Había acordado una plática con el ingeniero Rafael
Uribe Vásquez, presidente de la Federación Dominicana
de Baloncesto (FEDOMBAL), para Ago.19.2013, en ella me expondría sus
diferencias sobre los diversos artículos que he publicado en mi página, agriodelimon.blogspot.com y que
necesariamente tocan su gestión. Cada vez, desde tiempos inmemorables, que he
asistido a las oficinas del Centro Olímpico Juan Pablo Duarte lo he hecho
alrededor de las 12:00 del día.
Rastros de Oscar Peguero |
Una semana antes había recibido una llamada de su
parte, la cual me vi en la necesidad de interrumpir ante una emergencia
familiar, después de varios minutos de conversación. De acuerdo a lo acordado
me presenté en sus oficinas, sin cita previa, pues según repitió infinidad de
veces, ni siquiera necesitaba detenerme en la recepción para acceder al
interior de la FEDOMBAL.
Más de uno apostaba a que no me presentaría, no voy a
hablar de material colgante… otros señalaban que mi presencia allí, en caso de
producirse, demostraría que soy un sinvergüenza (desvergonzado, fresco,
descarado, caradura, golfo, ruin, bajo, tunante, bribón, granuja, cínico,
descompuesto, arrabalero, insolente, procaz, desconsiderado, abellacado,
bergante, canalla, chulo, desaprensivo, fullero, gamberro, inmoral, perdulario,
pillo, rufián, truhán, vil) de marca mayor.
(Paréntesis… a
los miembros de la Academia Dominicana
de la Lengua
que adornan estas páginas, en nuestra manera común de hablar, empleamos tanto
sin vergüenza como sinvergüenza. La primera se refiere a la persona que no
tiene timidez, ni miedo a cualquier situación –José afronta sin vergüenza su decepción
amorosa- o se utiliza como frase de aliento que inspira valentía –ve a la
entrevista sin vergüenza y con seguridad-; la segunda se usa como adjetivo
calificativo: a la persona que habla u obra con atrevimiento y sin respeto
hacia otra persona –eres un sinvergüenza al hablar mal de ella en su ausencia-,
a la persona que tiene habilidad para engañar sin maldad y para no dejarse
engañar – el muy sinvergüenza me ha cambiado su bicicleta por la mía sin que me
diera cuenta, o a la persona que comete actos de delincuencia en beneficio
propio, generalmente estafas y robos –esta banda de sinvergüenzas se llevaron
todo el dinero del banco-).
Me trasladé, presto a escuchar al ingeniero Uribe Vásquez
y su exposición. Apenas bajé del automóvil, miradas sorprendidas, estupefactas,
al por mayor y en el ambiente un aire de hostilidad que se palpaba a leguas; la
situación era pesada, sin viento como queriendo entrampar el instante como si
fuera un zargazo. Corderos que se habían disfrazado de lobos de la noche a la
mañana, gente que había sido dócil y sin una competitividad manifiesta estaban
listas para emprenderla; no hay dudas que era esperado. Saludé a viejos amigos,
como siempre, pero otros me ignoraron de pleno.
¡Aquel espectáculo era para la risa!
No había penetrado a la FEDOMBAL cuando se
escucharon las primeras voces en mi contra; lo único que llegué a captar fue:
“los enemigos de la nueva era”; como entiendo que a los hombres se les debe
hablar de frente, cara a cara, mirándole a los ojos, mucho más en un ambiente
tan reducido, no presté mayor atención.
Entré a las oficinas y la recepcionista me indicó que
el ingeniero Uribe se acababa de retirar y no sabía en que momento retornaría.
Le solicité que le diera el mensaje de que había estado por allí y que
cualquier cosa el sabía donde localizarme.
A mi salida, el mismo escándalo. ¡La nueva era!
Por supuesto, añadiré también que las pasiones estaban
enardecidas por el triunfo la noche antes del conjunto sub-17 en el
Centro-Basket de la especialidad llevado a cabo en Caguas, Puerto Rico. Primera
medalla dorada en el baloncesto menor en 30 años.
Aquello me recordó aquella turba organizada por Marino
Vinicio Castillo Rodríguez, alias Vincho, cuando arremetió en la catedral de La Vega mientras oficiaba
monseñor Francisco Panal Ramírez (según la tradición de la orden capuchina se
llamaba fray Leopoldo María de Ubrique).
