domingo, 11 de agosto de 2013

¡A comer con grasa!


La euforia colectiva que generan las selecciones nacionales se ha incrementado. Las campañas mediáticas alrededor de deporte, más un deseo ferviente de diversión de las masas populares captan seguidores. Este año la selección sub-17 ha contado con un seguimiento inusitado. Parece que la nueva era de Rafael Uribe Vásquez ha captado la atención de los responsables de difundir la actividad.



El combinado sub-17 que nos estará representando en Puerto Rico en el Centro-Basket de la especialidad celebró un primer partido de exhibición frente a un conjunto de Score International en el techado del Club Mauricio Báez. Se había anunciado con bombos y platillos que el rival de turno sería el representativo de North Carolina A&T University que está de visita en el territorio nacional.

El publico se reunió en la tarde lluviosa del miércoles; ya antes habían expectativas por la salida del grupo de escolta Jaison Montero, apodado El Hindú, sin ninguna explicación pese a ser uno de los elementos más interesantes del grupo. Un buen grupo de seguidores del Club Renacer a donde pertenece el chico estaban concentrados en la instalación de Villa Juana, los que se marcharon decepcionados ante la decisión del cuerpo técnico.

Después, sobre la cancha, no estaban los Aggies ni sus clásicos colores azul y amarillo; estaba un grupo de jóvenes de no más de 14/15 años contra los que se jugaría. El resultado fue abultado, 98 tantos por 49, y un chusco gritó desde las gradas, ¡ya le ganamos a Puerto Rico!

Quizás no deberíamos hacernos presente en Puerto Rico, si tenemos el evento ganado sin haber lanzado el primer balón, podríamos regresar con una fuerte decepción; estamos muy por encima del área, por encima de cualquier rival, por encima de las expectativas. Ese grito de invencibilidad se ha ido desmoronando cada día, desde aquella primera vez que lo lanzara Frank Krawinkel en 1982. Participamos como siempre y como casi siempre no hacemos nada relevante, ni en las menores, ni en las adultas.

Por si lo olvidamos, los últimos cuatro grupos de la especialidad no han llegado al Panamericano. Se clasificó en el 2005 (Santo Domingo, medalla de plata) y 2007 (Humacao, medalla de plata, pero decisiones administrativas de Frank Herasme, entonces presidente de la Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL), impidieron que los grupos se trasladaran en a San Antonio (Texas) y Resistencia (Argentina). En el 2009 (Aguascalientes, México) y 2011 (Gurabo, Puerto Rico), hemos quedado fueron del medallero y de la clasificación.

Los cálculos hechos por Julián Suero y por un servidor nos hubieran llevado después del 2005 hasta el Mundial juvenil del año 2007 en Novi Sad, Serbia, con el grupo donde estaban Dagoberto Peña, Edgar Sosa, José Apolinario, Luis Guillermo Madera, David Minaya, José Minaya, Omar Rodríguez, Carlos Martínez, Wilson Puello, entre otros. En el camino hubo tres cambios de sedes, deserciones de otros equipos y una plaza abierta para America que ocupó Canadá.

En suelo serbio estuvieron nombres como Nicolás Aguirre (Argentina), Federico Aguerre (Argentina), Alexis Ajinca (Francia), Nicolas Batum (Francia), Michael Beasley (USA), Víctor Claver (España), Gilberto Clavell (Puerto Rico), Stephen Curry (USA), Nicolás De Los Santos (Argentina), Jorge Bryant Díaz (Puerto Rico), Rafael Ferreira (Brasil), Ángel –Piwi- García (Puerto Rico), Martynas Gecevicius (Lituania), Mladen Jeremic (Serbia), DeAndre Jordan (USA), Corey Joseph (Canadá), Carlos Eduardo Lima (Brasil), Abdoulaye M’Baye (Francia), Milan Macvan (Serbia), Boban Marjanovic (Serbia), Andrew Ogilvy (Australia), Paulo Prestes (Brasil), Miroslav Raduljica (Serbia), Ricky Rubio (España), Josue Soto (Puerto Rico), Sebastian Uranga (Argentina) y Marius Valukonis (Lituania)

En el 2007 un grupo de amigos de FEDOMBAL logró recabar los pasajes aéreos, sobre la hora, para que la selección jugara en Argentina, pero el rostro de la delegación se pretendió variar en las mismas oficinas de la entidad y por lo menos dos miembros de la entidad estarían destinado a realizar turismo deportivo.

