lunes, 29 de agosto de 2011

Mar del Plata, día 0

Jack –El Destripador- Martínez, Charlie -The Big Smooth- Villanueva, Al Horford, Francisco –Cisco- García, Luis Flores, Orlando Sánchez, Manuel –Luz Clarita- Guzmán, Eulis Báez, Edgar Sosa, Ricardo Ramón, Kelvin –El Pollito- Peña y Manuel –Mañen- Fortuna es la selección definitiva de República Dominicana para el Pre-Olímpico de Mar del Plata que romperá este martes 30 de agosto. Con ellos el dirigente John Calipari decidió emprender este inédito camino en su carrera.

No hay novedades al frente, todos ya han estado en algún momento en el equipo nacional, excepto Sosa que debuta en la categoría absoluta. De aquí en adelante, cruzar los dedos y esperar que la virgencita de la Altagracia no nos abandone.

¿Conocerá Mr. Calipari del fervor del pueblo dominicano por su madre espiritual?

Quisiera cerrar los ojos y despertar la noche del sábado 10 de septiembre, que Junior Brea, Jacinto Díaz, Joaquín González, Rolando Guante, Manolito Jiménez, Luis Guillermo Madera, Saturnino Martínez, Eric Ramos, Alberto Rodríguez, Julián Suero, Manuel –Cholo- Suero o cualquier otro que tenga mis números y se me escapa me diga que estamos en Londres por meritos propios (colocados por orden alfabético, para que nadie se haga “cocote”).
Equipo de Ensueño, 2009

¡Ese sería un palo por los 411 del Estadio Quisqueya!, pero los sueños no siempre tienen un final feliz y muchas veces solemos ahogarnos en nuestras propias lagrimas; la tensión que se acumulará en estas dos semanas de competencias será indescriptible.

Me duele que no existan novedades alrededor de este grupo, que la representación nacional se haya quedado sin alternativas, que por enésima vez fue un cínico negocio para el ingeniero Frank Herasme, presidente de la Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL), que no es capaz de manejarse dentro de los parámetros mínimos que indican las lógicas, decencias y corduras.

Eduardo Najri, no se si por inocencia o inexperiencia, se nubló, lavó la cara del equipo, pero además de un coach de lujo y un cuerpo técnico costosísimo, no trajo nada más. La propaganda de MasterCard reza: “hay cosas que el dinero no puede comprar”.

Esta ha sido una selección que ha estado muy lejos de su público, en los sectores populares se llama “la selección de los ricos”, para otros mero juguete de los dueños de SouthGate; todos los deportes tienen su grado de exigencia, compromiso y continuidad. La exhibición en el Palacio de los Deportes fue el mejor ejemplo: el desprecio a la tribuna, una seguridad más allá de cualquier estado en pie de guerra, hubo familiares que se le imposibilitó el acceso a sus allegados, sólo como muestra. ¿Hemos perdido el tino?

Insuflados como estamos, la Copa Tuto Marchand nos desnudó. Evidenció lagunas enormes, puso en evidencia que no estamos preparados para sumir riesgos y que tristemente Najri se dejó embaucar por los aventureros de siempre. Ni siquiera Héctor Báez, el último responsable del equipo nacional fue consultado; a parte de nuestras consabidas deficiencias, ni siquiera tenemos continuidad institucional.

Londres es la meta de todo el que estará en el balneario bonaerense, inclusive de cubanos y paraguayos, sindicados como los equipos más débiles del clásico. Venezuela nos destilará su veneno más toxico, Canadá nos volverá a jugar con “cebollas” y Brasil continuará siendo el cancerbero, para no ir más allá de los primeros escarceos.

¿Habrá pensado alguien alguna vez que podemos salir siempre airosos, pero también acumular más derrotas que victorias?

Tampoco será la primera vez que los dominicanos escrutemos un pase a unos Juegos Olímpicos. En competencias similares, la foja mete grima y aún somos tan desbocados que pretendemos hacernos con la primera plaza, sin tapujos, sin historia, sin compromisos, sin vocación.

No aparecimos en Las Vegas, 2007, último evento similar, por el pésimo desempeño en el Centro-Basket de Panamá en el 2006. A San Juan, 2003, asistimos de la mano de Héctor Báez y quedamos bien lejos, octavos, después de un esfuerzo inaudito en los Juegos Panamericanos de ese mismo año. En 1999, también en San Juan, con Miguel Cruceta en la conducción, quedamos séptimos; para el 1995, Osiris Duquela nos llevó hasta las comunidades argentinas de Neuquén y Tucumán, para regresar con la séptima plaza, pese a dos golpes increíbles contra Canadá y Brasil con facturas de Franklin Western.

En 1992 no estuvimos en Portland, con aquella primera práctica del Dream Team. Tampoco asistimos a Uruguay en 1988. En 1984 estuvimos en Brasil con Sergio Abreu de dirigente, para terminar en la novena y última plaza, en un viaje lleno de anécdotas; en 1980 (San Juan) y 1976 (Hamilton, Canadá) no estuvimos presentes.

