viernes, 26 de agosto de 2011

Tierra marplatense, 2/2... allí estaremos


Sembrando jugadores, sumando y restando se necesita ayuda debajo de los tableros y manejo del balón. Horford y Martínez no resistirán la presión de tantos partidos en tan escaso tiempo, sin olvidar que sus primeros compromisos República Dominicana los jugará uno detrás del otro. Villanueva con la casaca nacional no se arriesga en las tablas y la salida de Vargas  torna muy bajiíto al colectivo. Así las cosas, Eulis Báez y Manuel Guzmán, intensos, pero a los que les faltan centímetros, deberán tomar esa posta.

Eulis Báez
Báez ha dejado un grato sabor en Valladolid, los mismos de lo que una vez se llamaron Forum Filatélico, los pucelanos, y se ha establecido como un jugador de carácter, un delantero fuerte responsable pero sin tamaño. Guzmán está revelando sus garras en el torneo de la Liga Nacional de Baloncesto (LNB), aunque en el Superior del Distrito Nacional con El Millón se mostró muy distraído.

Villanueva y García se repartirían el trabajo en la posición tres, con este último ayudando en las dos, también. Juan Pablo Montas, aunque sin lance exterior, es el “tres” más atlético con el que contamos en la actualidad y podría ser desafectado. Jugaría con la versatilidad de los dos primeros y por “escalafón” el romanense la pasaría con muchos apuros. Finalmente Montas fue separado del grupo en Foz de Iguazú.

El llamado a James Feldeine y Rubén Guillandeaux, jugadores naturales en el puesto no se realizó. Quizás se debió tentar a Jonathan Rodríguez (6-05, Leones de Santo Domingo / Cangrejeros de Santurce, reserva de Leones de Ponce). Aquí debió de agenciarse una invitación para el juvenil Karl-Anthony Towns (6-08) de excelente ejecución en el Centro-Basket Juvenil de Gurabo, donde lamentablemente no clasificamos, pero el muchacho lució un lance exterior acabado.

Sería impensable elucubrar que se le entregará la pelota a Luis Flores para su conducción. Ello abre una pausa para la presencia de Kelvin –El Pollito- Peña, actual líder anotador de la LNB y entrarían las disputas entre los seleccionadores, pues es santo también en el retablo de Pedro Pablo Pérez. Peña puede colaborar en el manejo de la pelota, pero hay que recordar que es un hombre que no gusta de tenerla entre las manos y siempre busca desprenderse de ella, no precisamente con un pase.

Se ha certificado en los recovecos del baloncesto que el tirador Flores, inclusive en su círculo más intimo, no se ha recuperado de la lesión que sufrió meses atrás y que necesita por lo menos llegar a noviembre en el proceso para regresar por todas a las canchas. Esta incursión en Mar del Plata podría estar colocando su carrera en una zona de altos riesgos.

Necesariamente habría que incluir 2 hombres con más habilidades para el manejo del balón, donde entraría la disputa entre Edgar Sosa, Ronald Ramón y Ricardo Soliver. De Chris De La Rosa o Stevie Mejia, ¡bien gracias!

Todos tienen amplia vocación ofensiva, con Soliver en menor grado. La experiencia italiana quizás haya podido borrar varios de los fantasmas que acompañaron a Sosa mientras ejecutaba en la Universidad de Louisville,

En este baloncesto nuestro nadie arma sus bártulos para prepararse hacia el porvenir, nadie es capaz de contar sus vivencias con sensibilidad, pues lo que esperamos de los demás se nos escurre como agua entre los dedos. Este deporte no suma adeptos, no tiene ídolos ni seguidores. Todos quieren hacer alardes de fortaleza y seguridad para jamás ganar una sóla partida; la sobreexposición en los medios es tónica y hay gentes dispuesta por centavos a llenarnos los ojos con pequeñeces.

Demasiados dominicanos ligados a este deporte se llenan las manos de talco para parecerse a Lebron James o a cualquier mago de escasa monta, nadie es fiel a su estilo de vida. Quizás nos vendría bien que se empezara a invertir el 4 por ciento en la educación del país.

Con lo que se ha puesto sobre la mesa, será complicado señalar quienes estarán ganándose su pasaje hasta Mar del Plata, por ello, hasta última hora se estuvieron buscando otras posibilidades, hasta el más ingenuo sabe que hay posiciones que englobar y huecos que atestar. Por ello las invitaciones de último momento a Dagoberto Peña (6-05, SF/SG, Marshall), Orlando Sánchez (6-08, 200 libras, PF, Monroe en la NJCAA), Joey De La Rosa (6-10, 210 libras, PF/C, Florida International) y Nehemías Morillo (6-04, 165 libras, SG, St. Benedict's Prep en New Jersey, promoción 2012).

Solo hay que revisar las páginas de la prensa deportiva nacional para observar que paraguas cubre a estos jóvenes.
                                   
Sorpresivamente Sánchez se ha colado entre los 13 que libraran los últimos escarceos. Pero para la posición se necesita más mollero, como diría un puertorriqueño.

