¡Vámonos que nos vamos!
Octubre 13 del 2020 / uno
 
 
«Los técnicos de Medina responderán discurso de Abinader», me encontré temprano en Diario Libre; Medina es Danilo Medina Sánchez, Presidente de la República desde Ago.16.2012 hasta Ago.16.2020; Abinader es Luis Rodolfo Abinader Corona, Presidente de la República desde Ago.16.2020. Medina Sánchez posó sus glúteos en “la silla de alfiles” durante 2,922 días; Abinader Corona lleva sólo 58 días como inquilino del Palacio Nacional, pero ya es responsable de todo el nefasto proceder de sus antecesores; súmense otros 3,286 días de Leonel Antonio Fernández Reyna.
 
¿Dónde estaban esos experimentados y versados peritos durante la dilatada gestión de los que traicionaron sus propios ideales?... dígole yo, al estilo Milagros Germán, si es que alguna vez tuvieron ideales o se escudaron detrás de las figura de El Ovejo, que los trataba como muchachitos de mandados, y se adhirieron todos a actos en contra del país dominicano. ¿Volverá un retorcido y desacreditado Juan Temistocles Montas Domínguez a replicar todas las tonterías que salen de su boca?... si alguna neurona le queda a Temo, esta ¿está reposando una eterna siesta?
 
Solo la confesión de Medina Sánchez este Oct.11.2020, algo que un dominicano con dos dedos de frente jamás imaginó escuchar, ese no sé qué por ser más y mejor que Fernández Reyna, y que tiene un qué se yo de soberbia infinita, ruindad imperecedera, vileza perenne, altanería perpetua, jactancia interminable, insolencia inagotable, pedantería tremebunda, desfachatez siempre renovada, desvergüenza espantosa, vulgaridad despeluznante, contumelia imponente, afectación pavorosa, en los trabajos del IX Congreso Ordinario José Joaquín Bidó Medina: «en los últimos años no fuimos la mejor versión de nosotros mismos», es suficiente para invalidar cualquier voz levantisca que puedan manipular para tratar de morder a quien lo sucedió.

Danilo Medina Sánchez

 
Ningún miembro del peledeísmo vigente, que hace aguas a menos de dos meses de abandonar la administración del estado… porque Fernández Reyna les está comiendo los caramelos, aunque quieran echar con cajas destempladas a quienes proclaman esa verdad monda y lironda (mientras se celebraba el programa del congreso del pe-ele-de la Fuerza del Pueblo juramentaba cientos y cientos de ex-morados), es capaz de conversar sin componendas sobre el estado real de República Dominicana, situación de la que son ampliamente responsables, aunque ese conjunto finjan ignorarlo.
 
El único acto por el que se puede aplaudir a Medina Sánchez, repito: el único, fue destetar de las ubres de la vaca nacional a Marino Vinicio Castillo Rodríguez (Vincho), y todos sus conmilitones. Lo remitió a segundos planos, le quitó todas las posiciones de privilegio que ocupó desde la desaparición física de Rafael Leónidas Trujillo Molina, y no estoy equivocado cuando mantengo mi tesis de que Vincho erró el rumbo desde chiquitico: en lugar de estudiar leyes debió encaminar sus pasos a Hollywood. Es indudable que hubiera puesto a República Dominicana en los primeros planos de todo el mundo, porque nadie me quitará de la cabeza que con ese histrionismo melancólico y lúgubre pudo brindarnos varios premios Oscar.

Un sonriente Vincho Castillo al lado de Medina Sánchez

 
«Palabras, palabras, palabras, tan solo palabras…», cantaba hace mucho tiempo Silvana di Lorenzo, y agregaba: «caramelos... ya no quiero más... (muchas veces no te comprendo) de rosa y violines... esta tarde no quiero que me hables... porque tan sólo lo siento en mi alma, cuando me traen amor de verdad, no cuando mienten... y luego se verá...». Estos títeres descabezados encarnan unas frases soeces que nunca cambiaran; ya son el pasado, no están en el presente, y nunca más... nunca más estarán inquietándonos.

Aunque lo señalé en otro comentario que no tiene nada que ver con esta publicación, a los miembros del pe-ele-de, sin excepciones, bien les haría muy bien leerse: La hermenéutica del Mamaguebo (http://pensandoendominicana.blogspot.com/2014/04/la-hermeneutica-del-mamaguebo.html), que no es de mi autoría, un escrito de abril del 2014, donde me parece encontrarlos a todos juntitos, y abrazaditos.

¡Vámonos que yo ya me fui!