Séptimos ha sido nuestro desempeño más notable. Hace dos años, en el Pre-Mundial, con un equipo donde están seis de las figuras de hoy, quedamos en la quinta posición, tirando por la borda los momentos puntuales para obtener algún logro y con un Charlie Villanueva demostrando la sinrazón del compromiso. En el tramo salieron Juan Coronado, Carlos Morban, Marlon Martínez, Alejandro Salas, Ricardo Greer y Western. Aquello fue llamado el “equipo del siglo”, por los que las primero cuatro ausencias debieron ser explicadas. Es impensable imaginar que sólo en dos años se pierda la titularidad, manteniéndose en el negocio.

Dos años después, tampoco los asistentes del cuerpo técnico, están envueltos. Como si no importara se borró lo mucho o poco que pudieran aportar Melvyn López, José –Maita- Mercedes y Antonio –Chicho- Sibilio. Total, para encontrarnos con Rod Strickland y Luis Felipe López, que a este nivel no ayudarán en nada… ¿compromisos?

A estas alturas un parte de prensa señala que también Billy Bayno está en el grupo de técnicos con los que cuenta el coach Calipari. Este año fue asistente de Portland Trail Blazers y es conocido por haber comandado el programa de la Universidad de Nevada en Las Vegas (UNLV) por cuatro años. El nativo de Newburgh (NY) ha pasado más tiempo en la prensa sensacionalista, por sus problemas conductuales que por sus habilidades tácticas.

Me asusta la sonrisa de Orlando Antigua como asistente de su mentor Calipari, toda una historia de desafecciones frente a la FEDOMBAL. Por si el lo olvidó aún tengo en mis retinas su caída en esa calurosa tarde del 15 de julio del 1995 en la cancha de Riverbank State Park, para quedar tirado y abandonado sobre el tabloncillo.

Allí también estarán Julio Cesar Lamas, Rubén Magnano, Néstor García, Scott Roth y Flor Meléndez cuyos nombres fueron tomados en vano por esta misma gente, de frente, posiblemente para callar las mentiras de entonces.

Hace dos años la decisión del nombramiento de Julio Toro fue responsabilidad única de Pedro Pablo Pérez. Entre Toro y Pérez existe una relación comercial desde hace varios años, que pasa por Kelvin –El Pollito- Peña. Las alternativas que se manejaron para esa ocasión fueron una simple entretención para la fanaticada. El ingeniero Rafael Uribe, tesorero de FEDOMBAL, confirmó: “hablamos con todos”… un servidor conversó con 7 de los señalados y ninguno recibió una llamada por parte de los responsables de la entidad con sede en el Palacio de los Deportes.

Inclusive Flor Meléndez escribió una correspondencia, el 18 de junio del 2009, en términos muy fuertes, al ingeniero Herasme, copia de la cual guardamos, y que fue borrada de los archivos del organismo federado. Léase despacio: borrada. En ella, señalaba: “me molestó mucho que las personas que vinieron a Venezuela supuestamente a hablar con varios técnicos usaran mi nombre para hacer una maniobra que ya tenían decidida, si por algo me he distinguido en mi vida es por no ser marioneta de nadie y estas personas me usaron como si yo fuera un don nadie”.

En ese momento se encontraban en Venezuela, además de Toro y Meléndez, los argentinos Guillermo Narvarte, Guillermo Vecchio, Silvio Santander y Néstor García.

¿Talento?... nos sobra, ciertamente. ¿Cuándo se habían visto las caras Edgar Sosa y Orlando Sánchez antes del 1 de agosto?... para nombrar los jugadores más jóvenes del equipo. ¿Teamwork?... ni transfundiendo toda la historia de los Wildcats de la Universidad de Kentucky se consigue en tres semanas. A la personalidad de nuestros jugadores se impone el sacrificio colectivo de los rivales de turno.

Me hago tres preguntas: si Calipari habrá pensado alguna vez que los pares de su oficio que encontrará en Mar del Plata son simples aprendices, neófitos en la conducción técnica; si la dedicación puesta sobre República Dominicana será la suficiente para llevarnos a feliz puerto, fuera de las “oportunidades de negocio”, como señalara en la rueda de prensa de mayo en las oficinas corporativas de Claro; si imagina que la preparación para un evento de esta magnitud, donde cada vez se espera más, es a base de la explotación de la individuales de sus armadores, como acontece en Kentucky.

Solo para mencionar a Magnano, este se colgó en el pecho una medalla olímpica dorada, quizás algo que nunca podrá exhibir Calipari, pues sus éxitos no están exentos de criticas, algunas muy contundentes. Tampoco tiene la estatura moral que dentro de sus propios límites pueden ostentar Mike Krzyzewski (Duke), Roy Williams (North Carolina), Billy Donovan (Florida), Jim Calhoun (Connecticut), Tom Izzo (Michigan State), Ben Howland (UCLA) o Bill Self (Kansas). En ese reducido núcleo hay tres entrenadores que incluyeron jugadores dominicanos en sus equipos.

