Agrios edulcorados…
Caso 201: El negro del tumbao’
May.25.2016
Luis David Montero (6’07, 185, SG, Abr.06.1993), Pinguilin, le dijo no a la selección nacional
de baloncesto que asistirá al Centro-Basket de Panamá. Cada quien es libre de
tomar sus propias decisiones, pero esta resolución valida mi teoría de las
conspiraciones reiteradas de los grupo que actúan alrededor del conjunto,
acentuadas en esta gestión de Rafael Fernando Uribe Vásquez, también conocido
por el mote de Rafelin.
Montero |
Para sorpresa de todos, Pinguilin se pasó esta campaña en la banca de Portland Trail Blazers, 12 juegos, 42 minutos, 14 puntos, 19 lances
al canasto, es como vivir en las estepas, en medio de la nada; soportar aquello
requiere una enorme fortaleza que parece el chico pudo sortear. Portland tuvo
16 jugadores en acción esta campaña, 10 jugaron al menos 1,000 minutos,
inclusive Noah Vonleh (6’10, 240, PF, Ago.24.1995, Indiana), con quien estaba
llamado a discutir un puesto como novato. Solo el de Los Praditos y Cliff
Alexander (6’08, 240, PF, Nov.16.1995, Kansas) jugaron menos de 100 minutos
Hay que reconocer que fue la apuesta a todo o nada de
Pedro Pablo Pérez, después de superar diversas situaciones, inclusive con un
reclutador del área de Nueva York que trabajó varias veces en el país y un
cumulo impresionante de sospechas, empezando por la edad. Quizás su carta más
notable después de tantos desaciertos y tantas torpezas y pifias sobre el
vilipendiado y mal usado baloncesto dominicano.
Virtualmente, Pérez aquí dio la nalga por batatas para que el muchacho se hiciera un espacio,
reducido, casi insignificante, dentro de la elite que apuesta siempre a las
individualidades. Estoy seguro que existen otros héroes que no han salido a la
palestra.
Hoy, Pérez no las tiene todas consigo frente al
presidente de la Federación Dominicana de Baloncesto (FEDOMBAL). Este tipejo
vive un cúmulo de relaciones pendulares de manera asombrosa; hoy está bien con
uno, mañana se disgusta con quien considera que no le sirve y así transcurre
una vida que pretende llevar con servilismos, pero que sólo le ofrece un enorme
vacío existencial de proporciones hondas. Más tarde que temprano tendrá que recurrir
a ayuda profesional para manejar ese raudal de inconductas.
Montero y Horford |
A Montero le hace falta crecer, mostrarse, destacarse,
y enseñarnos que se ha convertido en algo más que aquel joven habilidoso que
deslumbraba con jugadas espectaculares en las canchas de asfalto del Distrito
Nacional y por dos años en el Palacio de los Deportes con El Millón de Onésimo
Acosta Lafontaine.
Necesita también demostrar que es capaz de acarrear
ese grupo de bisoños atrapados en el rocambolesco telar de Uribe Vásquez.
La selección no es lo que pretendemos, no es el equipo
del pueblo dominicano, no es el conjunto que nos hace brotar la nacionalidad a
raudales. La selección se ha convertido en un puñado de figuras, muchas
desconocidas, frías y sin personalidad. Proceso que viene arrastrándose desde
la administración de Frank Herasme y que alcanzó su destape en el año 2009.
Para los que no quieren recordar, en el 2009 la selección
nacional estuvo bajo la tutela de Julio Toro, los gerentes eran el propio Rafelin y César St. Hilaire, que
fracasaron rotundamente, acompañados de Pérez, Melvyn López Guillen y José
Mercedes Del Rosario, quien también es conocido por el mote de Maita.
Pérez |
Fue también el interfecto proyecto donde López Guillen
y Mercedes Del Rosario le solicitaron a Herasme el manejo de las selecciones
nacionales. Fue aquella ocasión donde había 8 “posiciones sembradas” y la de 4 jugadores que se repartieron los diligentes
cómplices, y que entre tantas cosas permitió la incorporación de Ricardo Greer
y el debut de Juan Coronado.
La llegada de Uribe Vásquez a la presidencia de
FEDOMBAL, como herencia dejada por Herasme o como se dice tras bambalinas, una transacción
fiduciaria, profundizó la mala gestión del equipo nacional, matizada por la
flema excluyente, arbitraria, emocional y desconsiderada de encargado de turno.
De ahí en adelante la historia es harto conocida.
Ahora sin la intervención de SouthGate, ni la
presencia en versión de rey Midas de Eduardo Najri, que trata de mantener como
una de sus fichas a Karl-Anthony Towns, con un Al Horford malmirado por todos, con
un Yack Michael Martínez fuera de toda consideración, con un James Feldeine que
se torna lejano, con un Charlie Villanueva desinteresado, FEDOMBAL recurre a
aquellos muchachos que ha intimidado repetidas veces y que un acto ilegitimo
mantiene “bajo contrato”.
Las consecuencias de los malos hábitos empezarán a
resonar, por lo que cada vez veremos más fingida y más dibujada la sonrisa del beatón
Rafelin. No quedarán satisfechos ni
amigos ni enemigos, lo que estoy claro es que mi conciencia se sentirá limpia y
depurada.
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