Agrios edulcorados…
Caso 183: Psicoterapia relacional
Abr.22.2016
Lo leo y no lo creo. La Liga Nacional de Baloncesto
Femenino recibirá el nombre de Fernando Teruel (Fernando Arturo Teruel Capri,
La Vega, 1952).
Si usted me señalara a Máximo Bernard Vásquez,
Mayobanex Mueses, Bienvenida Socias, Piedad Pichardo, Mayra Paulino, Josefina
Copplind, Vilma Guerrero, Teresa Duran, Matilde Guerrero, Silvia Espinal,
Cristina Montilla, Luz del Alba Hernández, Scarlet Sánchez, Áurea Desangles, Guadalupe
Ruiz, Juan –Wiche- Ulises García
Saleta, Carmen Dilia Santana (me disculpan pero esta vez no usé el orden
alfabético y los nombres saltaron a mi memoria) o el que sea de su preferencia,
lo entendería.
William Ramos, Julio King Domínguez, Radhames Paulino,
Luis Rojas, Aldo Alfonseca, para citar algunos entrenadores más recientes,
hasta lo aceptaría.
¿Pero Fernando Teruel Capri?
Honestamente no lo entiendo.
Que recuerde, Teruel Capri fue el entrenador nacional
femenino en el año de 1993, para el Centro-Basket de Ponce, y no mucho más. Su
influencia en el ramo de damas ha sido escasa. Podríamos decir que casi nula.
En los hombres ha tenido una experiencia totalmente diferente.
En lo personal creo que hay dos Fernando Teruel Capri
muy diferentes, uno antes de 1983 cuando a fines de año fue nombrado director
técnico nacional por la FEDOMBAL de entonces presidida por Federico Lalane
José, en substitución de Pedro David –Pututi-
Curiel, quien todavía está a la espera de una explicación por su relevo, y el
que se mostró posteriormente, coronado con el hecho de que al año siguiente
ganó la corona del baloncesto superior del Distrito Nacional con el equipo de
Mauricio Báez.
En tiempos recientes Teruel Capri ha estado muy ligado
a la directiva de la Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL) que preside
Rafael Fernando Uribe Vásquez, también conocido por el mote de Rafelin. La primera sorpresa fue la
designación como delegado de la selección dominicana que asistió a los Juegos
Panamericanos del año 2015 efectuados en la ciudad canadiense de Toronto. Es
además, director técnico nacional del Ministerio de Deportes y Recreación
(MIDEREC), entidad a la que ingresó desde los tiempos que estaba bajo la
responsabilidad de Luis Scheker Ortiz (1982-86). Es también miembro del comité
permanente del Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano. Desde hace años es
productor de un programa meridiano en la televisión dominicana donde enfoca
temas de actualidad.
El pabellón techado de La Vega, ubicado en el Centro
Olímpico de La Vega, lleva su nombre por iniciativa del diputado Alfredo Cruz
Polanco, desde el año 2006. La temporada 2015 de la Liga Nacional de Baloncesto
(LNB) le fue dedicada íntegramente. El Colegio Dominicano de Entrenadores de
Baloncesto (CODEBAL) le nombre “entrenador por excelencia”.
Quizás usted podría señalar que es un hombre del
baloncesto, ciertamente, pero no es el único, y en el caso de las damas hay
infinidad primeros que el, hombres y mujeres.
Unas cuantas veces me he referido a la falta de
cultura baloncelistica de Uribe Vásquez, un gran desconocedor de la historia
del deporte, pero ni siquiera trata de adquirir los mínimos conocimientos para
evitar los reiterados yerros. Ello le induce a una falta de coherencia que está
dejando su impronta.
No me equivocaría en pensar que Teruel Capri
agradecerá y aceptará el homenaje. Al vegano le gusta este tipo de exposición.
“Gereint se dirigió a los limites de su
dominio, llevando con él como guías a los nobles más expertos. Tomó posesión de
los límites más alejados que le mostraron. Como era su costumbre durante su
estancia en la corte de Arturo, frecuentó los torneos, combatió con los hombres
más valientes y más fuertes, hasta que fue celebre en toda la región como lo
había sido antaño, y enriqueció su corte, compañeros y nobles con las mejores
armas, los mejores caballos, y las mejores joyas. No cejó hasta que su gloria
se había extendido por todo el reino”, Érect et Énide de Chrétien de
Troyes.
Sin lugar a dudas en Teruel Capri se han conjugado
muchos factores e influencias, que han marcado su personalidad y su destino,
una formación académica sólida, una curiosidad temprana, las lecturas que
fueron tocando sus manos, el interés de fecundar sus sueños juveniles, la
interpretación de la sociedad desde sus diversos puestos de educador, la férrea
disciplina frente a sus discípulos, pero temo que al llegar los años esté
necesitado de ese fenómeno que todos pretendemos negar y que trascienden los
limites de nuestra capacidad, el apego por sentirse reconocido.
Como señaló Arthur Schopenhauer: “un obstáculo capital del progreso del genero humano es que la gente no
escucha a quienes hablan con sensatez sino a quienes hablan más alto”.
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