Federico Borrás escribió sobre quienes deberían integrar la selección nacional, aquí su propuesta, que de lograrse “será un equipo ganador, sino, será una obra con actores distinguidos y lamentablemente con un final conocido”:
1.- Criterio (para conformar una selección)
2.- Trabajo (serio, ordenado, planificado y con tiempo suficiente)
3.- Preparación física (programada e individualizada)
4.- Conocimiento del juego (preparación cognitiva, visualización de vídeos)
5.- Dominio de los fundamentos del baloncesto
6.- Mentalidad (trabajo psicológico en preparar una concepción ganadora)
7.- Compromiso (por parte de federados, jugadores, dirigentes)
8.- Responsabilidad (el jugador debe moderarse en sus actividades lúdicas)
9.- Compañerismo (hacer química de equipo, solidaridad, fraternidad)
10.- Cohesión
11.- Entrega
12.- Dedicación

El técnico puertorriqueño José –Fufi- Santori Coll señaló en El Nuevo Día (Ago.27.2011): “el conjunto dominicano dominó a Canadá para llegar tercero, pero a su dirigente Calipari le esperan muchas noches difíciles con un equipo de estrellas que, por alguna razón, nunca han podido acoplarse debidamente y siempre han lucido por debajo de las expectativas con las que sus fanáticos se han ilusionado”.

Señalar como escuche después del agónico triunfo frente a los canadienses en Foz: “necesitamos 5 Jack Martínez”, es hasta soez. ¿Dónde está su relevo?... el delantero tiene 31 años, “edad de pelotero” y si bien es cierto que se mantiene en excelentes condiciones, cada vez será más difícil derrotar a los cíclopes contrarios, que suben con ganas, fundamentos y juventud.

Horford debería ser el referente del equipo criollo en el próximo lustro, pero alguien deberá explicar la presencia de su hermano en esta concentración llena de fantasías y mentiras. Villanueva demuestra cada vez más su falta de compromiso hacia el país de sus progenitores. Nadie es imprescindible, no importan sus lauros.

García se diluye como gramo de amaranto dentro de una alberca olímpica.

Flores ya cuenta con 30 años cumplidos, se sigue inventando sobre sus responsabilidades en la cancha y esta vez poniendo en riesgo su propia carrera, quien sabe bajo que artificios. Eulis Báez, con 29 años, sería un buen complemento para Horford en la renovación de la plantilla del equipo. Manuel Guzmán, con todo el aprecio que se pueda sentir en lo personal, deberá dejar espacio para jóvenes de mayor proyección.

Manuel Fortuna no es para ser selección de ningún país, aunque sea un ídolo local, no tiene posición para el plano internacional, no defiende, es lento en la carrera, su tiro no es constante, no es un “uno” y no tiene tamaño para enfrentarse a un “dos” con características continentales. Pueden bajar de los cielos Félix Aguasanta, John Wooden, Ed Jucker, Hank Iba, Forrest –Phog- Allen, Adolph Rupp, Alexander Gomelsky, Red Auerbach, Antonio Díaz-Miguel, Aleksandar Nikolić, León Najnudel o Krešimir Ćosić y no cambiaré de opinión.


Kelvin –El Pollito- Peña, hace tiempo que pasó a gallo y sus condiciones físicas parecen ir desmejorando; aún puede aportar ofensiva instantánea y ayuda en el manejo del balón, pero no mucho más. Ronda también los 31 años de edad.


Ramón es más “dos” que “uno” y arriesgarse sólo con Sosa en la conducción del balón es un riesgo de proporciones inauditas. Esta justa servirá de evaluación para compromisos futuros de ambos con la casaca nacional.

Orlando Sánchez es novedad descubierta, aunque ya estuvo en Mayagüez, en una competición a la que nadie le prestó atención. Hay que seguir su desarrollo y dejar de hacerse tantas elucubraciones alrededor de su figura.

Selección 2011
Estas líneas son solo una llamada de alerta en pos de un mejor futuro, esperanza que debe ser labrada cada día, sin descansos, y frente a una eventual manipulación sobre las votaciones por la presidencia de FEDOMBAL en enero del 2013. Ningún régimen autocrático cede de manera consensuada el poder y Herasme no promoverá ninguna alternativa que no sea la propia.

Hay que empezar a generar alternativas, ya en la zona del Cibao, Edsel –Negro- Vila señaló de sus aspiraciones y seguir buscando posibilidades para que manos arteras no alteren la voluntad de las mayorías que esperan la partida del ingeniero Herasme. Lejos de las envejecidas interpretaciones acerca del manejo de la FEDOMBAL, lo que se observa alrededor del baloncesto dominicano es pobreza, ineptitud, vilipendio, improvisación y manejo tortuoso de las desgracias deportivas cada vez que llega una oportunidad.

Después, pretendemos olvidar todo.

De los resultados en Mar del Plata, que alguien me despierte en la fecha señalada, mientras me pregunto, ¿qué pensarán de nosotros en Japón?


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