martes, 28 de abril de 2015

Nuestra asombrosa Feria del Libro

No he tenido tiempo de revisar la prensa matutina, pero escuché en el programa radial de Guelo Tueni (ESPN Radio Dominicana, Abr.28.2015), experimentado comunicador dominicano, que en la Feria del Libro que se efectúa actualmente en la Plaza de la Cultura de la ciudad de Santo Domingo se vende un ejemplar por cada 2 mil mazorcas de maíz.


Preferiría creer que es un chiste de Tueni, que algunas veces es muy mordaz, pero refirió que la misma es fruto de una medición llevada a cabo por la empresa Gallup en las instalaciones feriales.

En las Paginas Amarillas, ahora Directorio Comercial, para  Santo Domingo hay una página que abarca el tema de las librerías, en total se cubren 85 centímetros de 96 posibles (repartidos en cuatro columnas), incluyendo 6 anuncios desplegados. Una buena parte de esos negocios dedicados a la distribución de libros y a publicaciones cristianas.

Por muchos años fui vecino de los señores Bisonó, propietarios de la Librería América, ya desaparecida, en la calle Arzobispo Nouel a esquina Sánchez, y era muy triste pasar por la misma y encontrar que desfilaban horas sin que entrara un parroquiano. Los dominicanos hemos sido inducidos a poquísimos libros de textos, que terminan siendo fotocopiados; manuales escritos por los profesores de las universidades con la urgente necesidad de comprarlos (fuente adicional de ingresos para los profesores); libros de autoayuda; y de literatura muy poco.

Encontrar en un anaquel dominicano una obra del argentino José Pablo Feinmann sería toda una novedad, el libanés Amin Maalouf, el chileno Roberto Bolaño Ávalos, o el norteamericano Cormac McCarthy. Pero igual pasa con nombres como Francisco Domínguez Charo, Virgilio Díaz Ordóñez, Sócrates Nolasco, Georgilio Mella Chavier o Rene Del Risco y Bermúdez, connacionales que han debido ser mejor manejados y difundidos.

 

El hábito de la lectura se fomenta desde el hogar y las escuelas. Esa experiencia se necesita formar, moldear y practicar. Es un placer que te lleva a lugares insospechados, otras épocas y otros mundos donde se envuelven los sentidos, con el beneficio que puedes encaminarte por el mismo viaje cuantas veces resulte necesario, inclusive añadiendo nuevas alternativas.

 

La lectura es uno de los comportamientos intelectuales más complejos al que puede acceder el ser humano. puede realizarse de múltiples maneras y con los más variados objetivos. No es lo mismo la lectura satisfactoria que aquella que se realiza por obligación para cumplir determinados objetivos de carácter educativo o laboral. En todo caso, la lectura siempre actuará como un fenómeno que nos permite alentar nuestra imaginación, crear nuevos mundos en nuestro interior, reflexionar sobre ideas y conceptos abstractos, entrar en contacto con nuestro idioma u otras hablas, mejorar nuestra ortografía y en general, conocer nuestra y otras realidades.

 

Nuestra Feria del Libro coincide con la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires y tambien con al Feria del Libro de Bogota; las distancias son obvias y no me refiero únicamente al espacio físico que nos separa. Este año no es diferente.

 

En tierras australes se están dando cita instituciones como la Cámara Argentina de Publicaciones, Cámara Cubana del Libro, Cámara del Libro Argentino, Cámara Paraguaya del Libro, Cámara Uruguaya del Libro, el Centro Cultural Coreano, Academia Argentina de Letras, Asociación Civil Centro Cultural Islámico Rey Fahd, Cámara Chilena del Libro, entre tantísimas otras. Por supuesto las más renombradas editoras de todo el mundo. La misma está dedicada simultáneamente a México, Colombia y Rusia.

 

Buenos Aires reunió este año a los colombianos Héctor Abad Faciolince, Catalina Bustos, Anne Ramón Cote
Baraibar, Jorge Franco, Juan Camilo Ramón,
 y Jaime Abello Banfi; al turco Özer Adnan; al portugués Fernando Aguiar; al egipcio Ahmad Al-Shahawy; los chilenos Pilar Sordo, Ximena Troncoso, Raúl Zurita y Roberto Ampuero; al japonés Takako Arai; al irlandés John Banville; al marroquí Mohamed Ahmed Bennis; los británicos Michael Bhaskar, Austen Ivereigh y Richard Gwyn; a la canadiense Nicole Brossard; a los españoles Rosa Montero, Alberto Olmos, Arturo Pérez-Reverte, Jesús Carrasco, Ana Garralón, Mónica Edwards-Schachter, Javier Ruescas y Javier Cercas; los mexicanos Gonzalo Celorio y Paco Ignacio Taibo II; la panameña Lucy Cristina Chau Colley; la uruguaya Issabella Cosse; los franceses Ivan Jablonka, Michele Petit, Rebecca Dautremer y Meylis de Kerangal; al mexico-uruguayo Fernando Esteves; los alemanes Sebastián Fitzek y Kristof Magnusson; al danés Niels Hav; al guatemalteco Eduardo Halfon; la australiana Gail Jones; la italiana Dacia Maraini; el chileno-ecuatoriano Alberto Montt; los mexico-argentinos Eduardo Mosches y Ricardo Nudelman; el chileno-argentino Hernán Rosso; el hispano-argentino Gusti Rosemffet; el brasileño Silviano Santiago; la argentina/brasileira Paula Sibilia; el iraqui/israelita Ronny Someck; y el norteamericano Dan Wells. 
 
Maraini

También en Buenos Aires, opciones como “La rueda de Melquíades” que se inspira en Cien Años de Soledad con un póster en clave pop de Gabriel García Márquez como premio; en el modulo de la República de Rusia de enseña ruso fonéticamente, jugando al bingo, entre muchas otras. Refería Clarín: “allí están todos los libros imaginables y por allí se pasean los escritores de carne y hueso, entran en contacto con el público, debaten entre ellos, se ofrecen como parte de un menú a la carta difícil de agotar por lo inacabable”.

 

Muchos entendidos han solicitado la adecuación de
Ximena Troncoso
la Feria del Libro, pero nadie ha hecho el mínimo caso. Cada vez se observa un festín para las instituciones estatales que construyen adornados módulos a precios exorbitantes, para terminar demolidos y los materiales almacenados en diversos almacenes del Ayuntamiento del Distrito Nacional, en el mejor de los casos. Algunos de estas estructuras temporarias han superado el millón de dólares americanos, así, alegremente.

 

De leer, nadie dice nada. Del fomento de la lectura, mucho menos. Inclusive el programa de actividades discurre en el más absoluto de los secretos, sin ninguna promoción. Mientras tantos los nuevos titanes de la ideología criolla buscan borrar cualquier vestigio de la historia, tratando de dejarnos sin educación, pero también sin pasado.

 

El libro se está convirtiendo en un objeto raro en República Dominicana. Estamos tan absortos en nuestra cotidianidad que nos negamos a creer que existan otros mundos, pero tampoco dedicamos tiempo para aprender en el que vivimos. Nunca nos reconciliaremos como nación mientras no exista una verdadera e integral educación.

 

 


 

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