y República Dominicana carecen de un sistema básico de
saneamiento”.
Ese
abandono al que es sometido todos los días el país por las responsabilidades no
ejecutadas desde el Palacio Nacional, convertidas en perpetua deuda social, ha
supuesto la desintegración de lo que pretendíamos convertir en nación. Nuestros
gobernantes han estado más preocupados por hacer sus patrimonios, crear
fortunas personales que por el retroceso económico, educativo y moral de la
colectividad. Actividades siempre clandestinas que se han instalado gracias a
un conjunto de practicas que atentan constantemente contra un porvenir más halagüeño;
fenómeno de profundas raíces históricas.
La arbitrariedad, el despotismo, el libertinaje, los excesos,
la inseguridad son las peores grietas de un sistema democrático, todos los días
se disparan las alarmas porque vivimos sobre la más débil de las cuerdas, con
una espada de Damocles acompañándonos a cada instante. Pese a las enormes
muestras de civismo y tolerancia de la población dominicana, escasamente
ilustrada, maleable, sus políticos parecen estar interesados en otros afanes.
La irresponsabilidad de la clase política, más astuta que pensante, ha
mantenido a flote a ese interminable trujillismo:
treinta y un años donde nadie pagó por sus actos, sus más connotados esbirros
murieron en sus propios lechos y siempre desde el Palacio Nacional, todo el que
llegó después miró hacia otros horizontes.
Han pasado 57 años del ajusticiamiento de El Perínclito de San Cristóbal sólo para
conocer en cada despertar que sus acólitos han sido los ganadores en ese lapso
tan amplio de tiempo. El propio Ministerio de Educación cubrió un manto
misterioso todo lo que versaba sobre la Era
de Trujillo, no se trató nunca el tema en las escuelas y colegios del país:
la historia reciente de República Dominicana jamás ha existido.
Trujillo
Molina sentó las bases para que las fuerzas militares tuvieran un protagonismo nunca
ostensible, a la que de ningún modo se le señalan responsabilidades en nuestras
permanentes crisis, pretendiendo erigirse en perennes “reservas morales del pueblo dominicano”, cada vez más los estamentos
militares están más politizados hasta los tuétanos.
Desde
aquel golpe de efecto que trataron de dar en
May.09.1975 Ramón Emilio Jiménez Reyes (secretario de las Fuerzas Armadas),
Enrique Pérez y Pérez (jefe de Estado Mayor del Ejército Nacional), Salvador
Augusto Lluberes Montás (jefe de Estado Mayor de la Fuerza Aérea Dominicana
Ejército Nacional), y Manuel A. Logroño Contín (jefe de Estado Mayor de la
Marina de Guerra), sacando los pechitos frente a un astuto Joaquín Balaguer
Ricardo, jamás se ha vuelto a incubar un capítulo glorioso que advierta al
Palacio Nacional de los derroteros que toma el país.
Los mandos militares están genuflexos
debajo del brazo autoritario del Presidente de la República, pasó con Balaguer Ricardo,
Silvestre Antonio Guzmán Fernández, José Salvador Omar Jorge Blanco, Leonel Antonio
Fernández Reyna, Rafael Hipólito Mejía Domínguez y pasa con Danilo Medina Sánchez,
aunque para si mismos ellos se consideren más pretorianos que el propio Publio
Cornelio Escipión Emiliano.
La política que todos deberíamos hacer no admite eufemismos,
ironías, ambigüedades, disfraces, dentro de nuestras fronteras se adorna con
caretas, máscaras de camuflaje, camelancias; en otras latitudes donde se
asientan democracias pluralistas lo que importa en realidad son las formas y
maneras del estado, el contenido, el dogma de que la soberanía nacional reside
en el pueblo y que las leyes derivan de la voluntad colectiva expresada
libremente.
Ni siquiera contamos con una agenda nacional con intenciones
transformadoras. Me reí muchísimo cuando Juan Temístocles Montas Domínguez, aún
siendo secretario Técnico de la Presidencia señaló en el 2010: “seremos Chile en el 2030”. Cerca de la
mitad del camino las metas lucen inalcanzables; quizás pueda catalizar ese concepto
de lograr la primera magistratura del Estado Dominicano en el 2020; ya anunció
que se lanzaría por enésima ocasión en pos de la candidatura de su partido.
