Cada vez
que el equipo dominicano salte a la pista en el Poliedro de Caracas, dentro de
las jornadas del Pre-Mundial de Baloncesto, le pediré a la Virgen de las Mercedes que
repita el milagro que les hizo a los españoles en el Santo Cerro. Lo he remachado
varias veces, tenemos un grupo mal estructurado, mal orquestado y donde los
intereses particulares han primado más que el nombre de República Dominicana.
Así de simple.
Desde que
se anunció la lista de los pre-seleccionados saltó la primera alarma. No
estaban todos los que deberían haber sido llamados. Muchos dejaron caer sus
“chinitas”, para joder o para defender lo más contrahecho de la actividad. Pedro
Pablo Pérez, hasta ese momento responsable de esas instancias, incluyó sólo a
los jugadores de su preferencia comercial; si usted quiere dar algún beneficio
a la duda, agregue que colocó en la nomina a la mayoría de sus afectos, comenté
que había desoído inclusive las observaciones del propio entrenador, Orlando
Antigua. Después el derrotero ha sido conocido de todos.
A ver,
repitan conmigo: incluyó sólo a los jugadores de su preferencia comercial.
Para el
entrenador ha sido sumamente fácil, después, llegar a dominar el listado: las
piezas se han descartado por sí mismas, y las pocas de las que hubo que
prescindir las excusas han sido muy baladíes. No ha tenido que usar una sola
neurona. En la carrera, más intereses comerciales, como la suma de Ángel
Delgado, el delantero de 6’08 de estatura que acaba de firmar para Seton Hall
University. El muchacho rubricó para esa institución y hasta ahí llegó su
participación.
Los juegos
de preparación han puesto en evidencia muchas cosas; lo primero y como siempre
es que no tenemos un equipo, tenemos una selección, lo que no es ni será lo
mismo jamás, aunque aquí todo el mundo se deja impresionar por las corrientes
mediáticas, nada de observación. Estamos apostando, en los medios, al
baloncesto de los que hacen puntos. Por ello, si no miramos la pizarra con
claridad viviremos siempre en lo que pudo ser y nunca ha sido.
A ver,
repitan conmigo: si no miramos la pizarra con claridad viviremos siempre en lo
que pudo ser y nunca ha sido.
León
Najnudel, uno de los más visionarios emprendedores argentinos y quien orquestó
la liga de esa nación señaló una vez: “los clubes sin políticas deportivas y
orden de prioridades se condenan al fracaso”. A la selección dominicana de
baloncesto le ha faltado política y prioridades repetidas veces.
No hay
excusas para SouthGate en su tercera aventura con el grupo, más que una buena
imagen, patrocinios definidos y una logística casi a prueba de fallos,
necesitamos los resultados que se nos han vendido.
Todo el
mundo canta el objetivo español, el Mundial del 2014, pero con sólo cuatro
plazas asignadas a este lado del mundo el camino es agreste, empedrado. Nadie
nos dará nada a cambio y sigo pensando que nos resultará una cuesta muy
empinada. En el camino se quedaron todas mis ilusiones; el discurrir me ha
sobrepasado y si usted me pregunta ahora, qué tan cerca estamos de España, le
respondería que lejos, muy lejos.
Antes del
partido frente a los argentinos en la Copa Tuto Marchand se ofreció la nomina
definitiva de los asistentes a la capital venezolana: Yack Michael Martínez,
Francisco García, Eulis Báez, Edgar Sosa, Juan Coronado, Ronald Ramón, Ricardo
Greer, James Feldeine, Eloy Vargas, Eduard Santana, Manuel Fortuna y Karl-Anthony
Towns.
Héctor
Báez, ex-entrenador nacional escribió lo siguiente: “Ricardo Greer y Ronald
Ramón… Pittsburgh conection”. Yo añadiría: Eloy Vargas y Karl-Anthony Towns…
Kentucky conection… ¡más bueno que es así!
Pese a sus
grandes dotes como reclutador, Orlando Antigua se hace devoto de algunos
jugadores, los rastrea, los sigue, les brinda oportunidades y lo llevan a
cegarse frente a las realidades. Quizás las mismas condiciones le bastaron para
incluir a su hermano Oliver como su asistente, pese a no haber sido anunciado
con anterioridad. El menor de los Antigua es una distracción para el combinado,
además de ser un payaso digno de circo de medio pelo.
