Agrios edulcorados…
Caso 179: La Victoria de
Samotracia o el enigma de los hombres alados del baloncesto dominicano
Abr.20.2016
¿Cuán difícil es el baloncesto dominicano o cuán difícil
lo hacemos?... a la postre son dos cosas muy diferentes.
¿Por qué será?... los intereses siempre han estado por
encima de la actividad, como ya he señalado y el deporte sólo recibe migajas. Ni
siquiera los clubes llamados a trascender adoptan una labor seria y cabal. Todo
el mundo quiere “picar”… picó El Teacher y pretende volver a lo suyo. Picó
un desconocido Andrés Terrero, puesto ahí por quien sabe que manos; quieren
picar todos los dueños de equipos y por supuesto, muchos de los gerentes que se
contratan, algunas veces sin corazón y sin alma.
Mauricio Báez regresó al Torneo de Baloncesto Superior
del Distrito Nacional y el único objetivo es ganar la corona, pero aprovechó
para tender una red de complicidad que asusta; su dueño, Leonardo de Jesús Heredia
Castillo, también conocido como Leo
Corporan, le buscó patrocinios a San Carlos y a Huellas del Siglo (entidad
a la que pertenece José Monegro) para tejer una tela de araña llena de seda
peluda para atrapar a los incautos.
Por supuesto, a favor de la entidad de Villa Juana, hay
que decir que siempre trabajó para tener un buen núcleo de jugadores gracias al
empeño de gente como Saturnino –Noñoño-
Martínez, José Augusto De Jesús (La Máquina), Ruddy Martínez (Chaguito), Aldo Alfonseca, Ramón –Ogarro- Peguero, aunque la mayoría de
los muchachos midan una cuarta de talón al culo, porque los programas no
existen.
Modularmente se pudo ser mejor, pero había jugadores
que no eran del agrado del señor feudal del pedazo.
La directiva de la Asociación de Baloncesto del Distrito
Nacional (ABADINA), fue designada de forma sorpresiva, un sábado en la mañana,
cuando todos pensábamos que Rafael Fernando Uribe Vásquez, también conocido por
el mote de Rafelin, estaba en Grecia
protegiendo y cuidando a los muchachos del sub-19. Llegó viernes en la noche y
el día 5 de julio (sábado en la mañana) ya el periodista José Monegro estaba al
frente de la entidad; eso ya se olvidó. ¡La suerte estaba echada!
La única razón que ha motivado el accionar de la
actual gestión de ABADINA es la puesta en marcha del Torneo de Baloncesto
Superior del Distrito Nacional y nada más. Otros planes pasan por debajo de la
mesa o no existen.
No habían arrancado las acciones cuando se proclamó
que Mauricio Báez y San Carlos estarían en las finales. El Millón trató de
colarse, sorprendiendo a todo el mundo, pero fue siquitrillado por las mismas sectas siniestras.
Pasó la serie semi-final y el San Carlos se encuentra
con la renuncia de su director técnico Julio César Javier, también conocido
como Ayata. Derek Baker-López asume
para el primer partido de la serie final, los sancarleños son virtualmente masacrados
por los de Villa Juana, e inmediatamente presenta renuncia.
Javier ha estado trabajando los últimos años en las categorías
juveniles del Mauricio Báez. Hoy todo el mundo tiene la sospecha que el candido
de Ayata participó en la trama de Corporan.
Afloran los cuestionamientos sobre su solvencia etica y calidad profesional. Para
mí, que siempre había tenido un pie en la tumba, se murió.
Baker-López muerde el deplorable polvo de la derrota y
decide marcharse. Mientras desandaba los pasos encontró que la institución a la
que prestó sus servicios está llena de incongruencias y muchos desatinos; su
presidente Diego Pesqueira y su gerente Agustín Espinosa nunca supieron en que
nave elevaban su travesía, haciéndose acompañar de gente que huele mal en el
medio.
Se recuerda que San Carlos fue la institución donde Derek
Baker-López adquirió la categoría de casi
figura del baloncesto dominicano. Esa franela la defendió por largos años. En
jugador eficiente que en algunos momentos pasó situaciones personales delicadas
pero que siempre se levantó y abrazó la dirección técnica con bastante éxito;
de paso, el único dominicano que con regularidad trabaja en el exterior.
En la calle los más rocambolescos y audaces comentarios.
Se habla de cosas fundamentales, lo mínimo, jugadores
faltando a las normas elementales de etica y decencia. Todo esto podría ser una
historieta de ciencia ficción catastrófica, un modelo de la rebelión de las máquinas,
o una historia de terror y castigo. Pero es real y sucede ahora mismo, en este
abril del 2016 en la ciudad primada de América.
Hoy la dirección técnica del San Carlos le fue cedida
a José Santos Ceballos. En su etapa activa fue pieza fundamental del Mauricio Báez.
Como entrenador no ha logrado sobresalir aunque sus partidarios lo adornan con
muchas virtudes. Si yo hubiera sido el regente de la tropa verde y amarilla de
las 5 Esquina hubiera tocado otras puertas.
Para que no haya equívocos, la ABADINA ni la FEDOMBAL tomarán
el toro por los cuernos. Es como los abogados de hoy, todos son excelentes a la
hora de llevar un caso a los tribunales, excepto cuando se trata de enfrentar a
una institución bancaria. Ahí se pararon las aguas.
Todo es inicuo, improcedente, inaceptable, inmoral,
humillante, arbitrario y bastardo en el baloncesto de hoy en República
Dominicana.
Anacarsis, filósofo escita que vivió en el siglo VI
antes de Cristo, comparó las leyes con las telas de arana: atrapan a los animales pequeños pero
los más grandes ni las perciben.
Ese es el baloncesto que nos impone “la
nueva era”, la de Uribe Vásquez, la de Monegro, la de Leo Corporan, la
de Eduardo Najri y todos sus compartes.
Hoy, Mauricio Baez puede obtener la corona del
baloncesto superior capitalino, imponer marcas estrastosfericas, hacer que sus
jugadores buscan como verdaderos profesionales, pero quedará la duda siempre de
si compró el torneo.
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