En medio de todo este berenjenal salió al ruedo Luis José
Ramfis Domínguez Trujillo (May.22.1970 en Nueva York), hijo de Angelita I
(María de los Ángeles del Sagrado Corazón de Jesús Trujillo Martínez,
Jun.10.19939 en Neyilly-sur-Seine, Paris), nieto de El Chivo, quien asegura ser dominicano con todas sus prerrogativas
desde 1975 cuando visitó el país por primera vez. La presencia de los Trujillo,
pese a las prohibiciones que se instauraron, está ampliamente documentada.
Domínguez Trujillo aspira a la Presidencia de la República y señala que no
tiene ningún tipo de limitación constitucional. En el camino
se hizo con la propiedad del Partido Demócrata Institucional (PDI),
una entelequia que fundó Ismael Reyes Cruz en 1986, para estar atada a unos y
otros; ahora Reyes Cruz se proclama como director de campaña de Domínguez
Trujillo.
Rafael Leónidas Trujillo Martínez |
José Luis, de llegar alguna vez, no será diferente a Fernández
Reyna, Medina Sánchez, o Mejía Domínguez (colocados en orden alfabético) para
sólo mencionar a los que nos han gobernado en algún momento del siglo XXI.
Estoy convencido de que es un ignorante supino de la realidad vernácula, un
títere que está haciendo campaña con fines comerciales inconfesables, no tanto
para hacerse con la Presidencia de la República, un depredador más, que aún no
ha dado una exhibición de testosterona exacerbada al estilo de El Sátrapa. Su único aval es ese
apellido que aún pesa, intenta pisar y que sólo pasará si lo desterramos colectivamente.
Este Ramfis, lleva el apodo de su tío Rafael Leónidas
Trujillo Martínez (Jun.05.1929; Dic.28.1969 en Madrid), hermano mayor de su
mamá, a los 5 años de edad fue nombrado coronel de la Fuerza Aérea Dominicana,
con disfrute de salario y privilegios correspondientes al cargo, ascendido a general de brigada
cuatro años después; reconocido por
Trujillo Molina aún casado con Bienvenida Ricardo Martínez, y cuya paternidad se le atribuye a Rafael Dominici, de nacionalidad cubana,
anterior esposo de María de los Ángeles Martínez Alba, La Españolita, y
quien posteriormente desapareció en circunstancias misteriosas. Trujillo Molina
y Martínez Alba se casaron en 1935. Enviado a cursar estudios en la Escuela de
Estado Mayor del Ejército de los Estados Unidos en Fort Leavenworth,
estado de Kansas, del que terminó expulsado, lo mismo que su hermano menor, Leónidas Radhamés (Dic.01.1942 en Santo Domingo; Ago.14.1994 presumiblemente en
Cali, Colombia). Si bien es cierto que Ramfis II no tiene culpa de las
atrocidades cometidas por el Trujillo más conocido, también es indiscutible que
ha disfrutado de la herencia que este dejó, esquilmada a todos los dominicanos.
El economista Alejandro Fernández develó los negocios de Domínguez
Trujillo con Leonardo Matos Berrido, en la época que este último era director
del Banco Nacional de Fomento a la Vivienda y la Producción (BNV), donde se mencionó al Banco de Australia (Commonwealth Bank of Australia ); también pasó por
las manos de Joaquín Leónidas de Jesús Gerónimo
Berroa (PLD) y Federico Augusto Antún Batlle (PRSC) que básicamente emitieron deuda, colocando recursos en valores financieros gubernamentales, en lugar de destinarlos a
préstamos para los sectores productivos; mala calidad de la cartera de
créditos, escenario de transacciones jamás imaginadas.
Para el año 2005 Domínguez Trujillo representaba una compañía de nombre WODA International; se recurrió a un aval del Banco de Reservas por 5
millones de dólares americanos a favor de WODA que procedió a ejecutarlo a su
propio favor. Posteriormente el Reservas procedió a cobrarse mordiendo un
depósito del BNV. ¡Mi país!
