Antonio Tornal Scheidig
o la pequeña historia de un país que anhela con ser mejor
Octubre 08 del 2018
Muchos
de mis recuerdos infantiles y juveniles pasan por la residencia de la Caonabo
donde vivía el matrimonio de Eduardo Tornal y Eliana Morel, el tío Eduardo y la
tía Eliana. Viendo esa casa con las miradas del presente la podríamos puntear
como un hogar consolidado, elegante sin ningún tipo de excesos; él comerciante
español radicado en Santo Domingo, ella prima y compañera de infancia de mi
mamá, después comadres. Para mi una de los personajes más dulces que jamás he
conocido pero al mismo tiempo más directos; cuando tenía que cantarlas, lo
decía clarísimo siempre con una sonrisa a flor de labios y unos ojos que
destellaban como enormes rubíes; para convencernos por enésima ocasión que estábamos
frente a una luz interior que hipnotizaba a quien la contemplara.
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Antonio Pablo Tornal Scheidig |
Hoy
ninguno está, ella partió primero que él, pero la relación se transmitió desde
siempre. En esa casa de la Coanabo pasé los primeros días de la Guerra de Abril
cuando la zona donde residíamos se convirtió en campo de batalla; me llega a la
memoria también que mi mamá siempre repetía, cuando llegamos de Santiago para
instalarnos en la capital, bajando el último mueble de la mudanza, ahí mismo llegaron
Eliana y Eduardo con una compra para los primeros días. Así ha sido nuestra
relación toda la vida.
En
mi primer día en el Colegio De La Salle, cuando nos dejó el autobús, el papá de
César Augusto Langa Ferreira nos llevó a todos al
colegio, ahí íbamos César y Cuqui (Antonio), Gamal y Eric Michelen Stefan, José
Cocco Gutiérrez y un servidor; era un “cocote
largo” color negro, inolvidable. Pero unos cursos más adelante estaba
Antonio, hijo de Eliana y Eduardo, hermano de Rosa Eliana y Rosa Linda y padre
de Antonio Pablo Tornal Scheidig (Dic.16.2001 en Santo Domingo), quien nos
acaba de reglar la primera medalla en judo bajo la etiqueta de unos Juegos Olímpicos,
para esta ocasión Juegos Olímpicos de la Juventud (Youth Olympic
Games o YOG, en inglés).
Esta
presea se suma a las obtenidas en la Copa Panamericana de Cadetes del 2017 en
Santo Domingo (oro), Copa Panamericana Juvenil del 2017 en Santo Domingo
(bronce), Campeonato Panamericano de Cadetes del 2018 (plata), Copa
Panamericana de Cadetes del 2018 en Santo Domingo (oro), Copa Panamericana
Juvenil del 2018 en Santo Domingo (plata), Copa Panamericana de Cadetes del
2018 en Lima (plata), Copa Panamericana Juvenil del 2018 en Panamá (plata),
Copa Panamericana de Cadetes del 2018 en Lima (oro), y Copa Panamericana
Juvenil del 2018 en Lima (bronce), y Copa Panamericana de Cadetes del 2018 en
Montreal (oro).
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Medallistas en judo, YOG 2018 |
Llegar
a La Salle fue sin pretenderlo un acto de enormes cercanías, estaban mis
vecinos, parte de mi familia, muchos cibaeños aplatanados, y también los amigos
que me han acompañado desde los primeros recuerdos.
Cuando se abrió el año lectivo 1972-73
observamos que nuestro compañero Juan E. Chalas Jiménez (Jul.07.1956 en Santo
Domingo), con apenas 16 años, se ausentó de las aulas: había volado a Munich
para convertirse en el primer dominicano en competir en la modalidad de judo
por República Dominicana (categoría ligera),
disciplina que le robaba sus momentos de ocio y pasiones, junto a Carlos Miguel Socias Rodríguez (categoría mediana; nació
Nov.23.1951).
