Agrios edulcorados…
Caso 196: Bordear la ciénega antes de Río
de Janeiro
May.23.2016
He tratado de hurgar en lo más profundo del mundillo
deportivo dominicano buscando una respuesta primeramente a la entrega de la
jefatura de la delegación dominicana a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro a
Junior Antonio Arias Noboa, presidente de la Federación Dominicana de Esgrima
(FEDOMES), y después a la tozudez que significa mantenerlo en la posición. no
tengo certezas para validar, de lo que no tengo dudas es que este es un golpe
seco a la dignidad del deporte nacional. Queda la percepción de que ahí hay
muchas complicidades.
Luis Mejía Oviedo, presidente del Comité Olímpico
Dominicano (COD), e imagino bendecido por medio de los restantes miembros del
Comité Ejecutivo de la entidad, le entregaron la responsabilidad a uno de los
suyos. Estoy por creer que es cierto aquel comentario que se le dijo al oído a
Rafael Fernando Uribe Vásquez, también conocido por el mote de Rafelin, cuando hace poco más de un año
fue llevado al seno de la entidad: “bienvenido
al COD, los que estamos en la cúpula somos intocables”.
Lo triste es que la frase dicha a Rafelin salió de la boca de un aspirante al ministerio de Deportes
y Recreación, que hacia campaña por uno de los siete candidatos de la oposición
para las elecciones nacionales. No importa que bandería esté al frente de la
cosa pública, aquí los que hacen política mantienen la teoría de que al estado
hay que ir a servirse; así vanas serán todas las tentativas de soñar por un
país mejor, con menos corrupción, con menos desigualdad, con menos impunidad y
con más decencia.
Hay que recordar que al regreso de la delegación
dominicana que asistió a los Juegos Panamericanos de Toronto, en el 2015, Arias
Noboa suspendió a los atletas José Lockhart, Elsa Mateo y Violeta Ramírez.
Precisamente esta última obtuvo una presea plateada en las competencias
canadienses. Después los llevó a la justicia ordinaria, con precisión y sin
compasión y trató de continuar esa farsa hasta las últimas consecuencias. El
COD en ningún momento se pronunció frente a la situación.
Ello es reflejo de los enjuagues de la cúpula del
deporte dominicano.
La Novena Sala Penal del Distrito Nacional desestimó
en marzo pasado la demando por difamación e injuria que presentó el presidente
de la Federación Dominicana de Esgrima contra los atletas. Pero ello sirvió de
poco; este carajete pretendió colocarse por encima de las leyes al solicitar
que los ya gananciosos presentaran excusas públicas.
La maraña se torna más escabrosa cuando se comprueba
que Arias Noboa desequilibró las relaciones personales con los atletas,
entrenadores y monitores de la federación bajo su responsabilidad y además
subyace un escozor con los organismos de su partido, el oficialista Partido de
la Liberación Dominicana (PLD) debido a que no ha podido alcanzar posiciones
cimeras dentro de su nativa Azua en el tinglado que maneja Juan Isaías Medina,
como presidente provincial.
Arias Noboa está en la nomina oficial asignado al
despacho del ministro de Deportes y Recreación, Jaime David Fernández Mirabal,
con un salario mensual de 100 mil pesos dominicanos (US$ 2,183.00 dólares,
moneda de los Estados Unidos de América, al cambio en estos momentos), según la
nomina colgada en la página digital del Ministerio de Deportes y Recreación (MIDEREC)
a abril 2016. Quizás es uno de los tantos que piensa que su paso por la
administración gubernamental es una herencia de familia, pretendiendo hacer
indefenso a todo el que ose señalarlo.
Lo que nadie se esperaba está a las puertas de
suceder.
El grupo de atletas dominicanos clasificados para los
Juegos Olímpicos no quieren a Arias Noboa como jefe de la delegación. Los
motivos no se han dado a conocer, pero indudablemente tienen que ver con el
trato hacia Lockhart, Mateo y Ramírez. Inclusive esgrima tiene clasificada a
Rossy Félix, en la modalidad de sable individual.
Esta batalla parecer que tomará ribetes tintos en
sangre.
Se han empezado a mostrar las costillas de un pasado
desnudo y un presente que por más tintura se muestra sin maquillajes. No hay
muchos héroes modernos en el deporte, más allá de los atletas, pero los
villanos son el emergente de un colectivo que extraviado el camino ante las
posibilidades de sobresalir en cualquier actividad humana, refugiándose en el
deporte y desde ahí pretenden provocar y polemizar usando la maldad como
espetón.
Semanas atrás el cubano Bernardo Antonio –Tony- Mesa Páez, director técnico del
COD, manifestó que no estaba involucrado con la delegación dominicana que
estará viajando a Río de Janeiro. Uno de los primeros cancelados, después de la
patraña de Arias Noboa a su regreso de Toronto, fue el técnico cubano Reinaldo
Oña Acosta.
Entre los técnicos cubanos en el país, esgrima también
tiene asignado a Leonel Lázaro Bacallao Aluija.
Mesa Páez es quien calcula las posibilidades de
medalla junto a los técnicos de las diferentes disciplinas, evalúa el talento
en ascenso, revisa tiempos y marcas de las competencias internacionales y
elabora un informe que debe ser estudiado y revisado por cada una de las federaciones
afiliadas al COD.
Hata el momento el mundillo deportivo dominicano
parece no estar sometido a las normativas de cualquier sociedad que se precie,
la dignidad que debe exhibir el COD hace aguas desde hace tiempo, todos los
procedimientos tienen doble lectura, por lo que sería conveniente someter la
jefatura de la delegación dominicana a un escrutinio público, oral y
contradictorio, donde los atletas no resulten afectados.
Arias Noboa no está adornado de ninguna distinción
dentro del deporte dominicano, pero parece que ha sacado un salvavidas para
nadar entre las aguas revueltas de esos mundos. Solo Emilio Nicolás –Cuqui- Córdova lo pondera en las páginas
del Listín Diario.
Hasta que no lleguen las medallas, mantener esta
jefatura sería atentar contra la delegación misma, contra las aspiraciones de
nuestros muchachos que terminarán enajenados y un desacierto de ese Comité
Ejecutivo que no brinda ninguna acción digna al deporte del país.
¿A quien le deseará Arias Noboa unos buenos días?...
¡por supuesto, a mi no será!
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