El resto
del cuerpo técnico también debió ser evaluado. Ninguno ha tenido situaciones de
mando como tampoco están empapados del juego al que enfrentarán. Pienso que Ron
Sánchez y Rod Strickland están muy lejos del baloncesto internacional y les
costará un enorme esfuerzo aprender del vendaval que se aproxima. Strickland ya
estuvo con Calipari, poco aporta y nada hace, ingresos veraniegos. La
inexperiencia de todo este grupo pasará factura.
A ver,
repitan conmigo: la inexperiencia de todo este grupo pasará factura.
La
historia debería decirnos que desde el año 2005 los únicos jugadores que han estado
presentes en casi todas las selecciones han sido Yack Michael Martínez y Manuel
Fortuna, sobrepasando el rasero de todos los entrenadores. Martínez efectivo a
la hora de capturar los rebotes, pero sus estadísticas muestran que su
efectividad hace tiempo viene en declive. Fortuna se mantiene a base de grandes
sacrificios pero sus especialismos pasan por la suerte del director de la
orquesta.
Con Yack
en tiempo limitado por la lesión en la cara y Al Horford ausente, la piña
estará agria debajo de los palos. Towns y Vargas no tienen el “mollero” para mantener firme la defensa
de los tableros y en la competencia real pasarán las mil y una. En la parte
ofensiva demostraron que no tienen autoridad, por lo que sus anotaciones vienen
fabricadas por quienes los asisten. En el lado defensivo, pasa otro tanto, la
mayoría de los puntos contrarios llegan en la zona pintada. Sólo el ejemplo de los
topes en Puerto Rico nos dice que nos convirtieron en la pintura sobre el 40
por ciento de la ofensiva rival.
Pese a que
muchos los miran como dos fenómenos, “los pívot de la nueva era”, soy de
opinión que necesitan trabajar en los fundamentos incesantemente para ser
buenos jugadores de baloncesto y en la actitud frente al juego. Ambos
protegidos de Antigua, Vargas no tiene la fortaleza mental para cargar con este
equipo y Towns es un muchacho al que se le esta vendiendo una carrera que lo
convertirá en inmortal.
Desde la
banca llega el respiro de Eduard Santana, que con todas sus condiciones, su
entrega, sus grandes logros, no es ya el jugador para iniciarse en una
selección nacional. Un hombre maduro que se pasea a sus anchas por diferentes
ligas, se llena de lauros, pero necesita el protagonismo de los clubes, pero
aquí se enfrenta con piezas de mayor calado todos los días. Su aporte se
observa disminuido. Quisiera estar equivocado y que el nativo de Hato Mayor nos
brindara un evento por encima de cualquier expectativa.
De Ricardo Greer y su inclusión no diré absolutamente nada. Qué se
puede opinar de un carajo que como señalé antes: “En el juego contra Canadá (Copa de las
Américas, 2009), última parada antes de Turquía, se hizo pupú en los
pantalones… en otras palabras, se le salió la mierda y con dos balones
perdidos, graciosamente entregados a la defensa contraria. La historia se
escribió como siempre”. Esta vez en Puerto
Rico sólo mostró que la pólvora se le mojó hace rato.
Esta cita caraqueña podría ser el gran torneo de Eulis Báez
en asuntos en blanco y negro, pero el muchacho con sus intangibles ha
demostrado cada vez que es el más ético trabajador del grupo dominicano.
Francisco García, siempre una referencia, no estuvo del
todo bien en San Juan. Todo el mundo espera todo el mundo de él. Necesariamente
tiene que ajustar su puntería en Caracas (apenas 14.3 por ciento en la
Copa Tuto Marchant) y ser determinante.
James
Feldeine deberá mostrar todas sus condiciones. Tiene lance de distancia, buen
manejo de la pelota y se espera sea una graciosa sorpresa dentro de este grupo.
De los
armadores hay que apretar muchas tuercas. Edgar Sosa, Juan Coronado y Ronald
Ramón. Cada uno ha terminado convertido en anotador y de la visión, de los
controles del juego, de hacer llegar la pelota, del conductor de orquesta, del
base, el piloto, del que arma las jugadas, de la mano que se extiende, pues
dejamos mucho que desear. Veremos como se desenvuelve Antigua, pero tengo mis
reservas.
¿Correcciones
en el camino?... ¡ninguna!
Demostramos
una vez más que estamos teniendo poquísima capacidad objetiva.
A ver,
repitan conmigo: cada vez que el equipo dominicano salte a la pista en el
Poliedro de Caracas, dentro de las jornadas del Pre-Mundial de Baloncesto, le
pediré a la Virgen
de las Mercedes que repita el milagro que les hizo a los españoles en el Santo
Cerro.
Interesante y profundo. Muy objetivo, a veces agrio, como un limon. corroboro sus puntos de vista
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