jueves, 27 de julio de 2017

El bombardeo proselitista de Leito

Resulta descorazonador, deprimente, desconcertante y muy penoso que los hombres públicos dominicanos no tengan un perfil manifiesto a disposición de los que quieren investigar, escribir o disponer de información sobre los mismos. Usted coloca el nombre de cualquiera de los actores de la vida nacional en los exploradores del mundo digital y es como arar en el desierto. Un amigo estuvo averiguando sobre la vida y hechos de ese “ilustrísimo dominicano” llamado Leonardo Matos Berrido, pasado presidente de la Liga Dominicana de Béisbol (LIDOM), y no encontró nada; ni siquiera su fecha y lugar de nacimiento.

Leonardo de Jesús Heredia Castillo
Una vez alguien comentó que José Israel Cuello Hernández, quien fuera un histórico dirigente del Partido Comunista Dominicano (PCD), después comentarista de televisión, y editor de libros escolares, tenía una amplia clasificación de las figuras nacionales, celosamente guardada. Imagino que el Departamento Nacional de Investigaciones (DNI) debe tener lo propio, aunque en tiempos recientes de manera excluyente y con determinados perfiles muy modificados. De manera irrefutable la Embajada de los Estados Unidos de América, así como los centros de información crediticia (recuérdese que estos fueron los que sirvieron de soporte a los sicarios contratados para atentar contra la vida del abogado santiagués Jordi Veras).

Coloqué en Google el nombre de Leonardo de Jesús Heredia Castillo, el mismo a quien todos conocemos por el estólido mote de Leo Corporan, para atinar que lo primero que nos ofrecía era la novedad de que se había hecho desvelizar un busto en su honor en la Escuela Mauricio Báez, en la inauguración de la Feria Literaria del Liceo Club Mauricio Báez en abril del 2016; semblanza incluida y leída por María Estela García. Hablar de asuntos literarios con Heredia Castillo es como pedirle a un pollino de mi campo que gane el Derby de Kentucky. Para sorpresa, entre los primeros 10 resultados aparece en un par de agriodelimon donde me cuentan que le fascina leerme. Por lo menos confirmé mis teorías de que es un adulto mayor, ya muy pasado meridiano (Nov.06.1946 en San Cristóbal).

¡Jesusantisimoooo!

Trabajo de Benjamín García
Le confesó a El Caribe (Dic.24.2015), un día en que pocos dominicanos nos detenemos a leer la prensa, como tratando de pasar desapercibido: “fui miembro del 14 de Junio por varios años, después fui miembro de la Línea Roja, después de eso, no he tenido participación partidaria. Luego, me metí a persona democrática, tengo 37 años en el periódico El Nacional y desde el año 82 (1982), hasta la fecha soy el editor deportivo de El Nacional”.

Despacito, como la canción de moda, esa Línea Roja del 14 de Junio, cuyos objetivos nunca fueron cumplidos, de orientación maoísta, fue una escuela para muchos jóvenes de esos entonces, donde además del aspecto doctrinario se formaban en valores, inculcaban la solidaridad, la vida sin excesos, la responsabilidad frente a los compromisos, la tendencia que busca impedir que la lucha revolucionaria se atrofiara; aspectos que no son comunión de este Heredia Castillo. Muchos de ellos terminaron asesinados durante los fatídicos 12 años de Balaguer.

¿Participación partidaria?... ¿participación partidaria?... ¡ohhhh!... verbigracia Leonel Antonio Fernández Reyna. ¡Nada más que decir!... ¿37 años en El Nacional?... ¿y su etapa en el Listín Diario con Félix Acosta Núñez la olvidó?... ¿desde el 1982 como editor deportivo?... nunca he tenido dudas de que en esa empresa los puestos son eternos. De ahí salieron Mario Álvarez Dugan y Radhamés Gómez Pepín con los pies para adelante. Quizás en este aspecto no todo sea su culpa, también hay una enorme responsabilidad del propietario de esos medios. Para más decir, en la sección de deportes de El Nacional hay “periodistas” con 10 años en ejercicio a quienes aún Leito no ha incluido en nomina… ¿eternos practicantes?... ¿pagar o payolear?... ¡la respuesta en el próximo capitulo, por esta misma estación, en este mismo canal!