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Reyes Cruz y Domínguez Trujillo |
Tampoco recogerá a los perdidos en los afanes globalizadores, no
castigará a ninguno de los corruptos y seguiremos siendo un país sin
consecuencias, con el grueso de su población en la ignorancia, empobrecida, sin
formación minima en cualquier ámbito. Parecería que los dominicanos estamos
destinados a ser permanentemente hijos de dioses de baja estofa.
Quizás este recauchado Ramfis no sepa que nadie
gana unas elecciones sin cautivar el favor de todos los estamentos sociales; aún
no lo he visto codeándose con los más carenciados. Ese obscurantismo dentro del
cual vivimos atrapados, la diaria barbarie del desconocimiento, la nulidad del
escalamiento social, lleva a volcar preferencias por un machito que se espera resulte como el abuelo, un macho alfa en
mayúsculas.
Los
gobiernos que no responden a las expresiones políticas que urgen los pueblos se
convierten dictaduras disfrazadas, no importa todo el barniz democrático con
que se les adorne. La alta exposición mediática en los medios de comunicación masiva
de corífeos, clarividentes, oportunistas, bocinas y providenciales figuras al
servicio de los grandes intereses anti-populares y anti-nacionales muestran sólo
el engaño al que se somete a los hombres y mujeres de a pie; estos desmitifican
sus falacias llevadas como verdades absolutas. Interferir con los reflejos y
movimientos fisiológicos, para
llamarlos de alguna manera, de las sociedades en es una forma modernista de mano
dura.
El mundo conoció las presidencias que asumieron los más machos entre los
forzudos casi galácticos, haciéndonos pensar que son virtuosos sin
contemplaciones y que ese derroche hormonal les servirá para hacerse eternos en
la posición, gracias a un teatro electoral en el que aseguran no tener rival.
Este mismo año Abdulfatah Said Husein Jalil al
Sisi (Nov.19.1954 en El Cairo), reelegido en Egipto para un segundo mandato con el 97.08
por ciento de los votos, resultado que no sorprendió a nadie: su único rival
era también su aliado; golpista, ha cerrado periódicos, expulsado a periodistas
internacionales, perseguido opositores, un violadores constante de los derechos
humanos.
Rodrigo
Duterte y Roa (Mar.28.1945 en Maasin,
Leyte),
presidente de Filipinas, otro miembro del clan de “machos alfa” en ejercicio, fue calificado por la CIA como “una amenaza para la democracia filipina”.
Duterte y Roa fue edil de Davao, en
la isla de Mindanao, allí promovió la creación de escuadrones de la muerte. En
plena campaña presidencial aseguró: “cuando
sea presidente daré órdenes a la Policía y al Ejército de buscar a esa gente,
drogadictos y delincuentes y matarlos a todos, olvídense de las leyes de
derechos humanos, voy a descuartizar criminales delante de ustedes si así lo
desean”. Vladimir Vladímirovich Putin (Oct.07.1952 en
San Petersburgo) lleva 18 años al frente del Kremlin, ha dicho en varias
entrevistas que “la democracia según los
modelos vigentes en los países más civilizados es débil, manipulable y propensa
a innumerables trampas”. Añadiremos también al turco Recep
Tayyip Erdoğan (Feb.26.1954 en
Estambul) y al líder chino Xi Jinping
(Jun.15.1953 en Beijing).
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Erdoğan |
Nadie está convencido realmente de que en el horizonte político
dominicano haya buenos candidatos, aptos para cambiar el rumbo que llevamos, lo
que si sabemos es que desde la misma fundación de la república nuestros gobernantes han acabado con el país, nadie se escapa al rotulo de deshonesto, no importa
que perfumado lo haya recogido la historia. Nos hace falta mucha honestidad; más
temprano que tarde todos muestran las fauces.
En el año 2014, Liselotte Marte de Barrios, a
la sazón presidente de la Cámara de Cuentas de República Dominicana, señaló: “con lo que se lleva la corrupción se podrían
construir dos República Dominicana”. A mi entender una persona en extremo
conservadora, no evadió la responsabilidad de mostrarnos el grado de putrefacción
existente y se quejó de las sistemáticas irregularidades y depredaciones al
patrimonio público, recogido en buena medida en las auditorías que esa
institución lleva a cabo y a las que nadie se ha interesado tocar dentro del
sistema judicial.