Le acompañaron también en esa aventura el levantador de pesos
Luis Emilio Berroa Rosario (división de los 82 kilos; nació Oct.03.1946) y en
tiro concurrieron Domingo Lorenzo Conde (nació Sep.14.1928 en Galicia, no se ha
escrito sobre la comunidad exacta donde vio la luz del mundo, en España, se
estableció en el país a partir de 1950; falleció en San Pedro de Macorís
Jun.21.2009. Participó también en los Juegos Olímpicos del 1968, Juegos
Panamericanos de 1975 y 1979 y en los Juegos Deportivos Centroamericanos y del
Caribe de 1978 y 1982, además en un campeonato mundial) y Riad Yunes Nader (Sep.14.1928. Participó también en los
Juegos Olímpicos del 1968). Virgilio Travieso Soto era el jefe de la misión
dominicana.
Juancho perdió
del belga Gustaaf
Lauwereins (Jun.21.1941 en Preston, Inglaterra)
después de 5:23 sobre el tatami. Mi
compañero de aulas resultó el más joven entre 148 concurrentes (16 años y 60 días),
provenientes de 46 nacionalidades distintas; el atleta de más edad en ese
entonces fue el filipino Fernando García con 37 años y 145 días. Hasta la fecha
el participante dominicano más joven en unos Juegos Olímpicos es la nadadora
Dorian McMenemy (Oct.18.1996), quien compitió en Londres en el 2012 con 15
años y 274 días; el de mayor edad ha sido Eduardo José Lorenzo en tiro
(Ago.31.1966), en Río de Janeiro, con 49 años y 342 días.
El judo se mostró exitosamente en los Juegos Olímpicos de 1964 en Tokio, pero no continuó
en el programa olímpico. Para México en 1968 no se contempló su presencia, regresó
en el 1972. En La Salle se instituyó un programa que captó adeptos de
inmediato, entre los pocos que recuerdo estaba también otros compañeros de
aulas, Sully Osvaldo Bonnelly Canaán, desde hace años, icono de la moda en todo
el mundo y Vicente Castro González.
Más
allá del potencial de nuestro primer medallista de judo a nivel mundialista,
que según los entendidos puede continuar progresando hasta limites
insospechados, hay un aspecto que nadie señalará dentro de nuestras fronteras,
algo que todos sabemos pero que todos callan, los réditos del compromiso
familiar, la sólida formación académica, la buena crianza, la búsqueda de
soluciones sostenibles e integrales en el terreno real de competencias.
Mientras
la sociedad se asombra por las conquistas individuales de muchos de nuestros
atletas, los políticos pretenden inmortalizarse obviando las normativas
sociales, las leyes ya existentes y la garantía de los derechos
constitucionales, y los dirigentes de las mayoría de las disciplinas deportivas
convertidos en agresores del erario público, verdaderos monstruos; como lobos
de Caperucita, el Mohán colombiano,
una especie de El Yeti en su versión
latina o el abominable hombre de las
nieves, el Pie Grande norteamericano,
el Yowie en Australia, La Ciguapa en los montes de Constanza y
el Kunk en los Andes, críptidos
interpretados como simios gigantes,, un ser
muy corpulento, cubierto todo de pelo, con larga y abundante cabellera, ojos
brillantes y uñas largas y afiladas, que fuma tabaco, se roba las mujeres que más
le gustan cuando lavan ropas a la orilla de los ríos, se le ve en las montañas,
peñascos, playas de los ríos, rocas, mora en cavernas cercanas a quebradas,
ríos o lagunas; ellos representan
el peligro, el poder, la corrupción y la fuerza, pero nos ayudan a luchar
simbólicamente para afrontar nuestros miedos y nuestras vulnerabilidades,
vencer al enemigo con un castigo ejemplar y regresar a la casa ilesos, desde
esas profundidades oscuras que suelen situarse en la panza de un lobo, en el
vientre de una ballena o en un sótano ensangrentado. En nuestras fronteras, la
historia se ensaña, con una brutalidad literal, convirtiéndonos en victimas.
La criptozoología (del griego κρυπτος cryptos, oculto, ζωος zoos,
animal y λογος logos, estudio; literalmente: el estudio de los animales
ocultos) es una pseudociencia que se ocupa de la búsqueda de animales cuya
existencia no ha sido probada. Los animales de interés criptozoológico son
llamados críptidos, para
los que llevan anotaciones.
Tornal
Scheidig con apenas 17 años nos mostró que hay afrontar las exigencias de la
competición más allá del territorio de la ficción, romper con los esquematismos
de nuestra sociedad y de la propia pirámide olímpica: un monstruo que debería
pudrirse en las cárceles; quizás así todos viviríamos felices para siempre.