Persona democrática”, aquí si hay tela por donde cortar. ¿Se ha detenido usted a observar las elecciones en el Club Deportivo y Cultural Mauricio Báez?... la masa social de esa entidad es inexistente, ahí concurren a los llamados para cada ocasión por invitación expresa de “El Marchante”, como también se hace llamar. ¿Y la directiva de la Fundación Mauricio Báez?... ¿se ha conocido algún llamado a su directiva por la prensa, como disponen las leyes de República Dominicana para este tipo de institución es?...
Trabajo de Sarah Vaccariello

¿Qué diferencia puede haber entre este Leo Corporan y el transportista Blas Peralta?... los dos con trabajos en orfebrería para inmortalizarse en sus feudos. ¿Maniobran de la misma manera?... ¿aprendieron los mismos métodos en una escuela parecida?... Peralta acaba de ser sentenciado a 30 años de prisión por la muerte de Mateo Aquino Febrillet, pasado rector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

Voy más lejos, a pesar de ser un nido de “revolucionarios”, a mi nadie me sacará de la cabeza que ahí hubo mucha gente que sirvió de correo entre el “balaguerismo”, “la banda colorá” y los movimientos populares de entonces. En uno de mis próximos viajes al exterior me detendré en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, pues esa documentación ya está desclasificada.

Las tragedias de la sociedad dominicana no sólo provienen de la inseguridad ciudadana, de la constipada deuda social, de los ajustes de cuentas por narcotráfico, de los crímenes de estado, del descaro de nuestros políticos y autoridades en cometer infracciones en todos los ángulos, de una justicia que no se aplica para la mayoría de los habitantes, y que además de estar convertida en un mercado persa, tiene corrido el lienzo que cubre sus ojos, de las perversidades de unos tantos, de las escasas exigencias del sistema educativo, también de lo que nos ofrecen los medios de comunicación.

La desventura de Villa Juana se magnifica a cada paso de este Leo Corporan, perpetuado en su reinado entre las calle Mauricio Báez, Francisco Villaespesa, Vigil Díaz y Osvaldo García De La Concha, lo demás es inexistente, ahogándose en las precariedades, en el trafico y consumo de estupefacientes, en la desesperanza, en el alcohol ligero y muchas veces adulterado, en las más abyectas necesidades, en la inexistente higiene en calles y callejones.

Es absurdo y ridículo el grado de negligencia e irresponsabilidad con que algunos llevan la vida, al igual que la aceptación social que tiene el citado despropósito: todo el mundo ve normal la mezcla un inexistente populismo y un grado de misericordia que no es tal.

Ningún encuestador notó el desparpajo comicial alrededor de la entidad de Villa Juana, nadie intentó medir el amperímetro popular que se tornó indiferencia absoluta una y otra vez. Quizás sea cierto que aquello es irrelevante en comparación con las grandes masas populares, pero los bombardeos incesantes de Heredia Castillo han tenido consecuencias, y aunque en esa cuadra se sienta como el sátrapa de Rafael L. Trujillo, hay más de uno que le tiene el ojo puesto.


Mientras calienta motores, en la senectud, sin pretender abandonar con donaire tiempos de mejor suerte, pero no menor execración, se involucró en la Asociación de Baloncesto del Distrito Nacional (ABADINA), otra institución sin registro, sin matricula, sin repertorio, donde nada parece tener una explicación cierta. Pospuesto el llamado del Jul.22.2017, cambian candidatos, y se desatan los sinapismos entre Heredia Castillo, refugiado en sus oficinas, de la avenida San Martín al Mauricio Báez, y de allí nuevamente, la ronda interminable, y Rafael Fernando Uribe Vásquez, presidente de la Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL), de cuyo mote hoy no quiero recordarme.

Por lo menos a dos terceras partes de los dirigentes de los clubes capitalinos se les pretende atar las manos desde una y otra trinchera, mientras se muestran aún ajenos a la votación y a las decisiones, pero hasta ahora no han dado una señal ejemplarizante de que están en la disposición de romper esos vínculos tenebrosos.

La coreografía política para alguien que me confesó: “soy el periodista más influyente del país y el más pegado, más que César Medina, más que Álvaro Arvelo y más que todos juntos”, se deslizó desdibujada importando más su propia visibilidad que la de los propios candidatos. ¿Será también el más hábil payolero?... porque todos sabemos el origen de la fortuna de Medina Abreu, asquerosamente exhibida en nuestras calles y locales “naif”, y de las posiciones rastreras en que ha caído Arvelo Guerrero.

El problema no es que sea Juan José Heredia Castillo (su hermano), Fernando Teruel Capri (su ex–empleado y ahora instalado a la diestra de Uribe Vásquez) o Terrero Alcántara (ficha de Rafelin), todos  se acercan sin dudas a la más tradicional de las hormas. Demasiado en la búsqueda de continuar trazando pautas.