FEDOMBAL tampoco le ha dado el correcto seguimiento a esos grupos de jóvenes, ni técnica y personalmente, aún todos menores de 25 años de edad. El grupo del 2005 Edgar Sosa es el único que ha alcanzado la selección nacional y del 2011 se vende a Karl-Anthony Towns como la gran esperanza nacional. Pero aún, el único de estos chicos que la entidad rectora del deporte mantiene en el Programa de Alto Rendimiento, Nuevos Valores e Inmortales (PARNI) del Ministerio de Deportes y Recreación (MIDEREC) es Eddie Guisarri de San Francisco de Macorís que asistió al evento de México.

Guisarri es un buen ejemplo de como las selecciones de menores se han manejado. Antes del primer partido parte de los integrantes de este grupo introdujeron varias meretrices en las habitaciones del San Marcos. Los resultados de entonces reflejan nuestra falta de organización (dos partidos un mismo día y por lo menos un jugador que entró a la cancha sin zapatillas). Un buen ejemplo de los “ve tu” que acaba de lanzar al ruedo César St. Hilaire, vice-presidente de FEDOMBAL.

De regreso a este 2013, nuestra selección juvenil se mostró ante un equipo integrado por niños. Pese a lo abultado del marcador, mostramos muy mala defensa, nuestros muchachos no usan los brazos para detener a los contrarios y como siempre apostamos a la sorpresa.

Hay una enorme carencia de los fundamentos del juego, situación que se arrastra por la escasa preparación táctica de nuestros entrenadores y los la nula actitud para la enseñanza. La rotación del balón parece pasar desapercibida y todo el ataque se produce por un solo cuarto de la cancha. Después de la salida de Rodney Miller el grupo reduce considerablemente su presencia física.

Desde la línea de lances libres somos horribles, los mandos de los armadores se esfuman ante su propio instinto anotador, no se juega a balón parado y salir en esas condiciones, a cualquier evento internacional siempre será un riesgo.

partido frente a Score
Dos cosas me llamaron poderosamente la atención. La negativa del imprescindible Melvyn López a jugar con el equipo que estaba originalmente programado. Jamás se podrán conocer las virtudes y deficiencias de nuestros jugadores empleándonos frente a rivales de menor consideración. Aquello fue una burla. Por lo demás, en esa selección juvenil observé la presencia de muchachos que jugaban mini-baloncesto con mi hijo Diego. El más chico de mis muchachos ya tiene 20 años; no tengo la menor duda de que aquellos eran muy aventajados, adelantados a su tiempo y físicamente portentosos siendo apenas infantes.

También me pregunto el nivel de responsabilidad frente a estos chicos, sus entrenadores José -Maita- Mercedes y Melvyn López corren como asistentes de la selección adulta que se prepara para ir a Caracas y entrena en Santiago, lo mismo pasa con Juan Matos, asistente de este grupo, asistente en los Titanes del Licey y entrenador nacional femenino; quizás el ingeniero Uribe Vásquez disponga un helicóptero para su traslado o ellos vencieron a las ciencias físicas demostrando que un cuerpo puede estar en dos lugares diferentes al mismo tiempo.

Me gustaría alcanzar todas grandes metas, pero sin argucias. Hay mucha gente tratando de hacerse los simpáticos, haciendo demagogia, con las cuentas públicas y eso es ser irresponsable.

Algunos seres humanos tenemos el talento de perseverar, de continuar para hacer, hasta que los frutos se den.


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