La necesidad de hombres grandes se confirma con la llamada que recibí pasadas las 10:00 de la noche del jueves 28 de julio, cuestionándome si estaría dispuesto a permitir que mi hijo Rodrigo Andrés Madera (6-11, 240, PF/C) asistiera a la concentración en Lexington. Me pareció extraño, no me negué, pero les respondí que la decisión final la tendría su actual entrenador Steve Konchalski, ex seleccionador nacional de Canadá.

En lo particular me hubiera producido enorme satisfacción evaluar a Gerardo Suero (6-06, 210 libras, SG, 20 años, Albany State University), buen lance exterior, uno de los más atléticos jugadores con que cuenta el país, muy aceptable manejo del balón e incansable dentro del rectángulo.

Hay una explicación que años atrás me ofreció Federico Kammerichs, actual jugador de la selección argentina, que se presta para el ejemplo sobre Madera y Suero: “los argentinos no somos los más altos ni los más fuertes, pero la mayoría proviene de zonas con amplia producción de ganado, tanto de carne como de leche, y necesariamente eso pesa en nuestra formación”.

Rodrigo Madera
En el mejor de los dominicanismos, tanto Madera como Suero no fueron criados con “leche pedida”, nadie sabe del sacrificio de sus padres y están ahí, preparados para las batallas que han de venir. Para algunas gentes, esas que creen que pueden disponer de almas ajenas, como dioses, ese es un estigma que pesa y pisa. Como dispararía un español, ¡cuanta mala leche!

Todo el mundo habla con nostalgia del baloncesto de Hugo Cabrera, Aldo Leschorn, Héctor Báez, Manolo Prince, Pepe Rozon, Alejandro Tejeda, Eduardo Gómez, Vinicio Muñoz, Orlando Cotes, Frank Prats, Winston Royal. Para ese entonces teníamos un equipo. Desde hace muchos años solo contamos con selecciones y ahí está la trampa donde hemos caído.

Los nombramientos de Calipari, Scott Roth, Eric Musselman, Keith Smart, Julio Toro, el propio Báez y José –Boyón- Domínguez, no tienen ningún asidero si usted no los acompaña de un trabajo serio, consensuado, efectivo, real y a largo plazo. Desde el 2004 hemos tenido cerca de 50 nombres que se han vestido la franela de la selección absoluta, teniendo a Martínez como único perenne.

No importa las pócimas que Calipari pueda insuflarle a la selección nacional, no tenemos trabajo. Por ello, en términos aeronáuticos, Argentina, Brasil, Puerto Rico y Canadá acumulan más millas que nosotros.

Selección de Canadá, 2011
Por lo demás, pensamos que jugaremos contra mancos, cojos, tuertos e impedidos físicos. Partir de esa premisa nos descalifica. Todo el que estará en Mar del Plata o casi todos, tienen programas extensos de desarrollo y formación. Abrimos las bocas para faltarles el respeto a nuestros oponentes y en las canchas nos hacen callar.

El distraído que sólo mira las estadísticas frívolas, en blanco y negro, se convencerá que hemos sido exitosos. Dos títulos de Centro-Basket, un plata en unos Juegos Panamericanos y varias victorias honrosas, pero de momento casi irrepetibles hace ya más de una década es más que meritorio para el poco laborantismo que nos adorna.

FEDOMBAL se olvida diariamente de todo lo demás. Sus dirigentes nunca pusieron atención en la infraestructura, se sentaron en sus sillas para esperar algún sacrificado monitor que pariera un fenómeno de las canchas; "acá vamos a tener nuestra cabeza para cualquier selección", han repetido. "Acá se pueden hacer muchas cosas", "acá...". Ni acá, ni allá, se hizo nada.
En medio de ese mix de éxitos personales del ingeniero Herasme y fracasos a la hora de levantar los resultados, aparecerá siempre el tema de los chicos.

Punto que debió hundirlo hace mucho tiempo a no ser por las canonjías cobardes de las asociaciones del interior. Las trampas en formativas son un clásico en la mayoría de las ligas, pero aquí ni siquiera eso hacemos. Hemos tenido decenas de jugadores mal incluidos y pero nunca una suspensión.

El descuidado del principio también se equivoca si piensa que la debacle se dio este año o con Musselman, Héctor Báez, Julio Toro o Scott Roth. Hace varias temporadas que se lo miraba de reojo y si se llegó a esta situación límite fue porque la trampa pasó de la "graciosa" continuidad a la alevosía. FEDOMBAL descuidó las categorías chicas y está claro que sin esa base es imposible trascender.

Hacer las apuestas que concebimos cada año es subirnos en un carrusel de altísimo riesgo.

Decía James Van Praagh, un nigromante, taumaturgo: “nuestra misión en la tierra es descubrir nuestro propio camino. Nunca seremos felices si vivimos un tipo de vida ideado por otra persona”.

DATOS: 6 de los 10 equipos que estarán en Mar del Plata tendrán un entrenador extranjero: Brasil, Rubén Magnano (Argentina); Cuba, Ariel Amarillo (Argentina); Venezuela, Eric Musselman (Estados Unidos); Dominicana, John Calipari (Estados Unidos); Panamá, David Rosario (Puerto Rico); y Paraguay, Arturo Álvarez (España).

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