Hace años que el baloncesto dominicano y muy especialmente el de Santo Domingo abdicó de la épica, las glorias propias y se dejó arrastrar por la ideología sin principios siempre pregonada. Se arrastran demasiados años de ejercicio prepotente de poder y políticas erradas. Al deporte nacional le convendría enormemente que figuras como Leito, Rafelin, Luisin, El Collin, José Luis Ramírez, Francisco Camacho, Ramón Alexis García, Junior Antonio Arias Noboa, Nelly Manuel Doñé, Héctor –Tito- Pereyra, entre tantos más, dieran un paso al costado. Ninguno tiene fórmulas para mejorar la situación de sus disciplinas. Las que poseen son harto conocidas e incidieron sobre este difícil presente.


Todos se han corrido del medio de la escena. También abandonaron los sermones. Ninguno es capaz de soportar a un periodista con una sola pregunta que rompa sus esquemas. Fuera de aquellas prudencias olímpicas lo único que sobresale son las extravagancias  con el dinero que les asigna el Gobierno Dominicano vía el Ministerio de Deportes. El deporte dominicano fue hundido entre tantas complicidades.

Volviendo a la ABADINA… ¿cuáles son los programas de trabajo propuestos por Juan José Heredia Castillo, el simpático Corporancito, Fernando Teruel Capri o Andrés Terrero Alcántara?... de este último imagino que pretende tirarse sus plumitas más arriba de donde corresponde. Desopilante.

Leito con la finalidad de mantenerse trazando pautas y buscando negocios llama a muchos, hasta altas horas de la noche. “o me sigues, sin preguntar mucho o garrote, garrote, garrote; este mensaje es tu voto, más un par de pesitos que te pueda conseguir para los torneos de tu club”. “Vivo con miedo a no poder desarrollar los eventos para la juventud de mi barriada”, me indicó un dirigente de un humilde sector capitalino que fue victima de una llamada telefónica. “Son capaces de cortarme el agua y la luz”, apuntó.

La realidad no concede espacio para el despilfarro de nuestros dirigentes. La comodidad que han encontrado ha producido contagios. Con esos personajes, pánfilos hasta en los tuétanos, será imposible avanzar. Sus imágenes trasuntan optimismo pre-fabricado pero jamás el jolgorio con la consecución de resultados. La haraganería, la pereza, la desidia, la vagancia, la bohemia, el  embotamiento, les dobló el poco poder de convocatoria que tenían.

Los directivos de los clubes, que también se hacen eternos, han permitido que pasiones ajenas gobiernen lo que deberían ser sus razones. Ninguno convendría en sentirse orgulloso de esta enorme y manifiesta incapacidad. Dedicarse a impedir que tus propios compañeros de luchas cumplan sus metas, no es el trabajo más inspirador.

Nunca Heredia Castillo se ha lanzado en pos de una posición donde haya que pasar el cedazo de un sufragio, pero tampoco asume posiciones determinantes. A menos que sea para impedir los objetivos de otros, incluyendo de amigos y relacionados. No ha corrido jamás en la ABADINA, pero se considera con derechos para manejarla, tampoco para ninguna otra entidad deportiva; en el Mauricio Báez está colocando a los hijos, como herencia particular; Fernández Reyna le solicitó en tres ocasiones que fuera secretario de Deportes y Recreación y cada vez se negó; y mientras fue miembro del Consejo Nacional de Drogas (CND), en tiempo de Marino Vinicio Castillo Rodríguez, a quien todos conocemos por el zarandeado mote de Vincho, jamás firmó un acta o una disposición de esa institución: “para no quemarse con la gente de los barrios”.

Todo un arsenal de motivos que impidieron un gesto de pundonor. Su presencia ya no galvaniza a nadie, sólo trata de barrer en las luchas intestinas y los intereses grupales pero su canto no llama al consenso, a la capacidad política de hacer el juego limpio.

El baloncesto de la capital dominicana no está logrando nada con las mismas figuras de siempre, porque se insiste en querer ganar “a puros cojones”, sin buscar la ayuda del que está al otro lado, en la acera del frente.

Las palabras de este Leonardo de Jesús Heredia Castillo, o si usted prefiera: Leo Corporan, dejaron de reverberar en la audiencia, ya no repercute en los diálogos, tratará de dar los últimos coletazos, pero Satanás lo cargará hasta las mismas puertas del infierno.


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