Allí, esa montaña invicta de moralidad, actual
director del departamento de Ética del Gobierno Dominicano, con más de 80 años
a cuestas, penetró en pleno acto litúrgico manejando un grupo de prostitutas
borrachas, con sus carnes apenas cubiertas, pero toda esa turba “palera” fue
sacada a bastonazos, paraguazos y golpes de Biblia por los feligreses.
Bernardo Vega, historiador dominicano, escribió: “a
las 5:00 de la mañana, mientras Panal ofrecía una misa, un grupo de 50 mujeres
irrumpieron en la catedral de La Vega. El
Caribe dijo que se presumía que las mujeres eran prostitutas. Llegaron con
merengues y el obispo suspendió la misa. Los letreros de las mujeres
proclamaban su fidelidad a Trujillo”.
La escasa discreción de los empleados de FEDOMBAL no
tardó en expresar que el ingeniero Uribe Vásquez se encontraba en las oficinas
y no quiso recibirme.
Uribe Vásquez quiere que su paso por FEDOMBAL la
institución deje de ser una entidad fallida. Cabe recordar que pese al
medallero que se logró entre los años 2008 y 2011, la misma reconoció en el IV
Congreso de la FEDOMBAL
celebrado en uno de los salones del Club Mauricio Báez, en diciembre del 2011,
no había desarrollado ninguno de los programas pautados en el anterior conclave.
Andrés L. Mateo, laureado escritor dominicano,
escribió: “el salchichón, eso que ahora llaman "salami", alguna vez tuvo
unos gorditos de grasa de cerdo, y ¡aunque usted no lo crea!, tenía carne. Eso
que ahora comemos llamado "salami" no ha visto un cerdo ni siquiera
en una foto de la
Enciclopedia Británica. El "salami" es una mezcla
de algo que denominan MDM, una pasta que brota de los desechos de pollo, de las
grandes granjas, mecánicamente deshuesados. Aparte
de que sus componentes proteínicos están por debajo de la norma, el nitrato y
el nitrito que contiene, más los coliformes fecales, están por encima del
límite promedio. ¡Aquella batalla del "salami" la perdió el pueblo
dominicano! Pero como lección de historia lo bueno es recordar que antes le
llamábamos salchichón, y que traía unos gorditos de grasa de cerdo, y tenía
carne”.
Una entidad fallida, en un país fallido, es un fardo
grande para cargar. Para tomar los correctivos se necesitan muchas agallas.
Observando a la FEDOMBAL
usted puede ver de manera transparente que se están haciendo cosas de relumbrón;
mucha prensa, muchos anuncios, muchos acuerdos, pero de trabajo en la base
nada. No hay programas, no hay evaluaciones, no hay seguimiento, no hay
organización. Torneos puestos sobre las páginas de los diarios para
impresionar, sin ninguna lógica. ¿Y los precios?, ¿el valor?... todo muy caro,
muy caro.
Volviendo a Mateo: “la vaca es un mamífero de cuatro patas, rumiante
perteneciente a los bóvidos, con dos cuernos y ubres de dimensiones
considerables. Es la muy famosa consorte del toro, e históricamente la humanidad
ha aprovechado sus carnes y su leche. Ese perlino líquido de la vaca es un
alimento fundamental, y antes se vendía en botellas, o en bidones, y la gente
lo hervía en su casa hasta que se hacía la nata. Los jóvenes de ahora no
conocen la “nata”, porque ya no se vende leche, sino unas soluciones lácteas en
polvo que han sustituido casi por completo al perlino líquido de la consorte
del toro. Como el "salami", la leche que consumen los dominicanos es
solo una ilusión, una figuración de lo que dice ser el etiquetado. Porque, si
en el "salami" no hay carne, en la leche en polvo que nos venden, la
consorte del toro ha puesto muy poco.
Desde ya sacaré a algunas personas de mi vida lo que
no significa que las odie, solo significa que me respeto, pues como dice el
poeta: “la lección de la historia es que, en
República Dominicana, las cosas no son lo que parecen; y que quienes tienen que
defender al pueblo se pliegan a los poderes fácticos del comercio”.
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