Porque esa falta de controles sin interés en retomar los cánones por parte de
esa cúpula que se anquilosó también pasa por las palabras, y ese es el sentido
de las ficciones fundacionales que se pretende todos creamos
Ese
cascarón responsable de los desmanes en las diferentes federaciones, en la que
todos se conocen y conviven agresores y agredidos, incapaz de trazar puentes
para la protección y proyección de nuestros atletas, pero que cubre todas las
lisuras de sus miembros, que no previene nada, o como señaló Rolando Guante en
esta misma fecha (El Nacional, columna Reporte
de las Mayores): “la Federación Dominicana de Golf sólo puede ser
presidida durante cuatro años (un período) y nunca más. Razones sociales
permiten eso. Podrían ser dos períodos o quizás tres, pero nunca como béisbol,
lucha, ecuestre, boxeo, anteriormente, y otras federaciones que tienen
presidentes tan vitalicios como el Gobernador del Banco Central (22 años en la posición y recientemente confirmado por
Danilo Medina Sánchez, Presidente de la República). En el COD (Comité Olímpico Dominicano) hay dirigentes con más de 25 años en el ejecutivo y eso imposibilita el
crecimiento de otros. Imprescindibles, aun sin resultados. ¿Cuál será el
melao?”. Habría que preguntarle a Luis Mejía Oviedo, a quien todos
conocemos como Luisin, actual
presidente del COD, en diferentes funciones desde 1981.
Tozuda
y puntualmente Luisin se ha rodeado de personajes con escasa repercusión,
convertidos en simples aprovechados, figurantes para los comicios de cada
cuatro años en el COD y sellos gomígrafos, sin ni siquiera cambiar de color, quienes
se auto inflingieron una lobotomía para sólo olvidar que deberían tener claras
las conexiones entre la vida personal y las políticas públicas. Hay rituales
que más temprano que tarde tendrán honda repercusión simbólica y terminarán
borrados para siempre.
Lo
imposible es posible, pero demora un poco más, ya lo demostró Tornal Scheidig.
antes también lo hicieron (con medallas o sin ellas) Juana Rosario Arrendel, Milagros
Cabral De La Cruz, Felicia Candelario, Modesto Castillo, el propio
Chalas Jiménez, Yuderqui Maridalia Contreras, Félix Manuel Díaz Guzmán, Divina Estrella, Víctor Estrella Burgos, Yulis Gabriel Mercedes Reyes,
Radhamés Mora, Pedro Julio Nolasco, Juan Núñez
Lima, Juan Carlos Payano Pichardo, Yamilet Peña Abreu, Luisito Pie, Dulce María Piña, Beatriz Pirón, Wanda Rijo Contreras, Félix Sánchez, Marielis Sánchez, Luguelin Miguel Santos Aquino, Gerardo
Suero Correa, Alberto Torres De La Mota, Eleucadia
Vargas Reyes, Annerys Victoria Vargas Valdez,
Ulises Valentín, Porfirio Veras Mercedes, y tantísimos más (los mencionados
colocados por orden alfabético).
Omaira Ramírez Piña |
Aquí, el deporte congrega a mucha
gente llena de miedos infinitos, pseudo-directivos que tratarán siempre de
cercenar a nuevos suffragettes (el término suffragette designaba
a inicios del siglo XX a una mujer que reivindicaba el derecho al voto: me he
permitido usarlo para generalizar). Los que están en sus cómodas butacas
deberían de saber que se hacen esfuerzos por recuperar el control perdido, esta ola es
imparable, porque repetimos: lo imposible es posible, pero demora un
poco más y a esta cúpula inoperante le está llegando su momento en la
guillotina.
El
masoquismo resulta imperativo en gente que se perpetúa en los cargos, para
repetirnos: “si
aprendemos más de las derrotas, ¡para qué queremos ganar!”. Ellos jamás han
aprendido de sus repetidos reveses,
porque la suerte y el caprichoso azar casi no existen. El deporte es un
lenguaje universal, que por sí mismo permite una comunión con otras personas de
inmediato.
Mañana
deberíamos tener otra alegría más en la figura de Omaira Ramírez Piña, hija de
una maestra absoluta que deja su semilla para
quienes tienen alma; una montaña de humanidad. Todos sin distinciones deberíamos
promover que las esperanzas se conviertan
en una realidad espléndida.
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