Los niveles de podredumbre de una sociedad son directamente
proporcionales a la dependencia de los burócratas con poder ejecutivo, en todos
los espacios. Desde siempre en República Dominicana el funcionariato está en manos de de las decisiones y frivolidades que
se toman desde el Palacio Nacional, se obedece a pies juntillas. Pasa lo mismo
en el sistema legislativo y en el Poder Judicial, todos dependientes de la
cabeza de turno.
En
innegable que los países donde los
funcionarios públicos son elegidos por méritos personales y académicos se obtienen
mejores desempeños que en aquellos donde los mismos se deben a conexiones
políticas, a lazos comunicantes a nexos conjugados. Los primeros resultan
gobiernos de alta calidad, se actúa con imparcialidad, se incurre en menos
prácticas descompuestas y se usan los recursos públicos disponibles de manera
eficaz.
Cuando la actividad política y los
funcionarios están entremezclados la carrera y desempeño de los segundos
depende de las decisiones de los primeros, sus actitudes populistas, el
clientelismo, tornando las administraciones en ineficaces, inoperantes,
infructíferos, e incompetentes. La prerrogativa de la política sobre la
administración y los funcionarios tiene derivaciones calamitosas; por ello
resulta fundamental prestar atención tanto a la naturaleza de las instituciones
burocráticas como a la naturaleza de las instituciones políticas.
Desde siempre en República
Dominicana los funcionarios no puedan ascender si no es agradando a los
superiores, sirviéndoles a sus traviesos despropósitos, a los fantásticos desaguisados,
los desatinos delirantes y los devaneos interminables con aprehensiones
conquistadoras sobre el erario público.
Domínguez Trujillo proclamó en Nueva York que él es
“el aspecto positivo del trujillismo”.
Ese semblante inequívoco,
histórico, categórico, provechoso, hay que buscarlo con una lámpara más potente
que la que uso Diógenes en su momento. El trujillismo, todos
sus parias y verdugos salieron por la puerta ancha, ni siquiera tuvieron la vergüenza
de cubrirse el rostro, sin solventar sus actos y mientras nuestros partidos
políticos se esfuerzan por hacerse con las llaves del Palacio Nacional, ya
convertidos en socios comerciales, se lavan las manos.
Las bolas de humo no llegan a ningún lado, todas han sido
absolutamente artificiales, ni siquiera sirvió esa bola de humo carbólica, desarrollada en la arremolinada y espesa niebla de
un Londres victoriano, en medio de un laberinto de pseudo-medicamentos sin
control que ofrecían curas para todo y bajo la amenaza de la gripe
rusa, una terrorífica
enfermedad, convertida en primera
pandemia en ocurrir en un mundo ya altamente conectado: en ese momento, los 19 países europeos
más grandes, incluido Rusia, tenían 202,887 kilómetros de vías férreas y los
viajes transatlánticos en barco tomaban menos de seis días.
La
bola de humo carbólica decía inmunizaba a quien inhalase sus
emanaciones frente a cualquier enfermedad respiratoria infectocontagiosa.
Consistía en una pelota de goma, llena de ácido carbólico pulverizado. Al
apretar la pelota, enviaba un soplo de humo ácido por un tubo insertado en la
nariz. La idea era que la nariz expectorara para expulsar el resfrío.
En El Nombre de la Rosa (Il nome della rosa) Umberto Eco Ene.05.1932 en
Alessandria, Piamonte; Feb.19.2016 en Milán, Lombardía) coloca en boca de uno
de sus personajes: “el
diablo es la arrogancia del espíritu, la fe sin sonrisa, la verdad jamás tocada
por la duda...”.
¿A
quien le sirve realmente este individuo al que hay necesariamente que medirle
los niveles de cortisol?... ¿es un juego de pirotecnia las aspiraciones de
Domínguez Trujillo al servicio de los que pagan y trazan normas infalibles para
no conducirnos a ningún lugar?... ¿presentó hasta la fecha algún programa de políticas públicas
firme, estructurado y viable?
Excelente artículo , Republica Dominicana al desnudo..aquí nos enteramos de la podredumbre que azota a nuestras naciones. Felicitaciones mi querido columnista🙅
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